Holaaaa!!!!
Esta historia se me ha venido a la cabeza y me ha sido completamente imposible dejarla pasar. me acosaba desde hace mucho hasta que me decidi y la escribi...
Debo reconocer que este capitulo me ha salido muy largo, para lo que suelo escribir, y la verdad es que pretendo que siga siendo asi. este fic sera mas corto que el otro que estoy escribiendo y dudo que cuente con mas de dies capitulo, pero con capitulos similares a este
Espero que sea de su agrado leerlo, como lo ha sido para mi escribirlo... creo que ya deben saber la pareja que utilizare como pricipal... y por si no lo saben aun, lo dire U... la pareja es la KougaxAyame... pero tambien hay otras parejas involucradas.
Eso seria todo... ya saben, si tienen cualquier tipo de duda no duden en decirla y yo la respondere ...
Aqui les dejo la historia...
Diseño de la pasión
"Discutir… Desear… Temer "
¿Cuánta distancia hay de la pasión a algo mas?... Al amor, por ejemplo… ¿A sentir que esa persona que esta frente a ti es lo mas importante que te ha pasado en la vida y que no quieres dejarla escapar?... Cuando recorres ese camino ya no importan las diferencias, el orgullo o las mentiras, todo, absolutamente todo, puede olvidarse cuando estas enamorado… Porque el amor es un diseño, un diseño que cada persona construye dependiendo de lo que siente, de la alegría brindada, del dolor soportado, pero sobre todo… De la pasión experimentada, porque el amor comienza… Del diseño de la pasión…
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Casi la totalidad del personal citado para la publicidad los observaba, dos jóvenes, que estaban cerca de la entrada, discutían sin prestarles a menor importancia, no era que no estuvieran acostumbrados a estos encuentros, pero siempre los lograba sorprender. Se encontraban en el estudio de fotografía, cámaras preparadas, modelos vestidos y el producto ya lo habían traído, todo listo para empezar, pero ella había aparecido y ahora estaba peleando con el encargado.
La joven vestía un conjunto de dos piezas, una blusa blanca y un pantalón de fino corte color crema, llevaba el cabello recogido en el elegante moño que dejaba libre solo los cabellos necesarios para enmarcar su rostro, que estaba levemente maquillado, y despedía un suave perfume de rosas; Ella era la jefa de piso, decidía que publicidad se llevaba a cabo, y que empleados trabajarían en ella.
Mientras que él vestía una camisa celeste con un pantalón formal de color negro, su cabello, que no era exageradamente largo, lo llevaba tomado en una coleta alta; él era el encargado del proyecto.
El hombre había preparado todo y a ultima hora le había mandado a informar, esa era la razón de la discusión.
- ¡Te he dicho que esta mal! – le grito exasperada la mujer con el ceño fruncido
Estaba completamente harta de él, hace tres meses que había aparecido de la nada y ahora escalaba posiciones fácilmente, cuando a ella le había tomado mas de un año llegar a donde estaba. Era cierto, él era extraordinariamente inteligente, eficiente y no había que desmerecer su buen aspecto, además que era todo un caballero, pero eso no era razón para que siempre compitiera con ella por todo. Era inexplicable lo que ese hombre le ocasionaba. En el poco tiempo que llevaba ahí se había ganado la simpatía de todo el mundo, incluso del jefe, pero menos de ella… ¿De verdad lo detestaba tanto como decía o solo lo hacia para ocultar lo que sentía? No podía negarlo, desde que lo había conocido se le habían alborotado las hormonas, en más de una ocasión él participada en sus más profundas, y secretas, fantasías ¿Porque le pasaba esto a ella? Solía preguntarse, pero cada vez terminaba por llegar a la misma conclusión: Era algo inevitable.
Se la pasaba pensando en él, en sus ojos azules y profundos, en sus labios, en su cabello oscuro y algo largo, en su físico de atleta… ¡En todo él! Si, parecía una quinceañera enamorada, pero ella definitivamente no estaba enamorada de Kouga Erizawa¿Como podía estarlo si apenas lo veía se ponía a discutir con él? No importaba el lugar o la situación, pero estaba claro que si ellos se veían comenzaban una batalla campal.
- Pues yo pienso que esta bien, he revisado todos los detalles y no hay ningún error – le respondió calmadamente el hombre. Por más que pelearan, él nunca levantaba el tono de voz o se exaltaba y esa era una de las cosas que mas le molestaban a la mujer pelirroja.
Le divertía ver como se enfadaba, solía seguirle el juego, no podía evitarlo, solo lo hacia por el hecho de hablar con ella. Sin saber por que, ella desde el principio le había hecho la cruz, no lo miraba, ni menos le hablaba, lo ignoraba por completo y también sin saber porque dentro de él despertó una atracción que le fue imposible pasarla por alto. Lo único que quería era llamar su atención, así que rápidamente se inmiscuyo en todos los asuntos que la concernían y comenzó a competir, involuntariamente, con ella. En poco tiempo obtuvo toda la atención que quería, ahora siempre que lo veía le hablaba, o por lo menos el lo consideraba así. La observaba embelesado mientras ella rebatía todo lo que el hacia o decía, le encantaba ver todos los cambios que experimentaba su rostro mientras mantenían sus cotidianas riñas, sus mejillas sonrosarse por la rabia, sus ojos verdes atravesarlo cuando sabia que el estaba en lo correcto y, sobre todo, sus labios moverse tan rápido que a veces le parecía sobre humano. Toda ella era perfecta, paresia una musa y disfrutaba que al menos una vez al día esa musa le dirigiera toda su atención… No podía dejar de pensar en lo hermosa que era, sus piernas largas, su estrecha cintura, su pequeña espalda, su fino cabello pelirrojo sujetado en un moño, que a él le parecía innecesario, sus labios que lo incitaban a probarlos, sus bien contorneados senos… ¡Alto! Ya estaba pasando del limite donde a un caballero se le permitía admirar, pero es que ella tenia ese poder sobre él, lo hacia perder la cabeza e imaginar cosas… Cosas que no debía pensar. Definitivamente, Ayame Shimamura era una mujer totalmente inalcanzable, no solo por el hecho de que no lo soportara, si no que habían muchas otras cosas que se mantenían ocultas, pero siempre presentes, que lo hacían volver abruptamente a la realidad.
Tenía que admitirlo, él tenía razón… Ya no podía seguir manteniendo esta discusión absurda cuando sabia que tarde o temprano perdería. Contra todo lo que siempre se planteaba antes de comenzar a discutir, susurro…
- Esta bien… Lo dejare pasar… - no bajo ni un solo milímetro la cabeza, si bien había perdido una batalla, la guerra aun no tenia un ganador.
- Como siempre mi querida señorita – dijo Kouga haciendo una leve reverencia para exasperarla más de lo que estaba, cosa que logro, ya que cuando se levanto, ella ya caminaba hacia la puerta del estudio con pasos firmes y determinados. Sonrió para si mismo al darse cuenta que nuevamente había triunfado, últimamente eso ocurría con mas frecuencia, el discutir y salir airoso le daba energía para el resto del día.
Volteo dirigiéndose a las personas que habían presenciado la disputa, cuando estuvo al lado del escenario y todos lo miraban expectantes ordeno con tono amable…
- La función ya termino, ahora todo el mundo a trabajar – como si nada hubiera ocurrido, todos los presentes reanudaron sus labores, menos el fotógrafo…
- ¿Seguimos tu proyecto? – grito el hombre desde el otro lado de la sala. El joven de mirada azulina volvió a sonreír mientras asentía y el fotógrafo comenzaba a manejar a los modelos a su disposición.
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Habían pasado cerca de tres horas seguidas trabajando para poder terminar a tiempo el proyecto que debía ser entregado al terminar la semana, es decir, en tres días. Kouga hablaba sentado en el escenario con Hakudoshi, quien era el fotógrafo encargado, para poder afinar los últimos detalles de las fotos, las cosas que debían ser arregladas mas tarde por algún programa especial de computación y los colores que serian utilizados en el fondo. Todo esto haciendo algunos esquemas en las hojas que sostenía en sus manos.
Poco a poco los modelos se fueron retirando, cuando quedaban solo tres personas, contando a Kouga y Hakudoshi, se escucho una conversación.
- ¿Ah?... Si, ya he terminado… Esta bien, esperare hasta que termines… - a cada momento que la mujer de cabello azabache respondía una pregunta que su interlocutor le hacia su sonrisa aumentaba – Si, esta aquí… Esta bien, yo le diré – añadió a la conversación mientras miraba en la dirección del ojiazul – nos vemos pronto… Yo también te amo – dio por finalizada la llamada mientras se acercaba al par que conversaba sin haberse dado cuenta de su cercanía.
Los observo por unos instantes hasta que el fotógrafo, de cabello plateado y ojos púrpura, noto su presencia, levantó la mirada, seguido inmediatamente por Kouga, y pregunto…
- ¿Qué pasa Kagome?... Pensé que ya te habías retirado…
- Nada, es solo que aun tengo que esperar a Inuyasha… - respondió mirando hacia Hakudoshi mientras levantaba levemente los hombros para restarle importancia, luego dijo – Kouga, él te espera en la oficina, dice que es importante – el joven la miro un tanto sorprendido, pero se puso de pie mientras le entregaba al otro hombre los papeles en los que habían estado trabajando.
- Ni modo, si el jefe quiere hablar, tendré que ir – después que las dos personas sonrieron, se dio la vuelta para dirigirse a la oficina que se encontraba en el ultimo piso.
- ¿Quieres ir por una tasa de café mientras esperas? – invito el joven fotógrafo a la modelo mas cotizada de la ciudad.
- Esta bien – sonrió ante el ofrecimiento, Hakudoshi era uno de sus mejores amigos, se alegraba poder hablar con el ya que tenia ciertas cosas que comentarle. Ambos salieron tomados por el brazo conversando animadamente con rumbo a la cafetería que estaba en el primer piso.
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Estaba sentada en su oficina, revisando algunos documentos, pero su mente divagaba muy lejos de sus verdaderas obligaciones, mas precisamente volaban cerca de un hombre que la volvía loca, un hombre que con solo mirarla por algunos segundos con sus penetrantes ojos azules la hacia estremecer y provocaba que le temblaran las piernas. Ya casi no podía mas, cada vez se daba por vencida con mas facilidad ya que el estar en la misma habitación que él por mas de cinco minutos la hacia querer arrojarse a él y besarlo como si su vida dependiera de ello, pero eso era lo que menos quería, o podía, hacer, no podía dejarse llevar por esas sensaciones que arremetían contra ella sin piedad haciéndola sentir especial, única. Su cuerpo era un traidor, ella debía obedecer a su cerebro, que era la parte más sensata, y no a su corazón, que se desbocaba como si hubiera corrido kilómetros sin parar cuando lo veía. Esta situación la estaba sobrepasando, pero ella era una mujer caracterizada por su mente fría y su afán de triunfo y no dejaría que ningún hombre viniera a estas alturas, cuando estaba a punto de lograr todo por cuanto había luchado, a robarle su victoria y su ascenso.
Si, era un pensamiento escalofriante, pero después de haber perdido a sus padres y quedar totalmente sola a la edad de dieciséis años, se había dado cuenta que si no peleaba por ella, nadie lo haría, así que había tomado una drástica decisión después de graduarse de la preparatoria, sacrificaría todo por alcanzar su meta, su vida personal, su vida social, todo.
Un leve sonido la saco de sus pensamientos, era el teléfono. Lo levantó rápidamente y después de decir su nombre escucho…
- Señorita Ayame, el presidente quiere verla en este momento – la voz de su secretaria sonó tímida, pero segura.
- ¿Puedes avisarle que estaré ahí en cinco minutos? – escucho como la secretaria asentía y colgó.
Soltó un suspiro de cansancio, se puso de pie y salió de la oficina. Se dirigió a paso lento al ascensor y mientras lo esperaba repaso en su mente los datos que manejaba de la compañía…
La empresa de publicidad y diseño Taisho era la mas famosa en Japón, durante años se había caracterizado por su excelencia, tanto en los trabajos que presentaban como en el personal que los realizaba, y el alto índice de personal femenino que residía en sus compañías, según se rumoreaba, este cambio se debía a que el presidente se había enamorado de una de sus modelos estrella y ella lo había hecho cambiar de opinión, pero según todos, este cambio le había dado mas potencial a la empresa. Ayame sabia que tan verídicos eras esos rumores, pues conocía muy bien a esa mujer, era una de las pocas personas que podía considerar como amiga en aquel lugar.
Además de las cosas positivas que se observaban en esta compañía, también tenia un lado escondido, todo el mundo a cargo de empresas importantes o con un alto poder económico sabia lo que había pasado hace años con la reputación de los Ryusaki, un gran imperio chino, a causa de Inutaisho, fundador de Taisho Company, aunque muchas cosas se mantenían ocultas y aquel incidente nunca había sido aclarado, menos ahora que dos años atrás el fundador había muerto por problemas cardiacos. A decir verdad, ahora que lo pensaba, ese tema era evitado por los ejecutivos, así que todo lo que podría saber eran solo habladurías que las malas lenguas difundían.
Entro a la caja metálica, cuando esta abrió sus puertas frente a ella, sin ninguna duda en sus pasos.
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- Estoy seguro que esta es la mejor decisión - dijo un hombre de fría mirada ambarina mientras miraba los papeles sobre la mesa, estos eran los currículos de dos de sus empleados.
- Yo también lo estoy – respondió la otra persona en la oficina mientras se giraba para mirar a su interlocutor. Sus ojos eran del mismo color que el primero, pero poseían mas brillo y parecían mas calidos.
La diferencia entre estos hombres, que claramente eran hermanos, era su color de cabellos, Inuyasha, quien era el presidente, lo tenia negro y corto, mientras que Sesshoumaru, abogado y gerente de la empresa, lo tenia plateado y, como le tenia hasta la cintura, lo llevaba tomado en una coleta baja.
La oficina, ubicada en el último piso, era la más lujosa del lugar, amplia y refinadamente decorada con gustos delicados y suaves. Un par tupidos sillones de color negro estaban junto a un librero cerca de la gran puerta de entrada que era madera de roble, algunas lámparas estaban colocadas estratégicamente para dar mayor conformidad, también era decoraba por algunos cuadros de los mejores pintores del país, y el escritorio, con un computador portátil y varios objetos de oficina encima, que tenia forma circular estaba situado delante de un enorme ventanal que daba una espectacular vista de la cuidad. En la pared izquierda, casi al frente de la entrada, pero más cerca del escritorio, estaba una puerta del mismo estilo que la otra que llevaba al baño privado.
Unos toques el la puerta llamaron la atención de los hombres, Inuyasha dio el pase para que ingresara y vieron que Kouga, después de entrar, cerraba la puerta para dirigirse frente al escritorio.
El joven de cabello negro y largo dio una discreta mirada al abogado, si él estaba ahí, esto no le daba muy buena espina.
- ¿Me mando a llamar, señor? – observo como Inuyasha revisaba unos papeles antes de contestarle.
- Creo que debemos esperar a la otra persona que mande a llamar para comenzar
Kouga, que tenia mas experiencia que Ayame, según decía se currículo, le había sido mas fácil imponerse y llamar la atención del jefe, ya que tanto su trabajo como él eran una joya que quería ser pulida.
Estaba a punto de preguntar quien era la otra persona pero fue interrumpido por la puerta, esta sonaba con delicados toques que daban a entender que alguien esperaba entrar.
- Pase – esta vez fue Sesshoumaru quien hablo y, junto a los otros dos hombres, observo como ingresaba una mujer de bella figura y cabello pelirrojo.
Kouga no pudo ocultar su sorpresa, ya que después de la discusión que habían tenido algunas horas antes no esperaba verla en el resto del día, pero para su suerte la vida le daba más sorpresas agradables de las que él se imaginaba.
Por otro lado, Ayame entorno los ojos al darse cuenta quien, aparte de los jefes, estaba en la oficina, avanzó rápidamente y sin dirigirle una mirada se coloco a la par de Kouga.
- Diga usted, señor – dijo la chica con tono cansado, tratando con todas sus fuerzas de ignorar al hombre a su lado, pero se le estaba haciendo una tarea muy difícil ya que sentía su mirada sobre ella.
Ayame había ingresado a la compañía un mes después de graduarse en Publicidad y relaciones publicas, y en poco tiempo fue demostrando de lo que era capaz, así que solo le tomo un año llegar al cargo de jefa de piso.
- Bueno, para no hacerles perder mas tiempo del necesario iré justo al grano – paro unos segundos y a cada uno le entrego unos papeles con numerosos datos sobre un nuevo trabajo – Este es un proyecto que se nos fue encargado por la mañana y hemos decidido que ambos se harán cargo de él – Ayame abrió los ojos como platos al terminar de escuchar, estaba a punto de reclamar, pero Inuyasha continuo – Como podrán darse cuenta, el proyecto no puede venir, así que ambos viajaran hasta Shirahama para llevar a cabo todo.
Hubo unos cuantos segundos de silencio en los que Ayame sintió que toda la sangre del cuerpo se le congelaba, no podía moverse y sus ojos estaban clavados en los papeles. En cuanto tuvo su primer momento de lucidez miro a Inuyasha y dijo…
- No creo que esto sea una buena idea – llamo la atención de los presentes y Kouga la miro con una sonrisa de lado, él sabia porque ella no quería ir – Es decir, la compañía no ha hecho algo parecido en muchísimo tiempo y...
- Es por eso que lo haremos – Sesshoumaru rebatió los argumentos de la ojiverde, ella lo miro esperando que continuara – El que la empresa se quede en un punto de estancamiento, haciendo lo mismo todo el tiempo, no es conveniente. Esta es una buena oportunidad para salir de la ciudad y por eso los hemos elegido a ustedes.
- Pero… – Ayame trato inútilmente de reclamar, ya que el hombre de fría mirada ambarina volvió a interrumpirla.
- ¿Esta cuestionando las ordenes, señorita Shimamura? – ella solo negó con la cabeza lentamente y cuando volvió la cabeza hacia Kouga noto que este sonreía y lo atravesó con una fulminante mirada
- Creo que si esto es todo, me retiro – iba a irse por el mismo lugar por el que había llegado, pero la voz de Inuyasha la detuvo.
- Una ultima cosa, El proyecto del señor Erizawa termina el viernes por la mañana, así que ese mismo día por la tarde viajaran y se quedaran todo el fin de semana. Después que el proyecto sea terminado se les serán devueltos los días que ocuparan – Ayame había volteado para observarlo, cuando él termino de hablar volvió a su camino y se marcho, haciendo todo lo posible por no dar un portazo.
- Creo que yo también me retiro – dijo Kouga ordenando la carpeta en sus manos.
- Espera, hay algo mas que decirte – Inuyasha hablo mientras se sentaba frente al escritorio e invitaba a Kouga a hacer lo mismo – si este proyecto sale como esta previsto, pasaras al nivel de jefe de piso.
Eso era lo menos se esperaba el ojiazul y eso pudo ser percibido gracias al desconcierto que reflejo su rostro cuando escucho a su jefe. Por supuesto que quería seguir subiendo en la empresa, ese era su propósito, pero el cargo que le estaban ofreciendo significaba muchas cosas, entre ellas la que menos quería que pasara. Si tomaba el puesto dejaría de tratar a Ayame, pues como tendrían el mismo nivel, ambos se harían cargo de proyectos paralelos y ya no tendría motivos para seguir hablando con ella, esto era algo que no había previsto en un principio, el involucrarse tanto con ella no era una buena señal, pero a esta altura ya no sabia como dar marcha atrás.
Sesshoumaru quien observaba por el ventanal se distrajo con el sonido de su celular, rápidamente lo tomo y se dio cuenta de quien era…
- Discúlpenme, ya no me necesitan aquí, así que me retiro – Inuyasha asintió, Kouga estaba perdido en su mundo así camino hacia la salida mientras contestaba, pero no se pudo oír la conversación ya que cerro la puerta una vez estuvo fuera.
- ¿Y?... ¿Qué dices ante la propuesta? – Inuyasha estaba muy seguro de lo que estaba haciendo, además todas las decisiones eran tomadas en conjunto con su hermano y sabía que el promover a alguien con tanto talento como Kouga era una gran elección.
- Lo siento señor… - el ambarino lo miro sorprendido al saber lo que venia – No puedo aceptar el cargo, estoy muy contento con lo que hago en este momento… Y creame, le agradezco enormemente que haya pensado en mi, pero yo…
Inuyasha tardo unos pocos segundos en comprender lo que pasaba, era increíble que un hombre como Kouga dejara escapar esta oportunidad como esta por una mujer, pero él no era nadie para juzgarlo, menos cuando el también había hecho una y mil locuras por Kagome. Sonrió, si hubieran mas personas como él, que no le importaba hacer ese tipo de cosas por la mujer que quería, el país seria mucho mejor.
- Esta bien… Entiendo – ahora era Kouga quien lo miraba sorprendido – Pero si te arrepientes ya sabes que el puesto te estará esperando.
- Gracias señor – se puso de pie y luego de hacer una leve reverencia se retiro.
Este fin de semana, definitivamente iba a ser uno de los mejores de su vida, el estar con ella sin que pudiera escapar y donde nadie los molestara seria muy interesante. Además había que tomar en cuenta el lugar a donde los habían enviado, Shirahama era un lugar turístico, famoso por sus paradisíacas playas y hermosos atardeceres. Sonrió misteriosamente como si fuera alguien que acababa de hacer una travesura, pero era su mente la traviesa que le jugaba sucio y él solo se dejaba llevar.
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Caminaba tan rápido como si la estuvieran persiguiendo, quería alejarse de aquella oficina lo antes posible, no iba a permitir que Kouga la alcanzara y se riera en su cara por su mala suerte.
Si Dios existía entonces estaba siendo demasiado cruel con ella, de esto no iba a resultar nada bien, estaba segura. El trabajo que les habían asignado requería de una responsabilidad admirable y una presentación de punta en blanco, no sabia si podría hacerlo con él tan cerca. El poder tenerlo solo para ella, como si fueran algo más… como si fueran… Se detuvo en seco al darse cuenta de lo que estaba pensando, esto no era propio de ella, no podía dejarse amedrentar por nada ni por nadie, menos por él, que era un patán presumido.
Llego a su oficina y, sin siquiera dirigirle la palabra a su secretaria, entró, se apoyo en la puerta y perdió la mirada en el techo…
¡Rayos! Esto no era justo, mientras él se divertía al verla sufrir, ella se derretía del nerviosismo, un fin de semana con el hombre que las últimas semanas había estado metido en todos sus sueños no era nada bueno…
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- Esta bien – susurro un hombre de porte imponente mientras hablaba por el celular y caminaba a paso decidido hacia una gran puerta doble – Tengo una reunión con Inuyasha y el resto de la junta directiva, pero si quieres venir y esperarme con Kagome no tengo ningún problema – hizo un gesto a la secretaria detrás del escritorio y siguió caminado – Te amo… Nos vemos.
Sesshoumaru era el segundo cabecilla de la empresa Taisho, no daba ningún tipo de tregua a las personas que osaban entrometerse en los asuntos financieros de la misma y por esa razón era conocido como "El abogado del Diablo".
Él había estudiado y se había especializado en las mejores universidades de Europa y a pesar de su gran capacidad de mando y autoridad se negó a ser el presidente de la empresa, ya que este puesto requería demasiada atención y durante sus estudios había conocido a la mujer con la que pretendía pasar el resto de su vida. El cargo recayó entonces en Inuyasha, el menor de los hermanos, pero este solo accedió si era ayudado por Sesshoumaru, de esta manera ninguno de los dos seria absorbido excesivamente por el trabajo y podrían dedicarse a cosas más… Importantes. Ese era el motivo por el cual estaba ahí.
Entro a la habitación y cerro la puerta tras él, su hermano estaba sentado en la cabeza de la mesa y todos los puestos, a excepción del de la derecha del presidente, estaban ocupados por sus respectivos dueños. Se dirigió a su lugar y mientras lo hacia se dio cuenta que algunos de los miembros del comité lo miraban con cara de pocos amigos. No era que esta situación le importara, llevaban tanto tiempo haciéndolo que era casi normal, pero el solo ver sus caras donde se reflejaba una supuesta superioridad y arrogancia, le recordaba lo que había pasado para llegar a esa situación.
Hace poco tiempo, cuando había tenido otro altercado con los Ryusaki, esas mismas personas que lo observaban de mala manera había protagonizado un complot para desarmar la compañía aprovechando que él estaba en el extranjero, tratando de resolver el problema con el imperio chino, y que Inuyasha estaba solo. Todos estaban protegidos por los contratos firmados anteriormente con el padre de los hermanos Taisho, por lo que le fue imposible deshacerse de ellos como hubiera querido, pero en ese momento todos estaban bajo la supervisión absoluta de los hermanos.
Se sentó junto a Inuyasha y sonriendo de manera cómplice con este dieron comienzo a la reunión.
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Una joven mujer entraba por las puertas de vidrio que llevaban a la recepción, empujaba un hermoso coche azul en el que dormía tranquilamente un bebe de aproximadamente un año. Llevaba el cabello tomado en media coleta y vestía un elegante vestido color café a juego con las chalas de taco alto. El infante poseía el mismo tipo de cabello que su madre, oscuro, liso y brillante, iba envuelto en una manta blanca con estampados de diferentes flores, pero debido a que estaba dormido era imposible ver sus ojos.
La recepcionista al verlos se levantó de inmediato y después de hacer un leve movimiento de cabeza en modo de respeto, saludo…
- Buenas tardes, Señora… - una sonrisa se dibujo en su rostro al dirigir la mirada al coche.
- Buenas tardes Kaede – respondió al saludo después de corresponder la sonrisa de la mujer tras el mostrador.
Luego de preguntar por la persona que estaba buscando y constatar que aun no terminaba, se despidió de la amable recibidora y siguió dentro del edificio con rumbo a la cafetería, sin duda alguna, en ese lugar estarían sus amigas…
Llego al lugar destinado minutos mas tarde y no le fue demasiado difícil identificar a la joven modelo junto al famoso fotógrafo.
Kagome estaba igual como la recordaba, hace un mes que no había tenido oportunidad de verla, hermosa, elegante y deslumbrante… Sin duda, era la persona que más llamaba la atención en el lugar. Y su acompañante, sonrió al solo recordar como los había apoyado a ella y a su esposo para poder terminar juntos, era una de las personas en las que más confiaba.
La verdad es que esperaba ver a una tercera persona con ellos, pero de seguro había tenido un improvisto y se había retrasado, nada por que preocuparse.
Se acercó a ellos con paso decidido y solo bastaron unos segundos para que Hakudoshi la viera y se pusiera de pie para ayudarla a acomodarse. Después de saludarse y de estar los tres cómodamente instalados comenzaron una amena conversación…
-No sabia que vendrías… Es una sorpresa muy agradable – el primero en hablar fue el hombre, se veía realmente contento por la aparición de la mujer.
La joven se sonrojo un poco por el comentario mientras sonreía y daba un leve vistazo hacia el bebe para constatar que todo estaba bien. Ante esto Kagome no pudo evitar comentar…
- Esta cada vez más hermosa – al igual que su compañero de mesa, dirigió una mirada hacia la madre – Sin duda se parece mas a ti, Rin - ante lo dicho no pudieron evitar una carcajada – Pero si es la verdad… ¿Se imaginan si hubiera heredado la mirada del padre? – Arrugo un poco el ceño tratando de imitar al hombre de quien hablaba – Seguro que asustaría… - la broma siguió sacando risas, y estas despertaron al perezoso bebe que se movió un poco volviendo a llamar la atención de todos en la mesa…
- Pero… - comenzó a decir Rin mientras tomaba a la bebe y la acomodaba en sus piernas – A pesar de no tener su mirada, tiene sus ojos… - paso suavemente la mano por la cara de su hija y esta termino de abrir sus hermosos ojos doraros.
La conversación siguió por cerca de media hora hasta que Hakudoshi anuncio que tenía que retirarse, ambas lo despidieron y Rin prometió pasarse más seguido por la compañía para verlo. Continuaron hablando de temas un tanto banales hasta que otra persona apareció…
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Estaba agotada, tanto física como emocionalmente, había estado demasiado tiempo encerrada en su oficina tratando de encontrar la forma de salirse de ese embrollo sin afectar su trabajo, pero todas sus posibilidad se veían truncadas y cada vez veía mas cerca la conclusión de que, sin importar lo que hiciera, tendría que ir a ese lugar y llevar a cavo el trabajo junto a su peor dolor de cabeza.
Había decidido ir a la cafetería ya que sabía que Inuyasha estaba en una junta y que por lo tanto Kagome estaría esperándolo en ese lugar junto a Hakudoshi… siempre ocurría lo mismo. El fotógrafo tenia la fama de llevarse muy bien entre el personal femenino de la empresa y por supuesto no era ella la que desmerecía ese rumor, adoraba a ese hombre, era todo un encanto, con un gran carisma y parecía conocer todas las facetas de una mujer.
Ya dentro del lugar descubrió que no era como ella imaginaba, Kagome no estaba acompañada por Hakudoshi sino por…
- ¡Rin! – grito mientras avanzaba rápidamente donde las mujeres. Estas, al escucharla, se pusieron de pie, Kagome con la bebe en brazos y Rin preparándose para recibir un caluroso abrazo de parte de la pelirroja, este no tardo en llegar… - Hace mucho que no te aparecías por aquí… Ya pensaba que Sesshoumaru no te dejaba venir – nuevamente comenzaron las risas, y el trío tomo asiento para charlar…
- Pensé que ya no vendrías – dijo en modo de reproche la joven madre con un infantil puchero que hacia a las otras dos mujeres recordar a su hija.
- Claro que iba a venir… Solo estaba… - se detuvo ante lo que iba a decir, había olvidado por un momento las preocupaciones que la ahogaban – Ocupada… - se obligo a sonreír mientras hablaba, pero fue un intento inútil ya que después de una mirada con Rin, Kagome pregunto…
- ¿Pasa algo malo Ayame?
- Claro que no – negó la aludida mientras movía con frenesí la cabeza…
- ¿Es por l a nueva publicidad? – La ojiverde no oculto su sorpresa al notar que Kagome ya lo sabia y, por consiguiente, Rin también, ya que su cara lo decía todo – Veo que no te gusto la propuesta…
Ayame dio un suspiro de agotamiento y bajo la mirada, era demasiado evidente lo que le pasaba y sus amigas lo sabían. Aunque no les había contado todo lo que le pasaba con Kouga, Rin y Kagome eran consientes de la fuerte atracción que este generaba en ella.
Mientras la pelirroja se sumergía nuevamente en sus pensamientos, Kagome le contó con detalles la situación a Rin, ella lo sabia pues Inuyasha se lo había comentado con anterioridad, pero esta, al suponer como se pondría la pelirroja, prefirió dejar que se enterara como era correspondiente.
- Creo que es una oportunidad que no puedes rechazar – comentó Rin sacando a Ayame de su mundo – Es la mejor ocasión para conocerlo y dejar de juzgarlo – una sonrisa casi maléfica apareció en su rostro y fue seguida por una de Kagome. La publicista supo inmediatamente que eso no era una buena señal…
- Yo no estoy segura que sea una buena idea – mas que convencer a las mujeres frente a ella, trataba de convencerse a su misma, ya que a esta altura la visión de verse todo ese tiempo acompañada por semejante hombre se le hacia cada vez mas soportable, incluso… agradable. Se golpeo mentalmente y volvió a rectificar – Él me desespera, no puedo hablarle porque inmediatamente comenzamos a pelear…
- Ayame… - Kagome volvía a tomar las riendas de la conversación – Creo que ya empiezo a comprender… - un brillo de miedo apareció en los ojos verdes, esperaba no escuchar lo que se temía – Tienes miedo…
- ¿Qué dices? – trato de parecer lo mas incrédula posible, pero ya era tarde…
- No puedes dejarte llevar por eso… - intervino Rin con voz decidida – Si quieres conocerlo, debes dejarte conocer…
- Pero yo no… - trato de protestar, pero fue interrumpida...
- Debemos buscar la mejor manera de llamar su atención – Kagome parecía disparar chispas por los ojos. Ya no había nada que pudiera hacer… cuando a la modelo se le metía una idea en la cabeza no había poder humano que la hiciera cambiar de opinión - ¿Tienen la tarde libre mañana? – ambas jóvenes asistieron – Entonces… Iremos por algo a lo que Kouga no podrá resistirse…
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Entro a su departamento con paso cansado, tiro la cartera y las llaves en la mesa más cercana y se dejo caer en el sillón al mismo tiempo que vaciaba sus pulmones de aire. Todo estaba en perfecto orden, tal y como lo había dejado, la pequeña sala de estar estaba junto al comedor y ambos eran iluminados por las luz provenientes de la calle ya que la joven no se había tomado la molestia de encender las luces del interior. La cocina estaba tras una puerta que abría hacia ambos lados y al final de un pequeño pasillo estaba una de las dos habitaciones con las que contaba el lugar, la otra estaba frente al baño a mitad del mismo pasillo…
Este día había resultado especialmente agotador, lo único que quería era darse una ducha y acostarse a dormir. Después de algunos minutos de reposo se levantó de su asiento y se dispuso a dirigirse a su habitación, pero no avanzo mucho ya que escucho el timbre y se vio obligada a cambiar la dirección. Antes de abrir encendió una luz y miro por un agujero en la puerta, era el casero… ¿Qué podría querer a estas horas?
- Buenas noches señorita – vio el cansancio reflejado en el rostro de Ayame y no dudo en disculparse – Lamento venir tan tarde, pero este asunto es de suma importancia y no le tomara mucho tiempo… - de su bolsillo saco un sobre y se lo entrego – Se que esto será un problema para todos los que viven aquí, pero no me ha quedado otra opción. Le agradezco su comprensión – después de eso, se marcho.
La joven volvió a cerrar la puerta y miro el sobre con curiosidad, lo abrió con cuidado mientras se sentaba en el mismo sillón en el que había estado antes. Dentro del sobre había un aviso…
"Señor(a) Arrendatario:
Cumplo con informarle que por fuerzas mayores me he visto en la penosa necesidad de vender el edificio, por consiguiente, todos los habitantes deben desalojarlo. Para esto usted cuenta con quince días.
Atte. El Administrador"
Arrugo en papel en su mano mientras maldecía algo entre dientes, esto era increíble… nada podía ser peor. Ahora, además de preocuparse por Kouga, debía preocuparse por conseguir un nuevo departamento…
Cerró los ojos con fuerza, tenia ganas de llorar debido a la impotencia que sentía, pero se retuvo. Una imagen casi inconsciente apareció en su mente y las palabras de Kagome resonaron como un eco…
"Tienes miedo…"
Continuara…
Listo, ese ha sido el primer capitulo... creo que ya notaron que me abarque con mayor empuje a la situacion de Ayame, pero ya veran como en los siguientes capitulos se saben algunas cosas d Kouga, cosas muy... interesantes ...
yap... me despido, dando las gracias por leer esta historia..
se despide... Lirio Negro
"No dudes en perder una batalla, si esta te lleba a ganar una guerra... En especial si se trata de una guerra de amor"
