Hola que tal, la siguiente historia es de mi propia imaginación, pero tome prestados los personajes de la genial Rumiko Takahashi, sin ninguno fin de lucro.
Simplemente amor.
La luz de la mañana entro de golpe por su ventana, el joven, no pudo evitar abrir los ojos y levantarse, salió a darse un baño como de costumbre y noto que había algo raro en el ambiente, oía voces y movimiento dentro de la casa.
Se vistió, con ese traje de gala que lo hacía ver tan apuesto, tan seguro, tan Ranma Saotome, sabía que su decisión era la correcta, era lo que necesitaba para convertirse en el artista marcial que siempre había soñado ya sin ninguna restricción.
Salió de su habitación y no pudo evitar escuchar las voces que salían del cuarto de Akane, se encontraba con sus hermanas mayores Nabiki y Kasumi.
-Creo que olvide el ramo en mi habitación, iré por él y enseguida vuelvo- les dijo Kasumi a sus hermanas, al mismo tiempo que se dirigía hacia su cuarto, en cuanto se perdió de vista, Ranma se asomó por la puerta que había quedado entreabierta y la vio, tan esplendida, con su hermoso cabello cubierto de flores, vestida de blanco de pies a cabeza, como una princesa, tan jovial y tan…. Hermosa!
-Hermana que linda te ves- escucho la voz de Nabiki que le decía a Akane, -Que bueno que al fin te decidiste a dar el sí, ya te habías tardado, además tendrás un esposo excelente-
-Gracias Nabiki, no sabes que gusto me da que tu opines eso sobre él, en verdad que estoy muy emocionada- dijo Akane con una voz un tanto nerviosa.
Kasumi volvía por el pasillo hacia la habitación y Ranma logro escabullirse rápidamente por las escaleras, sabía que no debían verlo ahí, ya que "nadie", puede ver a la novia antes de la boda.
Decidió esperar a que todos salieran de la casa para salir de su escondite, quería verla una vez más antes de partir hacia la ceremonia, así que se quedó oculto entre algunas plantas del jardín, y la vio salir, tan sonriente, acompañada de sus hermanas y su padre, incluso los padres de el mismo iban junto a ella, la vio subir a un coche y partir hacia su destino.
Ranma corrió rápidamente, saltando entre los tejados, sabía que no debía llegar tarde, ella no se lo perdonaría jamás.
Al llegar a la iglesia se percató que había llegado antes, vio a muchos de sus amigos al entrar, algunos murmuraban entre ellos, se apresuró a tomar su lugar y espero, todos se pusieron de pie en cuanto ella entro al recinto, camino elegantemente por el pasillo hacia el altar, fijo su mirada en él y le sonrió, Akane tomo la mano que su prometido le ofrecía y decidida participo de todo el ritual.
Ranma, no pudo evitar sentir como el alma se le iba del cuerpo, Akane, su Akane se estaba casando, y no era con él, sino con otro, un joven apuesto de ojos castaños y sonrisa amable, y ahí estaba el viéndolo todo, como había prometido, cuando decidió decirle a Akane que lo de ellos no funcionaría más que como amigos, recordaba vagamente sus lágrimas y su triste aprobación. El terminó con todo, decidió acabar con el compromiso para dedicarse a su entrenamiento y pensar en su futuro, en el de él, solo en él.
Aunque no recordaba que palabras había usado, ni que le había dicho, ni hace cuanto, lo único que sabía era que se había equivocado, que Akane le había tomado la palabra y ahora estaba casándose con otro, obligándole como buen amigo, a participar de la ceremonia, dejo de lado sus pensamientos, cuando escucho su voz pronunciando sus votos al hombre que se estaba convirtiendo en su esposo, recordó que un par de días antes los leyó para que le diera su opinión, no les dio importancia, al menos no produjeron el mismo efecto que ahora, como si cada palabra que ella decía le arrebatara un soplo de aire a todo su ser.
Amor, tu eres el aire del cual respiro,
Un momento de paz, en el cual yo vivo,
Amor, eres la cálida brisa de verano que acarició mi rostro,
Aquella noche de invierno.
Amor, eres el mar, intenso y fuerte,
Y al mismo tiempo suave como la arena que has de acariciar.
Amor, sé que nunca me has de dejar, porque yo soy tu, y tú eres yo, porque nos complementamos, porque tu risa me da alegría, porque tu llanto será mi llanto y tu vida será la mía.
La ceremonia termino, y Ranma se acercó a felicitar a los nuevos esposos, y no pudo evitarlo, la abrazo, como nunca en su vida y deseo no tener que soltarla jamás, quiso huir con ella, correr lo más rápido que pudiera, llevarla lejos.
-Gracias por venir Ranma, en verdad agradezco que hayas entrado a mi vida y me hayas ayudado a crecer, ya que sin ti, este momento de felicidad no lo estaría viviendo- le dijo Akane con una sonrisa enorme en su rostro, algunas lágrimas escaparon de sus ojos y se apresuró a limpiarlas, tomo la mano de su ahora esposo y se fue.
-La has perdido para siempre, y ahora, ¿qué harás?, qué sentido tiene ser un gran artista marcial si no tienes a quien proteger, qué sentido tiene aprender sino tienes con quien compartir el conocimiento, qué sentido tiene amar sino tienes a alguien que te corresponda- se dijo así mismo, al mismo tiempo que unas lágrimas cruzaban su rostro, no pudo evitar sentir pena y dolor, sentía un vacío en el pecho inmenso, ya no había nada que hacer, solo desear que fuera feliz.
Era una cálida mañana de verano, el sol le dio de lleno en la cara y le obligo a abrir los ojos, noto que estaban húmedos, había llorado, aunque no podía recordar el motivo debido al aturdimiento que sentía, parece que había dormido un poco más de la cuenta.
-Ranmaaaaa!, ¿Cuántas veces más tengo que llamarte?, que no ves la hora, se hace tarde para ir a la escuela, sino te apuras te voy a dejar- le grito Akane un tanto molesta desde la puerta de su habitación.
-Fue un sueño, solo un sueño- se dijo Ranma en voz baja, -eso significa que tengo otra oportunidad-, se levantó rápidamente y tomo una hoja y un lápiz y escribió una nota.
Más tarde durante la hora del almuerzo, Akane se disponía a ir a tomar el almuerzo con sus amigas cuando se dio cuenta que tenía un sobre pegado a uno de sus libros.
-Akane date prisa, me muero de hambre- le dijo una impaciente Sayuri.
-Espera un momento, o mejor adelántense, ya las alcanzo en un momento-contesto Akane, que en realidad tenía mucha curiosidad por saber cuál era el contenido del sobre, el cual solo tenía "Akane Tendo", escrito con lápiz. Lo abrió y leyó lo que decía:
Akane, tu eres el aire del cual respiro,
Un momento de paz, en el cual yo vivo,
Akane, eres la cálida brisa de verano que acarició mi rostro,
Aquella noche de invierno.
Akane, eres el mar, intenso y fuerte,
Y al mismo tiempo suave como la arena que has de acariciar.
Akane, sé que nunca me has de dejar, porque yo soy tú, y tú eres yo, porque nos complementamos, porque tu risa me da alegría, porque tu llanto será mi llanto y tu vida será la mía.
Sonrió para sus adentros y apretó la carta contra su pecho, no tenía firma, pero en el fondo sabía de quien eran esas palabras, aunque nunca lo dijera, ya llegaría el momento. Ranma la observaba desde una ventana del salón y le alegro ver su reacción, también escuchar sus palabras, que esperaba algún día ser capaz de escuchar de frente.
-Yo también te quiero mucho, Ranma-
Si has llegado aquí, te agradezco tu atención, es la primera vez que escribo para la página y según yo lo he hecho lo mejor posible, si quieres puedes comentarme que te ha parecido y que me sugieres, me será de gran ayuda, mil gracias, por regalarme tu tiempo y tu atención.
Un abrazo para ti.
