Ningún personaje es mi creación, pertenecen al gran Akira Toriyama y todos aquellos que hicieron posible Dragon Ball.


Nota previa: Capítulo con lemon, no apto para menores.


Capítulo uno: Noticia inesperada

Bulma caminaba concentrada en el artefacto que llevaba en sus manos por los pasillos de Corporación Cápsula, encontrándose con Vegeta recién salido de la ducha con una bebida energética en sus manos.

— Vaya, con que regresaste del espacio Vegeta, ¿Cómo te fue? —dijo deteniendo su andar. El Saiyajin por su parte había avanzado sin siquiera dedicarle una mirada, al ser interrogado se volteó para mostrar una sonrisa sesgada llena de maldad. — lo tomaré como un 'bien', bueno, cuando destruyas la tierra, ¿podrías hacerlo en unas tres semanas? Tengo una conferencia y sinceramente no me apetece ir, podrías asesinar a Goku, a los androides y luego destruir el planeta en esa fecha, ¿no?

— ¿Tú sigues pensando que no lo haré, cierto? Tu actitud solo te llevará a ser aniquilada después de Kakarotto

— Que sea sin dolor, por favor —mencionó sarcástica. — ahora que recuerdo, tu cama no está preparada, déjame enseñarte como es el nuevo sistema

El Saiyajin dio sorbos a su bebida refunfuñando entre dientes, le fastidiaba a sobre manera que ella siempre respondiera con alaridos, ironía y sarcasmo, que le gritara todo el tiempo, le dijera que hacer, como hacerlo y cuando hacerlo, sentía que el tiempo que pasaba entre ambos solo servía para que Bulma tomara mayor confianza y se atreviera a fastidiarlo hasta cuando estaba de mal humor, para él no era más que una mujer insoportable con la cual esporádicamente pasaba ciertas noches, y luego cada quien continuaba en lo suyo como si nada hubiera sucedido.

En la habitación del guerrero la muchacha le indico los dos simples pasos para activar todo el sistema central en su nueva actualización. Mientras la científica disertaba indicando la funcionalidad del control en sus manos, el guerrero dejo su bebida a un lado y teniendo la cama tendida, dio pequeño empujones a la muchacha sujetada desde la cintura para soltarla en ella y acorralarla bajo sus tonificados brazos.

— Hablas demasiado —besándole con astucia los labios, recorrió con sus toscas manos el delicado y delgado cuerpo de la mujer sometida a su poder; siempre sintió una lasciva atracción por Bulma que fue aumentando día a día desde que comenzaron a vivir juntos.

— Espera —musito tomándole el rostro para mirar directo a sus azabaches ojos. — ahora que eres Super Saiyajin, ¿crees poder controlarte?

— Por supuesto, controlo mi poder, ¿con quién crees que estas hablando?

Ella lo enredó entre sus piernas y de un giró tomo el control de la situación. Sentada sobre la pelvis del Saiyajin, rítmicos movimientos de cadera se acompañaban de un lento y refinado descenso del cierre frontal de su traje el cual iba sacando a flote la piel porcelana de su cuerpo, que solo era cubierta bajo ese traje de trabajo por delicada ropa interior de algodón y encaje. Descubriéndose, llego hasta la altura de su ombligo y se detuvo para tomar la mano derecha del guerrero y llevarla hasta uno de sus senos. Vegeta masajeaba y jugueteaba con el cuerpo semi desnudo de Bulma solo para terminar desnudándola y a la vez, denudándose él.

Cuando pasaban la noche juntos, ya sea en la habitación de ella o de él, se quedaban en la misma cama hasta que los rayos del sol anunciaran su presencia, e inclusive, en algunas ocasiones, no conseguían el climax de su encuentro hasta que el cielo se iluminaba de luz natural, sobre todo cuando el Saiyajin se ausentaba demasiadas semanas de Corporación Capsula. Luego de tener sexo, dormir y que la mañana llegase, se separaban cada uno en lo suyo y no volvían a hablar del tema hasta tener otro encuentro sin fecha determinaba, pues se deleitaban con el cuerpo del otro cuando ella no estaba demasiado ocupada en su trabajo, y él demasiado concentrado en su entrenamiento.

Esa noche de encuentro luego de un largo periodo de ausencia, los dejó sumergidos en un profundo cansancio pero no lo suficiente como para evitar una breve charla.

— ¿Recuerdas la primera vez que estuvimos juntos —preguntó la peliazul acomodándose para dar la espalda al techo, y poder observarlo mejor.

— Si, —respondió. — fue al mes siguiente en que se te ocurrió la estúpida idea de curarme cuando destruí la cámara de gravedad con mi entrenamiento

— Ah, es cierto, cuando repetías incesante que no cometiera una estupidez —entrecerró sus ojos y lo miró fijamente. — ¿A qué te referías con eso, creías que me aprovecharía de ti mientras estabas débil?

— ¡Nunca estuve débil! —bramo exasperado. — y no, no me refería a eso, como guerrero y príncipe Saiyajin debo ser capaz de curar mis propias heridas, y tú te entrometías todo el tiempo, sigues haciéndolo

— Eso se llama preocupación

— ¿Por qué? ¿Quién eres tú para hacer eso?

— Nadie, solo soy una persona que tiene problemas para no ayudar cuando alguien está en problemas

— Nunca te he pedido ayuda —replicó desviando la mirada hacia la ventana del cuarto.

— Nunca la rechazaste, a ver, dime, ¿no te gusta que esté al pendiente de ti?

— Entrometida

— ¿Que soy una qué? –murmuró arrimando hacia el guerrero que intentaba ignorarla.

Vegeta volteó su rostro para repetir la palabra, pero la tenía adherida a su cuerpo nuevamente. — No te acerques así

— ¿Por qué no? –susurró jugueteando con sus labios sobre el rostro de Vegeta. — ¿Soy demasiada tentación para ti?

— Lo has sido desde un principio, esa siempre fue tu idea, por algo me invitaste a tu casa a pesar de todo lo que hice, de mis planes, no eres más que una niña mimada consiguiendo todo lo quiere

— ¿Te has mirado en el espejo? —dijo acomodándose sobre el Saiyajin para tener un tacto directo con su miembro. — Eres todo lo que nosotros los humanos llamamos atractivo —musitó entre gemidos al ritmo del movimiento de su caderas desnudas, Bulma se deleitaba con los gestos faciales de Vegeta cada vez que estaba sobre él, mirarlo disfrutar del placer que intentaba ocultar no hacía más que ponerla a prueba para llevarlo a expresar sus verdaderos sentimientos.

— Aunque tú y yo estemos en esto ahora, no significa que dejaré mis propósitos de lado, no evitarás que asesine a tus estúpidos amigos —comentó certero.

— ¿Aunque haga esto? —con sus caderas en movimientos circulares presionaba a profundidad su cuerpo contra el de él, sacudiendo la cama en violentos espasmos.

— Pero podría retrasarlo —expresó entre gemidos que se escapaban de sus labios para tomarla nuevamente y llevarla a su merced.

Cinco semanas pasaron de aquel encuentro, y como en otras ocasiones, ambos estuvieron demasiado ocupados como para reunirse a tener sexo. Sin embargo, algo más había sucedido en todo ese tiempo.

El Saiyajin se hallaba recostado sobre la cama con las manos bajo su nuca ideando meticulosamente estrategias de combate. — Ahora sí, Kakarotto —dijo fijando los ojos en el aperlado techo ante él. — Pagarás todas las humillaciones que me hiciste tener, porque después de acabar con esos androides, vendrás tú —ladeando una malvada sonrisa recogió sus piernas para cruzarlas entre sí; como solía, se daba algunos minutos antes de regresar al entrenamiento cotidiano después de comer. Cerrando los ojos se sumergió en sus propios pensamientos que solo tenían como fuente basal la batalla que se aproximaba, pero fue interrumpido en su momento de ocio. La puerta de la habitación se abrió con ímpetu, sin una muestra de cortesía o educación, la científica ingresó vertiginosamente.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó temerario ante tal falta de respeto a su privacidad.

— Necesito hablar contigo —ella se sentó al borde la cama sin prestar atención a la recriminación de Vegeta.

— Si es por lo de no asesinar a Kakarotto ahora que alcance ser un Super Saiyajin, te diré que no te servirá de nada

— No, eso no me importa —respondió. El tono de su voz estaba débil, parecía que un nudo se mantenía incrustado en su garganta. — hay algo que debes saber

— ¿Ahora qué? —malhumorado salió de su confort para sentarse a un lado de Bulma.

La muchacha de cabellos azules se dio un respiro como intentando desvanecer el nudo ceñido en su garganta, jugueteaba con sus dedos en sus manos que temblaban, su apariencia enfermiza pudo ser notada desde hace días por cualquiera en la casa, y cuando le preguntaba, ella respondía con un 'estoy bien, solo es cansancio' y un sinfín de excusas para acabar en ese mismo instante el interrogatorio.

Sin mirarlo, y sin que él tampoco la estuviese mirando, le dio vida a sus cuerdas vocales para hablar. — Estoy embarazada —deliberó sin una muestra de sutileza. Levanto el rostro clavando la mirada en la puerta de entrada de la habitación. — Felicitaciones, serás padre —terminó por mencionar dejando al saiyajin sentado en esa cama en un estado parecido al 'shock'.

Los ojos de Vegeta se endurecieron, frunció el ceño aún más mientras procesaba lo que acaba de suceder. "Estoy embarazada" resonaba en su subconsciente. Aún en la misma posición arqueada, sujetando su mentón con su mano derecha que a la vez se mantenía desde el codo por su rodilla, dejó de hacerlo para erguirse. — ¿Seré… qué? —musitó. Llevaba poco más de un año manteniendo relaciones sexuales esporádicas con Bulma, ella había sido clara y el acató porque era lo que él también quería "un instante de relajación". Día tras día la veía consumir una especie de medicamento arcaico al que jamás le prestó atención pero por mera curiosidad hizo una pregunta que tuvo una sutil y directa respuesta, "Se llaman anticonceptivas, gracias a ellas no puedo embarazarme".

Vegeta quería salir de la habitación y preguntarle a Bulma que era lo que había sucedido, pero creía que eso sería darle demasiada importancia. Él se mantenía en Corporación Cápsula solo porque y a pesar de ser ya un Super Saiyajin, necesitaba volverse más poderoso, demostrar a todos ser el más fuerte del universo destrozando a los androides y luego acabar con Kakarotto, inclusive, se había dado el tiempo de planear meticulosamente todo.

Hacía mes y medio alcanzó ese gran poder, y solo le tomaría un mes más para estar totalmente seguro de ser el más fuerte del universo, y era por eso que su estancia estaba limitada para cuando los androides llegasen, eso en un tiempo de dos años más aproximadamente, y que luego se largaría de allí, a cualquier otro lugar. — No es mi problema —decía en solitario caminando de un lado a otro chasqueando sus dedos sobre los brazos cruzados. — ¿Cómo pudo ser tan tonta de permitir embarazarse?, se suponía que… que… no, no es mi problema —repitió ladeando la mirada hacia el exterior de la habitación. A pesar de decirse a sí mismo que no era su problema, de intentar convencerse que él no tenía nada que ver con los terrícolas, y que un príncipe no podía hacer una mezcla de sangre tan aberrante como esa, no soportó el desagrado que le causaba toda esa situación.
Salió de prisa en búsqueda de la científica, quien estaba sentada en el balcón de su habitación, pasando el malestar que sentía por estar recién empezando aquella etapa. Llevaba semanas con nauseas constantes, las energías parecían faltarles y se pasaba la noche en velas, en primera instancia por no encontrar el momento adecuado de comunicarle esto a Vegeta los nervios la traicionaban, en otra, porque el embarazo la agotaba, a pesar de tener recién poco más de un mes.

— ¿Cómo es eso de que estas embarazada? —chistó el saiyajin llegando intrépidamente hasta el balcón.

Bulma lo miró fastidiada, él era la última persona a la cual quería tener en frente. La pregunta echa, le pareció absurda por lo que bromeó sarcástica. — Verás Vegeta, cuando un hombre y una mujer …

— ¡Ya sé cómo llegaste a estarlo! Lo que no me explico es que se suponía que no podía suceder esto

— ¿Tú crees que quise buscar tener un hijo tuyo? ¡Por supuesto que no! Eso sería lo último que se me hubiera ocurrido. El método que utilizaba, falló, y aquí estoy, embarazada, sintiéndome fatal. No te preocupes, no pediré que te quedes ni nada por el estilo, pero si, solo necesito un favor —hizo una pausa pero Vegeta no dio ninguna respuesta. — por favor, no sigas fastidiándome ¿sí? Me he sentido bastante mal, y lo que menos quiero es discutir, sigue en lo tuyo, no pienses en esto, solo te lo dije para que estuvieras al tanto, no quiero ni te pediré absolutamente nada

— Si no querías pedirme nada, entonces no debiste decirme, sabes perfectamente que estoy aquí porque quiero demostrar a todos mi supremacía al destruir a los androides, y asesinar con mis propias manos a Kakarotto, mi estadía solo era para entrenar, ¡lo sabes maldita sea! Ni creas porque tendrás un hijo mío desistiré de mis intenciones, no conseguirás lo que quieres esta vez, Bulma

— Como te dije —replicó con calma a pesar de la exasperación del Saiyajin. — haz lo que quieras Vegeta, si quieres ir ahora a intentar asesinar a Goku, pues hazlo, si quieres matarme a mí, sería un gran favor, si quieres destruir el planeta, no tendrías mejor idea, puedes hacerlo, no es como si me hubiera embarazado para evitar que siguieras con tus grandes planes, pasó simplemente, y ya, no quiero seguir tratando contigo, porque todo esto es tu culpa

— ¿mi culpa? ¿Por qué habría de ser mi culpa que te embarazaras?

— Por si no recuerdas, idiota Saiyajin, después de meses sin vernos, regresaste logrando la fase Super Saiyajin, y de ese instante en que pudiste convertirte, mi método de control no funcionó, técnicamente fue tu culpa, quedé embarazada la noche en que llegaste —finalizó con una sonrisa tenue. — Sigue con tu egoísmo, sigue tus proyectos, yo no necesito nada de ti, y mi hijo tampoco —cerró el ventanal ante sí, quedando separados por el grueso cristal, para luego bajar las cortinas y ya no poder verse. Vegeta emprendió vuelo a tal velocidad que el vidrio tambaleó, pero ella simplemente se lanzó sobre la cama para tomarse un respiro, debía sentirse fresca para comunicarles la noticia a sus padres. A pesar de todo, y haberse liberado de aquel peso de su secreto mejor guardado todo le continuaba pareciendo fatal.
Cerró los ojos protegiéndose en sus recuerdos, pero el aroma de Vegeta se había quedado impregnado en su refinada nariz, mas sensible aún por causa del embarazo la llevó a reflexionar sobre sus sentimientos.

Si bien nunca se ilusionó con ese guerrero, y sinceramente ella no creía sentir amor por él, o al menos eso se repetía constantemente que todo era una simple atracción, que lo quería como a un amigo, pero no lo amaba, tenía claro que desde hace un tiempo estaba cometiendo un error: se estaba volviendo dependiente de Vegeta. Cada vez necesitaba más y más de él, no en el sentido amoroso, sino en su etéreo, Vegeta era la única persona que la hacía sentir protegida a pesar de que desde un principio sabía que él era la última persona por quien debía sentir confianza, de todas formas, él fue el enemigo que casi asesina a su amigo y devasta a la humanidad, pero sin poder detenerlo en su momento, Bulma había llegado al punto de tomarle un cariño a ese testarudo, orgulloso, egoísta, terco, malhumorado, arrogante, manipulador, frío y calculador sujeto.