¡Hola! Muchas gracias por haber entrado a leer.

Aclaraciones: Así como Viktor busca sorprender al público, a mí también me gusta (?) Si esperan una pareja común no la van a encontrar aquí. La pareja es Vikturio, ¿por qué? Placer culposo y otras cosas en realidad, abajo mayor aclaraciones. Soulmate AU hecho por mí (?)

Advertencias: contenido yaoi [chico x chico]

Disclaimer: los personajes no son de mi propiedad, solo la historia es mía.

Disfruten~


Era su cumpleaños, oficialmente era mayor de edad, pero nada de eso era la causa de la molestia que sentía en el estómago, sino el otro asunto. Lo que conllevaba tener 18 años, la historia que casi era una leyenda urbana, de no ser porque su querido abuelo le había hablado que le sucedió con su abuela sin duda no lo hubiera creído. Su abuelo había tenido un milagro, según palabras de este, porque el encontrar al amor de tu vida tan joven no era un lujo que tenían todos. La palabra correcta en realidad era alma gemela. No a todos les sucedía, por lo que normalmente se evitaba hablar del tema en general. A los dieciocho, todas las personas del mundo eran capaces de ver el hilo rojo del destino ―el mismo que el de las leyendas japonesas―, si la persona destinada llegaba a hacer contacto visual contigo. Su abuelo le dijo, con una voz especialmente cálida, que el hilo brillaba de manera hermosa y que sintió que el tiempo se detuvo justo cuando la vio, ella había lucido sorprendida, le contó, pero después le dio la sonrisa más hermosa que había visto en su corta vida. Yuri quedaba fascinado con esas historias cuando era niño, con el paso del tiempo dejo de demostrarlo tan abiertamente, pero sin duda pensaba en ello. Si su abuelo había sido uno de los pocos beneficiados con ese hecho, ¿él también lo sería?

Estaba en lo mejor de su carrera como patinador, por lo que una relación amorosa no entraba mucho en sus prioridades, pero los ojos llenos de amor de su abuelo cuando hablaba de su difunta esposa lo hacían dudar. Era como si todo el amor del mundo fuera palpable cuando el anciano abría la boca para contar anécdotas que habían quedado ocultas por el pasar del tiempo. Plisetsky suspiró con suavidad y agitó un poco sus cabellos, prefería dejar de pensar en eso. Además era bastante común no encontrar a la alma gemela y no por eso no había parejas exitosas, recuerdo de eso era el tazón de puerco y Viktor quienes se habían comprometido hace poco. Nikiforov y Katsuki habían ido con calma, para conocerse bien, para saber si en verdad podrían vivir por siempre juntos. Yuri se asqueó un poco al recordar el discurso meloso que dieron, no los odiaba, a veces ― muy seguido― le fastidiaban con esa actitud tan empalagosa, pero igualmente, en el fondo, se alegraba por ellos; pero claro, primero muerto a admitirlo. De hecho, aprovechando que iban a estar en Rusia lo habían citado en una cafetería para darle su regalo de cumpleaños, Minako y Mari los acompañaban, al principio era algo pequeño, solo ellos y Otabek quién se había tomado la molestia de venir a visitarlo. Yurio se permitió sonreír un poco al pensar en su mejor amigo. Pero después se dio la casualidad que algunos otros patinadores iban a estar por ahí y otros se enteraron, Mila y Georgi, por lo que lo del café se canceló y terminaron alquilando el sector de un pub aprovechando que era mayor de edad.

Se dio una última mirada en el espejo, su cabello seguía largo, pero sus facciones habían cambiado, ahora se podía diferenciar con facilidad que era un hombre. Uno guapo, se dijo con algo de narcisismo, había crecido hasta llegar a medir un metro y setenta centímetros, unos centímetros más y rebasaría a Otabek. Su carácter seguía siendo algo explosivo, pero sabía controlarlo mejor a menos que algo lo estuviera enojando demasiado, también se había hecho unas cuantas perforaciones en las orejas y una en la lengua. Le gustaba juguetear un poco con la de la lengua a veces, al principio había sido extraño, pero le encantaba sacar la lengua para que vieran su piercing con estampado de animal print. Era bastante cool según él, Otabek, quién lo había acompañado, dijo que era algo muy propio de él. Yuri en verdad apreciaba a Altin, era sincero siempre.

Salió de su habitación y se cercioró que su abuelo siguiera durmiendo, ya era de noche, pero tenía el permiso del anciano para salir. Sacó su celular del bolsillo del pantalón al escucharlo sonar.

―Yuri―el rubio sonrió levemente al reconocer la voz de Otabek al otro lado de la línea―. Estoy fuera de tu casa para irnos―agregó con ese usual tono algo serio, pero amable cuando hablaba con él.

―Ya voy―agregó mientras se encaminaba a la puerta, cortó la llamada y se despidió de su abuelo en voz baja para no despertarlo. Al salir el viento frío de Rusia lo recibió, Otabek estaba en una motocicleta que había alquilado mientras estaba en Rusia.

Plisetsky tomó el casco que le ofreció el otro y se lo colocó. Altin había estado viviendo en su casa, en el cuarto de huéspedes, su hogar no era muy grande, pero según palabras de Otabek era bastante acogedor. Yuri en verdad lo quería y por ello se decepcionó un poco al comprobar de nuevo, justo como lo hizo en la mañana, que no había ningún hilo que los uniera. Suspiró con suavidad.

―¿Sucede algo, Yuri?―preguntó el kazajo mientras arrancaba la motocicleta.

El ruso negó―. Nada, solo pensaba que no era necesario que fueras a comprobar que todo estuviera listo y regresaras a recogerme. Era mejor irnos de una vez―mencionó con voz algo fuerte para que lo pudiera escuchar.

Otabek agradeció que el rubio no pudiera ver su rostro, seguro vería una expresión consternada. En verdad espero que tal vez algo no estuviera listo, no ver como se peleaban para intentar poner un tubo de pole dance. Había tenido que poner un poco de orden, se guardó el suspiró para no alertar el otro―. No hay problema.

―Gracias―agregó con algo de bochorno, Altin por su parte solo sonrió y no dijo nada al respecto, sabía que si agregaba algo más Yuri se pondría más avergonzado.

Los dos guardaron silencio y se disfrutaron del aire hasta llegar al pub, parecía bastante acorde con los gustos de Yuri. Los dos pasaron sin mayor problema y se dirigieron a la sección alquilada, estaba en la parte arriba, las luces eran tenues, el suelo y techo de madera, además que había una buena vista, los enorme vidrios dejaban ver sin mayor problemas el exterior. Yuri sonrió levemente, apenas perceptiblemente hacia las personas que empezaban a gritarle feliz cumpleaños en diversos idiomas, hasta finalizar en un feliz cumpleaños en inglés, el idioma que tenían que hablar todos cuando estaban juntos y todo hubiera seguido de maravilla, con Otabek por fin diciéndole cuál era su regalo de cumpleaños, el regalo también de los demás, tal vez una batalla de baile con un Yuuri no muy sobrio, burlarse del puerco si empezaba a desnudarse y también de la mirada algo recelosa de Viktor cuando todos vieran a su prometido semidesnudo, beber una cerveza por primera vez, morir de asco por las empalagosas muestras de afecto de Katsuki y Nikiforov hablar, tomarse fotos y otras cosas más, pero no, Yuri Plisetsksy nunca tenía las cosas sencillas en su jodida vida. En su lugar sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago cuando sus ojos se encontraron con los celestes, fue como si el tiempo se detuviera y solo fueran ellos dos, se sintió aturdido y se agarró de Otabek para no caer, tuvo que cerrar los ojos por un momento para no caerse. Cuando los abrió de nuevo lo primero que hizo fue ver su mano, se sintió casi desfallecer cuando vio ese hilo rojo, brillaba como dijo su abuelo, pero en definitiva no se sentía feliz como él.

Instintivamente siguió el hilo con la mirada, ignorando deliberadamente las preguntas de su amigo. Viktor, porque sí, el jodido Viktor Nikiforov era su jodida alma gemela, estaba viendo su mano de manera incrédula, cualquiera diría que miraba su anillo de compromiso, Yuri tuvo ganas de vomitar. ¡Debía reaccionar con un demonio! Se dio un golpe mental y antes de salir corriendo del lugar le dijo a Otabek algo como "tengo que irme, lo siento", en realidad no estaba muy seguro de sí eso fue lo dicho. A la mierda todo, corrió tan rápido como pudo, el grito de Altin se escuchó de fondo, igual que el de las otras personas. Empujó a muchas personas para salir del pub, pero le importaba una mierda.

Corrió y siguió corriendo como un loco hasta caer, sin aliento, sobre una banca en un parque en el que estaba seguro, nunca había estado. Enterró sus manos en su cabello mientras intentaba ignorar ese hilo atado en su meñique. Con un maldito demonio… ¡El tipo le llevaba 12 o 13 años! Con lo alterado que estaba ni siquiera podía calcularlo bien, ay mierda… peor aún se iba a casar. Bien, bien, solo debía ignorar a Viktor por un año, sí, eso era sencillo, Nikiforov volvería a Japón y él seguiría su vida en Rusia. Solo debían hacer como si no hubieran visto nada porque si las leyendas no fallaban, si ambas personas ignoraban el hecho por un año, el hilo desaparecería de la vista de los implicados. Simple, solo debía hacer eso.

Se mordió el labio y sacó su teléfono celular que no había dejado de sonar y vibrar desde que abandonó el lugar. Frunció el ceño al ver que casi todo era de Otabek, se sentía culpable por hacerlo preocuparse, pero por el momento no tenía cabeza para hablar con cualquier persona. Apagó el aparato y echó la cabeza para atrás, quería hacer cualquier cosa menos ver esa cosa roja atada a su dedo. Dios, por favor, ¿no podía simplemente dejar de ver esa porquería con desearlo?

Cerró los ojos―. Feliz cumpleaños de mierda a mí.


¡Gracias por haber leído! Disculpen los errores ortográficos y ahora procediendo con las aclaraciones, sí, amo el Viktuuri, con doble u porque me refiero a Yuuri, our Katsudon-kun, pero como lo dije anteriormente, me gusta experimentar cosas nuevas. Tal vez se dieron cuenta arriba, pero amo a Otabek xD de hecho mi OTP es el Otayuri, pero eso no será lo que encuentren aquí. Si me van a tachar de gustos extraños, lo acepto, pero bueno, ya he shippeado Ereri y esos se llevan más edad. Espero que les haya gustado~

Nanami off~