Para mi desgracia, los personajes no me pertenecen. Son propiedad de CAPCOM y sus respectivos creadores.

Aclaraciones: Esta historia, y otra que subiré tan pronto la termine de editar comparten título en particular el cual se llama "Yuxtaposición de soledades" (YDS) esto se debe a que ocurren paralelamente y en algunos puntos tienen coincidencia, o sea, tienen el mismo hilo. Ocurren al mismo tiempo pero solo se centran en una pareja. (En el caso de la segunda, en dos). No es necesario leer las dos para comprenderla. Las historias ocurren después del RE6, tres años para ser exactos.

En fin. Sin más, los dejo con la lectura.

.

"Ellos son los héroes del mundo. Personas que buscan el bienestar ignorando que, estaban buscando aquello que los libraría de la soledad"

Yuxtaposición de soledades

Reconstrucción

Capítulo 1: Chris Redfield.

¿Cómo está? – Preguntó Jill mirando al médico revisar al paciente herido. Chris permanecía conectado a un monitor y un tubo traqueal formaban parte de una visión que no quería presenciar. El hombre dejó caer el estetoscopio en su cuello, tomando los últimos signos vitales e irguiéndose caminó hacia su lugar sin mirar atrás. Lo observó tomar las tomografías del cerebro hechas horas antes y los informes sanguíneos. Las revisó cuidadosamente soltando un pesado suspiro.

Las manos le vibraron levemente a Jill Valentine. No sabía que estaba pasando por la mente del médico especialista que atendía el delicado caso de su compañero.

¿Y bien? – se aventuró a preguntarle.

El doctor prendió la luz del artefacto postrado en la pared del cual ella no recordaba el nombre. En la pantalla aparecieron las imágenes del cerebro.

Parece que tiene una secuela pos- traumático, agente. – con cuidado le señaló el área del cerebro afectada, donde yacía una marca obscura diminuta. – Al parecer eso no afectará su rendimiento laboral, solo que no sabemos las secuelas de este mal… habrá que esperar… agente Valentine ¿Dónde están los familiares?

La rubia tensó los músculos de su cuerpo. Sacó su móvil tecleando un mensaje al sentirlo vibrar.

Claire está en Washington atendiendo unos asuntos de la base. Vendrá dentro de unos meses a visitarnos. Yo lo estaré a cargo de su progreso– Suspiró dejando su posición inicial y caminando hasta la camilla se recargó en el borde de la ésta observando al hombre herido cubierto en gruesos vendajes hasta el ojo derecho. El único sobreviviente de todo un escuadrón élite. Jill no quería pensar en su paso hacia la muerte y las consecuencias que se llevaba al hombro. Se concentraría en ayudarlo con su problema.

Si es así agente Valentine va a tener que prestar atención, su recuperación será lenta.

El médico apuntó lo necesario para el tratamiento cuando él saliera del coma inducido. Las secuelas que el mayor recibiría eran numerosas, variantes por lo cual, su despertar no sería nada agradable de lidiar con su personalidad cambiante, cualquiera que fuera. Y se sorprendió al ver sólo al equipo con el cual su paciente trabajaba estar con él.

No se preocupe doctor, confío en su criterio.

Lo único importante era su recuperación. El tiempo tenía la última palabra de lo que sucediera después.

Agente Valentine… le advierto que no será nada fácil, no sabemos las consecuencias de su amnesia progresiva. – intentó hacerla razonar el médico. Jill arrugó la nariz.

No dejaré que esto tome mayor campo, doctor Jones. Él es Chris, sabrá salir eso. Sea cual sea el deterioro. No está solo… nos tiene a nosotros sus compañeros.

Lo apoyarían. Era su promesa.

*...

.

Jill sonrió levemente al verlo dormir incómodamente en el escritorio de madera del cuartel general. Su ronda habitual había durado lo suficiente entrenando sin cesar y tenía un descanso merecido a pesar de que nunca descansaba. Su semblante había cambiado desde el diagnóstico médico terminado el atentado del virus C; las secuelas de la enfermedad del agente se complicaban conforme el tiempo, en lugar de aliviarlo y no tenían idea de cuando volvería, pero aún guardaban esperanzas. Entró, suavemente hacia el interior de su departamento sin apartarle la mirada. Recordaba al Chris de mirada dura, sonrisa tosca, burlona quejándose de todo lo relacionado con bioterrorismo cuando recién lo descubría en los S.T.A.R.S; moviendo su labio hacia arriba levemente cuando rabiaba, ahora no quedaba nada de eso. Era una máquina inquebrantable, un muñeco del cual todos estaban intentando tomarle el ritmo. Barry había insistido en cambiar de médico, buscar alternativa para recuperarlo, sin embargo todos los diagnósticos reducían a lo mismo y ya no tenía mucho sentido hacerlo nuevamente. Observó los brazos cruzados sobre la madera, el rostro recargado y ligeros ronquidos salidos de sus labios.

– Chris…

¿Algún día sanaría?

Jill decidió no responder ante la pregunta. Era muy pronto, aun a pesar de haber pasado varios años, para creer en cosas tan inocentes como eso.

La rubia caminó firmemente hasta llegar a una distancia prudente, junto él. Alargó la mano haciendo movimientos suaves en el hombro intentando despertarlo varias veces hasta lograr su objetivo, Chris se removió parpadeando repetidas veces y enfocando la vista en su persona. Profundas ojeras enmarcaban el rostro masculino del agente de la B.S.A.A. quien se desperezada tallándose los ojos y aprovechó para acercarse más pasos hasta chocar suavemente con la silla.

– ¿Jill?

Apretó su hombro mientras lo giraba hasta verse el uno al otro.

–Chris… Ya es de hora de levantarse. – Le susurró señalando el reloj postrado en la pared del cuartel. El castaño la miró con molestia. Sus orbes claras rellenas de algo que no comprendía, parecía estar enfadado, confundido e irritado en cuestión de minutos. Lo observó levantarse por inercia estirando el cuerpo adolorido debido a la posición. Mantenía un seño marcado con los puños tensos a cada lado del cuerpo.

–Qué demonios Jill. – Masculló irritado y medio somnoliento, volteando la vista al reloj de pared. –Tenemos que acompañar a Barry en su entrenamiento con los aspirantes del cuartel.

– Tenemos tiempo. – Aseguró la rubia. – Barry debe estar todavía ocupado.

– Entonces yo lo haré. – Se apartó con frustración de la rubia marchándose lejos de su posición saliendo del campo visible. Una vez que desapareció soltó un suspiro cansino mirando el lugar donde él recién se había levantado. Había veces en los que se preguntaba donde se había metido el joven miembro de los S.T.A.R.S. alegre que conoció aquella tarde lluviosa, cuando recién se instaló ahí. Los años corrían con velocidad. Chris se había roto. Quebrado en miles de trozos debido a la pérdida de su escuadrón, otra vez. Su trauma personal seguía persiguiéndolo y ni los médicos podían solucionarlo. Nada lograba alegrarlo hacerlo sonreír débilmente.

Era tosco. Frío. Un ser sin sentimientos salvo marchitarse así mismo, culpándose de los errores pasados.

No podía descifrar a ese hombre envuelto en aquel que era su amigo.

– Chris Redfield… ¿Quién eres ahora? – Murmuró a la nada, saliendo del lugar. Buscándolo con la mirada encontrándolo en la sala de entrenamiento. Apoyándose en el marco de la puerta lo detalló golpeando con fuerza aquel hombro del entrenador personal especialista en ataques de corto alcance. Se percató en ese instante que el nuevo Chris dedicaba horas extras a entrenarse hasta desgastarse los músculos y los tendones se le contrajeran en consecuencia al sobre esfuerzo. Barry había insistido en hablar seriamente con él. Sin resultado favorecedor.

Su traje y apariencia seguían siendo el mismo.

Tal vez ya no habría remedido y su trauma fuera inquebrantable.

Jill no quería pensar en eso. Hacerlo significaba perder las esperanzas de sus compañeros los cuales lo toleraban y soportaban sus palabras secas. Le hacía querer gruñir con irritación ya que ella también poseía un defecto en por algo relacionado al bioterrorismo. La mano izquierda solía temblarle levemente generando dolor en la zona de la muñeca cuando hacía frio. También tenía una cicatriz profunda en el pecho la cual palpitaba dolorosamente cuando hacía clima lluvioso o demasiado calor y él antes de convertirse en eso la había apoyado a superarlo desde sus inicios de soledad. Era su turno de intentarlo pero no sabía cómo.

– No lo mires mucho o pensaré mal, Jill

Una mano se posó sobre su brazo izquierdo haciéndola curvear los labios en una mueca de mal humor y ambos, en silencio admiraron la escena de golpes que se llevaba dentro del área donde Chris permanecía.

– Estas diciendo cosas innecesarias de nuevo, Burton. – El pelirrojo frunció ceño sin perder detalle del rostro serio de su compañera. Jill al igual que Chris habían cambiado tanto.

– Eso es mentira, tú eres su cuidadora ¿No? – Barry hizo una mueca. –Es normal que piense mal, Jill, él me preocupa.

La rubia apartó la vista del campo y se enfocó en las palabras del mayor.

– No digas eso, es irritante.

– Creo que se esfuerza demasiado ¿no crees rubia?– Barry posó la mirada en el castaño, detallando la fuerza insana aplicada contra su mejor entrenador, exigiendo más de las personas y, cuando no estaba ahí, tomando papeles e indicando nuevas tácticas de batalla. Quitó la mano del brazo femenino tocándose la prominente barba pelirroja. No esperó la respuesta, sabía con facilidad la situación que atravesaba Valentine. El daño pos traumático afectaba a la instalación completa de sobremanera. Solo seguían los mandatos intentando disminuir las tensiones por lo cual se giró volviendo su vista en su compañera de ojos grises quien permanecía sin habla.

– Nada puede hacerse para evitarlo. – soltó de la nada regresando a su posición original.

Barry arqueó la ceja titubeando sin decirle el verdadero motivo de su visita tardía y su falta de entrenamiento cuando venía de una junta importante. Apretó los papales en mano dudando si le decía la verdad o callaba unas horas.

Negó con la cabeza. Los problemas llegaban solos como pan caliente esa mañana. Barry respiró, soltando de golpe la información.

El pelirrojo se aclaró la garganta.

– Jill… tenemos reportes de actividad biológica de Neo- Umbrella, es mejor que leas los informes, vamos – el mayor le tomó el brazo y la condujo a su departamento donde abrió rápidamente el escritorio y depositó una serie de papeles en éste y le tendió los expedientes con la información de la nueva compañía. Jill los leyó en silencio mientras él proseguía. – Nuestro jefe pide una reunión para planear bien la investigación que realizaremos, al parecer tenemos que viajar con un escuadrón.

– ¿Todo un escuadrón? – la rubia parpadeó perpleja. Burton se dejó caer contra la silla metálica masajeándose las sienes.

– Si, es algo grande así que será rápido ¿comprendes?

Jill asintió analizando silenciosamente los expediente claves ante la mirada atenta del castaño; Los reportes informaban el posible comercio de un nuevo virus en el mercado negro, apariciones de cuerpos destazados con marcas con un índice alto en cuestión a la expansión.

– ¿Comercio de un nuevo virus? – se asqueó.

– Es lo que dice y se han tomado medidas de alta seguridad.

La rubia frunció ahora las cejas, definitivamente los mandarían las la pista de Neo-Umbrella.

– ¿Chris lo sabe? – Barry la miró como si estuviese algún daño

– No.

Solo faltaba lo peor, informarle al capitán los nuevos acontecimientos.

–Parece que tendremos que decirle a Chris de nuestro nuevo proyecto Barry… iré a buscarlo más tarde. Solo asegúrate de supervisar que no sea cruel con todos ya sabes el problema por el que pasa. – Dejó los papeles procediendo a Salir cuanto antes de ser detenida ante cualquier imprevisto. Antes de hacerlo completamente el pelirrojo le tendió una lista con un equipamiento que sinceramente lo había esperado.

– ¿Por qué? – Preguntó con calma sin querer saber la respuesta.

–Tómate tu tiempo Jill. – Respondió Barry suavemente posando una mano sobre el cabello femenino, en señal de apoyo quizás, uno de los únicos además de Rebecca que no la veía desde hacía unas horas cuando se decidía a despertar al Redfield – Lideraré la situación mientras la junta se prepara y nos veremos dentro de dos horas. Esto es peligroso.

Y algo le decía que así era.

.

.

– Repite eso nuevamente Burton

Barry Burton contempló el semblante tétrico que había adquirido su comandante al haberle soltado sin moderación la nueva información pues sabía que con él todo podía ser un fino hilo del cual debía manejar así. Mentirle lo enfadaría y no quería problemas sin Jill para mantenerlo a raya; Cruzó sus brazos sobre su pecho. Chris arrugó los papeles al haberlos leído, arrojándolos al suelo.

– No tengo nada más que decir, Chris. – Estaba juagando con el demonio pero no tenía otras opciones

– ¿Estás seguro Barry? – Burton afirmó dejándose caer de lleno sobre el frio piso. Chris se secó el sudor de su frente y le hizo una seña al entrenador parando la lucha entre ambos, una vez solos se percató de varios asuntos fastidiosos.

– Completamente, Rebecca fue la primera en brindarla.

– ¿Por qué demonios soy informado hasta este momento? – Chris gruñó, apretando los puños con fuerza sin apartar la mirada fastidiada dirigida al pelirrojo. – Sabes que tenemos que movernos con rapidez ¿Dónde está Jill?

La pregunta murió en el aire pero él no le respondió hasta después de un corto lapso de tiempo cuando sintió al Redfield un poco menos rígido.

– No vamos a movernos hasta que el jefe nos de órdenes Redfield – Le respondió cansinamente, mostrándole los archivos de las investigaciones que recién Chris había arrojado sin siquiera darle un segundo vistazo. – Al parecer nos moveremos por vía aérea y por otro medios – Chris asintió y Barry prosiguió la explicación – Jill está en su departamento buscando unos materiales que Terra Save ha pedido. Sabes que ella es muy buena con los explosivos, aunque desconozco los motivos por los cuales se necesiten, ya que son fabricados por el propio padre de Jill.

Chris saboreó lo amargo del engaño en el paladar. Barry le estaba mintiendo sobre los verdaderos motivos o de lo contrario no le hablaría con seguridad sobre ello, los conocía demasiado para ser tomado por tonto y Jill nunca utilizaba las herramientas de su padre para uso del cuartel si no tenía uno verdadero de importancia ¿Por qué diablos no decía la verdad?

Barry no lograba comprender el silencio del castaño. Releyó la copia de la dista que recién antes que le había dado a Jill revisando los detalles, la transacción de sus futuras municiones a conseguir y los explosivos de alto calibre. Apretó nuevamente el sintiendo la rabia recorrer su sistema. Sentía el cuerpo caliente. No se estaban esforzando para erradicar el mal biológico y la aparición de Neo-Umbrella era la prueba de ello. Sintió una presencia jadear agitada tras su espalda, giró el cuerpo encarando a la mujer rubia de cabello corto. A su lado una mujer de menor edad, con el cabello rojo hasta la cintura. Frunció el ceño. No esperaba su visita o su motivo en la B.S.A.A.

– Llegas tarde Jill – le reprochó el soldado dejando a Barry como segundo plano y, levantándose junto él le tendió los viejos archivos que, según Burton ya se había encargado de enseñárselos antes de partir por lo que encaró a su acompañante apretando los dientes. A la pelirroja en cuestión decidió hablarle por el momento.

– Lo siento Christopher. – Jill llegando hasta él dejando caer una maleta color negra con detalles dorados aun lado. – Tu hermana ya me había mandado un mensaje para que pasara por ella.

La pelirroja rió nerviosa al sentir los ojos azules de su hermano clavarse.

– No me habían dicho que estarías aquí Claire. – La Redfield no apartó el rostro – La misión debe ser muy complicada si necesitan a Barry, es de tácticas especiales y además estas entrometida en esto.

– No tengo con exactitud los planes, Chris – Señaló la pelirroja en su defensa – Al parecer haremos una cooperación con otras instituciones como los de la D.S.O y otras agencias aliadas – Señaló la salida cortando el asunto. – vamos, no podemos hacer esperar al Brighton.

Caminaron en silencio, observando las paredes en tonos verdes, el aroma a pólvora en consecuencia a las prácticas de tiro. Los agentes experimentados esperando órdenes de altos mantos ya que saldrían de misión, algunos guardando armamento al fondo. Llegaron hasta la oficina de Johnson Brighton, jefe de la B.S.A.A. Claire entró primero a la habitación. El hombre mayor mantenía una pose seria. En el escritorio de madera yacían periódicos esparcidos estratégicamente, documentos con marcador rojo en señal de peligro máximo.

–Barry Burton, Jill Valentine, Chris Redfield y Claire Redfield – Habló el hombre cano llamando la atención de los cuatro – Hemos recibido los informes de un atentado. Las ciudades más afectadas son España y Roma. La suma de los infectaos va aumentando, son setenta mil personas muertas hasta ahora. Si he decidido que los cuatro compartirán campo es porque su presencia es necesaria – El cuarteto asintió y el jefe señaló a la rubia preparándose para dar la resolución – Jill. Tú y Chris viajarán a la parte de Roma mientras Claire va con Barry a España. – Ordenó, todos los integrantes movieron la cabeza en señal de acuerdo. Chris gruñó.

– No- respondió el castaño cosa que el líder esperaba. – Claire debe de ir conmigo a esta misión, es mi hermana – Concluyó agitado. Brighton negó con la cabeza, señalándole el papel de la cooperación con la D.S.O. a la derecha de ellos.

– Lo siento, Chris, pero ella asistirá con el agente Burton. Claire ha trabajado en el departamento de investigación y necesitamos un traductor para la cuida de España. Barry no tiene un español bueno ni los del escuadrón que asignaremos. Tú hermana será acompañante del mejor agente de la D.S.O – El mayor depositó la foto del agente prodigio y él reconoció el semblante serio, los ojos azules inquebrantables en conjunto a su cabello castaño.

– Parece que volvemos a encontrarnos, Leon. – Por el tono, Jill observó el semblante furioso de su compañero, a Claire hablar con Johnson sobre los detalles del hombre que la acompañaría. Había escuchado hablar sobre el agente Kennedy. Era un hombre experimentado en ataques de corto alcance, manejo de armas blancas con precisión y gran amigo del fallecido presidente Adam Bemford. Tenía un gran historial como agente en el gobierno antes de su traslado.

Inclusive había ayudado al ingreso del hijo del presidente a la base años antes contra todo pronóstico y queja al comenzar ser un civil cualquiera. Leon era respetado en su organización además del tutor a cargo de Adam Parker.

Aun así, Chris no toleraba del todo su presencia. Podía verlo en sus orbes obscuros irritados. Algo había pasado que el castaño no le perdonaba él no solía despreciar hasta cierto punto de irritación, lo cual significaba que ese agente había hecho algo terrible para Chris.

¿Qué podía haber sucedido?

Ya habría tiempo para averiguarlo. Contaban con dos horas para tomar el armamento necesario. Esperarían la llegada del Kennedy en Roma. Observó de reojo a Chris recriminar la intervención de su pelirroja hermana en la misión del atentado. Suspiró. No sería fácil manejar al nuevo Chris Redfield. Aquel hombre de complexión de estar adelgazando, mirada penetrante y capacidad de herir a quienes había protegido lo complicaría todo, pero lo ayudaría, como él lo hizo cuando se encontraba débil, herida por causas de Wesker.

El nuevo Chris estaba roto, pedazos de aquel castaño esparcidos por su recóndita mente, ocultos, esperando salir a la luz algún día. La muerte de Nivans seguía siendo factor de impacto, el motivo personal del aumento en su trauma. Se había visto una máquina, un cuerpo vacío enfocado en hacerse sufrir. Pero eso cambaría, lo había decidido.

Sería la persona que lo curaría, tomaría esos fragmentos rotos y los volvería a unir. Estaba más cerca de él… de su proceso de volverlo a ser quien era. No estaba sola en ello.

– Chris – Se atrevió a hablarle una vez que Barry, Claire y Brighton se habían marchado para dar su sesión. El castaño no necesitó esforzarse para deducir lo que ella pedía en silencio.

– Vamos. – Le tomó del brazo algo tosco, pero Jill sabía aquello era la prueba más contundente de que solo con ella podía descargar sus dudas aunque no lo expresara en voz alta.

Sí. Ella algún día alcanzaría al soldado.

Y la nueva misión no le iba impedir retroceder en lo que tanto se habían esforzado por reconstruir.

Ella era Jill Valentine y él Chris Redfield después de todo.

.

Editado: Noviembre 2014.

¡Hola! ¿Cómo están? Aquí con mi nueva historia dramática, la cual es algo más compleja que la segunda, debo admitir. Para mí trabajar esta nueva faceta de Chris con su trauma es algo complejo ya que de por sí él porta un carácter duro y ahora que no le queda amabilidad es todo un gran reto. En cuanto a la otra historia, aclaro de una vez que se centrará en Leon y Claire pero no como pareja. De ahí vienen las dos parejas (el Aeon y el Claire/Steve) y como había dicho, no es necesario leerla para comprender esta, solo que tendrán varias sus propios dramas.

Dejando las aclaraciones listas espero que este primer capítulo sea de su agrado, ya que es la primera vez que me centro únicamente en esta pareja. Siento que sea corto. Prometo que los siguientes serán más largos al igual que los traumas que absorben a Chris. Veremos si Jill logra su objetivo.

¿Qué opinan?

Espero sus comentarios, quejas y/o amenazas de muerte.

Un saludo. Espero subir el otro el pronto. Se me cuidan

Fatty Rose Malfoy.

.