Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Himaruya. Esta awesone historia a Locked Up. La imagen de portada es creación de la fabulosa Zeemo. Lo único mío es la traducción.

OXOXO

Capitulo 01: La nota

Alfred era un romántico. No es como que fuera a admitirlo alguna vez. Romántico, en su libro, significaba "poco varonil". Y él era muy varonil, maldición. Le gustaban las historias de súper héroes. Y creía en el amor verdadero. Pero eso no te hacía todo un romántico o cualquier otra mierda de niñitas que viniera con eso.

Así que, con todo lo varonil que él era, no se sonrojó ni un poco cuando encontró la primera nota en su casillero en la escuela. Ni se sentó por horas pensando quien podría haberla escrito. Y definitivamente tampoco escribió sobre esta situación es su diario. Porque esto era una revista y no un diario. ¿Ves?

Pero, romántico o no, no pudo evitarlo cuando llegó la nota, y no pudo dejar de leerla. Era una nota de amor, y aunque nunca antes había visto una, él supo que lo era. Especialmente cuando esta decía algo en la línea de "no hay ni un solo momento en que no piense en cómo sonríes, en cómo ríes, o en el azul profundo que resuena en mí cada vez que ves hacia donde estoy, aunque sea sólo un segundo". Yeah. Él no podría hacer este tipo de mierda, por mucho que se viera de esa manera.

Verás, Alfred nunca había sido realmente popular con las damas. Se le podía ver con más frecuencia agarrado a un comic que a la mano de una chica. De hecho, ese era el caso en el 100% de las veces. Las novias eran como pequeñas volutas de humo, ellas flotaban a través de tus dedos y se iban lejos. Excepto por Dana en sétimo grado, pero ella era gordita y le gustaba la mostaza y él no hablaba de ella.

Hablando de eso, Alfred no tenía muchos amigos. La gente pensaba que él era raro, o tonto, y tendía a ser franco y a hablar consigo mismo en lugares que nadie preferiría estar. Un poco de acné a los alrededores de su rostro no mejoró nada, y mientras otros chicos de su edad jugaban futbol y se encerraban en el cuarto de pesas, él estaba bajo la profunda convicción de que tenía una alergia al ejercicio organizado, y que si hacía aunque fuera un poco, su garganta se cerraría y moriría. Él empezó a dibujar y pretender que sabía pelear con espadas, lo cual lo condujo dentro del mundo de las historietas y calabozos & dragones. No es que él no intentara jugar a la pelota y salir con animadoras. Lo habría ayudado a haber hecho el equipo, o a ser parte del grupo de animadoras, pero el destino no estaba de su lado.

El pequeño niño emo japonés, Kiku Honda, era a quien él podía llamar mejor amigo. Kiku estaba metido en mundo de los comics y los juegos de rol, pero tendía a inclinarse más al manga. Él fue quien introdujo a Alfred al maravilloso mundo del hentai. No que él alguna vez, tú sabes, hubiera visto uno. "Porque eran sólo dibujos y eso era asqueroso". De todos modos, de alguna manera, Kiku era alguien apto para estar con Alfred, y tal vez incluso, de mirarlo a la cara. Alfred estaba desesperado por atención y Kiku era un fácil y tranquilo seguidor, así que encajaron bastante bien.

Sin embargo, el hecho de que Alfred tuviera un amigo, no hizo que la embestida constante de acoso y burlas que recibía se detuviera. No es como que lo golpearan en el patio o algo, pero la gente simplemente parecía desprender esas vibraciones de que no eran muy felices con su existencia. Algunos más que otros.

Caso en cuestión: IvanBraginski.

Estúpido ruso dickhead, si me perdonan el lenguaje. Parecía tener una cuota diaria de "hagamos que Alfred se sienta como mierda"siempre que ambos entraban en contacto. Nunca había llegado a los puños ni nada de eso, ni siquiera hacerlo tropezar o silbarle y reírse con sus amigos. Siempre era una palabra, o una frase, una simple declaración que podía hacer a Alfred sentirse como mierda incluso en sus mejores días. De alguna manera, apestaba más que con los otros chicos quienes le empujaban la cabeza o "accidentalmente" lo metían en los casilleros. Algunos días eran peores que otros. Era como su propio día de insultar-a-Alfred, y continuaba sin fallar. Algunas veces hacía que Alfred se preguntara por qué diablos ese bastardo perdía tanto tiempo haciéndole esas cosas. Simplemente así es el mundo, se imaginaba él.

El día que obtuvo la nota, tuvo que admitir que se sentía en la cima del mundo. Ni siquiera Ivan podría matar su gozo, en realidad, estaba ansioso por frustrar al chico mayor. ¡Ha, toma eso bastardo comunista!

Efectivamente, en su camino al tercer periodo de inglés, Ivan estaba esperando en el pasillo. Inspeccionó a Alfred mientras lo abordaba en la misma fría y calculadora forma que hacía siempre. Él debió ver la nota que el menor llevaba (lo que no era nada difícil de saber ya que él la estaba leyendo en frente de sus narices) y tan pronto como se acercó, abrió lo boca para hablar.

—Ah, Alfred, ¿es esa una carta suicida de tu novio? Mis más profundas condolencias.

Los labios de Alfred se crisparon, pero no dijo nada. Ese fue un insulto de mierda, pensó. No dejes que te afecte. Uno insulto tan malo como ese debía ser seguido de otro mejor, aunque, debía de tener cuidado.

—Nah, es una carta de amor de tu parte.

¡TOMA ESO!

—Eso es muy malo… Tu pequeña marica japonesa estará desconsolada.

Los ojos de Alfred se abrieron exageradamente. Oh ho ho… Ahora estaba realmente molesto. Insultando a Kiku de esa manera, no lo iba a dejar pasar. Esto era la guerra.

—No tan desconsolado como tu hermana podría estar si no vuelves con ella y le haces dios sabe qué.

Ivan tenía dos hermanas, una agradable con una doble copa D que se había apiadado de Alfred algunas veces (al menos hasta que ella se graduó el año anterior) y una que quitaba el aliento con su belleza pero que se colgaba del brazo del ruso como si este fuese Jesús. Alfred se refería a esta última.

En el momento que las palabras del americano salieron de su boca, Ivan se tensó. ¡Bien!, pensó el más joven. Un punto para Estados Unidos de Alfred. Sin embargo, en un segundo, Ivan recuperó la compostura y le lanzó al de ojos azules una sonrisa enfermiza.

—Bueno, ciertamente no lo sabrías.

Maldición. Alfred se detuvo por un segundo exprimiéndose desesperadamente el cerebro para devolverle un insulto decente. Cuando se dio cuenta de que no se le ocurriría uno, le lanzó al más alto una mirada ceñuda, ignorando la sonrisa que se había plantado en la cara de este. De todos modos, tenía que ir a clases. A la mierda Ivan, se podía morir en un agujero. Alfred tenía mucho que hacer como para estar gastando tiempo en una estúpida pelea como esta.

E Ivan tenía razón. Alfred nunca había besado a nadie en toda su existencia, maldición, nunca había visto un par de boobs a menos que fueran animadas o en un libro de texto. Incluso Kiku tenía novia, aunque fuera por internet. Al menos, Alfred pensaba que era una niña. Todos esos nombres japoneses sonaban igual, y todos los chicos parecían chicas. Y lo que lo ponía más sensible de todo esto es que su mamá lo había llamado "desarrollo de la madurez sexual tardía".

Como sea. Todo el mundo podía joderse. O… considerando el tema, el mundo se podía quedar sin joder. Elige lo que más te guste.

OXOXO

Alfred nunca fue bueno en clase de inglés. Las habilidades en lengua superior siempre lo habían eludido, y se preguntaba por qué la gente simplemente no decía lo que quería decir y ya. Los ensayos siempre tenían que ser demasiado largos, los libros tenían muchos capítulos y las historias interesantes sobre héroes y esas cosas eran muy cortas.

Por suerte, estaban en medio de una larga y agradable unidad sobre la mitología griega y romana, que Alfred podía soportar. Demonios, tal vez hasta le gustaba, sólo un poco. Algunas de las historias eran muy cool, con épicos viajes y grandes batallas. No que a él realmente le importara el por qué demonios Perséfone comió para quedarse en el inframundo con ese tipo que no recuerdo su nombre que la había secuestrado (aunque, estaba convencido de que su nombre se pronunciaba Purse-a-phone). Eran los viajes de Odiseo, las matanzas de hidras y Medusa lo que le importaba.

Ivan usualmente daba lo mejor antes de Inglés, aunque, en los días aburridos apestaba. Todo en lo que podía pensar era en cómo regresarle un mejor insulto mucho mejor del que le había dado, o lo que le iba a decir al bastardo ruso la próxima vez que lo viera.

Sin embargo, él nunca alcanzó a decir lo que quería. Por alguna razón, siempre olvidaba lo que iba a hacer, e Ivan nunca dijo o hizo algo para continuar las ingeniosas replicas. Ese malnacido… lo que sea. Concéntrate en los libros, Jones.

El día de la nota fue gastado en su totalidad pensando sobre quién, cuándo… y CÓMO alguien había decidido que posiblemente gustaba de él. No que él fuera antipático y nada bien parecido, pero tampoco era grande ni popular. Las situaciones sociales no llegaban fáciles para él a pesar de que trató de ser amable con todos. Él era un anti conflictos, un pacificador al cual nadie tomaba realmente en serio. Y eso realmente apestaba.

Algo que TAMBIÉN apestaba era la historia que estaban leyendo y "analizando". Era sobre Cupido y un montón de cosas acarameladas y amorosas. Y absolutamente no había batallas épicas, ni monstruos y desastres naturales. O sea, aburrido. De esa manera, Alfred tenía incluso más tiempo para contemplar la nota, repasar una lista de posibles personas (más que todo, las chicas lindas sentadas alrededor de él en ese momento), descartando sistemáticamente aquellas con las que él tendría una oportunidad.

Mientras seguía siendo un juego divertido, esto no lo ayudó mucho. La nota no le daba ninguna pista acerca de su autor, lo cual no era muy conveniente si lo pensaba, ¿por qué se avergonzaba de su amor esta persona? Esto seguía siendo un extraño concepto para él, que él realmente le gustara a alguien… a menos…

Dios, él era estúpido. Tan estúpido. Pensando tanto en algo que era tan obvio, tan obviamente una broma estúpida. Probablemente hecha por el idiota de Ivan o alguno de los otros que lo molestaban. Tal vez incluso alguna de las chicas populares molestando a aquel chico que nadie quiere. ¡Maldición!

Bueno, este no era su día. Todo lo que tenía que hacer ahora era pretender que no la había visto, o que no le había importado. No dejes que esto te afecte. Alfred arrugó rápidamente la nota hasta hacerla una bola y la arrojó al cubo de la basura. Esta rebotó en el aro y cayó a uno metros lejos de su destino. El americano, viendo esto, se ordenó a sí mismo levantarla y ponerla en la basura de la forma normal.

Estúpido Ivan. Siempre se las arreglaba para arruinarle el día a Alfred de cualquier forma, y este tenía que ser su ataque más discreto. Suponiendo que fuese Ivan. Por otro lado, en el fondo de su mente había aun un poco de duda. ¿Y si realmente fuera de una chica y él sólo la había arrojado a la basura? Claro que, aun podía ser de alguien que no le caía bien. Probablemente Ivan no estaría dispuesto a sacrificar su dignidad para algo como esto, pero habían muchos otros que sí serían capaces. Ivan era muy inteligente para eso, el muy bastardo.

Así que Alfred estaba en un profundo conflicto. La clase terminó y se dirigió a la puerta, no queriendo hacer una escena. Un momento después, se arrastró hacia adentro y recuperó la nota de la basura.

Caminó a través del pasillo, la nota estaba segura en su bolsillo. Mientras se dirigía hacia su casillero vio a Ivan de pie junto a los baños, recostado a la pared y analizando todo el pasillo. Sus ojos se detuvieron sobre Alfred durante un momento, y este se sorprendió al no encontrar en ellos su maldad usual y su falsa alegría. En cambio, su expresión era completamente fría y totalmente carente de emoción. Eso fue, de alguna manera, peor. En un segundo estaba viendo hacia otro lugar. Tal vez él sí le había dado la nota después de todo y esa sólo fue su cara de póker. Era tan obvio el bastardo.

Satisfecho por al fin conocer su origen, Alfred sacó la arrugada nota de su bolsillo y la lanzó de par en par a su casillero. No vio a Ivan por el resto del día y cuando regresó a su casa, se quedó inmediatamente dormido. Estúpido bastardo comunista y sus estúpidas y comunistas formas de hacer las cosas.

OXOXO

Ahora, el día siguiente pudo haber sido completamente normal. Podría haber sido nada del otro mundo y pasar justo como los otros días. Sin embargo, fue totalmente anormal, ya que Alfred encontró otra nota en su casillero.

Si esto era una broma, había llegado más lejos de lo que cualquier otro bully promedio estaría dispuesto a ir. Para Alfred esto sólo significaba una cosa, Ivan realmente estaba detrás de todo este fiasco. Nadie más podría ir tan lejos sólo para burlarse de él. Ivan probablemente estaría riéndose para sí mismo en este instante, pensaba Alfred. Él estaba ahí riéndose de su inteligencia y maldad, porque él definitivamente era del tipo de que se ríe.

Aun así, Alfred leyó la nota, y seguía sintiendo algo de orgullo, tal vez incluso felicidad. Aun si era una broma, alguien estaba invirtiendo una buena porción de su tiempo en él, y él realmente era alguien que le gustaba atención. Era triste pero realmente no importaba.

"Alfred, sé que puedes haber pensado que mi última carta era un engaño. Admito que pude llegar a ser un poco chocante, pero te aseguro que no te miento. Aun no puedo decirte quien soy, pero si pudieras hoy venir al gimnasio después de clases, podría demostrar mi afecto por ti. Por favor ven. Significaría mucho para mí."

Alfred lo miró por un momento, completamente confundido. Ahora, si esto era una broma la estaría llevando MUY lejos. Sintió una punzada de emoción tan rápido se dio cuenta de que esto podría ser real. Y, cansado de estar inseguro acerca de todo, decidió ir. Nada más espiaría en el gimnasio. Chica sexy = se quedaba. Bastardo = se iba. Sería perfectamente simple. Se sonrió a sí mismo, preguntándose de donde vendría toda esta nueva confianza.

El día pasó sin incidentes y Alfred se encontró a sí mismo realmente emocionado por lo que pasaría después de la escuela. De hecho, al final del día lanzó sus libros en su mochila y se precipitó rápidamente al pasillo. Se sentía considerablemente más nervioso que antes. La ansiedad vino con el tiempo y a medida que se arrastraba todo el día entre aburridas clases, esta había aumentado.

El corazón de Alfred estaba latiendo deprisa cuando giró en la esquina y se dirigió al gimnasio. Tenía dos puertas, una a cada lado. La más cercana a él ya estaba abierta, un cubo de basura estaba ubicado entre éste y el marco de la puerta. Tragó con dificultad, acercándose cuidadosamente. Luego se inclinó hacia adelante, echándole una ojeada a la cavernosa habitación.

Estaba vacío, por lo que pudo ver. Tal vez quien fuera lo había olvidado o él se había equivocado de día… o, por supuesto, ellos podían estar escondidos. Si ahí estaban, entonces era seguro de que se trataba de Ivan o uno de los otros chicos. Aun así, echó otra mirada más larga al lugar. Nada.

Sin embargo, había un pequeño remordimiento en el fondo de su mente diciéndole que entrara. Tal vez era una chica tímida que se escondía, o tal vez él no tenía una buena vista desde la puerta… fuese cual fuese la razón, decidió abandonar su escondite e ir adentro del gimnasio.

Sus pasos resonaron mientras caminaba hacia el interior de la sala desierta. La mochila de Alfred aun colgaba de su hombro, pero ahora su mano estaba fuertemente cerrada en la correa de esta. Nadie saltó de la nada, nadie empezó a reírse o a tirar cosas… no hubo un frío insulto desde un lugar invisible.

—¿Hola? —llamó tentativamente, deteniéndose en el centro de la cancha de baloncesto. Su voz sólo hizo que la habitación pareciera más grande, el eco haciéndolo más misterioso todo.

Fue cuando se volvió para irse que lo vio.

Se quedó petrificado, con los ojos muy abiertos. Había diez u once gigantescas piezas de papel pegadas todas juntas, las dos o tres palabras que se formaban tenían varios pies de altura. El banner cubría una buena parte de la monstruosa pared, las grandes letras pintaban artísticamente un "Te amo, Alfred".

Su mandíbula pudo haberse caído que igual él no se hubiera dado cuenta. Ni siquiera estaba seguro de que si procesó algún pensamiento en unos buenos diez o quince segundos. Todo lo que pudo pensar es que había una gran declaración de amor pegada en la maldita pared, dirigida a él. Para él. Para Alfred Jones. Alfred. Alguien se había tomado su tiempo para hacer…

—Mierda… —susurró. Eso fue todo lo que pudo decir. Sin dejar de mirar la pared, metió la mano en su bolsillo y sacó su móvil. Entonces, con el brazo temblando, lo levantó y le tomó una foto al banner. No sabía qué más hacer.

Una puerta se cerró. Esto lo sacó de su ensueño y se dio la vuelta. La puerta opuesta a la que había entrado estaba cerrada. No pudo haber sido el viento, así que pensó que alguien lo había estado observando. No sabía si seguirla o no. Se deslizó por el gimnasio, empujando la puerta de madera abierta. No había nadie en el pasillo. No pudo evitar la sonrisa incrédula que se ensanchaba en las comisuras de sus labios.

Porque él sabía que era la única persona llamada Alfred en la escuela. Y esas notas para él eran ahora mucho más validas. No podía dejar de pensar en la cantidad de esfuerzo que pudo haber tomado poner esa cosa. Era tan grande que tuvo que ser puesta en la pared del gimnasio, por el amor a dios.

Y, notó con una sonrisa que abarcaba toda su cara, que definitivamente esto iba mucho más lejos de lo que Ivan estaría dispuesto a ir.

OXOXO

Hola, aquí Josita con una traducción nueva. Este cuenta con dieciocho capítulos más un epilogo que espero subir semanalmente. Espero les haya gustado este primer capítulo y me acompañen durante los próximos.

Saludito a mi danna por betearme esto QoQ

Perséfone (Persephone): cuenta la leyenda (XD), que a esta chica la secuestró Hades, el dios del inframundo. Y no sé qué tipo vino a salvarla. Hades, ante esto, puso una condición para dejarla ir, que no comiera NADA mientras viajaba el camino hacia su libertad. Aquí la incógnita. Se dice que él la engañó para que comiera semillas, y así retenerla cierta cantidad de tiempo al año en su casa. También se dice que ella se las comió a propósito. De ahí Alfred y su referencia.