Eran las doce de la noche en el centro de Tokio. En un pequeño hotel, en la última planta número 10 se encontraba Tsuzuku en una de las habitaciones del pasillo. Las personas que se hallaban en las demás habitaciones de aquel pasillo estaban horrorizadas. Se escuchaban gritos y llantos junto el sonido de algunos objetos al caerse y al romperse sin piedad contra en suelo, nadie sabía que ocurría y nadie se atrevía a picar a la puerta de la habitación donde estaba el joven famoso vocalista.
Dentro de la habitación Tsuzuku estaba teniendo un ataque de ansiedad, depresión e ira. Ni siquiera el mismo acababa de entender y comprender que acababa de ocurrir, hace apenas unas horas estaba teniendo el mejor día de su vida junto con Koichi, su actual pareja. Ambos habían ido al parque de atracciones a pasar un día romántico. Todo había sido idea de Koichi, quién había preparado esa sorpresa especial para el día del cumpleaños del vocalista. Hace tan solo dos horas habían ido a cenar al restaurante más lujoso de la ciudad y un poco más tarde habían separado sus caminos para ir cada uno hacia su residencia temporal con sus respectivos autos.
Hace una media hora Tsuzuku había recibido una llamada del hospital, diciendo que Koichi había tenido un accidente de coche y que había muerto luego de diez minutos en la camilla del hospital. Koichi había pedido que le llamaran y le dieran un mensaje: "Siempre te amaré. Olvídame y se fuerte".
Al oír eso se desplomó en el suelo cayendo de rodillas. No podía creer lo que oía, su Koichi había muerto. Si tan solo se hubiera ofrecido a llevarle a su hotel nada de esto hubiera pasado. Si tan solo le hubiera ofrecido quedarse en su hotel, nada de esto hubiera pasado. Era su culpa. La persona a la que más amaba en el mundo había muerto por su culpa. Su maldita culpa. En un acto de sentimiento de furia e ira hacia su persona cogió su teléfono y lo estampó contra un espejo que se rompió en el acto.
¿Por qué siempre tenía que arruinarlo todo? ¿Por qué siempre acababa haciendo daño a aquellas personas a las que más amaba? ¿Por qué todos sufrían por su culpa? Nunca podía hacer nada bien, nunca. Siempre lo estropeaba todo, siempre su culpa, siempre, siempre…
En ese momento algo pasó por su mente al ver restos del espejo esparcidos por todo el lugar, algo que hace tiempo no sentía y algo que juró no volver a hacer nunca más. Pero esta vez era diferente, esta vez lo necesitaba. En un impulso cogió un trozo de cristal, el más afilado, y lentamente subió la manga de la camisa blanca que Koichi compró para él meses atrás. Observó con detenimiento el resto de cicatrices viejas que se podían observar con dificultad bajo los tatuajes y las acarició lentamente. Necesitaba esa sensación, la anhelaba, no podía más con la angustia en su pecho. Sin piedad cortó su piel con el trozo de cristal, rápidamente y profundamente. Una y otra vez en ambos brazos, sin detenimiento. Veía la sangre salir y por fin sentir después de muchos años conteniéndose esa extraña sensación de alivio que tanto anhelaba. La sangre empapaba ambos brazos y caían gotas sin detenimiento al suelo, manchando la cara alfombra de aquella habitación.
Se puso de pie lentamente e ignorando el dolor de sus brazos empezó a tirar todos los objetos del lugar contra el suelo y paredes. Dejó todo el lugar echo un desastre, lleno de objetos rotos por todo el suelo y sangre por todo sitio en el que pasaba. La habitación parecía la escena de un crimen brutal. Río irónicamente, era la escena de un crimen contra si mismo.
La situación no tardó en no pasar desapercibida por los demás huéspedes de ese hotel, quienes llamaron a la policía. Toda la ciudad tampoco tardó mucho en saber qué estaba ocurriendo en llegó a los oídos de Mia y Meto quiénes rápidamente fueron al lugar en donde se encontraba Tsuzuku.
Tsuzuku ignorando todo el alboroto que se oía de fuera cayó al suelo, sin importar los trozos de cristal en él. Se tumbó y se acurrucó a si mismo llorando sin cesar y dando algún que otro grito de sufrimiento mientras pronunciaba el nombre de su pareja ahora fallecida.
- ¡Tsuzuku!- Se escuchó un fuerte grito procedente del otro lado de la puerta de la habitación. Lo ignoró por completo.- ¡Tsuzuku! ¡Sal ahora mismo de ahí!- Mia intentaba desesperadamente oír una respuesta, pero era inútil.
Se oían golpes en la puerta, golpes incesantes. Aun así no podía calmarse, tan solo podía quedarse tirado en el suelo llorando como la persona débil que era. Miró sus muñecas, la sangre seguía saliendo dejando un charco de sangre que cada vez se hacía más grande.
Fuera de la habitación Mia y Meto seguían golpeando la puerta, pero no daba resultado. Nadie sabía que había sucedido ni porqué Tsuzuku estaba así. Nunca lo habían visto de esta forma. Aun así ellos no sabían realmente la gravedad de la situación, ya que Tsuzuku nunca les había hablado de los cortes. Ambos se miraban preocupados sin saber que hacer, intentando calmarse para poder pensar en una solución para este problema, hasta que Meto vio sangre salir por debajo de la puerta.
- ¡Mia! ¡Sangre!- Ambos miraron asustados la sangre, imaginando la peor de las situaciones. Estaban impactados. Lo que ambos no sabían es que lo que pasaba ahí dentro era peor que lo que imaginaban.- ¡TSUZUKU!-.
- Tan solo déjenme morir…- Susurró tan bajo que tan solo pudo llegar a sus oídos.
Tsuzuku dentro de la habitación escuchaba todo lo que sucedía fuera. No entendía cómo ni porqué Mia y Meto se podían preocupar por el. Él había matado a Koichi. Lentamente se acercó al balcón de la habitación situada en el décimo piso del hotel y abrió la ventana. Salió al balcón y observó detenidamente todo lo que sucedía fuera. Veía gotas de lágrimas y sangre caer hasta chocar con la carretera dónde pasaban miles de coches por segundo. Cerró los ojos y sintió la suave brisa chocar contra su rostro.
Meto se abalanzó sobre la puerta, tirándola en el acto. Ambos entraron y se horrorizaron con lo que vieron, buscando desesperadamente a Tsuzuku con la mirada. Mia lo vio en el balcón apoyado peligrosamente en las barras de hierro. Tsuzuku sin darse cuenta de su presencia pasó al otro lado de las barras de metal, estando expuesto a toda la ciudad. Tan solo un paso y acabaría con todo este sufrimiento, tan solo un paso y dejaría ser felices a todos. No molestaría ni mataría a nadie más con su presencia. Meto al ver sus intenciones corrió hacia él y lo sujetó de ambos brazos, dándose cuenta en el momento de todos los cortes y sangre en sus muñecas. Mia se acercó a ellos todavía incrédulo.
- ¡Tsuzuku, no lo hagas!- Meto estaba desesperado intentando sujetarle de los brazos para no dejarle caer, pero el vocalista intentaba soltarse.
- Suéltame Meto…- Tsuzuku susurraba con lágrimas en los ojos.- Tan solo déjame morir…
- ¡No te dejaré caer!
- Tsuzuku… ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Koichi?- Mia no entendía nada. Se suponía que Tsuzuku pasaría el día con Koichi, pero él no estaba ahí.
- Él…él…- Salió un sollozo de sus labios. Tan solo podía susurrar.- Él… esta muerto… Ha muerto por mi culpa…
Mia y Meto no podían creen lo que oían, no estaban preparados para ello. En ese momento, Meto soltó suavemente su agarre, pero aún tenía a Tsuzuku sujetado, quién aprovechó ese momento de debilidad.
- …Meto, Mia… Gracias por haber estado a mi lado… Nunca olvidaré todo lo que hicieron por mi… Os quiero…- Aprovechó el momento de debilidad de Meto y consiguió soltarse de su agarre, cayendo al vacío.
…Dos meses después…
La banda había sido disuelta después del fallecimiento de Koichi y el suicidio de Tsuzuku por la muerte del primero. Mia y Meto habían detenido todas las actividades de la banda y al transcurrir el segundo mes decidieron disolver la banda. Mejibray eran ellos 4, si alguno de ellos faltaba ya no era Mejibray.
La noticia no tardó en saberse por todo el mundo. Se realizaron eventos en memoria de los fallecidos, dónde asistieron todos los familiares, el staff y los ahora dos únicos integrantes de la ex-banda.
Mia decidió visitar cada día la tumba de ambos y dejar las flores favoritas de cada uno, y Meto viajó alrededor del mundo para mostrarle a todos que la muerte de sus dos ex-integrantes de su ex-banda no fue en vano, mostrando algunas de las canciones de la banda.
