Soy Quinn Fabray
Una vez más sentía el impacto de una bola de papel en su cabello y la risa inconfundible de Quinn, suave y delicada en un intento de ocultarla para los demás.
Se dio vuelta con brusquedad, y para su pesar escucho con más fuerza la risa de su novia. Era suficiente…
-Es suficiente Quinn – espeto con enfado, causando una risa aun mas estruendosa que llamo la atención de algunos – como no te detengas no te hablo hasta el jueves.
-Ya, tranquila Rae, solo estoy bromeando, solo que eres una amargada – dijo con indiferencia, dejando su resortera en la mesa y sonriendo con superficialidad.
-No puedo creer que seas tan inmadura – resoplo volviendo a sentarse correctamente.
-Para el drama diva – golpeo el asiento de su novia con el pie y rio cuando esta le envió una mirada asesina, amaba verla así, parecía una fiera.
Se detuvo después de eso, Rachel tenía un límite de paciencia y estaba segura de que cumpliría su amenaza, ya antes lo había hecho, dejar de hablarle durante días, una vez incluso llego a ignorarla dos semanas por haberle hecho una zancadilla en medio de un pasillo.
No podía evitarlo, aun con psicólogos de por medio nunca había podido evitar ser tan… insoportable.
Hasta su madre le daba dinero para que se fuera a cualquier lugar y la dejara un rato a solas en la casa, sobre todo cuando le daba por usar la moto por el perímetro de la propiedad.
Llego el receso y salió sin esperar a que Rachel pusiera las cosas en su mochila, era demasiado lenta para su gusto.
Se fue al baño y cerró la puerta viendo como algunas chicas hacían un intento de llegar al baño antes de que ella cerrara, no tuvieron tanta suerte.
Entro en el cubículo más limpio, el segundo, ese era el que siempre utilizaba. Se bajo la cremallera del pantalón y se dispuso a orinar sin siquiera cerrar la puerta del cubículo, no había por qué hacerlo, estaba completamente a solas.
Cuando termino se lavo las manos y escucho algunos golpes en la puerta, seguro varias chicas querían utilizar el baño pero ella no se iba a apresurar por un par de noobs, ella era Quinn Fabray, no tenía por qué apresurarse por nadie.
Apenas salió del baño vio a unas diez chicas quejándose, basto que levantara una ceja para que todas se callaran de repente, sonrió con los labios ladeados y se fue a buscar a su enana novia, necesitaba urgente su dosis de amor.
La vio guardando algunas cosas en el casillero, menos mal ella no tenia cuadernos por qué sino tendría que encontrarse con Jewfro al lado del suyo cada vez que los necesitara, le dieron escalofríos de solo pensar en ese chico.
Se acerco a su morena y la tomo de la cintura haciendo que la chica volteara la cabeza para ver quien osaba tocarla.
-No tienes derecho a tocarme ni un pelo Fabray – le escupió aun enfadada.
-Awww, alguien está en sus días – se gano un buen golpe en el brazo pero eso no le impidió acercarse más a Rachel y juntar sus frentes con amor – no te enojes amor, sabes que bromeo – Rachel la miro con desconfianza, que le hablara en susurros siempre había provocado debilidad en ella, tanto física como mentalmente.
-Lo sé, pero podrías intentar no hacerlo de vez en cuando Quinn, sabes que puedes intentarlo – parecía casi un ruego a los oídos de Quinn, por eso rodo los ojos pensando que Rachel era demasiado exagerada – no me mires así.
-Así como – beso rápidamente los labios de su chica y apenas esta quería seguir hablando la volvía a besar, haciendo que Rachel sonriera divertida entre besos – te amo.
-Mmm – fue lo único que pudo decir mientras la besaban, la quería demasiado como para enojarse con ella.
-Vamos al auditorio – susurro acercándose más a Rachel.
-No podemos – dijo apenas separándose para volver a besarla.
-¿Por qué no? – pregunto besándole el cuello
-Por qué nos quedaría poco tiempo para el almue…
-Al carajo el almuerzo, no me puedo aguantar, te quiero desde que te vi llegar – gruño cuando la pierna de Rachel choco contra su miembro.
-¡Quinn! Pueden vernos, no hagas eso – le dijo golpeando suavemente su estomago para que se separara lo suficiente, dio una mirada rápida al pasillo y noto que no había casi nadie, y los que estaban, no se interesaron en ellas.
-Vamos Rach, no me hagas obligarte – dijo en broma intentando tomarla entre sus brazos como si la fuera a alzar.
-Déjame en paz, solo faltan tres horas para que nos vayamos – respondió mordiéndose el labio inferior.
-¡Tres horas! No voy a aguantarme tres horas, y sabes que apenas lleguemos no vamos a poder ni respirar, ese niño se lleva toda nuestra energía – tomo a Rachel del brazo y tiro de ella. Rachel hecho la cabeza hacia atrás acostumbrada a esa situación, no es que no quisiera, es que no podía permitirse que la expulsaran del instituto si las descubrían, ya mucho le habían soportado faltando a algunas clases por cuidar a Liam.
-No lo llames niño, es nuestro bebe – reprendió a Quinn que le sonrió traviesamente.
-Es un pequeño demonio – otro golpe, daba igual, ya habían llegado al auditorio y obtendría lo que quería – ven aquí – la puso delante de ella y la abrazo por la espalda para guiarla a su lugar especial, aprovecho para dejar un sinfín de besos en el cuello de Rachel que ya se dejaba llevar.
No demoro más la situación y apenas llego detrás de las cortinas comenzó a sobar los pechos de Rachel que seguía dándole la espalda y se frotaba en ella, sobretodo con su trasero, haciendo que la moviera su cadera también.
-Estas tan buena que te follaria todo el día – Rachel sonrió divertida por la falta de romanticismo de Quinn, siempre había sido así, no se iba a quejar a esta altura de la vida.
Se volteo y miro a su chica que esperaba impaciente alguna muestra de cariño, así que se arrodillo y le bajo rápido la cremallera para aliviar un poco la tensión sexual en Quinn.
Froto con su mano sobre la ropa interior de Quinn y el increíble bulto frente a ella. Quinn hecho la cabeza hacia atrás moviéndose contra la mano de Rachel, esperando por los dioses del Olimpo que su novia decidiera darle aun más placer.
-Joder Rae, no me hagas esperar cariño – Rachel la observo con seriedad y ante la mirada de Quinn, bajo el bóxer negro, alejándose un poco para no ser golpeada por la enorme erección que apareció frente a ella, se lamio los labios y cerro las piernas por todo el placer que sintió de solo ver en ese estado a Quinn.
Lo tomo con su mano y froto la punta rosada haciendo gemir más fuerte a Quinn, movió lentamente su mano haciéndola sufrir un rato, ahora ya estaba pagando suficiente por todos los papelitos que ella recibió en clases.
-Rae… -se quejo la rubia, antes de que volviera a mirar a su chica sintió unos labios alrededor de la cabeza de su miembro y volvió a cerrar los ojos con fuerza por el placer – Mierda…
Cuando los volvió a abrir, miro hacia abajo y se encontró con la mirada de Rachel, lamiendo su miembro como si fuera un caramelo, dejo escapar suspiros desesperados e intento tomar por el cabello a la morena pero esta la miro desafiante como diciéndole "no te atrevas" así que solo se quedo ahí, ni siquiera la dejaba moverse, la tenia firmemente agarrada de la base para impedir su movimiento.
Se rio internamente por lo controladora que podía ser Rachel.
Muchos creían que era ella la que llevaba el control de la relación, pero desde la puerta del hogar hacia adentro, era Rachel quien controlaba todo, hasta lo que cenarían.
-Creo que con eso… es más que suficiente –Quinn la miro con temor, creyó que podía ser una venganza por molestarla en clases, pero al verla llegar hasta un mesón cercano, sentarse sobre él y abrirse de piernas, dejándole ver lo que había allí, supo que eso estaba recién comenzando.
Agarro su erección y froto lentamente mientras se acercaba a su novia sin dejar de mirarla, le lanzo una sonrisa petulante e hizo un movimiento gracioso con sus caderas haciendo reír a Rachel, esa era Quinn, hacia cosas completamente inapropiadas cambiando por completo cualquier situación, pero era esa espontaneidad lo que la había enamorado completamente, no podía dejar de amar cada uno de esos pequeños detalles.
Se siguió acercando mientras su chica se recuperaba de la risa.
-¿Quieres esto? – susurro cuando se acerco lo suficiente mostrándole el miembro en su mano.
Rachel asintió siguiéndole el juego – Y tu quieres esto – respondió levantando un poco su falda, suficiente para dejarle ver que estaba completamente mojada.
Se miraron con fiereza, no querían seguir esperando.
La rubia se acerco velozmente a su chica y la besó con fuerza, haciéndola gemir y retorcerse al sentir ese duro miembro golpear su entrepierna.
-Oh dios Quinn, hazlo ya – se movió hacia un lado la ropa interior sin esperar respuesta de su chica, solo el acto de verla masturbarse le hizo saber que le iban a conceder su deseo – Aaahhh... – apoyo sus manos en los hombros de Quinn cuando sintió la primera penetración.
-Esto querías no – dijo entrando y saliendo con fuerza de su novia.
-Si… oh dios… así Quinn, lo haces tan bien – escucho el mueble bajo ella crujir por el movimiento.
Sentía como su interior se estiraba al mismo tiempo que Quinn crecía aun mas si era posible, llegando a tocar lugares que la llevaban a alucinar mientras le hacían el amor.
De un momento a otro, Quinn salió de ella por completo y la volteo suavemente, le bajo la ropa interior hasta quitársela por completo e hizo que se aferrara al final del mesón con sus manos, dejando su trasero al aire y a su completa disposición. No la hizo esperar y la volvió a penetrar, golpeando con más fuerza que antes. La sujeto de la cintura para mantenerla en el mismo sitio y adquirió una rapidez casi inhumana.
-Quinn…mi amor… por favor…ahh… - sentía los testículos de Quinn golpear su clítoris, haciéndola enloquecer de placer.
-Vente para mi cielo… vamos Rae… yo se que quieres – le dijo con suavidad acariciando la espalda de su chica con una mano mientras seguía moviéndose.
-Estoy tan cerca… - cada embestida la hacía tambalearse, Quinn no tenia piedad cuando tomaban esa posición, era como si una parte animal la poseyera.
Bastaron algunas penetraciones mas para que Rachel llegara hasta el cielo, se arqueo por completo y Quinn aprovecho para tomarla por el hombro impidiéndole moverse para entrar hasta el fondo en ella, consiguiendo llegar a su propio orgasmo.
Dejo su semilla en Rachel al mismo tiempo que gemía y se movía arrítmicamente dentro de ella, ya su miembro se volvía flácido así que dejo a su chica tumbarse para descansar y se acomodo sobre ella, aun dentro.
-Eso… estuvo… increíble – dijo Quinn con su cabeza hundida en el cuello de Rachel. Escucho a la morena reírse ligeramente y eso basto para hacerla sonreír, amaba con locura a esa enana.
-Siempre es increíble – Respondió una más recuperada Rachel.
Esperaron unos minutos más y se acomodaron la ropa para regresar, la última clase que tenían era español así que se podían relajar un poco con el profesor Schuester, que nunca les exigía demasiado.
-Ufff, deberíamos darnos un baño – sugirió Quinn – no podemos llegar a clases oliendo a sexo.
-No sé si tenemos tiempo…
-A Will no le va a molestar.
-A Will nunca le molesta, el problema está en aprovecharnos de su voluntad – dijo tomando la mano de su novia para salir del auditorio, hecho una última mirada a su lugar preferido en esa escuela.
-¿Prefieres que los demás se den cuenta?
-¿Desde cuándo te importa la opinión de los demás? – respondió divertida.
-Desde que huelo a sexo y mi novia también, solo es por eso – se miro la ropa arrugada y se acerco a Rachel para olerla – Sip, es sexo.
-¡No hagas eso! Es desagradable.
-Tú eres desagradable – vio la mirada de advertencia de Rachel y se rio con ganas - Es broma…
-Todo es broma para ti.
-Y tú me amas de todos modos.
-Puede ser…
-Puede ser – respondió imitando la voz de Rachel haciendo que ambas rieran.
-Eres imposible, vamos a darnos ese baño, sin juegos – la apunto amenazadoramente.
-Ya, ya, sin juegos, vamos rápido que quiero comer algo después.
-No alcanzamos… -se quejo Rachel.
-Shhh, eso lo vemos después– Llegaron al vestuario y comprobaron como siempre si había alguien dentro, pero todos debían estar en los comedores, así que se apresuraron a llegar a las duchas y sacarse la ropa para bañarse y quedar presentables. Tardaron aproximadamente diez minutos en salir, sin juegos, como prometió Quinn. Después se fueron a clase del señor Schuester y Quinn tuvo que aguantar toda la hora sin haber comido nada desde el desayuno, al menos había tenido un buen tiempo con su novia, ese era motivo suficiente para no quejarse o molestar a Rachel de nuevo.
Salieron del establecimiento y se dirigieron al auto de Quinn, la envidia de todos los estudiantes de William McKinley High School, un Audi tt del 2012, el cual iba a tener que cambiar en unos meses por exigencia de Rachel, la cual decía que necesitaban algo con menos velocidad y más espacio, y ella no lo refutaba, por qué sabía que su hijo pronto iba a necesitar salir más seguido de la casa, pues se estaba convirtiendo en un hermoso e inquieto niño de un año y medio.
-No te estaciones en las flores de papá – le recordó Rachel mirando hacia las ventanas de su casa, cada día cuando llegaban de la escuela, Liam las esperaba con su abuelo, Hiram, en uno de las ventanas hasta que ellas aparecían. Ese día no fue la excepción, sonrió por la ternura que le causaba siempre la misma escena.
-Ahí está el bebe de mamá – susurró casi para sí misma.
Quinn estaciono frente a la pequeña casa que tenia la familia Berry y tomo los bolsos de ambas para bajar del auto, Rachel apenas cerró la puerta vio a su hijo y su padre salir al jardín. Liam intentaba zafarse de los brazos de su abuelo para correr hacia Rachel, claro, Hiram no lo podía dejar correr por la calle, así que siguió sosteniéndolo mientras una apresurada Rachel iba en su búsqueda.
-Aquí esta mamá, Liam, mamá llego a casa – Rachel se acercó a su bebe y lo tomo en sus brazos para darle un fuerte abrazo.
-Que tal Hiram – saludo Quinn al hombre, recibiendo solo un gesto con la cabeza como saludo. Nunca se habían llevado del todo bien, sobretodo por qué esa "rubia insufrible" había embarazado a su pequeña diva, por qué según él, no ayudaba a Rachel con nada y porque no veía futuro en ella para mantener a una familia.
El pequeño Liam se mantenía ajeno a esa escena y en cambio tomaba el rostro de su mamá Rachel por las mejillas y reía feliz por tenerla de vuelta.
-Lo sé cariño, yo también estoy feliz de verte – le decía Rachel al pequeño besando su rubio cabello.
-Máma, mama – repetir una y otra vez Liam en un intento de comunicarse.
-¿Qué hay de mí, no hay un poco de amor para mami? – Quinn se adelanto aun con ambos bolsos colgando de uno de sus hombros y estiro los brazos para recibir a su pequeño, que no tardo en abrazarla de vuelta – WOhhh, ese sí que es un gran abrazo principito – elevo a su pequeño por el aire provocando que riera y se metiera un puño en la boca.
-¡No tan alto Quinn! – la reprendía Rachel, resoplando al ver que esta no se iba a detener, al contrario, lo lanzaba aun más arriba – ¿Cómo se porto Liam, papa? – Se volteo a ver a su padre que miraba la escena con los labios fruncidos.
-Igual que siempre, mientras no tenga una mala influencia cerca siempre se porta bien – espetó con disgusto mirando de reojo a Quinn.
Rachel rodo los ojos, ella no pensaba que Quinn fuera una mala influencia, solo era un poco… despistada, eso era todo.
-¿Se comió toda la comida que le deje?
-Mmm, dejo un poco, pero le di frutas picadas como a él le gustan y se las comió todas – le explico a su hija esta vez con una sonrisa.
-Pff, cada día cuesta más que coma – dijo preocupada mirando a su pequeño, era idéntico a Quinn, aun no encontraba algún tipo de parecido con ella – Quizás debería llevarlo donde la doctora Beiste.
-Nah, no te preocupes, debe ser por qué está descubriendo lo que más le gusta y lo que no, a esta edad los niños son muy mañosos –paso un brazo por los hombros de su hija y tiro de ella para llevarla dentro, donde ya estaban Quinn y Liam, la primera encendiendo el televisor, el segundo esperando pacientemente a que comenzara High Five, su programa favorito. La rubia se tiro en la alfombra y sentó a su hijo en su regazo.
-No puede ver la televisión, es hora de dormir la siesta – dijo Hiram cruzándose de brazos.
Quinn volteo a verlo con una ceja levantada.
-Puede ver la tele un rato – dijo volteándose a mirar la pantalla nuevamente.
-Si toma la siesta más tarde no va a querer dormir en la noche, y al final es mi hija la que se tiene que quedar despierta hasta altas horas – Rachel solo se quedaba mirando desde la cocina mientras hacía la leche de Liam, observando con cautela todo lo que se decía o hacia por si tenía que intervenir de repente.
Quinn se paso una mano por el cabello con cansancio.
-Media hora más de televisión no van a hacer ni una diferencia, puede verla media hora – explico sin dejar de mirar la pantalla.
-Media hora van a hacer una diferencia, por qué el duerme una hora y media, entonces se va a despertar muy tarde.
-¡Entonces lo hacemos dormir solo una hora! – exclamó con enfado volteando de nuevo. Era frustrante como ese hombre se metía en donde no le correspondía, ella era la otra madre de Liam, podía hacer lo que quisiera con su hijo.
Rachel miro a su pequeño, se notaba que estaba cansado, sabía que su padre lo hacía jugar durante toda la mañana para que tomara una siesta en las tardes, y era lo mejor para él, aun era muy pequeño como para mantenerse despierto todo el día. Lamentablemente iba a tener que contradecir a su novia.
-Quinn… - interrumpió al fin Rachel – creo que Liam necesita descansar – explico dulcemente señalando a su hijo. La rubia bajo lentamente la mirada hacia su hijo y se avergonzó al verlo mirando hacia ella con ojos somnolientos, se veía cansado y un poco confundido por la discusión, alternando su verde mirada entre ella, su abuelo y su otra madre.
-L-lo voy a… hacer dormir – dijo casi en un susurro levantándose con Liam encima y dirigiéndose luego a las escaleras, ni siquiera miro a Hiram, eso haría que el hombre solo se burlara de ella, como siempre.
-¿Puedes darle la leche? – Rachel elevo el biberón que tenía en su mano y vio a Quinn asentir acercándose a ella para tomarlo. El incomodo silencio en la sala solo se veía interrumpido por el sonido de la televisión y el baile que en ese momento protagonizaban los conductores del programa infantil – Gracias cariño –agrego regalándole un beso en la mejilla, y una caricia en el cabello de Liam.
Vio subir por las escaleras a su novia y a su hijo, quien balbuceaba cosas incomprensibles con la cabeza hundida en el cuello de Quinn. Volteo a mirar a su padre, que la miraba con un gesto indescifrable.
-¿A qué hora llega papá? – pregunto intentando cambiar el tema de conversación.
-En dos horas más, tuvo que ir al laboratorio a hacer unas pruebas – respondió, comenzando a recoger con ayuda de su hija los juguetes que Liam había dejado tirados por doquier.
-Al menos ahora llega… - Padre e hija se miraron con una sonrisa cargada de tristeza, era un hecho que el divorcio iba a ocurrir pronto, al menos para Rachel, que había visto como la relación entre sus padres iba muriendo desde que tenía diez años.
-Quizás debería pasar más tiempo en el laboratorio – bromeo Hiram – al menos ahí se siente a gusto.
-¡Papa! No digas esas cosas, a mi me encanta tenerlo acá… - exclamo suavemente con un hilo de voz. Quinn debía estar haciendo dormir a Liam en ese momento.
Hiram vio a su hija y se dio cuenta de su error, Rachel aun era una niña, apenas tenía diecisiete años, necesitaba a Leroy, aun tenía la esperanza de ver a su padre llegar a la casa y comportarse como si se sintiera feliz de verla a ella y a su nieto, aunque la realidad estuviera un poco lejana.
-Lo sé cariño, solo bromeo, también es bueno verlo por acá – respondió encogiéndose de hombros – Créeme que el también te extraña cariño…
Rachel miro a su padre, intentando notar algún atisbo de falsedad en sus palabras, pero sonaban tan sinceras que suspiro con alivio, se acerco a él y le beso la mejilla con cariño.
-Eres el mejor papa del mundo – soltó, provocando una alegre risa en Hiram – No te rías, te lo digo en serio, Liam no podría tener un mejor abuelo y yo no podría tener un mejor papá – Su padre la observo ruborizado, haciéndola sonreír – Voy a ver a Liam, conociendo a Quinn aun no lo hace dormir.
-Sabía que iba a pasar esto – espeto el hombre negando con la cabeza con frustración – de alguna manera tenía que ganar, es una inmadura.
-No digas eso, Quinn lo intenta… - vio a su padre reír con ironía.
-Si no lo hacía antes, que te hace pensar que va a recapacitar ahora. ¿Te tengo que recordar todos los meses que estuviste completamente sola cuidándolo?
-Solo fueron dos – trato de justificar a su novia - Ha madurado, te lo prometo.
-Fueron dos meses sin venir a verte a ti o a Liam, mas los otros meses desde que nació, siendo una persona casi ausente en la crianza de su hijo – suspiro con cansancio agachando la cabeza – Pero si tu le crees, si en verdad tienes fe en ella no hay nada más que yo pueda hacer, es tu familia la que estas construyendo.
-Lo sé… Gracias por cuidar de Liam, pá.– dijo con un nudo en la garganta, mirando hacia la escalera – Mejor voy a ver como están esos dos.
Escucho a su padre encender el televisor a un volumen bajo, a medida que iba subiendo ni un ruido mas se escuchaba, solo el de una suave melodía que sonaba desde el cuarto de Liam, sonrió al darse cuenta de lo que sucedía y se apresuro a ponerse junto a la puerta del cuarto para poder observar. Se mordió el labio inferior, amor era lo único que sentía en ese momento al ver la imagen de su novia con el bebe en sus brazos.
Aunque Liam ya tenía un año y cinco meses, aun se dormía solo cuando alguien lo mecía en sus brazos. Eso Quinn lo sabía a la perfección, y por eso no dudaba en complacerlo cada vez que podía a la hora de hacerlo dormir, y si una canción ayudaba en la tarea, pues ella también lo hacía.
"…Tell me, Little Prince, now when did you last let your heart decide.
I can open your eyes, take you wonder by wonder,
Over, sideways and under on a magic carpet ride"
Su hijo aun se mantenía despierto, con una manito puesta justo sobre el mentón de Quinn parecía hipnotizado escuchando a su madre cantarle, era exactamente lo mismo que causaba en ella, que por alguna extraña razón, o quizás por amor, no podía dejar de observarla.
"A whole new world, a new fantastic point of view,
No one to tell us no, or where to go,
Or say we're only dreaming"
Tuvo la intención de interferir e integrarse a la canción, pero ese momento no era de ella, era de Quinn y Liam, y parecía que la rubia no iba a tener tanta dificultad para hacer dormir al pequeño, por qué a medida que continuaba la canción, Liam cerraba gradualmente sus hermosos ojos y se iba quedando dormido. Miro por la habitación buscando el biberón y cuando lo encontró vio que estaba hasta la mitad, pero eso no la alarmo, ese biberón era más grande del que tomaba normalmente.
"A whole new world,
That's where we'll be,
A thrilling chase,
A wondrous place,
For you and me…"
La rubia termino de cantar casi en un susurro, acerco a su hijo ya dormido a la cama con forma de auto que le había comprado y lo dejo con suavidad ahí, rodeándolo de almohadas para que no se dañara si se llegaba a despertar.
Prendió el monitor de bebes y se llevo uno con ella.
Después volteo y no se sorprendió al ver allí a Rachel, le sonrió a su morena novia y se acerco a ella para depositar un suave beso en sus labios que fue bien correspondido.
-¿Nos estabas espiando? – la cuestiono rodeando con los brazos su pequeña cintura.
-Tal vez – respondió atrayendo a la rubia, la dirigió a su habitación y cerró la puerta una vez que estuvieron dentro – ¿no vas a llamar a Judy?
-¿Para qué? - pregunto Quinn soltándose del agarre en el que se habían mantenido hasta ese entonces.
-Como que para que, seguro quiere saber donde estas.
-Pffff, es obvio que estoy aquí Rach – dijo con humor.
-¡Quinn! Judy te pidió que le avisaras si no llegabas a casa, da igual donde estés, imagina que te estaba esperando para comer…
-Le dije que íbamos a comer en la escuela… a propósito, tengo hambre – la castaña frunció los labios con un gesto idéntico al que hacia Hiram.
-También yo… pero no te voy a preparar nada si no llamas a tu mama - espeto cruzándose de brazo.
-Entonces me voy a McDonald – vio la cara que puso la morena y rio por lo bajo para no despertar a Liam.
-¡No te atrevas! – El dramatismo de Rachel la hizo reír aun más – Se que estas bromeando, te encanta mi comida, y sé que vas a llamar a tu mama después – Se acerco a su novia y la abrazo con cariño.
-Me encanta tu comida, por eso vas a llevar este hermoso trasero… – le tomo el trasero con ambas manos y lo masajeo ganándose una sonrisa coqueta de Rachel –… a la cocina y me vas a preparar una tortilla.
-De acuerdo – beso suavemente a su novia y se alejo de ella dirigiéndose a la puerta y deteniéndose allí para voltear a verla – tu quédate aquí hasta que llames a Judy, y después me muestras el identificador de llamadas – le dijo con tono autoritario, medio en broma medio en serio.
Continuó su camino hacia la cocina y alcanzó a escuchar un quejido de Quinn.
Paso por el cuarto de su bebe y vio si estaba todo bien, todo seguía perfecto y el pequeño Liam dormía con los brazos completamente extendidos sobre su cabeza, adorable, hasta en eso se parecía a Quinn.
Siguió su camino hacia la cocina y vio a su papa mirar la televisión con los pies apoyados en una pelota saltarina que le había regalado su tía a Liam. Por supuesto, si el pequeño aun no tenía la habilidad ni siquiera para caminar correctamente, mucho menos iba a saber utilizar esa cosa.
-Papa, voy a cocinar algo para mí y para Quinn, ¿quieres que te prepare comida también a ti? – su padre volteo a verla y le sonrió.
-No gracias cariño, yo comí temprano, con Liam… Espera, ¿creí que ibas a comer en la escuela? – cuestiono confundido.
Rachel se sonrojo furiosamente ante el recuerdo de lo que paso en la escuela para hacerla perder el almuerzo.
-S-sí, pero… Quinn estaba algo atrasada en la clase de Español y la tuve q-que… ayudar – balbuceó, menos mal su padre estaba muy pendiente del capítulo que se estrenaba de "The Simpsons" como para notar su estado.
-Mhmm, podría dedicarse a esta hora a estudiar, en vez de hacerte perder el tiempo y perder de paso tu almuerzo – mencionó entre dientes.
-Eso le digo siempre, pero sabes cómo es.
-Oh sí, sí que lo sé.
Volteó de nuevo y dejo a su padre seguir viendo su amada comedia, se había librado de un momento bastante bochornoso.
Busco tranquilamente en la nevera todo lo que iba a necesitar, por suerte su padre se había hecho vegetariano por ella, así no tenían que hacer gastos demás por alimentarse de manera diferente… En verdad era el mejor papá del mundo.
Se dispuso a cocinar, era como su propia terapia, desde que había tenido a Liam había sufrido de manera ligera una depresión post-parto, y tuvo que buscar su propia terapia en cualquiera de las cosas que tenía que hacer en su vida diaria, cocinar se le daba excelente así que fue esa siempre su primera opción.
Aprovecho de hacer la comida de Liam para esa tarde y la guardó en la nevera, cuando estaba por hacer las tortillas escucho los pasos de Quinn bajando por la escalera y dirigirse directamente a la cocina, ignorando por completo a su padre.
-Tengo hambre – fue lo primero que escucho, miro a su rubia con los ojos entrecerrados y solo recibió un beso enviado por el aire de su parte.
-En diez minutos está listo, ¿crees que puedas esperar?
-No – respondió simplemente – pero tengo que hacerlo de todos modos – agregó encogiéndose de hombros.
-Exacto. – La señaló con la espátula que tenía en sus manos – ayúdame a poner la mesa.
-Si Jefa – comenzó a hacer lo que le pedía su novia, estuvo buscando cada cosa que necesitaba hasta que escucho de nuevo la voz de Rachel.
-¿Llamaste a tu mama?
-No
Volteo a verla con enfado y se relajo cuando vio la sonrisa de la rubia.
-Es broma, si la llamé – dijo riendo.
-Basta de bromas, tenemos que hablar de algo importante – suspiró viendo las tortillas, estaban listas para servirse, antes de lo que se había propuesto.
La rubia se sentó y espero a que le sirvieran su comida para preguntar, cuando vio a su novia sentarse frente a ella en la pequeña mesa de la cocina habló – ¿De qué hay que hablar?
-De Liam – dijo Rachel comenzando a comer – necesitamos ponerle las vacunas que le corresponden ahora.
-Y que hay con eso – pregunto desorientada.
Rachel la miro sorprendida.
-Como que qué hay con eso, tenemos que ir a ponerle algunas vacunas Quinn.
-Sí, lo sé, eso acabas de decir, y eso vamos a hacer ¿no? – cuestionó concentrada en su comida.
-Quinn… tenemos que hablar de esto, no es como decir "ok, vamos a ponerle las vacunas y ya", hay que pedir una cita, hay que revisar de nuevo el asunto del seguro, por qué sabes que olvidaste pagar la ultima cuota – le explico con paciencia – tenemos que pensar bien en que vacunas vamos a ponerle, porque hay algunas que no me convencen. En el noticiero la semana pasada decían que algunas vacuna tenían exceso de mercurio, eso hace que los niños se desarrollen como autistas, ¿puedes creerlo? No quiero que a Liam le pase algo, es difícil la vida de un niño autista Quinn.
Toda esa verborrea la tenia completamente confundida, ella lo único que hacia siempre era depositar el dinero en la cuenta del seguro medico de Liam.
-¿Autistas?
-¡Sí!, bueno… era una de las posibilidades – respondió dudando.
-La doctora Beiste nos va a guiar ¿no? De ella si me fio, yo no tengo idea de vacunas Rach.
-Ni yo… entonces vamos a pedir una cita con ella y le pedimos información – comenzó a comer un poco más tranquila, pero recordó el tema del seguro – ¿ya pagaste la deuda del seguro?
Quinn detuvo su tenedor, había estado por tomar un buen bocado en su boca – Mmm, no.
Rachel resopló – me prometiste hacerlo el miércoles pasado, ¿por qué aun no lo haces?
-L-lo olvidé – balbuceó un poco avergonzada.
-No me jodas Quinn – susurró con enfado – es lo único que te pedí durante dos semanas, ¿cómo pudiste olvidarlo?
-Es que, no sé, la internet puede distraer mucho – se justifico.
-¿"la internet puede distraer mucho"? ¿En serio? ¿Esa es tu excusa? – Vio a Quinn agachar la cabeza y dejar su comida de lado – Quinn – la llamo ganándose su atención – Te estoy dando una nueva oportunidad – comenzó a decir – No, Liam y yo te estamos dando una nueva oportunidad.
-Lo sé amor…
-No lo sabes – espetó - Has estado ya meses comportándote como una madre, al fin – Vio el gesto de dolor que hizo su novia y supo que se había excedido, pero valía la pena para hacerla recapacitar… una vez más – no lo arruines de nuevo amor – terminó de decir suavizando su voz.
-Lo siento, yo… en verdad lo olvide, lo hare esta noche, para mañana va a estar listo para ser usado otra vez.
-Voy a confiar en ti.
Quinn asintió y le sonrió con timidez. Rachel era la única persona con la que se había comportado alguna vez como realmente era, con ella y su hijo, no creía que alguien más hubiera visto esa parte más… emocional de su parte.
-¿Pagaron el internet acá? Podría hacerlo ahora – sugirió Quinn
-No. Papa dijo que este mes no íbamos a poder así que… vas a tener que hacerlo después – la morena se dispuso a levantar los platos ya vacios para lavarlos, y mientras ella hacia esta acción, Quinn la observara atenta.
-Si quieres lo puedo pagar también.
Rachel volteo a mirarla sin gesto alguno – Ya hablamos de eso Quinn, acá no puedes pagar nada – respondió tranquila.
-Pero no es solo por ustedes, también es por Liam, puede que necesites internet para hacer alguna consulta o no sé, ¿sabes cuando tiene que dejar los pañales? Es algo que podrías consultar en internet – trato de convencerla provocando una sonrisa en Rachel.
-Entonces te llamaría a ti y te pediría que busques algo en internet por mí.
-¿Pagaste la cuenta de tu móvil? – Pregunto sorprendida, hace meses Rachel no pagaba esa cuenta tampoco.
-Errrm, no – respondió ruborizada, ellos no se podían dar esos "lujos" o era comprarle más ropa, pañales y comida a Liam o pagar esas cosas, y ella siempre iba a poner como prioridad a su hijo.
-¿Lo ves? Puede que me tengas que llamar por cualquier emergencia, al menos déjame pagar el móvil, es importante amor.
-Lo voy a pensar – Rachel terminó con su labor y caminó hacia Quinn, se sentó en una de sus piernas y Quinn paso sus brazos por la cintura de su chica.
-Si vivieras conmigo no tendríamos estos problemas – le susurró, acariciando con su nariz el cuello de su novia.
-Sabes que eso no va a pasar ahora – rasco el cabello rubio de Quinn y cerró los ojos al sentir algunos besos en su cuello – Liam necesita que alguien lo cuide en las mañanas y papá es la opción perfecta.
-Porque está desempleado, cuando vuelva a tener un trabajo ya no va a poder cuida de Liam – respondió mirándola.
Rachel frunció los labios pensativa, era verdad que su padre se estaba dando un tiempo para buscar un trabajo mientras su otro padre los mantenía, era cuestión de tiempo para que dejara de hacerse cargo de su hijo en las mañanas, tenían que buscar una solución a eso también.
-En tu casa tampoco lo van a cuidar, Judy es una empresaria, no tiene tiempo para cuidar a un bebe.
-Podemos contratar a una niñera, solo unos meses, mientras terminamos la escuela – sugirió.
-No lo sé… dejar a Liam con un extraño – mostró su preocupación, era la única opción que podían tener, no conocían a alguien de confianza que pudiera cuidar a su hijo, ni siquiera habían familiares cerca en Lima.
-¿Lo pensamos después?
-Eso creo, seguro papa me va a decir cuando comience a buscar un nuevo trabajo.
-Entonces no nos preocupemos de eso ahora – volvió a besar el cuello de su chica haciendo que esta se acercara mas a ella. Escucho algunos suspiros en Rachel que la hicieron excitarse casi al instante, pero una risa de Hiram la hizo volver a la realidad, a ambas.
-Creo que mejor…vamos a hacer algunos deberes mientras Liam duerme.
Quinn frunció el ceño al escuchar eso.
-Yo no tengo deberes.
-Claro que los tienes, solo que no lo sabes – negó con la cabeza y tomo el brazo de su novia para llevarla escaleras arriba.
-Papa, vamos a estar haciendo deberes – aviso a su padre que la miro sonriente, ver sus caricaturas cambiaba por completo su estado de ánimo.
-Bueno cariño. ¡Ah!, iré a la tienda en unas horas, me avisas si necesitas algo.
-En realidad iba a ir este fin de semana con Quinn – la rubia miro hacia otro lado – necesitamos comprar más cosas para Liam.
-Vaya, que suerte tiene Liam, tener DOS madres que se hacen cargo de él – respondió con sarcasmo.
-Papa… - sabia por donde iba a de nuevo la conversación.
-Déjalo Rae, tiene razón, Liam tiene mucha suerte por tener DOS madres, DOS personas preocupándose por él, como corresponde, el no necesita de nadie más – escupió la rubia, cuando Hiram estaba a punto de levantarse Rachel tuvo que jalar de Quinn para que no se metiera en problemas.
-Está bien, ¡ya basta! Vamos Quinn – tiro de ella y la llevo arriba bajo la atenta mirada de Hiram.
-No sigas empeorando la situación – soltó con frustración Rachel cuando llegaron a la habitación.
-¡él la hace difícil! ¡Yo he estado cambiando Rae, de verdad lo estoy intentando! – exclamó enfurecida la rubia mientras se sentaba en la cama y tiraba de su cabello colerizada.
-No levantes la voz, Liam se puede… - resoplo con cansancio cuando escucho el llanto de su bebe en la otra habitación, miro con reproche a Quinn antes de salir rápidamente para ir a ver a su hijo.
Antes de pasar por la puerta se tomo un respiro para que Liam no la viera en ese estado, no era la idea que él la pasara mal por problemas que otros habían causado.
Abrió con lentitud y se asomo, aun se escuchaba el llanto de su bebe. Lo vio sentado en la cama con el cabello completamente desordenado, como si estuviera electrizado, y tenía lágrimas corriendo por su pequeña carita que ahora se veía un poco roja por el esfuerzo de llorar.
-Ven aquí amor, no pasa nada – lo tomó cuando el pequeño estiro sus brazos hacia su madre – ¿Te asustó el ruido que hizo mami? – Le pregunto en un susurro mientras lo mecía, dejo un par de besos suaves en su cabeza mientras este seguía sollozando – Mami no quiso asustarte.
-mamama – dijo entre sollozos el pequeño haciendo sonreír ligeramente a Rachel.
-Lo sé cariño – sintió a Quinn entrando en la habitación pero no volteo a mirarla, estaba cansada de lidiar con Quinn ese día.
-¿Principito? – la rubia se asomó por el hombro de Rachel y tomo a esta de la cintura mientras miraba a su hijo.
-Aun le queda media hora para seguir durmiendo – dijo Rachel con tranquilidad – ¿sabes qué significa eso?
Quinn se alejo un poco de Rachel para mirarla.
-Yo lo puedo hacer dormir de nuevo – sugirió intentando tomar a su hijo.
-No se va a dormir, al contrario, va a estar más despierto que nunca, y molesto por qué no durmió lo que el quería dormir, así que va a querer jugar hasta tarde…
-Me puedo quedar con él, lo puedo llevar a casa esta noche.
-Y no solo eso, sino que no podre hacer todos los trabajos que tengo que hacer para la escuela, ni que decir del proyecto de ciencias, en ese sí que lo reprobé hace tiempo - dijo todo esto con sarcasmo sin mirarla en ningún momento, sujeto a Liam sobre su cadera y se lo llevo a su habitación bajo la atenta mirada de Quinn – No te lo puedes llevar, no soporta dormir en otro lugar que no sea su cama, eso deberías saberlo – agregó antes de salir.
Esta no tardo en reaccionar y seguirla fuera de la habitación.
Está bien, había arruinado esto también, pero no era para tanto, ella podía hacerlo dormir unos minutos más pero la obstinación de Rachel no la estaba dejando ayudar.
-Amor – la llamó cuando la vio acomodando a Liam en la cama con algunos juguetes – puedo llevarlo al parque si quieres – se gano la mirada de Rachel – lo entretengo durante dos horas, le doy su comida allá, como una tarde de picnic – miro a su hijo esta vez - ¿Qué dices principito, quieres ir de picnic con mamá? – El pequeño no tenía idea de que le estaban preguntando, pero aun así sonrió y metió su puño en su boca babeándolo mientras reía – a mi me parece que el también quiere ir.
Rachel la miraba con seriedad, necesitaba a Liam jugando por lo menos dos horas, necesitaba hacer sus deberes, necesitaba a Quinn preocupándose por su pequeña familia, necesitaba que alguien le diera la comida y que este hiciera caso, necesitaba hacer una lista con las cosas que necesitaba su bebe en la tienda, necesitaba ir… Se detuvo en ese instante y cerró los ojos mientras se sentaba a un lado de su hijo, el estrés la tenia constantemente pendiente de muchas cosas. Si Quinn se quería hacer cargo dos horas no se lo iba a negar, era su hijo también, no es como si se pudiera negar.
-Es algo tarde, así que lo tienes que llevar abrigado – señalo causando una sonrisa en Quinn que se apresuro a buscar el bolso de Liam para poner en el todo lo que iba a necesitar – ponle unas toallitas húmedas extra.
-¿De estas? – pregunto sacándolas de un cajón.
-Sí. También llévale un par extra de zapatos y calcetines, siempre termina embarrándose los que lleva puesto – le pidió mientras se apoyaba en el respaldo de la cama, ya podía sentir el relajo llegar a su cuerpo.
-¿Tiene comida preparada?
-Sí, la dejé en la nevera, tienes que recalentarla antes de irte, y te la llevas en el termo de High Five.
-Anotado – termino de hacer el bolso y cuando estaba por salir a recalentar la comida escuchó a Rachel.
-Quinn – cuando vio la sonrisa de su novia levanto una ceja, una se podía esperar cualquier cosa de esas sonrisas.
-¿Qué?
-Tienes que cambiarle el pañal – escucho la risa de Rachel y vio a Liam levantarse en la cama para mirar a su madre mientras tenía un lego en una de sus manos, se lamento por el trabajo que le tocaba hacer.
A pesar de que todos en la escuela conocían su condición y que incluso tenía un hijo con Rachel Berry, todos la respetaban y la consideraban para ir a fiestas, las porristas seguían anotando sus números en el casillero de la rubia, los chicos la incluían en todas sus bromas, y nadie, absolutamente nadie se debía estar imaginando a Quinn "cambiadora de pañales" Fabray haciendo su trabajo como mamá. Por eso se reía Rachel, porque la conocía como la palma de su mano y sabía que era lo que menos le gustaba hacer.
-Oh rayos – miro a su hijo que intentaba saltar en la cama siendo detenido por Rachel – Esta bien, entre más rápido menos doloroso – agarró a su hijo como si fuera un bolso bajo su brazo y lo llevo al baño que habían acondicionado para poder hacer esa tarea. Lo sentó en el mesón y con cuidado lo hizo recostarse, no sin tener que luchar un poco con el pequeño.
-Liam, obedece a mami, hay que cambiar ese sucio pañal – el bebe no colaboraba como ella quisiera pero al menos pudo sacarle el pequeño pantalón de pijama que ella misma le había puesto antes – Eso es – Se quedo mirando a su pequeño, aun no podía sentir ningún olor fuerte, pero estaba segura que ahí estaba su peor pesadilla, riéndose de ella, como Liam lo hacía también.
-De que te ríes enano – el pequeño estiro con fuerza sus piernas consiguiendo golpearla en el estomago – No Liam, sin golpes – negó con la cabeza tratando de explicarle pero el pequeño estaba en su propio mundo, levantó ambas piernas en el aire y las mantuvo ahí con sus manos y Quinn tuvo que llevarse una mano a la boca por la arcada que sintió – Oh dios, ¡Rach! – llamo a su novia mientras se alejaba de Liam sujetándolo con una mano para que no se moviera mucho – ¡Rach! – Llamó una vez más – Como puedes hacer eso, eres vegetariano, no debería oler así.
-¿Que pasa? – llego Rachel adormilada, se había quedado dormida en la cama.
-No puedo hacerlo – señalo con su cabeza al bebe que seguía en la misma posición.
Rachel miro en esa dirección y se mordió el labio inferior, pero no pudo evitar reír con fuerza.
-No te rías, joder, ¡no sabes cómo huele! Seguro Hiram le dio algo raro – resopló cuando el bebe movió como un loco sus piernas.
-Se como huele Quinn, soy yo quien lo cambia todos los días – se acerco a su dañada novia y le beso tiernamente la mejilla – Liam, mira lo que tengo para ti mi amor – Rachel le entrego al bebe el frasco del talco bien sellado haciendo que el bebe se distrajera un rato para jugar con su improvisado juguete, cuando el bebe dejo de moverse quito rápidamente las banditas del pañal y levanto ambas piernas de Liam con una mano, sacando el pañal y al mismo tiempo limpiando con el mismo el trasero del bebe, olía fatal, era cierto, pero de alguna manera se había acostumbrado a aguantar la respiración durante algunos segundos y a hacer el proceso lo más rápido posible.
Cerró el pañal sucio con las mismas banditas y lo tiro en el basurero que había a un costado, tomo un pañal nuevo y lo dejo en el mesón.
-¿Puedes lavarlo? Ya no huele mal, creo que le quite la mayor parte del popó.
-¿Popó? ¿En serio? Eso no era popó, era… una bomba fétida, de esas que hacia cuando tenía diez años.
-No seas infantil, lávalo, sécalo, y cámbiale el pañal – la señalo amenazadoramente a modo de juego, se lavo las manos y se fue sin mirar atrás de nuevo a su amada cama.
-Bien Principito, ahora somos tu y yo.
Se dispuso a hacer lo que Rachel le pidió que hiciera, era un poco más fácil cuando había salido casi toda la "popó" de esa fábrica de popó que tenia por hijo. Termino de recoger lo que necesitaba y se fue al parque más cercano de la casa de los Berry's.
Estuvo como prometió, dos horas con Liam, paseando, tomándole algunas fotografías con su móvil, le compró una pequeña paleta, le dio de comer y para su tranquilidad esta vez si se lo comió todo. Tuvo que usar su buen estado físico para correr detrás de él cada vez que este quería seguir a uno de los niños mayores que jugaban a su alrededor, era demasiado pequeño para jugar con ellos, así que antes de que se acercara demasiado Quinn tenía que volver a llevarlo a un lugar seguro, cosa que al final se terminó convirtiendo en un pequeño juego en el que el travieso bebe arrancaba de su madre y su madre corría tras él.
Como predijo Rachel, se ensució tanto los zapatos que hubo que cambiarlos antes de irse, lo abrigo bien para que no se resfriara y lo subió en el coche de paseo.
Sorprendentemente Liam no hizo ningún escándalo cuando lo saco del parque, como normalmente hacia, sino que se quedo satisfecho y disfruto del paseo de regreso jugando con un peluche de la Rana René que Hiram le había comprado.
Cuando llegaron a casa el sol se estaba justo poniendo en el horizonte, pero eso se podía ver solo por los matices anaranjados que se dejaban ver entre las nubes. Saco a Liam de su coche y caminó hacia la puerta, dio un par de golpes y apareció Leroy con su típica indiferencia marcada en el rostro.
-Hey Quinn, que tal – le hizo un ademán con la cabeza a modo de saludo y ella respondió de la misma manera, al menos este padre no la miraba con odio.
-Bien, bien, acabamos de terminar un buen paseo por el parque, ¿verdad Liam? – El pequeño intercambio miradas entre Quinn y su abuelo sin gesto alguno.
El hombre de color le hizo una pequeña caricia en el cabello al pequeño y después se retiro de la puerta para dejarlos pasar,
-Genial por ti Liam, lo que es yo tengo que seguir trabajando, así que…pues, nos vemos cuando nos tengamos que ver – Se despidió de Quinn y se alejó escaleras arriba, justo cuando Rachel comenzaba a bajar y ella estaba por entrar a la cocina. No escuchó ningún tipo de interacción entre padre e hija.
-¿Llegaron mis amores? – Preguntó sonriente la morena entrando en la cocina.
-Llegaron – sentencio Quinn recibiendo un beso en los labios.
Cuando Liam recibió el suyo estiro los brazos para ir con su pequeña mamá que con amor lo tomo en los suyos.
-Hola mi vida, ¿te divertiste en el parque? – lleno de besos la carita de su bebe y este cerró los ojos recibiendo cada uno.
-mama – fue la respuesta que recibió, y un sinfín de balbuceos extra.
-Se divirtió mucho, se comió todo – Rachel la miro con sorpresa – corrió un montón y me hizo correr detrás de él, creo que tiene complejo de niño grande.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Por qué lo único que quería era correr detrás de los niños grandes, creo que necesita un amiguito de su edad.
Rachel se mordió el labio y miro a su hijo, hasta ahora solo había convivido unas cinco veces con su primo de cuatro años que vivía en Columbia.
-Aun está muy pequeño, ni siquiera sabe hablar.
-Claro que sabe, sabe decir mama, dada, momo, nana… - mencionaba cada una contándolas con los dedos de su mano.
-Esas ni siquiera son palabras – empujó juguetonamente el hombro de su novia y dejo a su hijo en el suelo -¿Puedes ver la tele con él mientras termino mis deberes?
-Ohhh, ahora si quieres que vea tele con mi hijo – dijo haciéndose la víctima – está bien, está bien, pero que conste que lo hago solo porque me encanta la tele y pasar tiempo con él, no por ti o por ese hombre de poca fe que tienes como padre – escucho la ligera risa de Rachel y la miro con una ceja levantada – Vamos Liam, alejémonos de esta sexy mujer que nos saca de quicio – se llevo a su hijo al sillón y lo acomodó en su regazo para ver la televisión.
Estuvieron una hora mirando cualquier programa infantil que pasaran a esa hora y jugando con algunos de los juguetes que había por ahí mientras Rachel terminaba con sus deberes.
Eran las ocho de la noche y se acercaba el momento de irse, tenía que ir a lidiar con las mismas personas cada lunes y jueves desde hace mas de dos meses, y ya se estaba cansando de no poder tener esos días para sí misma, sobretodo porque los podría aprovechar para llevar a su novia y su hijo a su propia casa y amanecer con ellos, como no podía hacerlo desde hace mucho tiempo.
-¡Rach! – llamó a su novia y espero un rato con su hijo a que la morena apareciera, cuando lo hizo Quinn se acercó rápido – me tengo que ir ya, creo que llego un poco tarde…
-¡Quinn! Podrías haberme llamado hace unos minutos
-Está todo bien amor, alcanzo a llegar – beso a su hijo maternalmente en los labios y lo tomo para dárselo a Rachel.
-Le voy a dar un baño y lo llevo a la cama, me llamas más tarde ¿de acuerdo? – Pregunto la morena acompañando a su novia a la puerta.
-Lo hare, y te voy a pagar la cuenta del móvil – vio la cara que puso Rachel y se apresuro a agregar – Por Liam, Rachel, necesitamos estar en contacto por cualquier cosa.
-Está bien… vete ya – se acercó y la beso tiernamente – cuídate, te amo – le susurró.
-También te amo – le dio un último beso corto y salió de la casa saludando con la mano a su hijo que le respondió con un gesto casi similar, sonrió y subió a su auto para partir.
Llego justo a tiempo, cuando vio a entrar a todos al edificio donde siempre se reunían.
Se tomo un respiro y observo con ojos tristes su destino, tomo valor y salió del coche para caminar hasta ese oscuro lugar.
"Por Liam, por Rachel" Se repetía una y otra vez.
Saludo a algunas caras conocidas e intento buscar un asiento al final del salón, no había ni uno desocupado, parecía que la casa estaba llena. Vio al reverendo Adam hacerle una seña para que se acercara y lamento su penosa suerte. Se acerco a pasos titubeantes al hombre que mostraba una gentil sonrisa, ella no podía corresponderle el gesto de la misma manera.
-Quinn, estoy muy feliz por verte de nuevo – saludo el hombre.
-Errrm, hola reverendo, ojala no nos tuviéramos que ver acá – rio torpemente haciendo sonreír mas ampliamente al hombre – pero también estoy feliz de verlo – dijo encogiéndose de hombros.
-Quería pedirte un favor especial Quinn – aquí empezamos – te quería pedir que inicies esta reunión tu, ya sabes que eres una gran inspiración para todos acá, les vendría bien a los chicos algunas palabras de aliento.
"De chicos nada" Pensó Quinn mirando al resto, ahí solo habían personas mucho mayores que ella.
-Claro, claro, estoy algo acostumbrada a hacerlo ya, otra vez no daña a nadie – aceptó con resignación.
-Perfecto, te dejo entonces para que inicies – el hombre se fue alejando hacia un rincón de la sala hasta quedar casi en las penumbras de esta.
-Demonios, demonios –si el reverendo la escuchara murmurar eso la sacaría a patadas de ese lugar.
Se ubico frente a la tarima con un micrófono que había en el medio del salón y se aclaró la garganta antes de comenzar.
-Hola a todos – recibió algunos saludos e incluso uno que otro aplauso que consiguieron incomodarla más – Como ya sabe la mayoría, soy Quinn Fabray. El reverendo me pidió iniciar la reunión y pues, sé que hay nuevos integrantes, lo cual me parece genial chicos, esa es la motivación que necesitamos todos – levantó el pulgar mirando a los nuevos, ganándose algunos asentimientos de aprobación.
-Lo primero que deben saber es que tenemos una manera de presentarnos entre nosotros, no importa si no quieren dar su nombre legal, como ustedes se quieran llamar aquí es como nosotros los vamos a llamar – suspiró, era la siguiente frase la que la hacía odiar ese lugar más que a cualquier otro lugar en Lima.
-Soy Quinn Fabray, tengo 18 años, y llevo sesenta y cuatro días sin consumir drogas.
N/A
Hola
Adivinen que, estoy escribiendo un nuevo fic y es el que acaban de leer :B
¿No es loco?
Es acerca del fin del mundo a manos de extraterrestres, jajá, seguro nadie se lo plantea cuando lee este capítulo, pero ya verán como continúa.
Saludos
