Tchaikovsky estaba esperando sentada en un parque ya desde hace algún tiempo a quien era su compañera de grupo y al que había sido su productor, ya que tendrían una cena de reencuentro, pues hace meses que no se veían, más específicamente desde cuando Bach-sama había dejado de ser su productor y se había sumido en una pseudo depresión post Musik. Desde ese entonces él no se había reunido con ellas, ese día por fin cambiaría y dejaría de ser así. Bach, Bąda y ella se reunirían después de ese periodo de incomunicación donde ella tanto había sufrido en su ausencia, hasta albergaba la leve esperanza de que él volviera a tomar el control de Clasky:Klasky y siguiera guiandolas, ella aceptaría lo que fuera por volver a verlo con más frecuencia.
Ella estaba en el centro del parque, junto a una fuente rodeada por cerezos en flor, claro ejemplo que la primavera ya estaba aquí, mientras esperaba que alguno de los otros dos ClassicaLoids hiciera su aparición. Por lo que sabía Bąda estaba en una cita con Kagura-kun, algo así como tomando un helado, en realidad a ella no le podría importar menos lo que estuviera haciendo su amiga y compañera con la herramienta de la mansión Otowa.
Si tenía que ser sincera consigo misma, Tchaikovsky se encontraba ansiosa, muy nerviosa por ese encuentro, no podía negarse a sí misma el enorme crush te tenía por aquel hombre serio y ocupado que había sido su productor, su cuidador cuando ella y la otra Classicaloid habían despertado.
De pronto, a lo lejos vio la figura de Bach-sama acercándose, no pudo evitar sonrojarse, se levantó inmediatamente de su asiento. Lo que ocurrió después fue casi como un sueño, de seguro hubiera sido así si no hubiera sido por la interrupción de de Bądarwzska lo que le aseguro que aquello era la vez se hubo levantado con premura de su asiento, una suave brisa levantó algunos pétalos de cerezo los cuales acarició su mejilla, brazos y piernas, cuando Bach estaba prácticamente a su lado, una brisa mayor volvió a tocarla, esta vez fue rodeada de los pétalos rosados, casi pálidos que soltaba aquellos árboles, sin poder evitarlo pensó en los copos de nieve cayendo frondosamente sobre ella en invierno, pensando en su momento que no había nada más magnífico que aquello. Pero se equivocaba, tener frente a ella a Bach siendo rodeada por los pétalos que dejaban un perfume a su alrededor mientras caían elegantemente sobre sí misma y el hombre vestido en un elegante traje gris, le hizo casi desfallecer. Fue en en ese momento donde Bąda hizo su aparición, chocando con ella. Para suerte de la pelinegra no fue con el impulso suficiente para botarla, de lo contrario hubiera desatado toda su furia contra ella por romper aquella mágica visión y además hacerla caer, así quedando en ridículo frente a él, no, "por suerte no lo hizo" pensó la rubia, mas internamente agradeció aquel pequeño empujón, si no hubiera sido por el dolor que le causó hubiera estado segura que aquello no era más que otro simple sueño.
