Sin fin
Odiaba ser un omega.
La principal razón, era su propio descuido, pues siempre olvidaba los supresores de emergencia en casa, y como vivía solo, no tenía a nadie que pudiera traérselos mientras se encerrara en alguna parte.
Sus piernas estaban entumecidas, pero de todas formas debía escapar de quien sea que lo estuviera persiguiendo, ¡solo tres calles más! Se notaba a simple vista su evidente excitación, pero es que los días de celo no había nada que hacer, además que el lubricante natural escurría por sus piernas, mojando sus pantalones hasta la altura de las rodillas.
Su vientre le dolía, ya que su cuerpo le exigía aparearse con un alfa y tener cachorritos, pero Yuuri no se sentía preparado. Su único pensamiento era escapar de ese alfa que para su desgracia, lo olió y salió a perseguirlo. Si alguna cosa buena debía sacar de todo esto, era que el olor de ese alfa era más fuerte y ahogaba el suyo, por lo que solo debía preocuparse de él, es decir, no iban a llegar más alfas.
Llegó al complejo de departamentos y subió con las pocas fuerzas que le quedaban los escalones hasta el tercer piso, sentía al alfa acercarse cada vez más mientras sus propias energías lo abandonaban ante la cercanía con el otro.
Llegó a la puerta y sacó rápidamente las llaves de su bolsillo, pero sus manos temblaban demasiado, y no le daba a la cerradura. Por fin al tercer intento logró abrir la puerta, iba a entrar casi gateando al lugar, pero detrás de él…
Sintió una fuerza que lo metió a la casa, y lo besó bruscamente. Intentó zafarse, pero ese alfa tenía fuerza. Su omega interior se retorcía de placer, ya que sería la primera vez que pasaba su celo con alguien, pero su parte consiente quería escapar, tenía miedo.
- ¡para! Mmgghh – el alfa dio vuelta al pequeño omega, dejándolo boca abajo contra el piso. Puso dos manos por arriba de la cabeza, mientras él lo sujetaba usando solo una y con ayuda de su peso para que no escapara, mientras que con la otra bajaba sus pantalones y ropa interior.
- ¡no! Aahhh ¡basta!
- nunca te dejaré – le susurró al oído – te amo desde el primer día que te vi.
Por un minuto el olor del otro se le hacía conocido, pero no tuvo tiempo de asimilar quien era, pues la mano de ese hombre tomó su miembro y empezó a masturbarlo. Si sintió demasiado mal consigo mismo, ya que debido al celo lo estaba disfrutando, a pesar de que estaba siendo violado en su propia casa.
- aahh, mmgghh – intentaba callar sus gemidos y soltar sus manos del agarre del alfa, pero no podía. Su fuerza lo había abandonado, y su omega interior dejaba salir su olor libremente nublando los sentidos de ambos.
Terminó por correrse por los toques del mayor. Aunque sabía que el alfa no se calmaría hasta que copularan, por lo que decidió simplemente aceptar su destino.
Estaba decidido a dejar de luchar, pero la mano de ese hombre que destruía su orgullo, se acercaron a su nuca, y bajaron con delicadeza el cuello de la camisa.
- ¡NO! ¡NO PORFAVOR!
Sentía la respiración del otro en su hombro, acercándose cada vez más, mientras que Yuuri se removía e intentaba evitarlo. A estas alturas ya no le importaba que pasara con sus partes bajas, pero su cuello…
- ¡NO ME MARQUES! – empezó a llorar un mar de lágrimas mientras esos dientes se incrustaban en la base de su cuello al costado derecho, había sido reclamado por ese alfa. La lengua del mayor empezó a lamerlo, curando los lugares que sangraban todavía.
- te amo tanto mi destinado
Luego de eso un par de dedos se adentraron en su interior, y luego no recuerda nada, solo agradecía tomar anticonceptivos diariamente para regular su celo.
Ahora sí lo recordaba, ese aroma suave e invernal atípico en alfas. Víctor. Pensó Yuuri para sí antes de caer desmayado.
no me maten plis, ustedes saben que yo soy de finales felices jaja. aparte lo escribí como en 15 minutos, se me vino la idea de esto y lo que sucederá después y no pude parar, además que ahora empezaron las clases y estaré con menos tiempo, aprovecharé estos primeron días de calma para avanzar lo más posible jaja.
