Este es mi primer Fic de NitoRin, estoy muy emocionada al respecto... Es por eso que lo publicaré por capítulos, porque quiero tenerlo lo antes posible y si lo publicaba completo entonces terminaría siendo un OneShot uvu. Espero que les guste mucho y me guiaré por sus comentarios (en caso de que milagrosamente llegasen a haber).

PD: La portada no me corresponde, lo he sacado de pixiv y lo pueden encontrar aquí [x] o entrando a pixiv (.com) y poniendo esto en el link / works/38918769 (en caso de que el link no quiera aparecer uvu) y los créditos van para la artista わるた en la misma página.


"Aizawa 6-12-3, frente al café de las grandes luces cerca de las nueve de la tarde."

Rin guardó el papel en el bolsillo de su cazadora y sintió ganas de encender un cigarrillo. Ya eran cerca de las seis y cuarenta, y a pesar de que no estaba nervioso, se sentía un poco perdido en su país natal. Ya se había acostumbrado a que las calles fuesen las que llevaban nombre y no las manzanas. Todo estaba muy iluminado, la gente iba muy de prisa. Tomó el cigarrillo entre sus dedos y al recordar que no llevaba un encendedor o cerillas, desistió. Todo en el sur de Australia era muy distinto a como lo eran las grandes ciudades de Japón.

Caminó despacio mirando con atención los carteles de los locales en la cuadra, pero ninguno le parecía tener tal característica como 'grandes luces'. Frunció el ceño, quizás Nitori exageró con lo de grandes luces y eran en realidad solo luces. Todo ahí tenía luces, ¡qué molesto!

Rin miró su reloj de pulsera, aun le quedaban diez minutos y pico para llegar a aquel café de las grandes luces y reencontrarse con su ex compañero de equipo. Suspiró con los ojos cansados y se sentó en una de las bancas de descanso en la orilla de la cuadra alrededor de unas macetas. Miró a su alrededor y comenzó a leer con nostalgia los carteles y afiches pegados en todas partes. Le provocaba nostalgia leer su viejo alfabeto después de haberse ido a estudiar a un país en donde solo se hablara inglés. Sonrió satisfecho y se puso de pie de nuevo para retomar su camino.

Una vez que la hora se acercaba, Rin seguía sin llegar a aquel punto de encuentro y se molestó. Frunció el ceño y dio un golpe al aire que sin esperar a que realmente sucediera, le dio a alguien en la espalda.

-¡Oi!-le dijo una voz molesta por detrás. Rin no pretendía disculparse, pero debía voltearse para seguir su camino, por lo que no le brindó demasiada atención.

-Tsk…

Al voltearse, Rin no podía creer lo que estaban viendo sus ojos. Era demasiado distinto, demasiado alto. Tenía perforaciones y un pecho tan amplio como el de Makoto hace unos años. Casi no parecía él. Temía estar equivocándose de persona, pero no podían existir casualidades tan grandes.

-¿Matsuoka senpai?- dijo Nitori despacio al cruzar miradas con Rin luego de tanto tiempo. Rin se percató enseguida de que ya no gritaba como antes y no estaba seguro de cómo debía sentirse al respecto.

-¿Nitori?-preguntó estupefacto el pelirrojo, pero a la vez muy aliviado de no tener que seguir buscando aquel café del gran cartel. Esperó el abrazo eufórico de su compañero, pero extrañamente este nunca llegó.

-Senpai, me alegra haberlo encontrado antes, el café que le indiqué está algunas cuadras más allá-dijo el menor con una sonrisa pacífica en la cara.

-Nitori-carraspeó Rin, seguido de corregirse- Ai… Ya es hora de que me llames Rin. No estamos en la preparatoria hace bastantes años-sonrió el pelirrojo de vuelta.

-Tienes razón… Rin-dijo por primera vez el de cabellos grisáceos sin ir acompañado de un sufijo.

A Rin se le hacía difícil creer que tenía en frente a su ex compañero de habitación. Había olvidado por completo el hecho de que el tiempo cambiaría al muchacho en su totalidad… Había olvidado que habían pasado tantos años sin verse.

-Me quedaré aquí hasta el sábado-le informó Rin al ahora más alto. Sus vacaciones habían empezado una semana antes por lo que planeó este reencuentro con su amigo antes de ir a la casa materna. Nadie más sabía de este encuentro, pues Nitori se habría mudado a otra ciudad con el pasar de los años.

Nitori asintió, y dando el primer paso para ponerse a andar, se dirigieron juntos a su apartamento que quedaba a unas pocas calles de distancia.

-¿Saben los demás que has llegado a Japón tan pronto?-preguntó Nitori, con una voz grave y profunda que a Rin le incomodaba. Comenzó a extrañar aquella voz chillona que le molestaba todo el día llamándole senpai.

-No, no pensé que fuera necesario contarles, total solo planeaba visitar a mi madre y volverme a Australia pasado unos días.

-¿Sigues sin ponerte en contacto con los Iwatobi?-preguntó Nitori mientras ambos subían por las escaleras del edificio. El de ojos turquesa iba adelante, dándole la espalda descuidadamente al mayor.

-Tsk, no me des la espalda, mocoso-pensó Rin, bajando la mirada.

-No los he contactado hace años-dijo Rin después- Pero no es que esté molesto con ellos, es que no he tenido ganas de estar en ese ambiente de nuevo, nada más.

-Ya, comprendo-dijo Nitori mirando hacia atrás y dedicándole una sonrisa amigable. Nitori se detuvo y sacó las llaves del bolsillo de su canguro, seguido de meterla en la cerradura y abrirle la puerta a su superior.- Pase usted, Matsuoka senpai-bromeó el menor haciendo una reverencia como hace muchos años haría.

-Ya comienzas a ser el de antes-sonrió Rin seguido de pasar al interior del apartamento del menor. Al entrar se dio cuenta de que este sí era el mismo de antes. Estaba todo desordenado y sucio, lleno de cosas innecesarias y mal organizado.

-Empiezo a sospechar-dijo Rin despacio- que me invitaste solo para que ordene tu piso.

-¿Qué?-rió Nitori-¡Claro que no, senpai! Digo… Rin.

El de orbes rojizos se sentó en el sofá tras dejar su bolso en el suelo y comenzó a mirar a su alrededor. Nunca imaginó en qué condiciones viviría Nitori… Y es que en realidad no se acordaba demasiado de él. Desde que habían dejado la preparatoria él se había marchado de inmediato a Australia y nunca más supo de nadie. Nitori no tenía por qué ser una excepción, claro está.

La mirada del tiburón se detuvo en una foto encima de una pequeña mesa que sostenía al teléfono. Había también una libreta, un par de lápices y algunos clips dando vueltas por encima, pero sus ojos se detuvieron ahí. Una foto de Nitori y una chica tomados de la mano en una tarde de otoño como en los mangas shojo y las películas norteamericanas. No. Definitivamente no podía ser, ¿es que acaso Nitori no había estado enamorado de él todos los años anteriores?

-Nitori, ¿quién es la chica de la foto?-preguntó Rin en un aire un poco celoso. Volteó la cara con velocidad y buscó algún punto ciego de la sala- Es bonita-agregó para disimular.

-Lo es, ¿verdad?-suspiró Nitori- Es mi novia, su nombre es Hotaru.

-Es un bonito nombre-admitió Rin, perdiéndose luego en sus propios pensamientos.

Nitori tenía una novia, bien, a pesar de que a Rin le costaba creer lo que estaba escuchando, era posible que fuese solo algo pasajero y que todavía estuviese enamorado de él. Rin lo sabía, Rin sabía que Nitori daría todo por él, o que al menos era así cuando eran compañeros de instituto.

-Ella vive en otra ciudad, ha debido transferirse de universidad porque le han dado una beca de deportes, justo como a ti ¿no es increíble?-le contó Nitori para llamar su atención y sacarlo de sus pensamientos.

-¿Y a ti no te han dado una beca?-curioseó Rin, para cambiar el tema.

-No, a mí solo me dan un veinticinco, pero me las puedo arreglar con trabajos de medio tiempo-explicó el de orbes turquesa- Pero a ella le dieron una beca completa y ha decidido mudarse. Ya pronto cumpliremos dos años y he planeado ir a verla.

Rin trataba de no escuchar, pero no sabía por qué se sentía tan molesto. Miraba la foto y escuchaba a Nitori, pero no había forma de que le pareciera normal que al menor le gustaran las mujeres.

-¿Tú no tienes una novia, senpai?-le preguntó Nitori, con casi los mismos ojos curiosos de antes.

-No tengo una novia-lamentó Rin seguido de quedarse callado. Buscó su móvil en su bolsillo para distraerse y dejar de sentirse mal.

Nitori hizo una mueca incómoda con los labios hacia un lado y se puso de pie en busca de algo para beber. Tomó dos latas de cerveza fría del refrigerador y le aproximó una al mayor. A Rin definitivamente no le gustaba el nuevo Nitori, o quizás pensaba que no podría acostumbrarse fácilmente a su distancia tan repentina.

El pelirrojo recibió la lata y sonrió forzosamente. El de orbes turquesa volvió a sentarse, pero esta vez al lado de Rin.

-Mañana, si no te molesta, me gustaría que me acompañaras al campus de mi universidad-propuso el menor- aún tengo tres días de clase y siento que te gustará. Además, en el club tenemos una piscina techada, podríamos recordar viejos tiempos.

-Sí, podríamos hacer eso-dijo Rin, pensando en el viejo Nitori que su compañero era en ese entonces. Bajito, con la voz de una niña, inseguro e indeciso… Pero ese Nitori le gustaba. Se preguntó por qué nunca se habría dado cuenta de lo lindo que era Nitori en ese entonces y cuánto le habría gustado responderle a sus constantes demostraciones de amor y admiración. Aunque fuese con una palmadita en la espalda. O quizás un poco más que eso.

-Bien, eso haremos entonces-finalizó Nitori, apartándolo de sus pensamientos nuevamente al buscar insistentemente sus ojos.