Todos los días 15 de septiembre eran iguales. Ninguno de ellos había cambiado desde que era pequeño, Sakumo, su padre no había tenido tiempo para él y cuando lo tuvo ya era demasiado tarde. Un pacto fue lo último que lo llevó a la tumba.
Después se hizo de hielo, aún siendo un niño no toleraba nada. Ninguna falta que hiciera caer su reputación, nada que le atara a ningún cariño, por lo tanto y aunque Rin quisiera, nada que lo hiciera celebrar su cumpleaños.
Desde la muerte de Obito todos sus cumpleaños habían tenido una lógica y una copia aplastante, verle como todas las mañanas, entrenar/misión, y pasar la tarde o lo que le quedara de día hasta la noche enfrente de aquella piedra. Obito estaba harto de él, había bromeado con Genma, Kurenai o cualquier otro que le hubiera dicho de celebrar su cumpleaños. Uno tras otro, un año tras otro.
Luego vino el grupo 7, Haruno Sakura, Uchiha Sasuke y Uzumaki Naruto. El primer año con ellos no lo celebró, hacía relativamente poco que les tenía como grupo y era su primera misión no quería desconcentrarles. Poco tiempo después todo se vino abajo, la ida de Sasuke, la marcha de Naruto a entrenar y el cierre de Sakura a todo lo exterior anteponiendo su entrenamiento con Tsunade a todo lo demás. Volvía a estar solo, a Sakura la veía muy de vez en cuanto sorprendiéndome por lo rápido que crecía.
Y ahora, casi tres años después no es caso decir nada, Naruto ha vuelto y Sakura por fin vuelve a verse más activa. Será eso, no lo sabe… cree que se está haciendo mayor… Tres años casi pensando como salvar al sobrino de su mejor amigo de las garras de Orochimaru, tres años sin ver a aquellos que considera sus propios hijos… Tres años solo, viendo como todo crece a su alrededor, como siempre.
Pero ese día es diferente, ese día después de la misión con Yamato y Sai. Aquel día unos leves toques le despiertan, cabellos rubios y rosados, zafiros y esmeraldas, sonrisas… Una pequeña tarta de chocolate y nata, risas…
- Lo ha hecho Sakura-chan, Kakashi-sensei. A lo mejor está envenenado, dattebayo.
- ¡Naruto idiota! –un golpe, río tras la mascara. Sonrío por primera vez desde hace mucho. Los chicos me miran, extrañados-¿Kakashi-sensei? – Acabo de recordar que odio el chocolate…
- No es nada chicos, gracias- pero me encanta tener a mi familia junto a mi.
- ¡Feliz cumpleaños! – risas, más risas de esas que se me olvidaron. Y un cálido abrazo conjunto. No puedo verles más que como eso, mis alumnos, mis compañeros, mis propios hijos…
- Gracias…
- ¿Está muy viejo ya, Kakashi-sensei?
- ¡Narutoooooooooo!
Hoy sin duda, es diferente.
