Los personajes son de Masashi Kishimoto. La historias es de J. S. Scott.

Está situado en un mundo alterno.

¡A disfrutar del placer! ;)


...

Imma care for you

Imma care for you, you, you, you

You make it look like it's magic

'Cause I see nobody, nobody but you, you, you

I'm never confused

Hey, hey

I'm so used to being used

So I love when you call unexpected

The Weeknd - Earned It

...

Olió su aroma al instante en que entró en el edificio. Inhaló profundamente, dejando que su aroma tentador rodara sobre sus sentidos. Su almizcle lo llamaba, dulce y embriagador.

Absolutamente irresistible.

¡Mi compañera está aquí!

Después de 300 años instintivamente conocía la fragancia tentadora que inequívocamente era la suya.

Naruto se detuvo después de entrar en el lujoso hotel, saboreando la seducción erótica que lo tentaba. Su expresión cambió de una de asombro y admiración, a una de un cazador, de un depredador. Cerró los ojos, cada músculo en su cuerpo cada vez más tenso, su polla dura como una roca.

Ella tiene que estar aquí.

Él dejó que sus sentidos olfativos establecieran claramente su ubicación. Ella tenía que estar en el salón de baile, asistiendo probablemente al mismo Baile de Beneficio, que lo tenía vestido en un smoking y yendo a una función a la que nunca antes había asistido. Gracias a Dios que había decidido hacer acto de presencia. Nunca antes asistió a una. Esta era su primera vez.

Un cierto instinto lo había llevado a este lugar, hasta su compañera.

Naruto se estremeció cuando abrió los ojos. Era un cambiaformas, su compañera designada era solo para él. Sus instintos animales hicieron que quisiera correr al salón de baile y reclamarla ahora de la manera más elemental. Ella no era consciente de él, pero lo estaba llamado, atrayéndolo hacia ella, haciéndolo un maniaco, solamente por inhalar su tentador aroma.

La inclinación de su lobo luchaba contra su sentido común. Desafortunadamente, el intelecto tuvo que ganar. De ninguna manera, pensó que la demanda de su cuerpo, para clavarla en medio del atestado salón de baile, en el hotel más suntuoso de la ciudad, sería bien recibida. Casi no le importo una mierda. Su cuerpo le exigía que la reclamara; que la tomara antes de que escapara.

Solamente el instinto de conservación que su clase había dominado por siglos, le impidió rastrearla, fijar su cuerpo, y poseerla allí mismo, en el piso del salón de baile. O en una mesa. Independientemente de si el lugar era conveniente.

¡Joder! Estaba perdiendo su mente.

Se obligó a seguir hacia adelante, para dominar a su lobo gruñendo. Intentó obtener el control de su cuerpo, mientras subía la escalera de espiral de dos en dos a la vez, hasta llegar a la cima. Entró en la gran sala, ricamente decorada, con el pecho agitado, los puños apretados, intentando hacerse con el control de su bestia.

Probablemente un centenar de cuerpos, bien vestidos, pululaban alrededor de la habitación, donde había sido colocada unas mesas con abundante buffet y bebidas. Una gran lámpara de cristal hizo que el cuarto chispeara y brillara. El sonido de las risas, de las conversaciones, y de la sensual música, que provenía de una orquesta pequeña que tocaba en vivo; flotó a través de la habitación y del pasillo...

Naruto era consciente de todo, pero al mismo tiempo ajeno a su entorno.

Él estaba de caza.

La vio inmediatamente, sus ojos azules buscaban de izquierda a derecha, deteniéndose bruscamente en la mujer más hermosa que él había visto nunca. Ella era alta, su figura redondeada y generosa. El negro vestido de cóctel ceñido, cubría sus muslos, coqueteando con sus rodillas. La boca de Naruto se hizo agua mientras que admiraba su figura curvilínea y sus gráciles piernas largas. Podía imaginarlas envueltas alrededor de su cintura mientras golpeaba en ella.

Gotas del sudor se formaron en su frente, mientras que casi jadeó por la necesidad de poseerla.

Intentó calmar sus necesidades bestiales mientras miraba a sus expresivos ojos color perlas, cuando ella reía con un caballero mayor y elegante.

¡Mía!

Quería alejarla de cualquier hombre que le hablara, que la mirara. Ella era exquisita... y era suya.

Tenía demasiada piel expuesta; el top de su vestido, tipo halter se cruzaba detrás de su cuello y cubría sus pechos abundantes, pero dejaba una cantidad generosa de escote a la vista y sus hombros desnudos.

Necesitaba soltar su pelo largo y oscuro de su confinamiento, de ese estilo elegante, con clase, envuelto hacia arriba y ver si llegaba a su cintura. Necesitaba marcarla, hacerla suya para siempre. Se preguntó cuánto tiempo podría esperar. Mientras que el canoso hombre que conversaba con ella, extendió la mano para tocar su brazo desnudo, sintió que un gruñido bajo subía a su garganta.

Obviamente... el esperar no era una opción.

.

Lo notó al momento en que él, entró en la habitación.

Era increíblemente alto y llevaba un esmoquin como ningún otro hombre en la habitación, la costosa prenda se ajustaba a su cuerpo musculoso perfectamente. Tenía un aura peligrosa, que golpeó justo en su estomago, enviando un escalofrío por su espalda.

Su claro cabello rubio era atractivo, revuelto en un estilo casual, movido por el viento que envió a sus rizos, que ella deseó cepillar hacia atrás, a caer sobre su frente.

Y la estaba mirando directamente a ella.

Hinata se movió incómoda en sus tacones de ocho centímetros. Los zapatos mataban sus pies y ella los odiaba. Suprimió el deseo de echar un vistazo a su reloj para ver cuánto tiempo faltaba, para que el evento terminara, y ella finalmente pudiera quitarse el calzado tortuoso. Ella era una veterinaria, no un miembro del jet-set.

Bebió un sorbo de su champán e intentó escuchar lo que decía el Sr. Yoshioska. No teniendo ninguna opción sino ser atenta, ella sonrió y escuchó mientras que él parloteaba sin cesar.

Cada persona aquí, podría ser un benefactor potencial para su santuario de vida silvestre. El refugio era todo para ella y subsistía totalmente de donaciones. Cada año éste era un evento temido por ella, pero era un acontecimiento necesario y ella tenía que poner un rostro agradable para atraer cada donación posible. El santuario lo necesitaba.

— Veo que Naruto Namikaze está aquí. — Mencionó casualmente el Sr. Yoshioska, mientras se movía un poco más cerca para mirar sus pechos. El anciano apenas había apartado su mirada, desde que la había interceptado, hace algunos minutos, porque estaba completamente obsesionado con sus senos.

Hinata se sorprendió con su comentario, era la primera cosa interesante que el hombre había pronunciado, desde que comenzó a hablar.

¿El señor Namikaze? ¿Está aquí?

Nunca aparecía en estos eventos, a pesar de que era su principal donante. El misterioso millonario raramente vez acudía a cualquier acontecimiento social y ella estaba bastante sorprendida de que hubiera hecho acto de presencia este año.

— ¿Donde? — Le preguntó a Sr. Yoshioska con curiosidad. Los ojos del hombre mayor, de mala gana abandonaron sus senos para dirigirla hacia él.

Oh, Dios...

¿El Sr. Alto, Rubio y Magnífico era Naruto Namikaze?

Nunca había conocido a su mayor benefactor, pero ella siempre, de alguna manera se lo había imaginado como hombre dulce, mayor que amaba a los animales tanto como ella lo hacía. Excepto... que él no era mayor, y en este momento no parecía particularmente "dulce". Parecía un depredador en busca de un filete jugoso, crudo y bastante grande.

Sus ojos nunca se alejaron de ella, mientras que caminaba en su dirección con un paso grácil, que hizo que su corazón se acelerara mientras se acercaba. Se sentía atraída hacía él de una manera misteriosa, algo en que no podría poner absolutamente el dedo, pero la extraña química estaba definitivamente allí y era bastante inquietante.

Había muy pocos hombres que podrían hacer a Hinata Hyūga sentirse pequeña... pero este hombre lo hizo.

Con su metro ochenta de altura, y tacones de ocho centímetro, ella todavía tenía que subir la cabeza para mirarlo. Dios... él era enorme. Completamente sólido y alto. Sus ojos se encontraron cuando llegó a su lado, sosteniendo su mirada. Ella podría ahogarse en sus profundos ojos azules. Sabía que debería apartar la mirada… pero no podía.

— ¿Sra. Hyūga? Soy Naruto Namikaze. Es un verdadero placer finalmente conocerla...

La tenía totalmente cautivada.


¡Ulalaa! Con este hombre lobo... Diganme si merece la pena llevar adelante esta historia tan caliente y salvaje. Piénsenlo como... un "regalo" de Año Nuevo.

¡Ansío leer reviews!

30.12.17