Pokémon Reset Bloodlines – Interludio de Mewtwo

Escrito por Viroro-kun, traducido por Fox McCloude.

Disclaimer: Pokémon y todos sus personajes son propiedad de Satoshi Tajiri y Nintendo. La historia de Reset Bloodlines pertenece a Crossoverpairinglover, y este spin-off en particular le pertenece a Viroro-kun. Todos los derechos reservados.


(Parte I)


Ubicación desconocida…

Oscuridad y silencio. Eso era todo lo que lo había recibido al llegar a la vida.

Podía sentir su cuerpo, encogido en posición fetal, inmóvil y descansando. Podía respirar el líquido nutriente a su alrededor, sentir toda la humedad alrededor de su cuerpo, y varias sondas conectadas a su piel. Información que llegaba su cerebro, colores, palabras, conocimientos sin significado, y significados sin conocimiento, todo mientras la oscuridad y el silencio lo rodeaban.

No podía sentir nada excepto eso. ¿Dónde estaba? ¿Qué era él? Millones de datos e información diferentes llenaban su mente en desarrollo, y varios conocimientos formaron una coalición para integrarse en otros más grandes. Humano. Pokémon. Especie. Identidad. Crecimiento. Vida. Muerte. Imitación. Original. Poder. Más y más términos venían, evolucionando en conceptos, desarrollándose en pensamientos, hasta llegar a la cúspide de la coherencia y el significado.

Su mente crecía, y con ella también su conocimiento y conciencia. La oscuridad todavía lo confinaba donde estaba, pero al menos podía percibirse a sí mismo como un ser, con su pequeño cuerpo y sus débiles respiraciones. ¿Estaba vivo? ¿Muerto? No podía decirlo con certeza, todo lo que sabía eran palabras abstractas y su supuesto uso, y ninguno de los dos términos parecía encajar en su situación actual.

Y entonces su mente continuó creciendo, más allá de lo que se suponía que hiciera, más grande, casi de manera más dolorosa yendo más allá. Su cuerpo se sacudía en los fluidos, y el silencio se rompió de golpe. Primero fueron murmullos, luego voces, y luego pensamientos que no pertenecían a su propia mente, invadiéndola por la fuerza y sin ser bienvenidos, con la fuerza de una ametralladora.

- Actividad mental del Sujeto #150 está alcanzando niveles de…

- Espero que vaya mejor que el…

- Se ve aterrador…

- Me pregunto cómo estará mi esposa…

- Amber, volverás a mí…

- De verdad necesito un café…

- Odio estas cosas, quiero salir…

- ¿Qué estamos haciendo a estas alturas?

Más, más, más incoherencia y caos invadían la oscuridad, revolviéndolo como un remolino de nuevos conceptos. Argot, expresiones de lenguaje, símiles, bromas, conocimiento estúpido e inútil, ¿pero sorprendentemente útil? No podía decirlo con certeza. Su mente seguía creciendo, pero su información era grande, demasiado grande.

Se estremeció, apretando sus pequeñas manos con tres dedos contra su pequeño cuerpo en un intento por detener el dolor. ¿Eran suyas? Eso no importaba; el dolor continuaba, las voces se hacían más fuertes, más incoherentes, más caóticas, la paz y quietud de antes se habían ido para siempre. Quería gritar, retorcerse de dolor, escapar de su prisión y hogar al mismo tiempo. ¿Pero a dónde iría? Todo era confuso, caótico, estaba mal… ¿era esa la palabra? ¿De qué servían los conceptos que había recibido? ¿Cuál era su propósito? ¿Qué tenía que hacer? ¿Cuál era el motivo de todo esto?

Más, más, y más preguntas vinieron a su mente, sobre temas grandes y pequeños, surgiendo de las palabras que volaban a su alrededor y de su propiamente, revolviéndose en una espiral de pensamientos, pensamientos y más pensamientos que sobrecargaban su otrora claro y simple cerebro.

Puso los ojos en rendijas, más y más, y entonces la oscuridad volvió, y los abrió, aunque en realidad no podía hacerlo. ¿Era un sueño, un pensamiento lúcido? ¿Una alucinación? ¿Qué era este lugar? ¿Era real, o solo era parte de su propia mente?

Vio una luz tenue en la distancia, que sobresalía fuertemente en la oscuridad que lo rodeaba. Sus ojos púrpuras se abrieron en su totalidad, mientras su cuerpo flotaba en el vacío. Continuó observando la luz, contemplándola a distancia segura, sintiendo su calidez. Se sentía… agradable, reconfortante, amigable, en contraste total con los pensamientos que todavía cruzaban por el fondo de su mente, valorándose u observándose a sí mismo.

Levantó su mano de tres dedos, casi tratando de agarrar la fuente de calor en la distancia. Quería acercársele más, entenderla, conocerla. Quería acercarse más al calor, descubrir su propósito. Y entonces, la luz le habló:

- ¿Hay alguien aquí?

Se quedó congelado, y su corazón todavía desarrollándose latía contra su recién formado pecho. ¿Miedo? ¿Emoción? ¿Era una emoción positiva o negativa? No lo sabía, pero quería saberlo. NECESITABA saberlo. Siendo así, levantó la mano, con su mirada inquisitiva fija en la luz:

- ¿Q... quién está aquí...?"

- ¡Oh, alguien más me oyó! ¡El trabajo de papá debe ir muy bien!

- Papá... ¿tu... padre...?

- Probablemente también sea tu padre. Es el jefe de personal aquí.

Padre. Un progenitor. Alguien a quien admirar, respetar, alguien que daba la vida, una persona que podía ofrecer amor y ayuda a los jóvenes, una figura positiva a quien respetar y admirar. Entrecerró los ojos (¿realmente lo estaba haciendo, era solo su mente?) al identificar el concepto, y las palabras poco a poco ganaron significado.

- Mi... padre... ¿somos... hermanos? – le preguntó, considerando sus palabras, mientras su vocabulario se expandía constantemente, los conceptos crecían y se hacían más matizados y complejos con cada segundo que pasaba.

- ¿Por qué no? ¡Siempre quise tener un hermano! – La luz se rio alegremente, y él pudo sentir que la negatividad desaparecía de su cuerpo. – ¡Se siente algo solitario aquí, pero me alegra oír a alguien más!

- ¿Dónde… estás...?

- Estoy abajo, pero también estoy aquí. ¿Puedes verme?

Al principio, no entendió las palabras de la luz. Pero entonces, entrecerró los ojos y se enfocó en donde estaba, y de pronto, la luz desapareció. En su lugar, había una niña humana, con una radiante y cálida sonrisa en el rostro. Se quedó mirándola, la primera forma que veía aparte de la suya propia, tan diferente a como él parecía ser.

- Yo… puedo verte. – asintió finalmente.

- ¡Grandioso! ¡Ven, vamos a jugar! ¿Quieres jugar conmigo? – preguntó la niña, estirando la mano hacia él.

Sus ojos se enfocaron en la mano de cinco dedos por un rato, antes de fijarse en la suya. Eran tan diferentes, tan poco parecidas una a la otra, ¿y aun así ella decía que podían ser hermanos? Eso no sonaba lógico, no de todo el conocimiento que había recibido hasta entonces. Y aun así… no parecía que importara. Esa niña lo quería con ella, y él no quería negársele. Estirando también su propia mano, flotó acercándose a ella.

- Sí... sí quiero.

La expresión de la niña se tornó aún más radiante cuando sus dedos se tocaron, y entonces todo el mundo comenzó a brillar tanto como su sonrisa.

La luz explotó a su alrededor, y tuvo que cerrar los ojos, tapándose un poco con una mano antes de espiar lentamente mientras los abría. Se dio la vuelta, quedándose sin habla: lo que alguna vez fue un vacío sin nada, ahora era una colina verde y vibrante que se estiraba hasta el horizonte bajo un brillante y nublado cielo azul, con la niña flotando justo encima de él. La niña alzó los brazos en alto, sonriendo mientras descendía flotando hasta tocar el suelo.

- ¡Este es uno de mis lugares favoritos!

Sonrió mientras corría entre la hierba, girando y bailando con alegría. Por su parte, él continuó flotando y mirando hacia abajo, alternando miradas entre la hierba y la niña que parecía estarse divirtiendo mucho.
Parpadeó, incapaz de decir nada ante el escenario. No había nada allí excepto la hierba y algunas flores, y aun así se sentía más acogedor de lo que jamás sería ese vacío. ¿Era por eso que la niña se sentía tan feliz? ¿La hierba le habría hecho algo? La información dispersa en su mente no encontró respuesta. Era extraño, y aparentemente sin sentido. ¿A dónde y por qué corría, entonces?

Volvió a entrecerrar los ojos, tratando de asimilar todo para comprenderlo, pero fue inútil. Puso los ojos en rendijas, tratando de asimilarlo todo y entender, pero fue inútil. Y aun así, entre más bailaba a su propia tonada, más sentía algo en su pecho. No tenía idea de lo que era, pero entre más veía a la niña jugando, más quería imitarla. ¿Qué era? ¿Celos, felicidad, o ambas cosas?

- ¡Hey, no te quedes allí! ¡Ven conmigo, vamos a divertirnos! – La voz de la niña desvió su atención hacia ella, y pudo verla de pie sobre la colina, moviendo la mano e invitándolo a acercarse más.

Él parpadeó, casi considerando lo que haría, respirando un poco antes de mirar de nuevo hacia abajo. Podía sentir que la información continuaba creciendo en su mente, pero no se enfocó en ello. Tentativamente, trató de concentrarse en el suelo que tenía debajo, poniendo uno de sus pies con dos dedos para tantearlo. Lo bajó ligeramente, y el Pokémon sintió que su cuerpo descendía lentamente, hasta que finalmente tocó tierra firme y la suave hierba.

Se tomó un segundo para observar la vegetación a su alrededor, sintiéndose extraño ante la húmeda pero placentera sensación de la hierba en sus pies y piernas, todo mientras la brisa soplaba sobre su joven cuerpo, mientras su cola (¿tenía una cola?) se meneaba felizmente detrás de él. Eran sensaciones ajenas, casi extrañas, y no podía estar seguro de que fueran reales, pero se sentían… bien, eso pensaba. O al menos, quería creer que lo eran.

Sus ojos volvieron a desviarse hacia arriba, viendo a la niña de nuevo saludándolo desde la cima de la colina. Continuó observándola por un rato, considerando lo que debía hacer ahora mientras estudiaba el camino. Luego de un rato, finalmente dio un paso, de manera lenta y metódica.

Su pie volvió a tocar la hierba, y no sucedió nada malo. Dio otro paso, y otro, y otro más, lentamente cerrando la distancia con la niña. Sonrió mientras lograba caminar, al verla acercarse, y trató de acelerar el paso, primero a trote, y luego corriendo, mientras la niña lo veía con aprobación. Su sonrisa se hizo más grande, a medida que se acercaba a ella.

Y entonces, la cola se le enredó entre las piernas, y rápidamente perdió el equilibrio. Sus ojos se ensancharon, agitando los brazos mientras intentaba volver a enderezarse.

- ¡Uff! – gruñó mientras caía de espaldas y se iba rodando colina abajo. La niña también ensanchó los ojos y corrió tras él.

- ¡Aguarda, ya voy…!

Antes de poder intentar nada, rodó directo hacia ella e hizo que los dos cayeran por la colina como una bola fuera de control, rodando hasta que terminaron al pie del descenso, con los cuerpos llenos de tierra y hierba y uno encima de la otra.

Todo fue muy rápido y confuso mientras el mundo daba vueltas a su alrededor, con la mente todavía mareada por la experiencia, y con todo el cuerpo adolorido. Su expresión se tornó sombría, y la sensación fue peor que las anteriores. ¿Lastimarse era algo malo? La información que tenía en su mente decía que sí, y su experiencia acababa de confirmarlo. Trató de tocarse algunas de las partes golpeadas de su piel, y una descarga de dolor recorrió su cuerpo.

- ¡Au, au, au! – gimoteó, dejando de tocarse el golpe. Respiró profundo y se levantó hasta quedar sentado, preocupado mientras veía a la niña algo avergonzado. – ¿Te lastimaste? Lo siento, yo no…

- ¡Eso fue divertido! – dijo ella, sonriendo ampliamente mientras se reía y volvía a ponerse de pie agitando los brazos.

Parpadeando, miró el cuerpo de ella. Su vestido estaba bien, pero podía verle varios moratones y cortes en la piel por la rodada. Ladeó la cabeza con confusión, rascándose detrás de la nuca y encontrando una especie de tubo conectado a su cuello. Por un momento se preguntó cuál sería su propósito, pero rápidamente sacudió su cabeza y se enfocó en la niña, aún más confuso.

- Pero… estás lastimada… – dijo señalándole las heridas.

- ¡Pero acabamos de rodar como una pelota! ¡Hagámoslo de nuevo! – dijo ella. Él volvió a inclinar la cabeza.

- ¿Por qué querrías hacer algo que te causa dolor?

- ¡Eso no fue doloroso, fue emocionante! – La chica se dio una vuelta, sin perder su siempre presente sonrisa. – A veces puedes lastimarte cuando juegas, pero eso no quiere decir que no debes jugar. No puedes dejar que eso te impida estar feliz.

Guardó silencio, considerando las palabras de la chica mientras comenzaba a recoger algunas flores y corría de nuevo por la hierba. Seguro tenía que haber sentido el mismo dolor que él, ¿entonces por qué estaba tan feliz? ¿Eso de "emocionante" era algo bueno? Había muchas maneras de que las cosas fuesen "emocionantes". ¿Esta era una correcta o equivocada? Ella parecía feliz, así que la forma en como él se sentía debía estar equivocada, y aun así no tenía sentido.

Sacudiendo la cabeza, frunció ligeramente el cejo mientras se tocaba la frente. Aun con toda la información que recibía su mente, no entendía tanto como creía que debería hacerlo. Se sentía frustrado, y asumió que eso era algo malo. Afortunadamente, su tren de pensamiento se vio interrumpido por un toquecito en el hombro, y levantó la cabeza para ver de nuevo la cara sonriente de la niña.

- Mi nombre es Ambertwo. Pero también soy Amber. – se rio ella. – ¿Cuál es el tuyo?

- ¿Mi nombre? – Se rascó detrás de la nuca, tratando de recordarlo. Su mente se quedó en blanco, y desviando la mirada negó con la cabeza. – No lo sé…

Sin dejarse amilanar, trató de encontrar una respuesta en el huracán de conceptos que llenaban su mente. Era difícil encontrarlo con todas las cosas que supuestamente sabía sobre ello, pero al buscar, había un nombre que se repetía más que los otros: Mew, fósiles de Mew, experimentos sobre Mew, crear a Mew, todo el poder de Mew...

- Parece… – Se rascó la cabeza, entrecerrando los ojos. – Que soy Mew...

- No puedes ser solo Mew. – La niña negó con la cabeza, pero no se sintió condescendiente, especialmente cuando le volvió a sonreír. – Todos aquí tienen un "two" al final del nombre. Así que debes ser Mewtwo."

- Mewtwo... – Pensó en ello, mirando hacia el cielo azul.

- Hay demasiados Mews en el mundo. Pero tú eres el único Mewtwo que existe. ¿No es maravilloso? – se rio Amber, moviéndose para observar el cielo con su radiante sonrisa. – Siempre somos únicos al ser nosotros mismos.

Él no dijo nada, simplemente miró a la niña. Aun con todas las preguntas que tenía y los conceptos a medias que llenaban su mente, los pensamientos y murmullos de ella se sentían muy simples y llenos de confianza de una manera que no podía comprender. Quizás fuese algo bueno, si el dolor de cabeza que le dio era un indicio.

Pensó entonces en Mew y en lo que aparentemente era, todavía sin saber cuál era su relación con él, con pensamientos confusos sobre clonación, seguidos de fusión de genes y manipulación de ADN hasta que finalmente exhaló. Por un momento, Mewtwo creyó que eso sería suficiente, y volvió su atención hacia Amber, sintiendo algo de envidia.

- Sabes muchas cosas.

- Solo porque he vivido más tiempo que tú. Aprenderás más cosas, y serás más inteligente que yo a medida que crezcas. – dijo Amber, acariciándole la cabeza a Mewtwo.

- No lo veo. – Mewtwo se miró las manos, abriéndolas y cerrándolas. – Hasta ahora, lo único que he hecho es… existir.

- Tonto. ¡Eso es todo! – se rio Amber, y aun así Mewtwo no sintió que estuviera burlándose de él. Ella se le acercó de nuevo, dejando su pequeño ramillete de flores de lado. – Vas a crecer, y podrás experimentar la amabilidad, la alegría, el amor y la diversión. Si vives, aprenderás, serás feliz, harás muchos amigos, y te sentirás mejor que nunca. ¡La vida es una aventura de la que hay que estar orgulloso! – Le ofreció la mano una vez más. – ¡Vamos, divirtámonos juntos!

Mewtwo la observó de nuevo, y entonces una pregunta se formó en su cabeza.

- ¿Por qué quieres que lo hagamos juntos? – dijo ladeando la cabeza, pensativo. Ella solo se rio.

- Porque somos hermanos, ¿no? ¡Podemos vivir y ser felices juntos!

Su respuesta fue tan simple como siempre, y solo le dio a Mewtwo todavía más que pensar. Continuó mirándose a sí mismo y a Amber, y su confusión solo se incrementó: él fue el que le preguntó antes si eran hermanos, pero ahora que lo pensaba, eran completamente diferentes: su piel era brillante y gris, tenía una cola y un tubo detrás de la cabeza, y estaba completamente desnudo; la piel de ella era pálida pero su cabello era azul, y llevaba un vestido blanco (¿por qué llevaría ropa, de todos modos, debería sentirse avergonzado?). Incluso sus caras, manos y pies eran diferentes. Más allá de su tamaño y forma general, no tenían nada en común.

- No parecemos hermanos. – Su mirada se desvió hacia su mano, perdido en sus pensamientos. Ella negó con la cabeza.

- Eso no importa. Mi padre te creó, igual como me creó a mí. Así que somos hermanos.

Mewtwo se puso a pensar en sus palabras. Había cierta lógica detrás de sus palabras, aunque dichas palabras contrastaban con la lógica que él había recibido. Era confuso, y aun así ella parecía muy segura de sus palabras...

Por una vez, Mewtwo sonrió y decidió dejar de lado esos pensamientos. Podría ser un concepto ilógico, pero era reconfortante, y eso era lo que importaba al final. Cogió la mano de Amber, mientras ella sonreía al ayudarlo a levantarse.

- ¡Ahora vamos! ¡Hay muchas cosas que quiero enseñarte! – dijo señalando hacia el horizonte. – ¡Prepárate para una gran aventura!

Mewtwo volteó en la misma dirección, y finalmente sonrió sin hacer más preguntas. Simplemente se volteó en la misma dirección, y finalmente sonrió sin hacer preguntas. Simplemente caminó al lado de Amber, listo para divertirse juntos como dos hermanos.

Al pasar el tiempo, Mewtwo y Amber continuaron pasando su tiempo juntos, divirtiéndose en su paisaje mental. Mientras lo desearan, no había límite a las aventuras que podían vivir juntos: entre enormes mares, amplias planicies, altas montañas y muchos otros lugares, podían ir a donde quisieran, y hacer lo que quisieran. Aunque no hubiese nadie más excepto ellos, eso no era ningún problema para los dos niños.

Y todo el camino, Amber continuaba enseñando a Mewtwo todo lo que podía. Su visión del mundo era muy simple, casi ingenua a veces, pero aun así proveía a Mewtwo con muchas de las respuestas que buscaba. El amor era cálido e importante; la amistad era compañerismo y felicidad; la felicidad era sentirse bien y hacer sentir a otros igual. Y lo más importante, la vida era para vivirla al máximo.

Eran lecciones simples y felices. Lecciones que chocaban completamente con la información que continuaba invadiendo su mente. Imágenes y pensamientos sobre conflicto, sufrimiento, muerte y poder ilimitado acumulado en su interior para liberar en contra de sus enemigos. Gente que se odiaba entre sí sin motivo real, guerras que iniciaban por razones estúpidas y muchos otros temas de los que Mewtwo esperaba no saber más.

Y por encima de todo estaba él mismo, el arma definitiva para terminar con las armas, temida e invencible ante todos. ¿Era ese su verdadero propósito? ¿Su objetivo final era hacer que pasaran todas esas cosas malas? ¿Todo lo que estaba viviendo estaba… mal? Se sentía muy extraño, antiético contra todo lo que Amber le había enseñado. Y aun así, no podía evitar pensar más y más en los conceptos de los que involuntariamente seguía aprendiendo.

Mewtwo sacudió su cabeza, tratando de no perderse en sus pensamientos. Él y Amber se encontraban sentados en una banca, en el medio de la ciudad donde Amber le dijo que había crecido, comiendo juntos un helado de vainilla. O al menos, Amber era quien lo hacía, ya que la atención del Pokémon estaba fija en el cono derretido de helado blanco en sus manos. No era real y él lo sabía, y aun así podía tocarlo, sentir el frío e incluso verlo como se derretía lentamente. Los ojos de Mewtwo brillaron de azul, y las gotas de crema se quedaron suspendidas en el aire. El joven Pokémon mantuvo el enfoque, y lentamente el helado volvió a su lugar de origen. Mewtwo le dio una lamida y disfrutó del sabor, sintiéndolo. Amber dejó de comerse el suyo, y le sonrió a su pequeño hermano.

- Tus poderes son geniales. Y se volverán más fuertes con el tiempo.

Mewtwo sintió sus mejillas acaloradas por el cumplido, rápidamente desviando la mirada mientras lamía su cono. Amber se rio y volvió su atención a su propio helado. Mewtwo se habría reído también, si sus pensamientos no hubiesen regresado a todas esas cosas malas. Y a raíz de eso, Mewtwo apretó las manos alrededor del cono, sin atreverse a mirar a su hermana.

- Amber... ¿qué crees que sea la vida?

- Bueno, los dos estamos aquí y existimos. ¡Es una gran y divertida aventura para todos!

Le respondió sin siquiera dudar por un segundo, como siempre lo hacía. En cualquier otra circunstancia, Mewtwo probablemente habría sonreído junto a él, pero en vez de eso bajó la cabeza, agrietando el cono accidentalmente.

- Entonces, ¿qué son estos pensamientos? – Entrecerró los ojos, haciendo que las grietas del helado se agrandaran. – ¿Por qué soy un arma? ¿Por qué veo sufrimiento? ¿Por qué la gente lastima a otras personas?

Amber se detuvo, y se quedó pensativa. Mewtwo volvió su atención a su hermana, sorprendido de verla pensando tan profundamente. Sin embargo, la atención de ella se desvió hacia el cielo, más solemne de lo usual.

- Algunas personas no entienden lo preciosa que es la vida, o lo importante que es ser amable, así que hacen cosas malas. Es muy triste, pero eso sucede. – Su radiante sonrisa regresó de nuevo. – Pero todos se equivocan, porque nadie puede ser feliz si lastima a otros.

Mewtwo otra vez centró su atención en el cono, con grietas por todos lados y derritiéndose en su mano.

- Yo no quiero lastimar a nadie.

- ¡No tienes que hacerlo! ¡Tú eres quien está a cargo de tu vida y de lo que haces, y nadie puede decirte lo contrario! – Amber le puso la mano en el hombro. – Eres un buen hermano menor, sé que nunca podrías lastimar a nadie,

Mewtwo volvió a fijar los ojos en su hermana, y en la sonrisa de felicidad que le estaba dando. Eso bastó para que su preocupación se derritiera, junto con el helado que sostenía.

- Gracias. – le dijo sonriéndole también. Amber sintió, terminándose su cono mientras saltaba fuera de la banca y señalando al frente.

- Muy bien. Ahora, ¡vamos al parque de diversiones!

Mewtwo volteó hacia la misma dirección, donde había un gigantesco y colorido parque de diversiones, listo solo para ellos. El Pokémon sonrió, haciendo desaparecer su helado mientras flotaba hacia el suelo e intercambiaba una sonrisa con ella antes de irse a divertirse juntos.

Su mente todavía seguía llena de dudas, pero mientras Amber estuviera con él, nada de eso se sentía tan mal. No le importaba en absoluto si el entorno a su alrededor era real, porque su hermana lo era, y eso era lo que importaba. Y siempre serían felices, mientras siguieran juntos.

- ¡Ven, juguemos a "tú la traes"!

El juego había comenzado por un capricho, igual que muchas de las pequeñas aventuras de Amber, pero Mewtwo no tenía problemas con eso. Las reglas eran muy simples: él tenía que perseguir a Amber y encontrarla, mientras se escondía y corría por todo el parque de diversiones. Alguna vez ese juego podría haberse sentido como una tarea desafiante para él, pero con lo mucho que su poder había crecido con el tiempo no era sino un juego de niños encontrar a su amiga. Así, Mewtwo se desplazó rápidamente por su paisaje mental con alegría, con la sonrisa más grande en toda su cara.

- ¡Ya voy por ti, Amber!

En el suelo, Amber se rio ante el desafío antes de salir corriendo, directo hacia la casa de los espejos. Mewtwo se rio y la siguió, hasta entrar cuidadosamente en el laberinto de reflejos. Era un lugar que le resultaba confuso y difícil de navegar, lo cual posiblemente era el motivo por el que Amber elegía ese lugar para ocultarse de él. Una idea inteligente, pero no lo suficiente.

Mientras sus ojos brillaban, todos los espejos comenzaron a hacer lo propio, y con algo de esfuerzo todos ellos se despegaron del suelo, flotando ligeramente sobre él. Frunciendo el cejo y moviendo las muñecas, movió lentamente cada uno de los espejos hacia los lados y redujo el laberinto a una sola enorme habitación. Una vez que terminó de reorganizarlos, cayó de rodillas y respiró profundamente, quitándose el sudor del rostro. Usar poderes de esa magnitud todavía requería mucho esfuerzo de su parte, pero bien que valía la pena. Nunca había podido vencer a Amber en ese juego antes, pero aquel día sería diferente.

Mewtwo lentamente se levantó, todavía tratando de recuperar el aliento mientras analizaba sus alrededores. Le llevó un poco más de lo que habría querido aun con todos los espejos puestos de lado, pero eventualmente vio el familiar cabello azul en el suelo. Sonriendo de nuevo, el Pokémon flotó rápidamente hacia su amiga.

- ¡Ya te encontré! – Mewtwo se rio y se preparó para atrapar a su hermana.

Pero en cuanto se acercó lo suficiente, se quedó congelado en el acto. Frente a él, Amber se encontraba en el suelo, respirando agitadamente y agarrándose el pecho. Mewtwo retrocedió, con los ojos muy abiertos y fijos en ella.

- ¿A-Amber? ¿Qué te sucede? – le preguntó, acercándose a tientas. Ella trató de levantarse, pero volvió a caerse. Mewtwo retrocedió e inmediatamente corrió hacia su lado.

Y fue entonces que vio su cuerpo brillando, y poco después sus manos y pies empezaron a fragmentarse y a desvanecerse, mientras Amber entrecerraba los ojos con dolor.

- ¡Amber! – gritó Mewtwo, tratando de sacudir a la chica para que recuperara la conciencia.
Ella respiraba lentamente, inhalando y exhalando, al parecer demasiado abrumada para poder decir nada, mientras Mewtwo solo podía observar cómo su cuerpo se convertía en luz.

Su mente empezó a captar voces desde el exterior, incapaz de distinguir entre pensamientos y palabras, y todo a su alrededor era arrastrado por un remolino de confusión.

- ¡El Sujeto #150 está siendo perturbado! ¡Algo malo le está ocurriendo!

- ¡Las lecturas sobrepasan la escala! ¡Podría desestabilizarse!

- ¡Voy a poner todo en orden! ¡Continúen monitoreándolo!

- ¡Fuji, espere…!

- "¡No dejaré que esto se vaya por el drenaje! ¡Te salvaré, Amber!"

Mewtwo se agarró la cabeza, sacudiéndola mientras el mundo continuaba girando, el paisaje mental se derrumbaba y destrozaba a su alrededor mientras Amber continuaba desvaneciendo. Al volver la atención hacia su hermana, la mitad de su cuerpo había desaparecido y claramente seguía sufriendo. Su corazón golpeaba contra su pecho, y todo a su alrededor se sintió pesado.

¿Qué era eso? ¿Miedo? ¿Temor? ¿Las emociones negativas de las que siempre oía hablar? Nada tenía sentido, todo sucedía demasiado rápido, pero una cosa era clara: algo le pasaba a Amber, algo muy malo. ¿Acaso estaba… muriendo?

- ¡No, no, no! – Mewtwo agarró lo que quedaba del cuerpo de su hermana, y su visión se tornó borrosa. – ¡Resiste, Amber! ¡No puedes irte!

Pero Amber no le respondía, y su cuerpo continuaba desapareciendo, muriendo.

Mewtwo sacudió su cabeza, enfocándose en su hermana. No era momento de pensar en cómo se sentía él. Amber no podía irse, no podía dejar que eso sucediera. Los ojos del Pokémon empezaron a brillar, y su atención se enfocó en cada átomo de la forma de Amber, tratando desesperadamente de mantenerlos juntos mientras fuerzas inimaginables los separaban a la fuerza. Respiró con fuerza, sudando mientras se sentía más estresado de lo que nunca había estado en su vida, empujando todas sus energías psíquicas al límite para mantener a su hermana en una pieza. Pero no bastó, y el cuerpo de Amber continuó desvaneciéndose.

Mewtwo continuó, sin importar cuánto esfuerzo le llevara, Amber precedía incluso a su propio bienestar y eso no cambiaba. ¿Sería acaso porque no eran reales? No tenía tiempo de pensar en eso. Así que continuó, y continuó, sin cesar en su intento de ayudar a Amber como fuera.

- ¡No puedes irte! ¡Somos hermanos! ¡Deberíamos estar juntos y ser felices! – Su visión se tornó aún más borrosa mientras el cansancio se apoderaba de él, y las lágrimas bajaban por su rostro. – ¡Por favor! ¡No me dejes!

Amber permaneció inconsciente, y su cuerpo siguió desapareciendo, hasta que solo quedaron su cabeza y torso superior.

- No… me dejes…

Las fuerzas de Mewtwo finalmente le fallaron, al igual que su voluntad. Solo quedaban él, su hermana que desaparecía, y el escenario destruido y sin sentido a su alrededor. Las lágrimas continuaban cayendo, y Mewtwo siguió llorando mientras sostenía a Amber más cerca, como si eso pudiera impedir que desapareciera.

No entendía por qué estaba desapareciendo así, ni por qué todo le hacía sentirse mal. Nunca se había sentido de esa manera antes, y no quería volver a hacerlo. Mewtwo solo quería ser feliz, estar otra vez con su hermana, como siempre había sido. ¡Ese no podía ser el fin! ¡No podía!

Y a aun así lo era, y él no podía hacer nada para salvarlo. Entrecerró los ojos mientras seguía llorando, sujetando todavía más de cerca a su hermana. Sin poder detener sus lágrimas, el silencio y la oscuridad volvieron a rodearlo como lo hicieron antes, volviendo a llamarlo.

Hasta que una voz lo volvió a llamar desde la oscuridad.

- No llores, Mewtwo. Todo va a estar bien.

La voz era cálida, muy familiar, y estaba viva. Mewtwo paró las lágrimas y volvió a abrir lentamente sus ojos que estaban rojos. En sus brazos estaba Amber, con su cuerpo volviendo a reformarse lentamente. A su alrededor, su paisaje mental volvía a ser lo que una vez fue.

Al Pokémon no le importaba eso, solo mantuvo la mirada fija en su hermana. No se atrevió a decirle nada, todavía tenía la visión nublada mientras observaba a su hermana. La parte inferior de su cuerpo, brazos y piernas volvieron a formarse bajo su mirada, y antes de darse cuenta, Amber estaba de vuelta, otra vez entera, confundida pero ilesa. Mewtwo no tenía la más mínima idea de lo que había pasado, y tampoco le importaba. Sollozando, se quitó las lágrimas que tenía en los ojos.

- Estás bien. – Sus manos temblaron, y una sonrisa de alivio separó sus labios. – ¡Estás bien!

Abrazó a su hermana con fuerza, casi como para asegurarse de que no volvería a marcharse. No le importaba si no estaba realmente allí, o si no fuese la verdadera ella. Amber seguía con él, y eso era lo único que realmente importaba. Amber tardó solo un par de segundos antes de devolverle el abrazo, y ninguno de los dos dijo nada por un tiempo. Una vez que Mewtwo se sintió seguro de que Amber no volvería a desaparecer, la volvió a mirar y la encontró mirándolo muy pensativa.

- Estaba desapareciendo, ¿verdad? – le preguntó. Mewtwo volvió a limpiarse las lágrimas, mirándola duramente.

- No vuelvas a hacer eso nunca más. ¡Me asustaste!

- No puedo controlarlo, lo siento. – Amber negó con la cabeza, todavía sin mirar a su hermano. – Sé que voy a desaparecer algún día. Muchos de mis amigos ya lo hicieron después de todo.

Mewtwo parpadeó, confuso ante lo que quiso decirle. Y mientras se preguntaba, deseó saberlo, y su mente volvió a abrirse una vez más hacia el mundo real.

- El Sujeto #150 parece estable ahora. Las lecturas han vuelto a la normalidad.

- Buen trabajo como siempre, Fuji. Este proyecto no llegaría a ninguna parte sin usted.

- Solo hago lo que sea necesario. No podemos dejar que este sea un fracaso como los anteriores ciento cuarenta y nueve intentos.

¿Ciento cuarenta y nueve intentos? Mewtwo siempre había sido llamado "Sujeto #150" afuera, y su conocimiento le decía que 149 era el número antes de eso. ¿Había alguna conexión? Su curiosidad se elevó, y su mente comenzó a indagar en los confines de la del Dr. Fuji. Cuando entró, se quedó congelado, al ser invadido por una ráfaga de conocimientos inesperados.

Bulbasaur. Charmander. Squirtle. Pidgey. Rattata. Pikachu. Meowth. Nidoran. Spearow. Y muchos, muchos otros Pokémon.

La chispa de vida que llenaba sus cuerpos. Humanos a la expectativa aguardando los resultados. Los cuerpos de los Pokémon mientras crecían. Maduraban. Decaían. Desaparecían. Y luego el proceso volvía a empezar de nuevo.

Muchas criaturas, jóvenes criaturas, vivientes y conscientes, malformadas y mal desarrolladas, sus cuerpos deshaciéndose a pedazos y desapareciendo antes de incluso nacer. Y los humanos simplemente se movían hacia la siguiente como si nada hubiera pasado, jugando con la vida y desechando lo que no les servía, modificando a su antojo para lograr sus objetivos. Salvo por un caso especial.

Ambertwo. Basada en Amber Fuji. Contenida en una cámara diferente, supervisada por el Dr. Fuji (su padre) únicamente. Su intento de traerla de vuelta a la vida, de mejorarla.

Basada. Traerla de vuelta. Reemplazo. Copia. No la original.

- "Todos aquí tienen un "two" al final del nombre."

Two, es decir dos, que venía después del uno. Después del dos venía el tres, y luego el cuatro, y el cinco… hasta que se convertían en ciento cincuenta. Él era el Sujeto #150. El intento número ciento cincuenta de crear vida. El primero en estar basado en Mew.

Y era solamente un experimento para crear algo que no era, algo que se podía descartar si fallaba en cumplir las expectativas.

- "Hay demasiados Mews en el mundo. Pero tú eres el único Mewtwo que existe. ¿No es maravilloso?"

Pero después del dos venía el tres. Luego de que Mewtwo fallara, vendría un exitoso Mewthree.

- "Siempre somos únicos al ser nosotros mismos."

Pero todos eran desechables a pesar de eso.

Mewtwo salió a toda prisa de la mente del Dr. Fuji, con conocimiento incompleto, pero la emoción pura y la información en su cabeza era suficiente para toda una vida. El corazón se le aceleró, y el Pokémon, o mejor dicho, el experimento respiró profundamente. Muchos pensamientos confusos y contradictorios le vinieron uno tras otro: implicaciones, teorías e ideas asumidas pasando por su mente a toda velocidad mientras trataba de darle sentido a todo lo que veía. ¿Qué significaba eso? ¿Sería real? ¿Imaginario? ¿Estaba confundiendo recuerdos con pensamientos? No sabía qué posibilidad era más aterradora, y el cuerpo se le congeló mientras se le seguían apilando.

Él era Mewtwo, un clon de Mew, un intento de crear algo tan fuerte como uno de ellos. Y eso era todo lo que siempre sería. Su cuerpo tembló, y sus hombros se sintieron pesados al darse la vuelta, y su mirada se encontró con varios de los espejos que lo rodeaban, copias igual que él.

Y entonces, sintió una mano cálida sobre su hombro. Al levantar su cabeza, vio a Amber volviendo a sonreírle.

- No pensemos en cosas malas. ¿Quieres jugar otra vez? – le preguntó con su usual semblante alegre, y como si nada hubiera pasado. Mewtwo se tomó mucho más de lo que debería antes de asentir de manera temblorosa.

- C-claro.

- ¡Muy bien! – Amber cogió la mano de su hermano y señaló hacia la salida. – ¡Vamos a la rueda panorámica!

Amber caminó hacia adelante, y Mewtwo la siguió sin decir palabra. Se atrevió a mirar a su alrededor, incluyendo las grietas que se veían en su paisaje mental, mientras su mente trataba de darle sentido a lo que él y Amber acababan de experimentar, y al tiempo tratando de no imaginar que las cosas que había pensado pudieran estar en lo correcto.

Al pasar el tiempo, las cosas volvieron a como solían estar: Mewtwo y Amber pasaron su tiempo jugando y hablando juntos, felices y a veces discutiendo cómo podría ser el mundo exterior. Después de un rato, Mewtwo estaba casi listo de descartar la experiencia en la casa de los espejos como una simple pesadilla.

Pero él sabía que ese no era el caso. Todavía podía ver que Amber pausaba más a menudo con sus pensamientos, lo distante que parecía ponerse a veces, y cuan a menudo se quedaba dormida o necesitaba descansar. Mewtwo trataba de no pensar demasiado en su comportamiento, pero sus pensamientos siempre gravitaban hacia su hermana de alguna manera. Y si no giraban en torno a Amber, se enfocaban en sí mismo, en su propio cuerpo y su propósito. El flujo de información que se había derramado en él se había ralentizado, enfocándose mayormente en darle más conocimiento en los temas que le faltaban, y podía incluso sentir que su cuerpo empezaba a crecer. No era más de un par de centímetros, pero probablemente fuese el inicio de su madurez.

Mewtwo se preguntaba más y más si eso quería decir que estaba en curso de convertirse exactamente en lo que los científicos querían que fuese, o si era un testamento de que pronto sería un fracaso para ser desechado. Aunque trataba de sacudirse las dudas y disfrutar del presente, las preguntas continuaban presionándolo en los confines de su mente, lo que le impedía disfrutar de su tiempo con Amber. El constante desarrollo de sus poderes tampoco ayudaba en nada, y empezaba a preguntarse si simplemente no podría romper su tubo de confinamiento para salir libre al mundo exterior cuando quisiera.

El pensamiento de lo que podría hacerles a los científicos evitaba que lo considerara algo bueno, así que eventualmente, trató de mantener sus pensamientos y comportamiento a raya, hasta que su hermana se percató de sus preocupaciones.

- ¿Algo te molesta, Mewtwo? – le preguntó, y con eso ella y el Pokémon se sentaron en la hierba donde jugaron juntos por primera vez. Mewtwo se puso rígido, y miró hacia el otro lado.

- No lo sé. – dijo él. Amber continuó mirándolo, desviando los ojos hacia sus pies.

- Ya llevas bastante tiempo así. – Se le acercó a su hermano, mirándolo fijamente hacia sus ojos. – ¿Qué te tiene tan preocupado?

Mewtwo no supo qué contestarle, pues la mente se le quedó totalmente en blanco. Rápidamente se encogió de hombros y trató de sonreír, al punto que le salió exagerado, antes de rascarse detrás de la cabeza.

- No es nada, en serio. – Se le acercó, tratando de mantener su sonrisa para que no se desvaneciera. – Todo está normal. ¡Vamos a jugar y divertirnos como siempre lo hacemos!

Eso habría sido suficiente para dejar de lado cualquier discusión e iniciar una de sus muchas sesiones de juego, una manera fácil de olvidar lo que lo molestaba. Pero Amber no reaccionó como siempre, sino que desvió la mirada hacia la hierba bajo sus pies.

- Es por lo que me pasó aquella vez, ¿verdad? – le preguntó.

Mewtwo se quedó congelado, incapaz de decirle nada. También desvió su mirada, pero podía ver a Amber acercándose por la esquina del ojo.

- Siento haberte asustado. – Amber le dio una de sus sonrisas usuales, pero Mewtwo podía ver que no tenía su usual calidez ni felicidad.

- No, no fue tu culpa. – Mewtwo negó con la cabeza. – Pero eso está en el pasado, ¿verdad? No hay forma de que eso vuelva a suceder.

Amber no le respondió. En vez de eso miró hacia el cielo, justo cuando su paisaje mental cambiaba de día a noche y una luna llena empezaba a brillar sobre los dos.

- Hay algo que nunca te dije. – le sonrió de nuevo, estirando la mano hacia el firmamento. – Los clones humanos solo pueden vivir hasta cuatro años. Y pronto yo también me convertiré en una estrella.

El cielo se iluminó con docenas de pequeñas luces, como para subrayar su punto. Mewtwo se atrevió a mirar adelante, hasta que se le hizo claro el significado de las palabras de Amber quedó claro. Se puso pálido y abrió los ojos antes de sobresaltarse.

- ¿Q-qué?

- No estaba segura si sería real o no, pero después de lo que pasó, ahora lo estoy. – Amber se frotó la frente, temblando ligeramente. – Mi padre intentó hacerme mejor, hacerme más fuerte y con más posibilidades de sobrevivir que Amber. Fue doloroso, y todavía me duele ahora, pero sé que lo hizo porque me ama… no, porque ama a Amber. – Se rio ligeramente. – Y aun así eso no resolvió el problema. Es un poco triste.

Amber se rio de lo que dijo, pero Mewtwo no logró captar nada de humor en ello. Retrocedió, mientras el sudor bajaba por su cara, sintiendo que la mente y el corazón se le aceleraban mientras intentaba mantener la calma. Se quedó mirando el cuerpo de ella, aparentemente sano. No había partes que parecieran estar desapareciendo, y solo parecía estar ligeramente incómoda. Se encontraba bien.

- "¿Pero por cuánto tiempo? La última vez, empezó a desaparecer de repente."

Mewtwo tragó saliva y dio un paso al frente, con una sonrisa temblorosa en el rostro. Eso no podía ser verdad.

- Estás bromeando, ¿verdad? No hay forma de que desaparezcas. Te ves bien, suenas bien, y…

Amber negó con la cabeza, y cualquier réplica se quedó en la punta de la lengua de Mewtwo. Ella volvió a frotarse la frente, y una expresión sombría se apoderó de su rostro.

- Me duele la cabeza más y más a menudo estos días. Tal vez estoy jugando demasiado, o tal vez son las mejoras de mi padre, pero cada día se vuelve peor. – Se esforzó por soportar el dolor, ofreciéndole a Mewtwo una de sus sonrisas más radiantes. – Quería decirte adiós antes que sea demasiado tarde.

Adiós. Una despedida. Probablemente una definitiva. Mewtwo ya entendía lo que estaba pasando, pero más que nada lo subrayaba. Nunca más volvería a ver a Amber, y no había nada que pudiera hacer para salvarla. Flotó hacia ella con una mano estirada.

- No, por favor, Amber…

- Estoy muy cansada… – Cerró los ojos, y su alegría se desvaneció brevemente. – Tengo que irme. Lo siento.

Comenzó a alejarse de Mewtwo, pero él no iba a dejarla. Le agarró el brazo, mirándola mientras se formaban unas lágrimas en sus ojos.

- ¡No puedes irte, Amber! ¡Tenemos que estar unidos por siempre! – le gritó, sujetándose fuertemente de su hermana. No detuvo las lágrimas cuando empezaron a bajar a chorros por su rostro, haciendo todo lo que podía por mantener a Amber cerca.

Amber no se movió, sino que fijó los ojos en el Pokémon. Este continuaba llorando y manteniéndola en ese lugar, casi de manera testaruda al rehusarse a moverse o decir nada. Amber volvió a sonreír, quitándole las lágrimas del rostro.

- Las lágrimas de los Pokémon están llenas de vida. Mi padre dijo una vez que son capaces de crear milagros. – Su sonrisa se tornó más amplia mientras se liberaba suavemente de su agarre, mirándolo fijamente a los ojos. – Por favor, Mewtwo, mantente lleno de vida. Crece, aprende, y sigue siendo tan feliz como puedas de cualquiera manera. ¡Te lo mereces!

Le acarició la mejilla a Mewtwo, sonriendo de manera más cálida de lo que jamás lo había hecho.

- Y gracias… por haber sido mi hermano menor.

Y así nada más, Amber desapareció del paisaje mental, dejándole una última sonrisa feliz antes de desaparecer para siempre. Mewtwo continuó llorando, mientras la colina y todo el paisaje comenzaban a colapsar a su alrededor.

- ¡No, por favor! ¡Por favor, Amber! ¡Regresa! ¡Regresa conmigo! – gritó, tratando de frenar las lágrimas que caían, llorando con todo el corazón mientras buscaba su luz en la oscuridad. Pero nadie apareció.

Mewtwo comenzó a gritar, sintiendo sus poderes acumularse en su interior y tratando de buscar una salida, una solución, lo que fuera para poder llegar hasta su hermana.

Desde el mundo exterior, se oyeron más y más voces, haciendo un enredo de pensamientos que invadían su mente, con varias voces y pensamientos indiscernibles que luchaban entre sí por hacerse oír.

- ¡El Sujeto #150 otra vez está perturbado! ¡Sus valores emocionales están aumentando! ¡Estamos en peligro!

- ¡Inyéctenle sedativos, rápido! ¡No podemos arriesgarnos a una reacción!

Mewtwo se agarró la cabeza con fuerza, sintiendo el estrés físico y mental que presionaba su cuerpo hasta su límite, solo deseando que el dolor se detuviera y que Amber estuviera allí. No podía pensar en nada, solo en sufrimiento. Y las lágrimas nunca dejaban de bajar por su rostro en cataratas.

- Las lágrimas no se detienen... Amber, por favor... – trató de decir, con la voz quebrada, y la mente fatigada.

Y entonces, su cuerpo comenzó a entumecerse, y se le hizo difícil pensar. Sus párpados se pusieron pesados, y su único deseo era dormir, dormir profundamente, para escapar de la pesadilla en la que se había tornado su realidad. Estiró una mano hacia el frente, donde antes solía estar Amber.

- Ayúdame…

Pero nadie le respondió, y la oscuridad y el silencio volvieron a envolverlo por completo.

Mewtwo se quedó quieto atrapado en medio de la nada. Todo estaba negro, silencioso, vacío. Podía sentir que su cuerpo crecía, se desarrollaba, cambiaba. Y todo el rato, se encontró a solas con sus pensamientos. Dichos pensamientos eran nublados y confusos, mezclados con las voces y pensamientos externos que se unían a los suyos, junto con sueños y memorias.

Había vivido toda su vida jugando y aprendiendo de Amber, mientras los científicos en el exterior continuaban inundándolo de más conceptos. Tenía conocimiento e inteligencia, y mientras su cuerpo se contraía con los sedantes y la oscuridad, su mente se quedaba divagando y pensando en todo lo que sabía.

Amber se había ido, o pronto lo haría. Su hermana estaba a punto de desaparecer, y lo que su padre hizo para salvarla podría simplemente haber empeorado todo. ¿Pero realmente importaba al final? Hasta donde concernía a su padre, perderla solo significaría iniciar desde cero. No le importaba su hermana, solo le importaba la VERDADERA Amber. Ambertwo solo era importante en tanto fuese una imitación perfecta de su hija perdida. Lo suficiente importante para intentar salvarla, pero no lo suficiente para llorar por su muerte. Donde Ambertwo fallara, una Amberthree podría tomar su lugar.

Y eso también se aplicaba a él. Podía percibir su crecimiento, convirtiéndose de niño a adulto. Una evolución antinatural, una que ningún Pokémon podría atravesar de la misma forma. Mayor prueba de que él no era normal. Solo era un experimento, un intento de ir más allá de la naturaleza. Era desechable.

Aunque se había dado cuenta de ello la primera vez, Amber logró hacer que el impacto le doliera menos. Era una verdad horrible, pero la única persona que realmente le importaba todavía seguía allí. Pero Amber ya no estaba con él. Y en cuanto abandonara el mundo, una Amberthree la reemplazaría. Similar, pero diferente. Se podría ver como Amber, sonreír como Amber, jugar como Amber, pero no sería la Amber que él conocía, su hermana. Ella se habría ido para siempre.

Y eso también podría pasarle a él. Todas sus memorias, la diversión que tuvo con su hermana, no significaban nada para los científicos. No les importaba Mewtwo, lo que les importaba era tener un clon más fuerte y mejorado de Mew. No tenía por qué ser Mewtwo. Podría haber sido un Mewthree, Mewten, Mewhundred. No se detendrían hasta lograr sus deseos. Ellos no eran como Amber. Ella se preocupaba por todo y de todos, y solo quería paz y felicidad. Era mejor que cualquiera de los humanos fuera de su tanque.

Quizás se equivocara, quizás solo estaba pensando demasiado en todas las cosas. O eso era lo que creería, si no pudiera oír lo que la gente decía y pensaba afuera.

- El Sujeto #150 comienza a crecer a un ritmo acelerado ahora…

- ¿Quizás deberíamos abortar esto?

- No seas estúpido, hemos pasado mucho tiempo haciendo esto…

- ¿Y qué? Si un experimento falla, solo empezamos de nuevo.

Se encontraban discutiendo si debería estar vivo o muerto para comenzar desde cero, como si fuese un objeto, y no una persona viva. Pero eso él ya lo sabía, aunque le doliera tanto como la primera vez. Y entonces, su mente encontró otra, una muy familia, la del Doctor Fuji.

Acababa de visitar a Amber, y ahora estaba peleando contra su propia mente sobre lo que debería hacer, sobre si debería tratar de MEJORARLA todavía más. Las mismas mejoras que le causaron dolor, y posiblemente la muerte. ¿Cómo se atrevía a pensar que eso estuviese bien? ¿Cómo podía no entender todo el dolor que le estaba provocando a su hija? ¿Cómo podía siquiera cuestionar cuál era la elección correcta?

Y luego percibió lo que estaba sintiendo. Cómo planeaba dejar atrás a todos sus colegas, e irse solo con Amber. Cómo ese hombre planeaba destruir toda la isla y a Mewtwo junto con ella. Eso era todo. Solo un poco más de tiempo, y su vida habría terminado sin siquiera haber comenzado, igual que con todos los sujetos que le precedieron.

Mewtwo apretó el agarre alrededor de su cuerpo, y la oscuridad y el silencio se sintieron más opresivos que nunca. Y en medio de toda la oscuridad, una luz de determinación estalló en él.

No. ¡Así no podían terminar las cosas! ¡Su vida no podía terminar de ese modo! ¡Tampoco la de Amber! ¡Ambos merecían vivir y ser felices juntos! Y para eso, todos los científicos debían pagar.

Abrió sus ojos de golpe por primera vez, viendo por primera vez el líquido que lo rodeaba y el vidrio que lo encerraba, aislándolo del mundo exterior. Algunos de los otros científicos ya estaban allí, simplemente echándole miradas confusas.

Y entonces, su furia y poderes comenzaron a acumularse, y el vidrio se hizo trizas en un mosaico de piezas. El líquido se alejó de su cuerpo derramándose por el suelo, exponiéndolo por primera vez al mundo. Todos los científicos fijaron sus ojos en él. Ninguno de ellos habló, ni supo qué decir o hacer. Mewtwo miró a cada uno de ellos, todas sus vidas, y sus pensamientos le invadieron la mente.

Lo consideraban un monstruo, lamentaban haber trabajado en él, y tenían miedo de lo que podía hacer. No era más que un monstruo. Sus ojos comenzaron a brillar con energía psíquica. Era hora de mostrarles la clase de monstruo que realmente era.

Sus poderes salieron de él de un estallido, y cada máquina comenzó a emitir estática y a explotar con un simple pensamiento. Más y más explosiones las siguieron, y con ellas fuego y humo. Los científicos trataron de escapar y gritar pidiendo ayuda, pero las explosiones y el fuego consumieron sus cuerpos en un instante, mientras el laboratorio continuaba ardiendo a su alrededor.

Mientras la destrucción del laboratorio seguía ocurriendo, Mewtwo no le dio importancia a los científicos cuyas vidas acababa de terminar, no cuando a ellos tampoco les importaba la suya para empezar. En vez de eso, enfocó su atención en ponerse de pie, notando brevemente que ahora tenía el doble de la estatura que alguna vez había tenido, y su cuerpo estaba más desarrollado y maduro de lo que lo recordaba. Casi lo habría encontrado fascinante, pero ahora no había tiempo. Tenía un propósito, y lo cumpliría.

Así, flotó lentamente, mientras sus poderes continuaban destruyendo el trabajo de décadas de investigación. Podía sentir su mente desgarrándose por el exceso de energía, pero no podía dejar que eso lo detuviera. Así, continuó liberando y haciendo caos con sus energías psíquicas, despejando el camino que tenía enfrente.

Mientras vagaba a través del humo que nublaba la sala, sin embargo, percibió una nueva mente que entraba. Una muy familiar. La del Doctor Fuji.

De una vez dispersó el humo, conociendo finalmente a su creador, su padre, viéndolo cara a cara. Era un hombre mayor, consumido por el dolor y el deseo de volver a ver a su hija. El hombre que había lastimado a su hija solo para hacerla "mejor". El hombre que más que nadie en el mundo lo llamaba monstruo. La mirada de Mewtwo se endureció, y su mente volvió a toparse con la del hombre frente a él. Casi parecía listo para aceptar su destino.

Así que Mewtwo le concedió su deseo, y las llamas consumieron el cuerpo del hombre, haciendo que su vida lentamente abandonase el velo mortal.

Observando el cuerpo en llamas del hombre, Mewtwo sintió que su mente se quedaba en blanco. ¿Se sentía feliz? ¿Furioso? ¿Triste? ¿Horrorizado? ¿Molesto? No podía decirlo con certeza. Su mente estaba despejada, y aun así sus pensamientos eran un desastre, incluso mientras cada hombre y mujer a su alrededor era reducido a cenizas, tal como lo merecían. ¿Pero realmente se lo merecían? ¿Acaso Amber habría aprobado que él hiciera esto? ¿Estaría feliz por ello?

Negó con la cabeza, sin dejar que la culpa lo invadiera. No tenía tiempo de cuestionar eso, aunque sus poderes siguieran estallando con furia. Tenía que salvar a Amber, now. Y ahora, con esa resolución, abrió a la fuerza la puerta y voló por el resto del laboratorio rápidamente.

La maquinaria y los corredores seguían ardiendo en llamas a su alrededor, y sus poderes psíquicos fuera de control destruían toda pieza de equipamiento que se le pusiera enfrente. El fuego ardía, las explosiones resonaban desagradablemente y lo desorientaban. Se sentía expuesto, vulnerable, y aun así también se sentía más poderoso de lo que nunca había sido.

Se encogió por un momento y trató de enfocar su atención en el camino que tenía enfrente, aunque su propio poder hacía que el cerebro se le hinchara del dolor. El equipamiento estallaba en combustión, resonaban gritos, y el mismo corredor era destrozado por su energía psíquica. Nada podría detenerlo, incluso aunque las paredes bloqueaban su progreso antes de poder atravesar el camino.

Destruir todo a su paso había sido para lo cual fue creado. Y eso era exactamente lo que Amber no quería que él fuese.

Negando con la cabeza, enfocó la mirada en el camino mientras daba una vuelta cerrada, cuando una explosión casi lograba rozarlo. No era momento de tener dudas o hacer preguntas.

Mewtwo se agarró la cabeza, tratando de recuperar las memorias que sacó de la mente del Doctor Fuji. Amber no estaba en el mismo piso que él, se encontraba bajo tierra en lo profundo, a salvo de todo lo demás. Sin tardanza, el Pokémon abrió un agujero en el suelo a la fuerza, descendiendo y dirigiéndose hacia los niveles subterráneos, sin importarle todas las cosas que arruinó en su camino. Todo lo que importaba era llegar donde estaba su hermana.

Y tras lo que se sintió como una eternidad, mientras el laboratorio continuaba siendo destruido por sus propios poderes, finalmente llegó hasta el laboratorio secreto de Fuji, abriendo las puertas a la fuerza rápidamente.

- ¡Amber! – gritó Mewtwo, siendo esa la primera palabra real que usó, mientras entraba al laboratorio secreto del Doctor Fuji.

Y allí, entre varias máquinas y archivadores, se encontraba un tanque de gas muy parecido al que lo contenía a él, con su hermana descansando adentro. Mewtwo no tuvo tiempo de sentir alivio, pues notó que sus brazos y piernas lentamente se tornaban en luz y desaparecían, de una manera demasiado familiar. De inmediato palideció, sintiéndose inundado por memorias que deseaba olvidar.

- No... No de nuevo, ¡no de nuevo! – Mewtwo se lanzó al frente, dirigiéndose hacia la computadora conectada al contenedor, presionando varias teclas mientras fruncía el cejo. – ¡Te salvaré!

Trató de pensar en todo el conocimiento que se le había impartido, presionar todos los botones que pudo pensar, intentar insertar todos los procedimientos que pudo para mantenerla sana y revertir el daño. Tranquilizantes, nutrientes, procedimientos de primeros auxilios; soltó todo lo que creyó que podría ayudar. Pero nada tuvo efecto. Incluso al recurrir a los procedimientos más improbables y arriesgados, aunque activamente intentaba expulsarlos, el cuerpo de Amber continuaba degenerándose y desintegrándose ante sus ojos.

Mewtwo continuó pulsando las teclas frenéticamente, intentando procedimientos más oscuros y elaborados, tratando de poner las máquinas a trabajar a capacidad máxima. Sus poderes hicieron parpadear las pantallas, y apenas pudo controlarlos lo suficiente para evitar dirigirlos hacia sí mismo y hacia Amber. Y todo el rato, la computadora continuaba respondiendo a sus preguntas.

- Función: No disponible. Estatus: Crítico. Salud del sujeto: Baja.

Mewtwo contuvo la respiración mientras el torrente de advertencias y negaciones seguían saliendo de los altavoces una tras otra. Él tenía todo el conocimiento técnico que los científicos le habían dado, todo lo que pudo sacar de sus mentes en el pasado, y aún así nada funcionaba. Siguió presionando, ejecutando, intentando todo lo que podía, sin importarle que sus poderes psíquicos continuaban destruyendo las paredes y el equipamiento que lo rodeaba, apenas dejándolos a sí mismo y a Amber intactos. Pero no era suficiente. Nada funcionaba, igual que en la casa de los espejos.

- No, esto es imposible… ¡no puede terminar así! – Azotó las manos contra el teclado, haciéndolo pedazos mientras varios tubos vacíos se destruían al mismo tiempo. – ¡Amber, por favor! ¡Tienes que vivir! ¡Lo mereces!

Y continuó presionando botón tras botón mientras gritaba, mientras el calor que lo rodeaba se hacía más insoportable y el humo llenaba la habitación. Lentamente comenzó a perder la fuerza, presionando los botones con menos motivación y fuerza, hasta que el cuerpo de Amber se desvaneció casi por completo.

- No, por favor... ¡por favor! – gritó Mewtwo, dirigiendo sus poderes hacia ella, tratando de mantenerla entera de alguna forma. Por un momento creyó verla sonreír mientras veía perderse lo poco que quedaba ella.

Y entonces, se fue por completo.

Mewtwo cayó de rodillas, con los ojos ensanchados. El fuego y el humo lo rodearon completamente, obstruyendo su visión. La computadora entonces emitió un último mensaje:

- Sujeto: Amber Fuji. Estatus: Nulo.

El Pokémon se quedó sin palabras. Simplemente se quedó observando el ahora vacío contenedor de vidrio, mientras sus poderes lentamente comenzaban a agrietarlo en un mosaico de fragmentos.

Sin nada más que hacer, Mewtwo soltó un grito.

Un grito poderoso, agonizante, y primitivo, mientras sus poderes se soltaban por todos los alrededores del laboratorio. Las paredes se derrumbaron, las llamas se extinguieron y hubo más y más explosiones, trayendo más destrucción a su alrededor.

A Mewtwo no le importaba. Simplemente dejó fluir sus poderes libremente, desintegrando todo en su camino, sin plan ni motivación detrás de ello. Su mente estaba en blanco, incapaz de pensar de manera coherente mientras el estrés desgarraba su mente y hacía pedazos su concentración.

El otrora orgulloso laboratorio de Isla Nueva había quedado reducido a una sombra de su antigua gloria. Solo entonces fue que Mewtwo sintió que su cuerpo se debilitaba, y se dejaba caer en el duro suelo. Y otra vez el silencio y la obscuridad lo recibieron mientras caía inconsciente.

Esta historia continuará…


Notas del traductor:

Bien, ha habido algunas complicaciones con la historia principal de Reset Bloodlines, así que aquí les traigo algo mientras tanto. Es solo la mitad por ahora, pero para echar un vistazo al origen de Mewtwo en esta línea temporal. Yo particularmente la encontré bastante interesante.

Mewtwo ha sido uno de los Pokémon cuyas caracterizaciones han variado más a lo largo de los años. Quizás muchos como yo que empezamos con el anime, lo recordamos mayormente de su versión de la primera película, aunque aquí explora un poco más el interior de su mente, dándole otra perspectiva. Viéndolo de esta manera, los científicos que lo crearon evidentemente lo dotaron de una gran inteligencia, pero la inteligencia no equivale a madurez. En el fondo, este Mewtwo es un niño confundido y asustado que no sabe cómo controlar sus emociones y es por eso que sucumbe a sus impulsos de destruirlo todo cuando lo sacan de su zona de confort. Al no tener la madurez psicológica y emocionar para lidiar con el dolor, simplemente decide destruir la fuente que percibe que se lo causó. Siendo así, es difícil no sentir algo de lástima por él, si bien siga siendo un arma de destrucción masiva, ¿no lo creen?

En fin, hasta aquí lo dejo por el momento. Espero poder tener pronto mi próxima actualización del Resetverso, aunque he estado ocupado con otros proyectos dentro y fuera de él. Nos vemos pronto.