Caítulo1
Desperté exaltada por el sonido del despertador invitándome a empezar un lunes, como todos los otros de no ser porque hoy comienzan las clases.
Me removí sobre el duro colchón buscando comodidad y suspirando al ver que no lo conseguía, como siempre.
Con mucha fuerza de voluntad me obligue a ponerme de pie y caminar al armario por el uniforme que yo misma había preparado para el día de hoy. Cuando termine de cambiarme mire mi reflejo sobre el desgastado espejo de cuerpo entero que forma parte de la oscura pared de mi habitación desde mi infancia.
Vamos Chi, solo dos años más. Fighting.
Baje las escaleras de la forma más sigilosa que pude para enfrentarme a la escena de todos los días.
Los sillones individuales tumbados sobre la alfombra, ropa interior femenina arrojada sobre el suelo junto a varias botellas de alcohol y un olor asfixiante que te obligaba a cubrirte la nariz.
Toda cortesía de mi veinteañero tío, que, como todos los días, se hallaba durmiendo sobre el sillón de tres cuerpos. Solo llevaba calzoncillos y comenzaba a notarse que la barba le crecía nuevamente. Me acerque a él y lo cubrí con un acolchado que estaba a un lado tratando de que no agarre mucho frío.
Ordene el lugar lo más rápido que pude, tome una manzana del refrigerador y salí después de agarrar mi bolso que estaba sobre el suelo a un lado de la puerta.
Aún estaba un poco oscuro y no se veía a nadie por las calles. Acomode un poco mi cabello y me dispuse a comer la manzana.
—¡¿Cómo puede ser que no esté?! —Gritó una voz masculina llamando mi atención. Más adelante había un grupo de chicos frente al plano del barrio. Baje la mirada al suelo, quizás así pasen de mí.
—No lo entiendo.
—Para mí es este lugar de aquí.
—Ya deja de intentarlo, sabemos que eso es un café.
—¿En qué clase de escuela te metiste Kookie?
—No lo sé, yo solo entre en la web y me inscribí.
—¡¿Ni siquiera te fijaste si existía?!
Se escucho un golpe seguido de un "Ouch" débil. Inevitablemente solté una pequeña risa y todo quedo en silencio.
—¿Y si le preguntamos a ella si sabe dónde queda?
¿Están hablando de mi?
—¿Nos entenderá? Tiene cara de extranjera.
—Sí, pero lleva uniforme.
Mierda, si están hablando de mí.
—¡Oye!
Solo ignora, así nadie te nota.
—¡Ey! ¡No nos ignores!
Me sorprendí al sentir una mano sobre mi hombro que hizo frenar mi andar y de a poco levante la vista para enfrentarme al grupo de chicos. Sentí un sonrojo involuntario al verlos de cerca.
—¿Hablas coreano? —Preguntó el que me tenia del hombro. Tenía el cabello naranja y llevaba un abrigo que le llegaba a la altura de las rodillas de color verde oscuro.
Ya puedes soltarme.
—Parece que no —Dijo otro de ellos. Este tenía el cabello castaño y, además de un abrigo igual de largo pero en marrón claro, llevaba un gorro.
¿Por qué se abrigan tanto? Ni siquiera hace tanto frío.
—V, ya suéltala, las estas asustando —Ordeno otro con el cabello rubio.
—Debe pensar que queremos robarle —Pensó otro con el cabello castaño pero peinado hacia un lado.
—Por la cara de terror que tiene y su sonrojo, debe pensar peor que eso —Dijo otro de ellos pero con el cabello morocho.
—¿Podemos terminar la conversación y liberar a la pobre chica? No la debe de estar pasando muy bien —Pidió el último castaño.
—Quizás si le decimos el nombre del instituto entienda —Pensó, al parecer en voz alta, el último de ellos que tenia cabello rojizo. Supongo que tenía cerca de mi edad ya que era el único que llevaba uniforme.
—¿Qué...? —Tragué de los nervios al ver que con esa simple palabra llame la atención de todos— ¿Qué lugar están buscando? —Termine susurrando.
—¡Oh! Solo era tímida —Se sorprendió el de gorro.
—¿Sabes hablar bien nuestro idioma? —Preguntó el tal "V" y asentí en respuesta. Todavía no me soltaba y me estaba poniendo aún más nerviosa.
—¿Dónde queda "Skool Luv Affair"? —Preguntaron todos a la vez.
—Eh... Una cuadra adelante y dos a la izquierda —Ese era el nuevo instituto, había pensado en inscribirme pero ya no habían más puestos.
—¿Tu vas a ese? —Preguntó el de uniforme.
—No, el mío queda por el mismo camino pero unas cuadras más lejos.
—¡Genial! Así vamos todos juntos y de paso nos enseñas un poco el lugar, somos nuevos en el vecindario —Festejó el de cabello naranja.
No, no puedes permitir que los vean contigo.
—En realidad... yo... tengo que ir por otro camino para buscar a una amiga —Lamenté.
—Oh, bueno, no hay problema —Respondió uno con el cabello castaño.
—Gracias por la ayuda —Dijo el de uniforme.
Nos despedimos con un par de reverencias y ellos siguieron su camino mientras que yo tomaba un camino distinto.
En el trayecto termine mi desayuno y lo arroje dentro de uno de los tachos de las esquinas y pensé que es lo que haría al llegar al instituto. Siempre estudie en el mismo lugar, pero la diferencia era que este año sería totalmente diferente. No tendría los mismos compañeros. Ya no tenía amigas. Ya nadie me tomaba en cuenta desde el accidente.
Al llegar a la entrada deje escapar un suspiro y atravesé el jardín delantero que me guiaba a la enorme puerta para pasar al interior del lugar. Solo me decidí a caminar al aula ignorando a todos a mí alrededor como ellos lo hacían conmigo.
[...]
Las horas de la mañana pasaron con normalidad hasta que llego la hora del almuerzo. Los recesos anteriores los pase sentada sola en el vacío salón de clases, ya que no tenía con quien encontrarme no tenia porque salir.
Vas bien, solo unas horas más y volverás a casa.
La cafetería, como lo supuse, estaba abarrotada de adolescentes. Cada grupo de amigos se sentaba en una mesa distinta y eso me recuerda cuando yo pertenecía a uno de ellos. Tome una bandeja y pedí mi almuerzo para después pagarlo en la caja. Bueno, por lo menos el otro día encontré efectivo mientras limpiaba la casa, sino ahora no tendría con qué comer.
Ya con mi comida en mano busque un lugar vacío, mas no había ninguno. Me lo planteé un momento y tome la decisión de ir al baño, así por lo menos los demás no me verían como una solitaria.
Aunque lo soy.
Camine entre las mesas para llegar a la salida y cuando estaba por llegar me encontré con las que fueron mis amigas desde los primeros años de la primaria. Estaban igual, ninguna había cambiado. Venían distraídas hablando de un tema que no llegue a escuchar, en realidad lo único que escuchaba eran murmullos a lo lejos y lo único que veía era a ellas acercándose a mi lado. Miraron en mi dirección y sonrieron alegres para correr donde estaba.
Chicas...
Las vi acercarse, las vi reír y abrir sus brazos y las vi pasar por mi lado para abrazar a una chica que estaba unos pasos tras de mí.
Una punzada en el corazón me dio la certeza de lo que yo ya sabía, las extrañaba, las extrañaba como a nada en el mundo.
Por lo menos son felices...
Si hay algo que me hace sentir un poco mejor es eso, saber que al menos ellas están bien, que pueden reír sin sentir culpa, que ya no cargan conmigo ni con mis problemas. Ellas son felices, eso es lo que importa.
Por alguna razón el hambre abandono mi cuerpo haciéndome dejar la bandeja en cualquier parte y salir directo al baño. Necesitaba refrescarme un poco.
Cuando me relaje el sonido de la campana me aviso que debía volver a clases, cosa que hice sin rechistar.
[...]
"No quiero que vuelvas a casa hoy"
Era la sexta vez que leía el mensaje que me había llegado hace unos pocos minutos.
Lo que faltaba.
No podía volver a casa, cerraron la reja de la escuela dejándome afuera, está lloviendo con fuerza y no tengo donde ir. Me senté sobre el cordón de la acera y abrace mis piernas con fuerza escondiendo mi cara como podía.
¿Cómo pudo todo cambiar de esta forma?
Recuerdo que los días de lluvia mi padre me recogía del instituto, que mi madre preparaba algún postre para comerlo mientras veíamos alguna película abrigándonos con algún acolchado esponjoso, que cuando tenía la oportunidad salía a escondidas junto a mi hermano a jugar bajo el agua sin importarnos el que podamos enfermarnos, total teníamos a nuestros padres que nos cuidaban si eso ocurría.
Un sollozo escapo involuntariamente de mi garganta mientras recordaba cada vez más.
Como la vez que por la tormenta quedamos sin luz y pasamos toda la noche en vela contando anécdotas graciosas.
O como la vez que caí sobre un charco y mi hermano cayo conmigo para que riera y no pensara en el dolor de la caída ni la herida que me había hecho.
También la vez que había salido a hacer las compras con mi madre y la lluvia nos había agarrado en el camino. Ella no quería que me enferme así que me dio su abrigo y nos refugiamos bajo el toldo de un local mientras ella me contaba historias que me deslumbraban.
Recuerdo que un día estaba sola en casa y comenzó a llover con fuerza, de verdad me había asustado porque estaba sola y le tenía miedo a las tormentas. Llame a mi padre en busca de contención y en menos de diez minutos estaba dentro de casa, empapado de pies a cabeza preguntándome como me encontraba. Ese día había corrido kilometro y medio desde su trabajo por mí.
E inevitablemente vino el recuerdo que menos me apetece rememorar... el accidente.
Los sollozos volvieron con más fuerza, uno seguido de otro y mis lágrimas resbalaban por mis mejillas cayendo al asfalto y juntándose a las gotas de lluvia.
De repente sentí un leve empujón desde mi espalda y las gotas ya no chocaban contra mi cuerpo. Confundida levante la cabeza y vi inclinado sobre mí a un chico.
El colorado de esta mañana.
—¿Estás bien? —Pregunto con... ¿Preocupación? ¿Por mi?
—Eh... —Lo pensé un segundo y seque mis lagrimas con mis manos de forma brusca—. Si, si lo estoy.
—¿Entonces por qué llorabas? —Preguntó sentándose a mi lado. Aún nos cubría a ambos con el paraguas.
—Es que... me siento mal, no es nada de que preocuparse.
—¿Y si te sientes mal porque te quedas sentada bajo la lluvia? —Preguntó confundido—. Deberías volver a tu casa y descansar.
—Si, pero... perdí mis llaves y ahora mi casa esta vacía ya que la persona que vive conmigo trabaja hasta tarde por la madrugada.
—¿En serio? ¿De qué trabaja? —Pregunto sorprendido. Espero unos segundos y carraspeo al ver que no contestaba—. Te propongo algo, pasa la noche en mi casa.
—¿Qué? —Pregunté sorprendida y sentí que mis mejillas tomaban color.
—No pienses mal, solo dormirás ahí para que no tengas que pasar la noche en la calle.
—No creo que sea lo correcto.
—Tal vez no, pero no pienso dejar que una chica pase la noche en la calle sola.
No sería la primera ni la última vez.
—Vamos, solo dormirás y a la mañana siguiente te irás como si nada hubiera pasado.
—De acuerdo —Acepte después de pensarlo un poco.
Nos pusimos de pie y camine junto a él compartiendo el paraguas.
—Por cierto, puedes decirme V si quieres —Se presento.
—Puedes decirme Chi —Conteste.
—Genial Chi, y dime ¿En qué año estas? —Pregunto señalando mi uniforme.
—Penúltimo.
—Que pequeña... Pensé que tenías la misma edad que Kookie —Dijo lo último más para él.
—¿Kookie? —Se me escapó la pregunta, en realidad quería pensarla.
—¿Recuerdas a los chicos de esta mañana? Era el único que tenía uniforme, está en último año, yo y el resto de los chicos ya terminamos la secundaria y trabajamos.
—Si, ya recuerdo.
—Genial, estoy seguro que se llevaran bien. En realidad, todos los chicos te caerán bien, tienes la noche para conocernos a todos —Sonó entusiasmado.
—¿La noche? —Pregunté confundida.
—Si, vivimos todos en la misma casa.
[...]
Su casa era de dos plantas y aunque pareciera grande, era normal para la cantidad de personas que vivían en ella. No le preste mucha atención a como se veía de afuera ya que tenía toda mi atención puesta en el chico a mi lado que me contaba que había salido a comprar comida y me dijo el nombre de cada uno de los chicos para ahorrar las presentaciones y que no me los confundiera.
—Pasa, rápido —Me apuró una vez que estuvo dentro de la casa al ver que yo dudaba.
—Creo que me retracto de- —No pude terminar de hablar que él me agarro del brazo y me hizo entrar.
—Nada de eso, ya estas dentro —Dijo y nos hizo caminar por un pasillo que estaba justo frente a la puerta y antes de salir de él me detuvo—. No te muevas.
¿Qué?
—Ya llegue —Avisó saliendo del pasillo pero aún estaba a unos pocos pasos de mí.
—Era hora, moría de hambre.
—¿Por qué tardaste tanto? El lugar no está tan lejos.
—Tarde... —Alargó la palabra y se estiró un poco para volver a agarrarme de un brazo y dejarme frente a él apoyando mi espalda en su pecho—, ¡Porque encontré un perrito! —Gritó feliz y sentí que apoyo su barbilla en mi cabeza.
Frente a mí se encontraban seis chicos, al parecer, sorprendidos.
¿Cómo no iban a estarlo? Eres una completa desconocida para ellos y apareces de la nada en su casa hecha un completo desastre.
Ellos estaban sentados en sofás frente a un televisor, al parecer miraban una película.
—V, amigo... eso no es un perrito —Dijo, según le entendí a V, J-Hope.
—Es una chica —Siguió Suga.
—Tal vez no lo sea, pero lo parece —Comento el chico a mis espaldas.
—¿No es la de esta mañana? —Preguntó confundido Jungkook.
—Si, su nombre es "Chi".
—V —Habló con autoridad Rap Monster haciendo que el nombrado se tensara—, arriba. Ahora —Se puso de pie y antes de desaparecer por las escaleras volvió a mirar hacia atrás—. Jungkook, Jimin, ustedes se quedan con ella.
Y dicho eso subió a la segunda planta seguido por todos los demás.
—¿Quieres sentarte? —Preguntó uno de ellos, Jimin, poco después.
—Esta bien —Respondí y me acerque de a poco para sentarme en uno de los sillones individuales frente a los dos que compartían sofá.
—Eh... soy Jungkook y el es Jimin —Presentó el menor al quedar en silencio.
—Un gusto, soy Chi —Hice una reverencia y quedamos de nuevo en silencio.
Esto es muy incómodo.
—Y... ¿Dónde cruzaste a V?
—Eh... —Miré a Jimin al escuchar su pregunta—. Afuera del instituto, se me acerco porque estaba sentada afuera y me convenció de venir a su casa.
—¿Por qué no fuiste a la tuya? —Preguntó Jungkook apenas termine y recibió un codazo poco disimulado de su amigo que lo hizo soltar un quejido—. Si se puede saber...
—Perdí mi llave.
—¿No vives con tus padres? —Me cortó Jimin y esta vez recibió él el golpe—. Si se puede saber...
—Vivo con mi tío —Respondí incómoda después de unos segundos. No podía ser maleducada, después de todo ellos me dejarían pasar la noche es su casa, su "territorio".
—¿Por qué? —Preguntaron los dos a la vez.
—Eh...
Se escucharon pisadas en las escaleras y solté un suspiro de alivio disimulado.
—Chi, acompáñame —Pidió V y volvió a subir las escaleras.
—Con permiso.
Seguí al peli-naranja y nos hizo entrar en una habitación. La cama estaba bien armada y el resto de la habitación bien acomodada, nada fuera de lugar. Tenía el suelo alfombrado azul oscuro y las paredes eran del mismo color.
—Es el cuarto del Jimin, quizás tenga algo de ropa que te quede bien.
¿Ropa?
—Sí —Respondió sacando unas prendas—. Te daría de mi ropa, pero te quedaría enorme.
¿Me escuchó?
—A decir verdad, siempre hablas bastante bajo, pero de todas formas se te entiende un poco.
Se acerco a mí, levantó mis brazos y depositó la ropa en ellos. Me dio media vuelta tomándome por los hombros y me encaminó fuera del cuarto para detenernos en una de las tantas puertas del pasillo.
¿Por qué le gusta tanto el skinship?
—Puedes ducharte aquí —Abrió la puerta frente a nosotros—. Deja la ropa en aquel cesto, todo lo que necesites búscalo en aquel estante y regula la temperatura del agua a tu antojo. Ah, y tarda cuanto quieras pero recuerda que ya están preparando la cena. Chau —Se despidió y cerró la puerta sin dejarme ni agradecerle.
Veinte minutos después ya estaba lista pero mi problema era solo uno, salir de ahí.
Unos golpes en la puerta llamaron mi atención y de a poco me acerque a abrirla.
Como no, el colorado. Y por lo que pude ver, también se duchó.
—¿Terminaste? —Asentí con la cabeza y salí del baño apagando la luz junto a la puerta—. La cena ya esta lista, sígueme.
Empezó a caminar y yo iba detrás de él, como un pollito siguiendo a su madre. Bajamos las escaleras y pasamos por la sala de antes, que ahora estaba vacía, hasta llegar al comedor. Había una mesa un tanto grande un poco más arriba del suelo y cinco de los chicos de antes estaban sentados en el suelo a su alrededor. V me tomo por uno de mis brazos y me sentó a un lado de él, quedando también a un lado de otro de los chicos, Rap Monster.
—¿Esa es mi ropa? —Preguntó confundido Jimin que estaba frente a mí. Asentí un tanto nerviosa—. Te queda bien.
Quede en silencio unos segundos mirando su rostro que me regalaba una sonrisa. Esta situación se me hace un tanto extraña.
—Gracias.
—¡Aquí viene la cena! —Anunció el único que faltaba llegando de lo que supongo era la cocina.
Todos festejaron un poco y en cuanto Jin coloco la olla sobre la mesa se lanzaron sobre ella comiendo con desesperación.
Ahora esto me empezaba a dar miedo.
—¡Compórtense! Hay una invitada —Pidió el mayor de una forma un tanto... brusca.
—Lo siento Hyun —Dijeron todos a la vez y se sentaron como corresponde.
—Come, no tengas vergüenza —Habló mirándome de una forma amable. Asentí y comencé a comer con ellos.
—¿Cómo te llamas? —Preguntó Jimin y al levantar la mirada note que se dirigía a mí.
Obviamente, no tiene sentido que se lo pregunte a las personas con las que vive.
—Chi —Contesté después de tragar lo que masticaba. Por más que sabía que se refería a mi nombre completo no pensaba decírselo, simplemente no me gusta decir mi nombre a otros.
—¿En qué año vas? —Preguntó Suga.
—Penúltimo.
—¿Eres un año menor que Kookie? Pensaba que ibas a último año al igual que él —Saltó J-Hope.
—En realidad, esta es mi segunda vez en penúltimo —Dije sin mirar a ninguno.
—Oh, no te sientas mal, Jimin también repitió —Dijo V—. Al igual que Suga, solo que el repitió dos veces... el mismo año.
—Pero no lo malentiendas, no soy tonto, simplemente era demasiado perezoso y-
—Deja de decir siempre eso y admite que si eres tonto, nosotros te apoyamos terroncito de azúcar —Cortó J-Hope provocando la risa de los demás. En cambio Suga reacciono distinto, arrojó uno de los palillos a su cara golpeándolo en la frente con una de las puntas. Todos volvieron a reír y los acompañe un poco al ver la cara que le quedo al golpeado.
—¡J-Hope! —Exclamó entre asombrado y divertido Rap Monster hablando por primera vez—. ¡Suga te convirtió en una mujer de la India!
Todos rieron más fuerte al entender a lo que se refería. La punta del palillo que golpeo la frente de J-Hope dejo una marca justo donde las mujeres de la India colocaban la piedrita. J-Hope entendió y le arrebató el pañuelo que llevaba Suga en la cabeza tapándose con él la mitad de la cara y empezando a hacer gestos y movimientos raros con las cejas. Las risas fueron más fuertes y ahora se empezaron a escuchar aplausos con ellas.
Un poco más de risas y ya todos estábamos calmados y terminando de cenar. Al terminar ayude a levantar todo lo que usamos y aunque lo intente no me dejaron ayudar a lavar los utensilios.
Ahora me encontraba en la sala junto a V ya que los demás habían subido a sus habitaciones.
—Enserio lamento que tengas que dormir aquí por mi culpa —Me disculpe nuevamente.
Al no tener una habitación de más para visitas los demás decidieron que los dos debíamos dormir en los sillones de la sala. No iban a dejarme dormir sola aquí, según creo yo por desconfianza, no me conocen, y V al ser el responsable de mi corta estadía aquí debía cumplir con su "deber".
—No hay problema, aquí puedo ver televisión antes de dormir —Dijo concentrado en la pantalla que colgaba de la pared.
Me acomode más en el sillón de dos personas que elegí para dormir y cerré los ojos. De verdad me sentía muy cansada, tanto física como mentalmente.
—Buenas noches —Susurré.
—Buenas noches —Contestó desde su sillón y eso fue lo último que escuche.
