Despertó con el olor del chocolate proveniente de una fuente cercana. Sus fosas nasales se agrandaron y sus papilas gustativas comenzaron a exigir un poco de aquella delicia. Se levantó de la cama y se estiró, dejando que los rayos del sol tocaran su rostro para que de una vez por todas, aquella pereza que cada mañana sentía se fuera.

Se duchó y vistió rapidamente, el olor de aquel dulce lo llamaba como si de un hechizo se tratara.

Bajó las escaleras esquivando los juguetes de infantes que se encontraban esparcidos por ahí. Teddy no era un niño muy ordenado, pero ¿Quién lo era teniendo casi dos años? Recordaba las palabras de James refiriéndose a Harry pasados los seis meses, cuando este aprendió a gatear

"Es como una snitch, de repente lo vez, de repente ya no está y debes volver a buscarlo"

Tal vez él no fue parte del equipo de quidditch, pero sabía rastrear muy bien a su pequeño, solo había que seguir el rastro de juguetes esparcidos en la casa y aquella esencia de bebé que Dora le colocaba luego de cada baño; además el cabello azul no es algo que pase desapercibido

-Hola Teddy-dijo Remus Lupin alzando a su pequeño-¿Qué estás haciendo?-

El niño no respondió, solo le mostró sus manitas llenas de una sustancia café

-¿Haz estado comiendo chocolate tan temprano? Si tu madre se entera nos asesinará a ambos-

Teddy rió, entendiendo que aquello solo era una broma de su padre y, aunque Remus sabía que aquello no era verdad, Tonks si se iba a enojar con él por dejar que Teddy comiera dulces tan temprano

-Vamos a lavarnos las manos, luego tomaremos un verdadero desayuno ¿Ok?-

Su hijo asintió y comenzó a moverse para liberarse de los brazos de su padre.

Teddy tenía un año y once meses, milagrosamente Dora y él sobrevivieron a la guerra para poder ver a su hijo crecer ¿Qué cómo ocurrió algo así? Quizás Merlín se apiadó por fin de aquel viejo hombre lobo, quizás no era su momento o simplemente debía agradecer que los mortifagos tuvieran una puntería tan mala. Pero estaba vivo y tenía una familia.

Aquello era lo mejor del mundo.

Teddy tomó el pantalón de su papá y lo tiró suavemente para que este notara su presencia

-Vamos donde mamá-dijo Lupin

Teddy estiró sus brazos y dejó que su padre lo bajara hasta el primer piso, donde el aroma a chocolate inundaba todo el lugar.

Abrió la puerta de la cocina y una bella sonrisa lo atrapó

-Feliz cumpleaños Remus-dijo Dora

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!-Dijeron otras voces

Remus dejó escapar un pequeño grito de sorpresa, ahí en la cocina de su casa estaban todos su amigos. No necesitaba una fiesta, tampoco el pastel que Dora le había horneado, él era feliz sabiendo que ellos estaban bien y que estaban vivos

-Papá-

Remus se volteó a ver a su hijo…era su primera palabra…era el mejor regalo.

Y estaba agradecido a Merlín por estar vivo para poder escucharla