¿Qué tal? Bueno, siempre tengo historias de diferentes parejas sin terminar… y como se acerca eso del día de San Valentín, creo que todas se merecen un homenaje xD Así que de aquí hasta el 14 de febrero, cada día iré subiendo un oneshot. Espero que les gusten.

Este se basa en el capítulo 347 del anime y en el omake del 348

LOS PERSONAJES PERTENECEN A TITE KUBO

Ambientado: meses después de la pelea en Karakura, antes de que los Fullbrings aparecieran

Pareja: Orihime x Uryu

1

Me haces cosquillas

Una de las ventajas de ser hijo de un doctor de prestigio como Ishida Ryuken, es que en contadas ocasiones eres víctima de alguna enfermedad.

Eso Uryu lo sabía muy bien, y era por esa misma razón que ahora se encontraba hospitalizado.

Sí… después de años de evadirla, Ishida Uryu se había contagiado de varicela.

Durante las últimas tres semanas, había estado en un infierno de comezón, lleno de pequeñas y odiosas pústulas que picaban como el demonio. Agradecía ser el hijo del director y estar en el cuarto privado, porque hubiera sido en verdad muy vergonzoso compartir la habitación con personas a las que les doblaba y hasta triplicaba la edad.

Pero ahora, cuando le faltaba apenas una semana para que le dieran el alta, el Quincy se encontraba muchísimo mejor. Ya no le quedaban pústulas y no sentía la infernal necesidad de rascarse. Se sentía tan mejorado, que al fin aceptó que vinieran visitas.

Estaba tranquilamente leyendo un libro, cuando alguien tocó a la puerta.

–Adelante –dijo, sin desviar la mirada de las letras.

La puerta se deslizó y de ella surgió una figura, cargada con una bolsa llena de DVD's.

–Ho…la –saludó con dificultad.

– ¿Inoue-san?

–Vine a ver cómo estabas, ahora que se puede entrar –decía, mientras se acercaba como podía a la camilla.

Uryu sintió el peso del paquete cuando Orihime depositó a los pies de la cama la enorme bolsa.

– ¿Qué? ¿Y esto? –Peguntó, pestañeando varias veces.

–Bueno, me imaginé que tendrías mucho tiempo libre en el hospital –le explicó, mientras recogía un par de discos que se habían caído–. Así que elegí un popurrí de películas que pensé que podrían gustarte.

Uryu miró el paquete y la habitual sonrisa de su amiga.

–Oh… gracias.

Orihime le preguntó cómo se encontraba y tras recibir un "mucho mejor que antes", se quedó más tranquila; era consciente de que la varicela puede ser muy peligrosa si se contagia un mayor de ella y Uryu ya no era un niño, casi parecía un adulto. Su amigo la había tenido muy preocupada.

– ¿Y entonces? –Comenzó Uryu–. ¿Cuál quieres ver primero, Inoue-san?

Su compañera lo miró con incredulidad.

– ¿P-Puedo quedarme a ver una? –Preguntó entusiasmada.

Uryu sonrió, había notado que su amiga no dejaba de mirar los DVD's, jugando nerviosa con sus dedos. Parecía como si se muriera de ganas por ver aquellas películas, pero que solo por dejárselas a él había pospuesto ese deseo.

Ishida asintió y mientras ella elegía la película, él instalaba el reproductor con el que contaba su habitación y le quitaba el polvo al control remoto.

Ya estaba todo listo, con la película recién puesta, cuando Orihime se dio cuenta de cierto detalle:

–Esto, Ishida-kun…

– ¿Qué sucede?

– ¿No hay algo en donde pueda sentarme?

Uryu miró a todas partes, pero no encontró nada. La película estaba a punto de comenzar, así que se decidió por la solución más rápida:

–Te haré un espacio en la cama.

Y diciendo esto, ambos se sentaron.

Al principio Inoue estaba bastante incómoda, intentando ocupar el menor espacio y sin subir los pies. Pero, cuando la película fue avanzando y la trama se iba poniendo cada vez más interesante…

– ¡No! ¡No entres ahí, no entres ahí…! –Decía, tapándose los ojos, pero mirando por entre sus dedos.

Sus zapatos estaban debajo de la camilla, se había sentado con las piernas cruzadas y las sábanas cubrían su regazo. Ishida estaba a su lado, también con las piernas cruzadas y apoyado en el respaldo.

–Va a entrar… –murmuró Uryu, poniendo más nerviosa a Orihime.

Él también estaba muy metido en la trama.

– ¡No!

– ¡Está a punto de hacerlo!

– ¡Ay, no!

Ambos observaban atentamente la pantalla, viendo como el protagonista de la película estaba a punto de entrar en la habitación más oscura del castillo.

"–Sí… ven a mí…" –hablaba una voz tétrica del filme–. "Acércate a tu fin…"

La puerta se iba deslizando muy lentamente, provocando que los espectadores tuvieran los pelos de punta.

En ese mismo momento, alguien también estaba abriendo una puerta, pero que no dirigía a una habitación oscura ni mucho menos…

–Te traje tu comida.

Y alguien entró de golpe, tan repentinamente que Uryu hasta se calló de la cama.

– ¡AH! –Habían chillado al unísono los dos jóvenes.

Orihime vio de quién se trataba el visitante y suspiró con alivio.

–Oh, pero qué susto me dio –dijo, al tiempo que se tocaba el corazón acelerado.

Uryu se asomó por detrás de la cama y miró con enfado a su padre.

– ¿¡Por qué me has traído tú mi comida!? –Exigió saber.

Esa era la tarea de las enfermeras, no del director del hospital. Además, ¡semejante susto que les había dado!

Ryuken se caló las gafas y recordó lo que escuchó de las enfermeras: "He oído que el paciente del cuarto privado es el hijo del director del hospital" "Entonces, si lo hago mío… ¿seré como cenicienta?" "¿Pero no es un estudiante de secundaria?" "Me pregunto que se sentirá decirle suegro al director" "Ya saben, los inteligentes son los que valen la pena seducir", cuchicheaban entre risas.

–Un paciente no debe quejarse de su médico –se limitó a contestar–. Apresúrate y siéntate, la comida se enfriará.

Fue entonces cuando se percató de la presencia de Orihime, que aún seguía sentada en la camilla donde se suponía debería estar su hijo. Lo que más llamó su atención fue que, técnicamente, estaba acostada allí, con las sábanas cubriéndola.

Eso significaba que antes ambos, aquella muchacha y su hijo, estaban compartiendo la misma cama.

–E-Esto… –murmuró Inoue, al darse cuenta de que el papá de su amigo la miraba fijamente–. Creo que ya es hora de que me vaya, nos- –Iba a decir algo más, pero de pronto, el sonido de su estómago quejándose de hambre se hiso en el lugar. Orihime bajó la mirada, sonrojada–. Eh… ¡n-no es que tenga hambre! Solo que el olor de la comida me recordó que debo comer… je, je… cielos, eso fue vergonzoso –dijo, mientras se daba unas palmaditas a la barriga–. B-Bueno, ya me voy. Adiós-

–No te vayas aún –la interrumpió Ryuken, mientras depositaba la bandeja con comida en una mesita–. Por culpa de mi hijo te has quedado hasta esta hora, come algo y luego te llevaré hasta tu casa en mi auto.

–No es necesario, señor, yo-

Pero Ryuken no escuchó más y salió de la habitación haciendo una llamada.

~*LoveLoveLove*~

Media hora después, la película estaba pausada y Orihime sentada a los pies de la camilla, con una caja de comida china en las manos. Frente a ella estaba Uryu, también con una caja de comida y devorándose su contenido.

–Hooh… esto está delicioso –exclamó Inoue.

–Es verdad –admitió Uryu, su padre había mandado comida del mejor restaurant chino de Karakura–. También hay postre –comentó, viendo qué más tenía el contenido de la bolsa.

– ¿En serio?

Inoue lo miró con estrellitas en los ojos, el postre era lo que más le gustaba de toda la comida.

Mientras tanto, en el pasillo, Ryuken se dirigía a la habitación de un paciente, pero se detuvo un momento frente a la puerta de la de su hijo:

– ¿Qué mezcla has hecho ahora, Inoue-san? –Escuchó que decía Uryu.

– ¿Quieres probar?

–E-Eh… está bien. Oye, ¿pero qué color es ese?

– ¿Verde?

–Hm… a ver a qué sabe. Oh, no está mal.

– ¿¡De verdad!? ¡Qué alivio! Estaba empezando a creer que mis gustos estaban un poco atrofiados.

Siguió caminando, con una mueca casi parecida a una sonrisa en los labios.

~*LoveLoveLove*~

Ya eran pasadas las once de la noche y Ryuken decidió que ya era hora de llevar a aquella muchacha a su casa.

Dejó de lado unos papeles que revisaba y se encaminó a la habitación de su hijo.

Esta vez deslizó la puerta con delicadeza, para no volver a asustar a ninguno de los dos.

Estaba a punto de decir un "ya es hora de irnos", cuando la escena con la que se encontró se lo impidió: habían cajas de comida desparramadas por el suelo, una película aparentemente de terror reproduciéndose, la luz apagada y sobre la camilla estaban dormidas dos figuras.

Dio un suspiro, antes de tomar el control remoto, apagar la televisión y marcharse.

~*LoveLoveLove*~

Ya era de madrugada y alguien removiéndose a su lado lo despertó de su sueño.

Uryu abrió los ojos con pereza, para percatarse de que la televisión estaba apagada y que se había quedado dormido. Se desperezó un poco, porque el dormir sentado no era la forma más cómoda de hacerlo.

Miró a su derecha y su corazón dio un brinco. A su lado estaba Orihime, alumbrada suavemente por la luz de la luna que se colaba por la ventana y durmiendo como es debido: recostada completamente y con una pierna flexionada por sobre una de las suyas.

La muchacha se revolvía, aparentemente algo la inquietaba en su sueño.

Completamente sonrojado, Uryu se acomodó hasta quedar él también recostado en la cama. Con delicadeza, desenrolló la pierna que lo aprisionaba e hizo ademán de darse la vuelta, para darle, por respeto, la espalda a Orihime.

Pero antes de que pudiera moverse otro poco, la joven lo abrazó y se acomodó en su pecho, volviendo a enredar una pierna alrededor de las de él, usándolo como si de una almohada se tratase.

El corazón de Uryu dio otro brinco y se puso colorado hasta las orejas.

–I-Inoue-san –le susurró.

–Quédate quieto, Ishida-kun… –murmuró en sueños Orihime–. Pooh-san y Peter quieren dormir…

"¿Quiénes son Pooh-san y Peter?", se preguntó Uryu, con una gota de sudor deslizándosele por la nuca.

Cerró los ojos con fuerza, intentando que su corazón no se desbocara. Con la respiración entrecortada y con las manos temblándole del nerviosismo, le deslizó unos mechones de cabello de la cara a Orihime y pasando su brazo por encima de la cabeza de la muchacha, la abrazó también, acoplándose sus cuerpos perfectamente.

Sus rostros quedaron muy cerca, y antes de decidir entregarse a los brazos de Morfeo y a los de Orihime, Uryu depositó un tierno beso sobre su frente.

–Me haces cosquillas… –musitó ella, entre sueños.

Ishida sonrió y se concentró en la sensación que en esos momentos recorría su cuerpo. Cerró los ojos, dormitando.

–Tú también, Inoue-san. Tú también…

Fin

~*Muac*~

Beso en la frente: Respeto y sentido de protección. Quiere decir que quiere estar contigo para siempre y que no quiere lastimarte nunca.

Nota: Pooh-san y Peter creo que son unos peluches de Orihime, los menciona dormida en el cap. 26 del anime.

¡Espero que si alguien leyó esto le haya gustado! ¡Saludos!