Father.

Una nueva serie de oneshots, donde veremos un lado casi olvidado de los padres

Father capítulo uno.

Hinata.

Otra vez tienes fiebre.

¿Por que siempre te tienes que enfermar¿Acaso eres tonta o què?

Hanabi y Neji casi nunca se enferman, no entiendo por que tu, siempre tu, eres la que queda mal.

A tus trece años, eres dèbil, enfermiza y torpe¿que hice para merecer esto?

-Esta bien, es suficiente por hoy, pueden descansar.

Nunca he comprendido como es que sigues viva, ni siquiera comprendo como es posible que alguien como tu sea parte de la familia Hyuuga¿Tan desgastada esta ya nuestra sangre?

Entro de manera sigilosa a tu habitaciòn, y por alguna extraña razon, tengo una sensacion extraña en mi cuello que se extiende a mi espalda.

Tan fràgil. Delgada. Sensible. Siento que te romperé con solo rozarte.

Tu palida piel se halla coloreada por el sonrojo producto de la fiebre, pero este se hace cada vez mas intenso.

-...ah...ah...

Esa extraña senscion comienzo a molestarme mas, y tocando la frente de mi hija, siento estremecer todo su cuerpo.

-"Està ardiendo"

Busco rápidamente, y localizo una bandeja con agua. Remojo una toalla pequeña y la pongo en tu frente; eso parece calmar un poco el ardor, pero tu respiración comienza a ser irregular.

-¿pa...pá?

Abres tus ojos con dificultad, pero puedo ver que no logras localizarme, a causa del cansancio producto de la fiebre.

-Descansa.

Tratas de levantarte ¿qué lograrás con eso? Tus fuerzas fallan y caes pesadamente al futon.

-No pude... detenerlo...

-Ya hablarás después. Descansa ahora Hinata. No quiero tener que repetirlo.

Trata de moverse, y noto un gesto de dolor. Activando el byakugan, descubro una enorme herida en su cintura y abdomen.

-¡¿Qué fue lo que te pasó?!

Retiro el futon y veo la mancha de sangre que comenzaba a extenderse¿cómo no me di cuenta antes? Si dar tiempo a explicaciones, te tomé en brazos y te llevé al hospital.

Sobra decir que tanto Hanabi y Neji se quedaron mudos.

Y no solo ellos, todas las personas se sorprendieron, y no faltaron comentarios de toda índole, pero eso no me importaba.

-Solo son heridas superficiales, pero como no habían sido tratadas correctamente iniciaba una infección. Fue oportuno que la trajeran.

Una vez que pude verte, dormías con mayor tranquilidad. Aun tenías fiebre, pero tu respiración se nivelaba.

-"Tan frágil"

Ese pensamiento aun rondaba mi cabeza, y mientras tomaba asiento a tu lado, comence a dormitar, llenandome de recuerdos de aquella vez que intentaron secuestrarte.

Tenías 3 años.

¿Han pasado diez años desde la última vez que te cargué?

Me levanto casi al instante, pero no dejo de pensar en eso.

Incluso a Hanabi la he cargado en innumerables ocasiones (bueno, ella se arroja sobre mi) pero lo más cerca que hemos llegado a estar solía ser cuando te entrenaba o cuando te escondías detrás de mi.

Y de eso hace ya mucho tiempo.

Estar aqui, cerca de tí, es muy extraño, y es la causa de esa rara sensación.

Hija, no he sido un buen padre para tí.

Te he exigido más de lo que tus fuerzas pueden dar, reprochándote tus errores y haciendo menos ante los demás, pero ¿cuando me esforcé por tratarte como a una hija, como el orgullo que se supone que eres?

¿Cuando me he acercado a tí para conocerte, conocer tus sueños y tus temores?

¿Cuando me he acercado a ti para tratarte, para ayudarte, para aconsejarte?

Cuando me doy cuenta, descubro que me miras con curiosidad, y que de mis ojos caen lágrimas.

Las limpio lo más rápido posible, y cuando volteo a verte, ya estás incorporada.

-Lo... lo siento... Si... si fuera más fuerte...

-No importa ahora, pero si estabas lastimada no era para que lo ocultaras¿te das cuenta de lo que te pudo haber pasado con una herida así?

Bajó su mirada, y no necesito ser adivino para saber que iba a comenzar a llorar.

-L-lo siento... solo... soy una carga para ustedes... para el clan... más... más me hubiera valido morir...

La sensación de mi garganta me sofoca al momento de escuchar estas palabras.Quería decirle que no era cierto, que ella no era una carga, que yo la apreciaba por el simple hecho de ser Hinata.

Pero ¿desde cuando pienso así, si hace unas horas ya hasta estaba renegando de ella?

Las cosas no cambiarán de la noche a la mañana, ni de un segundo a otro. Sé que si le digo que la quiero, no me lo creerá, ni ella ni nadie, por todo el dolor que le he causado y que ahora alberga en su interior.

-Duerme. O no te recuperarás.

Salgo de la habitación escuchando sus sollozos antes de caer dormida.

Mi hija es un ángel al cual yo mismo le rompí sus alas.

Y decirle "te quiero" no la sanará.

FIN.

El primero de diez¿qué opinan? El proximo es el papá de un rubio muy particular.