Descargo de responsabilidad: El mundo de X-men no me pertenece solo mis OC.
Aquí está el prólogo de la secuela de Corazones cruzados.
Alma Turbia
Prólogo
Un mal presentimiento
Años antes
Cuando Eva se levantó está mañana supo que algo iba a ocurrir algo malo, tenía una sensación de inquietud nada propia de ella. Ella no se solía poner nerviosa ni se inquietaba, eso era cosa de débiles, y Eva Robinson podía ser muchas cosas en este mundo pero no era débil, era una depredadora de las cuales los corderos debían tener cuidado. Su pelo era negro como el carbón y sus ojos era de un raro color azul apagado. Muchos de los empleados de su empresa tenían miedo de hablar con ella o tan siquiera de mirarla pues sus penetrantes ojos parecían descubrir lo que se encontraba en lo más lugar más recóndito de su alma. La verdad es que sabían poco de ella, pues casi nadie sabía con exactitud qué edad tenía o de donde venía, lo que llevaba a grandes teorías disparatadas como que era un prototipo de robot con forma de persona parte de un plan del gobierno para instaurar como jefes a robots en vez de a personas. De vez en cuando se podía oír por la oficinas frases estúpidas del tipo:-Que sí, que sí que el gobierno no nos cuenta nada,vosotros veis los misiles atómicos y los cohetes espaciales porque no personas robots,seguramente llevan años fabricando de esas cosas.
Pero volviendo al tema, ella no era supersticiosa, no creía tener un sexto sentido y si lo tenía había funcionado muy mal hasta ahora, sin embargo hoy algo malo venía, lo olía en el aire, por mucho que trataba de deshacerse de esa sensación esta no cesaba y al final simplemente lo dejo estar, si algo malo debía suceder hoy que sucediese y así fue como llegada la última hora de la tarde cuando ocurrió:
-Tiene visita, señorita Robinson- le dijo su secretaria.
Inmediatamente se puso en alerta a esta hora nunca recibía visitas, era extraño.
-Dígale que pase- dijo lo más pausado y calmado que pudo, intentando desechar esa sensación en su pecho.
Surgió efecto ya que su secretaria tuvo un escalofrío, nunca se acostumbraría a su jefa.
Cuando el misterioso visitante llegó, lo observó detenidamente a pesar de haberlo reconocido enseguida era el líder de una empresa americana aunque ahora mismo no recuerde su nombre, las preguntas que asolaban su cabeza eran más complicadas que averiguar la identidad de su visita.
-Buenos días, señorita Robinson.
Ella le dedicó media sonrisa.
-Querrá decir buena noches señor…-dejó la frase a medias con la clara intención de que él la rellene.
-Trask.
-Trask.-terminó con una sonrisa-¿Qué le trae por mi despacho a estas horas? ¿Negocios? Porque estamos a punto de cerrar pero si quiere puedo volver…
-No, no por favor.
Trask puso su maletín encima de la mesa sacando de él un papel.
-No requerirá mucho tiempo solo quería ver si podía reconocer a este peligroso sujeto- le pasó el papel que resultó ser una fotografía.
Todo el cuerpo de Eva se tensó en cuanto su mirada se posó en la fotografía, en ella aparecía una joven de unos dieciséis años de pelo rubio como el sol y ojos violetas claro, sus rasgos son suaves e inocentes parece relajada, su boca es lo único que revelan lo contrario, está esboza una tensa sonrisa incomoda, también llama la atención su escalofriante mirada que observada detenidamente era fría y calculadora. Algo dentro de ella se movió pero no dejó que su visitante lo notase poniendo su mejor cara de póquer. Cuando levantó la vista de la foto estaba segura de que el hombre se estaba riendo de ella al encontrarse con su amplia sonrisa. Más no perdío la compostura, jamás no le dará a alguien esa satisfacción.
-¿Por qué cree que puedo conocer a esta persona?
-No es una persona es un mutante- dice cortante.
-¿Lo qué?- se hizo la tonta.
-Nada- repuso Trask- Bueno ambas se criaron en España.
-Puede que España no sea tan grande como Estados Unidos pero le aseguro que los españoles no somos dos o tres no nos conocemos todos.
-Ya-sonrío Trask- Si se le refresca la memoria llámeme.
Eva tenía ganas de borrarle la sonrisa de un puñetazo pero no lo hizo, Trask se fue pero ella se quedó agitaba sentía emociones que no solía sentir, inquietud, ira pero sobre todo miedo. Volvió a mirar la foto, ella misma sin el tinte de pelo y usando sus poderes,los cuales cambían de color sus ojos. Los informes habían sido encontrados por una persona que había sido capaz de ir tras ella, se había asegurado de no dejar pistas más que cualquiera de sus compañeros lo que quería decir que Trask podría desenmascarar cualquiera de sus disfraces.
Solo podía hacer una cosa:
-Hana- le dijo a su secretaria- Necesito que llames a Michael Brown.
