Todo un caballero.

Capítulo 1 : Algo sin sentido pero algo.

Yo estaba de pie en la esquina.

No quería ir allií, no quería estar allí mucho más tiempo y estaba considerando la posibilidad de hacer un movimiento para irme de allí cuando él entró caminando.

Estos pensamientos volaron de mi cabeza, de hecho, volaron todos los pensamientos de mi cabeza apenas obtuve un vistazo de él y parpadeé.

Entonces lo miré fijamente.

Era alto. No tenía ni idea de cómo describir lo alto que era, por lo que la única palabra que se me ocurrió fue muy, muy alto. Llevaba un bonito abrigo, parecido a una chaqueta de lana en color negro. Con la iluminación, lo único que pude ver era que tenía pantalones no sé su color o estilo solo que no eran jeans o caquis. También pude ver que tenía bonitos zapatos. Los cuales también podían ser descritos por una muy variada gama de bonitos. Eran brillantes y claramente caros. Aparte de eso, con su cara hacia mi, no pude ver nada más.

Y realmente tampoco traté de hacerlo.

Estaba fascinada por todo, pero mi atención fue capturada por su rostros. Sus facciones, aún cuando la mayor parte de su cara estaba de perfil, eran sorprendentes. No eran perfectas, pero si tan intensamente masculinas que nunca había visto nada igual. Era casi irreal.

Pero su cabello me sorprendió. Llevaba un abrigo caro, zapatos caros, y estaba aquí, en esta fiesta, en este lujoso apartamento, de una manera que sabía que a diferencia de mí, él pertenecía aquí. Pero su cabello muy oscuro, grueso y ligeramente ondulado necesitaba un corte. No estaba largoni descuidado, simplemente estaba algo largo y difícil de controlar. Como si tuviera cosas más importantes que hacer que cortarse el cabello regularmente. Y esas cosas no incluían ir a discotecas, pasar el rato con sus compañeros de equipo o tener un cuidado meticuloso de su cuerpo, ropa y todas las otras partes de su ser físico para que pudiera jugar con cada mujer que se arrojaba sobre él y luego acostarse con ellas.

Por otra parte, si realmente lo hacía, parecía que nunca habría necesitado tomarse un descanso.

Su altura, su ropa, su apariencia, su cabello, no eran lo único que me había fascinado.

Estaba enojado. No solo se le notaba en la dura línea de su fuerte mandíbula, en sus labios apretados en un inocultable disgusto o en su aguda mirada sobre el panorama que se extendía ante él.

Era físico. Una oleada de calor vibrante que llenaba la habitación.

Yo no fui la única que se dio cuenta. Con un poco de esfuerzo, aparté mis ojos deél y vi que las personas que estaban más cerca se habían volteado a mirarlo, algunos incluso habían dado unos pasos más lejos.

Y nos los culpo. Yo estaba en la esquina, al otro lado de la habitación y todavía lo sentía. Pero si hubiese estado cerca, seguramente también me habría alejado.

Era aterrador. Absolutamente.

Me pregunte si Jacob tenía un compañero de habitación y mi suposición fue que lo tenía. Mi otra suposición, fue de que el no tenía idea que Jacob estaba celebrando una fiesta.

Mis ojos recorrieron el espacio. La sala de estar desnivelada y las áreas elevadas que la rodeaban estaban llenas de cuerpos. Había una botella de champán que se había volcado sobre la mesa de café y estaba claro que tenía por lo menos la mitad, considerando la mancha húmeda en la alfombra y el charco en la mesa. Sabía que dos personas habían roto vasos, los había oído. Una chica limpió los restos de uno de ellos. El otro, probablemente lo habían pateado y aplastado las piezas enterrándolas en la mullida alfombra o en el suelo de madera pulida. Por suerte, no habían causado heridas, todavía. Había botellas de cerveza, botellas de licor y vasos por todos lados, incluso puestos en el piso o tirados debajo de las mesas. Había ceniceros demasiados llenos, cenizas en el suelo, incluso colillas. La música no estaba a un volumen ensordecedor, pero considerando que eran más de la mañana, todavía estaba demasiado fuerte. Los vecinos de éste ostentoso edificio definitivamente podían oírla, por no mencionar el ruidoso zumbido de la conversación, lo que probablemente no les gustaría.

Yo sabía que no me gustaría y no me gustaba.

Y tampoco le gustaría al compañero de habitación de Jacob.

Misojos volvieron a donde él estaba parado, pero con vacilación. Una parte de mí quería verlo de nuevo. Yo era una mujer y él era el tipo de hombre que una mujer mira. Cualquier mujer. No importa cuáles fueran sus gustos. Él solo atría atención femenina y cualquier mujer querría darle una segunda mirada. La otra parte estaba asustada de mirar, sobre todo porque era bastante aterrador. Esa era razón suficiente para que un hombre pudiera entrar a una habitación vistiendo un abrigo, estar allí un momento y aún así llenar la habitación con una energía abrasadora, furiosa. Daba bastante miedo.

Pero cuando miré hacia atrás, se había ido.

Y tomé esto como mi señal para irme.

Yo no quería venir, pero Jessica tenía su mirada puesta en Jacob desde hace un tiempo. Rosalie y yo le habíamos dicho una y otra vez que era un jugador, y sabíamos esto porque conocíamos a un número de chicas con las que había jugado. Pero Jessica lo veía como la gallina de los huevos de oro. Ella pasaba una buena cantidad de tiempo buscando a la gallina de los huevos de oro y en el minuto en que puso los ojos en el hermoso Jacob Masen, decidió que era el elegido.

En el momento en que yo puse los ojos en él, mi estómago se revolvió. Era guapo, eso era un hecho. También era un idiota. Esto era imposible de pasar por alto. Y había algo más, algo que no podía entender, pero ese algo no me gustaba.

No, en absoluto

Pero para Jessica, lo tenía todo. Flash, guión, belleza…

Y dinero.

Sí, mi amiga era una caza fortunas.

Aún así, llámenme loca – me he llamado así más de una vez durante mis años de conocerla- pero la amaba. Era un dolor en el trasero la mayoría del tiempo, y tenía que decir que su único propósito era busca al Elegido, siempre y cuando el Elegido fuese precioso, con su vida ya formada y adinerado. Hay veces que esto me inquieta, otras me alarma, y de seguro me asusta en alguna ocasión. Pero al menos sabía quién era ella y qué quería.

Y esto, pensé observando la escena, era lo que ella quería. Quería gobernar como reina exactamente en este tipo de ambiente. Licores y champán fluyendo libremente. Elegantes lacayos. Suntuosos apartamentos con salas de estar en desnivel, cocinas decoradas artísticamente y balcones envolventes. Y habíamos guardado nuestros abrigos en el dormitorio de Jacob, así que habíamos dado un rápido vistazo. En serio, una mirada al dormitorio de Jacob e incluso estuve a punto de reconsiderar su estatus de imbécil. Así de precioso era.

Pero, aproximadamente medio segundo más tarde, me acordé de que nada valía la pena para aguantar a un idiota. Ni siquiera un dormitorio más allá de precioso. En especial, no a un idiota como Jacob.

Puse la copa casi sin consumir en la encimera de mármol negro que adornaba la larga barra que separaba la cocina de la sala, y comencé a hacer mi camino hacía el balcón.

No quería hacer esto y esa era la razón por la que estaba escondida en un rincón oscuro. Traté de mezclarme, pero éste no era mi lugar y la gente de allí lo sabía tan bien como yo. Jessica me dijo que tenía que comprar un vestido y dejarle las etiquetas puestas, simplemente guardadas por dentro para ocultarlas. También me dijo que comprara un par de zapatos y que iría conmigo a hacer una escena si no aceptaban la devolución porque estaban rayados. Pero yo pensaba que esto estaba mal, así que me negué, como lo hice las otras veces que Jessica me sugería esto.

No le importaba hacerlo y lo hacía todo el tiempo. Manchas de sudor, manchas de Martini, no tenía importancia. Una vez incluso devolvió unos zapatos a los que se les rompió la correra mientras bailaba. Y era cuarta vez que los había usado.

Yo no haría eso.

Así que estaba usando un par de sandalias de tacón alto que compré hace dos años. Eran lindas, incluso sexys, creo, pero eran baratas, de cuero falso. Las cuidaba, pero aún así, se veía lo que eran. Lo mismo con mí vestido de TJ Maxx. Ni siquiera de diseñador fuera de temporada, simplemente un sin nombre. Pensaba que era bonito, mostraba apenas un poco de piel, no mucha, se ajustaba como un guante, y tenía el color perfecto para mí, pero no era de seda, satén o de etiqueta. Era de poliéster e incluso en TJ Maxx lo compré en oferta.

Y los ojos venían hacia mí, moviéndose de arriba abajo sobre mi cuerpo, los labios se encrespabam, arrugaban la nariz y los ojos se ponían en blanco.

Eso hacían las chicas.

Los chicos, llevaban los ojos directo a mis pechos, caderas o piernas. En este punto de la noche, no les importaba la clase social o si eras alguien a quien pensaban que podían comprar. Sólo querían cualquier cosa para la noche y tomarían lo que pudieran conseguir.

Jessica se había dirigido a la terraza alrededor de media hora antes con Jacob. No había regresado, así que ese era mi destino. Por lo tanto, mi viaje fue largo, tejido a través de los cuerpos, evitando las piernas cruzadas o pasando por encima de las piernas estiradas de aquellos que estaban sentados en los sofás, sintiendo las miradas siguiéndome todo el camino.

Pareció durar una hora, pero probablemente duró alrededor de dos minutos.

Entonces salí a través de la puerta de vidrio hacia el exterior.

Se sentía bien ahí, frío pero bien. Nohabía humo, la congestión de demasiados cuerpos en un mismo espacio se había ido, me permití un momento para sumergirme en la tranquilidad.

Entonces miré a mí alrededor.

Una pareja a la derecha en un cuerpo a cuerpo. No Jessica

Giré la cabeza a la izquierda y casi en la esquina de la terraza vi que Jacob tenía a Jessica contra el ventanal. También estaban en un cuerpo a cuerpo.

Eww.

Hice clic otra vez en mis baratas – pero lindas- sandalias y cuando llegué algo cerca, dije:

Uh… lamento molestar.

La cabeza de Jacob se movió y ambos pares de ojos se fijaron en mí. Por lo demás, no movió un músculo. Los ojos de Jacob bajaron a mis pechos.

Los ojos de Jessica se abrieron de forma clara pero no verbal.

¿Qué demonios estás haciendo aquí? – Ella finalmente lo tenía donde lo había querido por mucho tiempo y no estaba feliz de ser interrumpida.

Una vez más, lo siento – dije en voz baja cuando me acerqué y miré a Jessica. Cariño, tengo que ir a casa.

Está bien- respondió ella de inmediato. Te escribo mañana.

Parpadeé.

Teníamos un pacto, nunca dejarnos atrás con un hombre. Sin mencionar que habíamos compartido un taxi, e íbamos a compartir uno de regreso y como ella había manejado hasta mi casa, eso significaba que era un lujo accesible.

Uhm… pero…- empecé.

Estoy bien- me interrumpió. Jacob me puede llevar a casa cuando me vaya. Su cabeza se volvió hacia Jacob- ¿Cierto, Jacob?

Él no movió sus ojos de mis pechos por un momento, luego, perezosamente los desvió hacia mi cara.

¿Por qué te vas? Preguntó y me miró fijamente.

¿Qué le importaba?

Bueno, se hace tarde y… empecé a explicar.

Me interrumpió.

Quédate.

¿perdón?- le pregunté.

Quédate- repitió. Una sonrisa se extendió en su horrible rostro, no es que me gustara alguna otra cosa de Jacob, es más, diría que nada me gusta de él.

Volvió la cabeza hacia Jessica a quien aún tenía clavada en el ventanal y luego de nuevo a mí y en voz baja, con sentidoinequívoco, dijo: Nosotros tres tendremos una fiesta.

Parpadeé de nuevo mientras me ponía rígida y veía a Jessica haciendo lo mismo.

Entonces dije con firmeza:

No, en realidad, me voy a casa. – Miré a mi amiga- ¿Jessica?

Parecía molesta, no un poco, mucho.

Conmigo.

Dios, Jessica…

Luego miró a Jacob y anunció: Yo no hago tríos. Es solo conmigo o nada.

Él me miró.

¿Tú eres así de rígida como ella? Preguntó.

¿Ven? ¡Imbécil!

Por supuesto – Respondí.

Es una pena murmuró entonces, sin dejar de mirarme. Aunque fíjate, tú sola serías suficiente.

¿En serio?

¿En serio? Éste llegó fuerte y de Jessica.

Te dije que Jacob era un idiota y otra cosa y lo que fuera esa otra cosa, no era buena.

Bien, si ese es el trato, la que se queda, quédese, y la que se va, váyase- continuó Jacob y puso sus ojos en Jessica, a quien había clavado en el ventanal. De alguna manera – y no pasó desapercibido para Jessica o para mi – él estaba insinuando que era ella quien quería que se fuera.

Dios, esperaba que esto le abriera los ojos sobre esta porquería.

Ya debería conocerla mejor. Sus ojos me encontraron y me dijo: te escribo mañana.

Dios, de alguna manera tenía que conseguir sacarla de allí. Deseaba que Rosalie estuviera aquí conmigo. Ella la habría sacado. Por supuesto, ella lo hacía, con más frecuencia y menos gentileza que yo, pero Jessica nunca la escuchaba a ella tampoco.

Jessica…

Bella, cariño, te escribo mañana.

Ella se estaba impacientando. También vivía la firme convicción errónea de que su belleza- y era hermosa-, su estilo- lo mismo con el estilo, lo tenía en abundancia- y sus habilidades entre las sábanas – no tenía ni idea acerca de eso, sin embargo, según ella, era fabulosa- se combinarían para tener a Jacob Masen cerca de ella, con él no queriendo separarse.

Jessica, no estoy conform… empecé de nuevo.

Bella – me interrumpió de nuevo. Te… escribo… mañana.

Luego poso sus grandes ojos en Jacob, quien me miraba y no lo notó. Estos ojos me indicaron que me estaba perdiendo el hecho de que ella tenía a su gallina de los huevos de oro en su trampa y que necesitaba irme, pronto, para que ella pudiera efectuar su magía.

No me gustaba esto. No dejas a ningún compañero detrás y mucho menos con Jacob Masen.

Pero aparte de arrastrarla pateando y gritando por la habitación, hasta quince pisosmás abajo y dentro de un taxi, no sabía qué hacer.

Así que dije: hasta mañana.

Ella me sonrió.

Le fruncí el ceño y traté de comunicarle siete mil palabras sobre Jacob siendo una idiota con mis ojos. Pero ella se volvió hacia él, levantó la mano a su mejilla y le giró la cara hacia ella.

Realmente, Rosalie tenía razón. Jessica estaba viviendo en un mundo de fantasía. Ella había tenido un papá que la trataba como si fuera preciosa, le decía que estaba más allá de lo hermoso y la consintió hasta arruinarla. Luego tuvo un novio de secundaria que hizo lo mismo, y en la universidad, otro novio, lo mismo. Desde que nació hasta los 22 años, había tenido una vida de oro moviéndose entorno a su belleza y encantos femeninos. No había entendido que, después de salir de la universidad hace cinco años, había entrado en la selva. Y además, la selva particular que eligió para cazar tenía depredadores más grandes, más feroces, incluso después de que varios de ellos ya la habían masticado y escupido.

Sin otra opción, di un suave: buenas noches - y me alejé.

No recibí despedidas.

No miré hacia atrás.

Me dirigí hacia mi abrigo y por suerte tenía algo que hacer mientras caminaba, así no tenía porque sentir los ojos en mí o ver las miradas. Mientras emprendía mi camino a través de los cuerpos y murmuraba vagos ''Discúlpenme'', abrí mi pequeño, barato, pero lindo bolso para sacar mi móvil.

En el momento en que llegué al final de la sala, lo tenía afuera.

El apartamento era extraño. Pensé en eso porque era enorme. Nunca había estado en un apartamento tan grande antes. Ni siquiera sabía que los hacían tan grandes. Pero también tenía un diseño extraño.

Extraño o no, era genial y aunque no era lo mío y no me parecía tan bien ahora repleto de cuerpos y restos de una fiesta, no podía negar que era sorprendente. Porque lo era.

Caminé por el pasillo hacia mi abrigo, con la cabeza baja, activando mi teléfono. Llegué a cuerva en L que poseía el apartamento, cuando mi teléfono se quedó en blanco en mi mano y mis pies se detuvieron mientras lo miraba.

Mierda, dije en voz baja, golpeando el botón en vano. Lo intenté de nuevo. No funcionaría otra vez. Mierda, repetí en un susurro.

Necesitaba un nuevo teléfono. Lo sabía. Estaba ahorrando para ellos y solo necesitaba dos cheques más de mi sueldo para comprarlo. Mi teléfono perdía su carga en una hora y había estado haciéndolo durante el último mes y medio.

Mi próximo teléfono sería uno bueno, no una baratija. Esto no era porque quisiera estar a la moda con los anuncios de la calle. Se debía a que había pasado por tres teléfonos baratos en los últimos años y me parecía que esta inversión tendría sentido.

Miré hacia el final del pasillo donde se ubicaba el dormitorio de Jacob y estaba a punto de empezar a caminar de nuevo, cuando mi cuerpo se congeló.

Eso se debía a que en el suelo de lasala estaba una enorme pila de abrigos.

La miré, sorprendida. Yo misma había puesto mi abrigo en un montón sobre la cama de Jacob. Ahora estaban en el piso del pasillo.

La puerta del dormitorio estaba abierta las luces encendidas y brillantes, distintas a las de antes, cuando puse el abrigo allí, que eran tenues, románticas. Una señal de promesa de lo que estaba por venir para la chica que tuviera la suerte – asco- de unirse con Jacob allí más tarde.

Tomé una respiración profunda y me dirigí hacia los abrigos. Me agaché en cuclillas, manteniendo mi móvil y bolso en una mano y rebuscando a través de los abrigos con la otra. Encontré el mío, le di un tirón hacia fuera y me enderecé. Lo hice con los ojos dirigidos hacia el pasillo, pero fuera de foco. Se enfocaron cuando vi un brillante, plateado, delgado y curvo teléfono inalámbrico increíblemente fresco en una base de domo negro apoyado sobre la mesa de noche en el dormitorio.

Ese teléfono era el medio para conseguir un taxi. Uno sin tener que preguntarle a alguien en la sala de estar si podía usar su teléfono, interrumpir a Jessica y Jacob de nuevo o buscar en la acera con la esperanza de encontrar un teléfono público y luego esperar de pie afuera en el frío.

Excelente.

Agarré el teléfono de su base pensando lo mismo que pensé la primera vez que entré en esa habitación. La habitación olía rara. Una interesante combinación de alguna embriagadora loción para después de afeitar o colonia masculina y humo de cigarrillo. Sí, humo de cigarrillo. Pero extrañamente mezcladas hacían que la habitación pareciera mala, pero en el buen sentido. Ahora el humo de cigarrillo era el más fuerte de los dos, cuando antes era el olor a lociónde afeitar/colonia y esto era menos atractivo pero más malvado.

Agradecía los poderes de los taxis, algo que rara vez tomo debido a que rara vz puedo pagarlos, que tenían sus números impresos en todos sus autos y marqué los cuatro y uno de los cuatro, uno, dos,cuatro, uno, dos, cuatro cuando oí una voz baja, suave, muy profunda, de un hombre definitivamente molesto que preguntaba: ¿Qué diablos?

Mi cabeza giró y me quedé helada a mitad de la marcación.

El hombre alto, cabello despeinado y extrañamente masculino,de características marcadamente atractivas, estaba de pie en uno de los dos conjuntos de puertas francesas arqueadas que llevaban a la terraza de la habitación. Fumaba, había perdido su abrigo y vi que llevaba una camisa ligera de color lila profundo, hecha a la medida, demostrando que no solo era alto sino ancho, delgado y tenía un torso sin lugar a dudas lleno de poder.

Oh, y estaba enojado.

Oh dios.

Y…

Oh mierda.

Uh… murmuré entredientes. No hice ningún sonido mientras él se giraba y apagaba su cigarrillo apretando su extremo rápidamente, y luego su mirada enojada, oscura, se movió de nuevo hacia mí mientras sus largas piernas empezaron a llevarlo hacia donde yo estaba.

¡mierda!

Tienes un móvil en la mano, me informó. ¿Tienes que irrumpir en mi habitación y tomar mi teléfono?- preguntó.

Si

Enojado

Uh…

Se movía por la habitación, así que de nuevo me callé.

Esta habitación también tenía un nivel hacía abajo. La gran cama se unicaba en el nivel normal y estaba cubierta con un edredón de satén negro, con fundas de satén negro en las almohadas ¡satén!, lo que significaba sábanas de satén también. El brillante cabecero en negro era muy alto,, tan alto como yo. El pie de la cama estaba flanqueada por dos mesitas de noche negras brillantes, y coronadas con lámparas con bases delgadas. La cama estaba posada sobre una alfombra de marfil que tenía un borde delgado negro ribeteado en un marfil más grueso.

Todas las luces estaban encendidas incluyendo las tres del techo, las cuales estaban impresionantemente arregladas con una gran colección de clavijas cubiertas de cristales incrustados.

Observé todo esto distrídamente, porque se dirigía a mi y yo estaba paralizada.

Se movía por las escaleras más cercanas a mí mientras hablaba, con los ojos ligeramente reducidos.

¿Hola? ¿Estás respirando?

Pensé que esta era la habitación de Jacob solté y se detuvo de repente a los pies de la cama.

No gruño

Sip. Por supuesto. Enojado.

Y sí.

Por supuesto

Atemorizante.

Tengo que ir a casa le susurré. Vine en un taxi y tengo que llamar a uno para que me lleve a casa. Mi móvil, está portándose mal. No mantiene la carga por más de una hora. Está muerto. Debí haberlo sabido. No pensé. Pero vine aquí con una amiga, así que supongo que pensé que ella podía llamar. Sin embargo, ella se va a quedar. Y puse el abrigo por aquí y pensé que era la habitación de Jacob ya que nos dijeron que colocáramos los abrigos aquí. Solo pensé en hacer un rápido uso de su teléfono y conseguir un taxi. Lo siento mucho. No tenía ni idea de que esta no era la habitación de Jacob y de que estaba molestando. En verdad. Lo siento mucho.

Dejé de hablar y me miró.

Fue entonces cuando vi que sus ojos eran azules. Un extraño, sorprendente, oscuro, vibrante, azul.

Y eran preciosos, el color, la forma, las largas y curvas pestañas.

Mi aliento se atascó en la garganta.

Entonces sus ojos se posaron en mí, pero no en mis pechos, ni en mis caderas o mis piernas. Sino en mi brazo, que estaba pegado a mi mano, que estaba agarrando mi bolso, mi móvil y mi abrigo que lo cubría.

Luego se fijó en mi cara.

En voz suave y profunda, declaró: te llevaré a casa.

Parpadeé.

Él se movió.

Me preparé, pero antes de que pudiera hacer nada al respecto o decir una palabra, deslizó su teléfono de mis dedos, se inclinó profundamente sobre mi y olí que la loción de afeitar o colonia era suya.

Y tenía razón. Era atractivo. Tan atractivo que lo único que podía hacer era quedarme quieta y disfrutar de ese olor glorioso.

Colgó el teléfono en el cargador y luego se echó hacia atrás y tomó el abrigo de mi brazo.

En ese momento,salí de mi congelación.

Uhm… yo no… empecé, pero cerré la boca cuando sus dedos se cerraron alrededor de mi brazo y de repente encontré a mi cuerpo girándose para que mi espalda quedara hacia él.

Brazo, ordenó y torcí el cuello para mirarlo al mismo tiempo que trataba de esforzarme por respirar.

¿Qué? Susurré.

Estaba de pie detrás de mí, con mi abrigo levantado para que me lo pusiera.

Brazo, repitió en un tono mucho menos paciente y, teniendo en cuenta que no había sido para nada paciente antes, esto era aún más aterrador.

Creo que… empecé pero no dijo nada más, sino que su mano salió disparada, agarró mi muñeca y tiró de ella hacia atrás. No fue rudo, no dolía, pero igual me sorprendió.

Luego me sumergió en mi abrigo y lo deslizó por mi brazo.

Otro brazo – ordenó y sin demora cambié torpemente mi cartera y móvil a mi otra mano y estiré el brazo detrás de mí para encontrar la manga de mi abrigo.

En ningún momento sentí sus manos colocar el abrigo en mis hombros. Cuando terminó con mi abrigo me movió, envolviendo su mano alrededor de mi bíceps y de repente estaba frente a él. Luego me moví con él a la puerta, con su mano todavía en mi brazo.

Luché pero encontré mi voz.

Estoy muy bien con un taxi, dije mientras me sacaba de la habitación, tiró un poco de mi brazo y me hizo parar.

Ignorándome totalmente, curvó su torso alrededor de la puerta, hizo algo alrededor de la perilla, luego salió, su mano yendo hacia otro lado y luego las luces se apagaron haciendo que la habitación quedara a oscuras. Cerró la puerta con llave, se guardo la llave y nos giró hacia la sala.

Él hizo todo esto con una sola mano, sin soltar mi brazo.

Fue en ese momento que me di cuenta que mi corazón latía muy rápido y me resultaba difícil respirar.

Entonces dejé de respirar por completo cuando se movió rápidamente inclinándose hacia mí. Tuve tiempo suficiente para alejarme unos centímetros de él antes de estar en sus brazos.

Mis piernas volaron por el aire, por reflejo, deslicé un brazo alrededor de sus musculosos hombros mientras el otro se balanceaba por delante de él para agarrar su cuello con mi mano, aguantándome mientras caminaba a través de los abrigos, dirigiéndose hacia la derecha del montón en el suelo.

¡Santa mierda!

Una vez libre de los abrigos, se inclinó y me puso sobre mis pies. De nuevo no fue rudo, pero tampoco suave y mi cuerpo se sacudió cuando mis pies tocaron el suelo. No tuve tiempo de recuperarme, ni de acomodarme en mis pies otra vez, ni siquiera tuve tiempo de acomodarme mis pies en el aire. No, por la facilidad con la que me puso en sus brazos como si pesara tanto como una almohada.

No, nada de tiempo para hacer cualquiera de esas cosas.

No antes de que sus dedos se cerraran alrededor de mi brazo otra vez y me impulsara por el pasillo y alrededor de la curva en el mismo.

Bueno, tenía que tomar el control de esta situación y tenía que hacerlo ahora.

Abrí la boca para hacer justamente eso, al mismo tiempo que estaba a punto de retirar mi brazo de su agarre, cuando se detuvo abruptamente deteniéndome con él. A continuación, ladeó ligeramente la cabeza. Sus furiosos ojos azules me miraron, y se me olvidó que tenía que tomar el control de la situación y hacerlo ya. Me olvidé de todo.

Entonces, por alguna razón me movió, no suavemente, no con crueldad, pero sin duda con firmeza al lado de una de las puertas de la sala.

Me soltó y sin llamar abrió la puerta, pero desde donde estaba situada no podía ver el interior.

Escuché un horrorizado suspiro de una mujer y un hombre comenzando a decir:

¿Qué dem…?

Tengo que llevar a alguien a casa – le dijo mi paseo indeseado a la pareja. Tienes ese tiempo para apagar la maldita música, vaciar este maldito lugar de todos los cuerpos y limpiar lo más que puedas. Si ella quiere, puede terminar ese viaje que prometiste darle y ayudarte a limpiar este lugar. Si no ayuda, saca su culo fuera de aquí también. No me hagas volver a casa y ver que no me tomaste en serio. Y espero que lo hagas porque no estoy jodiendo contigo Jacob, y no estoy feliz.

Después salió, cerró la puerta, me agarró del brazo y me arrastró por el pasillo.

Mi primer pensamiento fue que acababa de entrar al cuerpo a cuerpo de Jessica y Jacob.

Mi segundo pensamiento fue, obviamente, que Jacob tenía una habitación menos espectacular.

Mi tercer pensamiento fue, que me había colocado a un lado de la puerta. Encontré esto sorprendente e intrigante porque los había escuchado allí dentro. No podían haber avanzado mucho,pero definitivamente había interrumpido algo. Aun así, él me había protegido de todo lo que había detrás de esa puerta cerrada y no sabía qué hacer ccon eso.

Estábamos rodeando la otra sala en nuestro camino hacia la puerta principal cuando se aclararon mis pensamientos y volví al asunto en cuestión.

Uhm… escuche, uh… ¡Maldita sea! – Uhm, no sé su nombre, pero…

Edward, afirmó, interrumpiéndome.

Bien, señor Edward…

No, Edward, me interrumpió de nuevo, mientras me detenía en una de las puertas de la sala, Me soltó y abrió la puerta.

Eso es lo que he dicho, Edward le dije. Ahora señor Edward…

Salió por esa puerta con su abrigo y volvió los ojos hacia mi.

Me interrumpí a mi misma cuando sus ojos me golpearon y mantuve mi boca cerrada.

No señor Edward. Edward. Mi nombre es Edward.

Lo miré fijamente mientras se encogía de hombros dentro del abrigo y pregunté:

¿Su nombre de pila es Edward?

Si eso significa primer nombre, si respondió, me agarró del brazo y me arrastró por el pasillo hasta la puerta principal.

Ese es un nombre poco común, murmuré suena como a caballero ingles.

Sí, estuvo de acuerdo, arrastrándome por el pasillo hacia los exuberantes ascensores

Como que me gusta, solté, pero enseguida de decirlo me arrepentí.

Ya puedo morir feliz, murmuró.

Respiré hondo ante su murmullo de leve sarcasmo, lo cual fue un poco divertido en vez de grosero. Y este hombre no parecía del tipo que puede ser divertido de otra manera.

Me hizo detenerme delante del ascensor, mientras él se inclinaba y presionaba el botón. Fue entonces cuando vi que tenía unas manos que hacían juego con su cuerpo. Atractivas, De dedos largos. Sus venas resaltaban. No estaban manicuradas profesionalmente pero sus uñas estaban bien cuidadas, incluso cuand parecían las manos de un hombre que no tenía una habitación en un apartamento lujoso y opulento, o que llevaba zapatos caros y camisa a la medida en un color que le quedaba tan bien que un estilista tenía que haberloescogido para él.

Era hora de dejar de pensar en esas manos y resolver esto.

Edward, agradezco la oferta, de verdad. Gracias, pero realmente, puedo conseguir un taxi que me lleve a casa.

Si puedes, pero no lo harás.

Yo…

Sus ojos se deslizaron a mí y me preparé.

Oye nena, llevándote a casa estoy haciendo algo. Algo que requiere mi atención. Como conducir, dejar a una mujer segura en casa y conducir de regreso hasta aquí. Eso tal vez me dará tiempo para calmarme. Y va a alejar mi mente del hecho de que quiero arrancarle la polla a Jacob, metérsela por el culo y lanzar a ese hijo de puta por el balcón.

Sin mi cerebro diciéndome qué hacer, arrastré mi brazo lejos de su agarre, mis pies me llevaron un paso más lejos de él y mi mano apareció para presionar la glamorosa pared con paneles de madera que separaba los elevadores mientras lo miraba.

No sabía si de verdad quería decir eso. No creo que lo hiciera. Sería de mala educación arrojar a tu compañero de habitación por un balcón aún si él hacía una fiesta en tu casa a la que no estabas invitado. Sin mencionar que eso era altamente ilegal.

Sabía que estaba enojado.

Y lo último que sabía era que no le importaba compartir cuán enojado estaba, incluso con una mujer que no conocía para nada. Me había arrastrado a través deun apartamento, apenas me dejaba terminar mis oraciones y me cargó para llevarme encima de unmontón de abrigos que obviamente lanzó en el pasillo.

Tenía la mano en la pared porque me temblaban las piernas y la necesitaba allí para ayudarme a mantenerme en pie. Y me temblaban las piernas porque me acordé de que me aterrorizaba. Y había una razón para ello.

Era aterrador.

Mientras estaba allí preguntándome si debía gritar a todo pulmón o girar en mis sandalias de tacón alto – baratas pero lindas – y correr tan rápido como pudiera, algo sucedió.

Él empezó a prestarme atención.

Aunque era una completa locura que me pareciera poco halagador, lo hacía, y lo que consideraba poco halagador era el hecho de que de repente parecía estar mirándome, realmente viéndome. Hasta el momento en que me alejé de él, yo no existía. Era solo una excusa para alejarlo de su apartamento y de Jacob, antes de dejar salir su furia. Ahora, me estaba mirando, sus ojos moviéndose sobremí, evaluándome. Mi cara. Mi cabello. Mi mano apretada contra el revestimiento de madera. Lentamente bajando por mi cuerpo hasta mis zapatos y luego de nuevo hacia arriba.

Y cuando sus ojos capturaron los míos de nuevo, su cara no fue diferente. Su mandíbula apretada, sus ojos enojados, enfadado; aunque no conmigo.

Pero su voz fue suave cuando dijo: No voy a hacerte daño.

Realmente me gustaría tomar un taxi le susurré.

Suave y casi imperceptiblemente, pero pude notar y me hizo hacerlo, sus ojos cayeron a mis pies y volvieron a mi cara.

¿Un taxi no sería un lujo? Preguntó aún con su voz suave. En ese momento supe que por lo que había visto sabía que pagar un taxi sería un lujo para mí.

Enderecé mi espalda, saque mi mano de la pared y le aseguré: voy a estar bien.

Las puertas del ascensor se abrieron y sin apartar los ojos de mí, levantó la mano para evitar que se cerrara.

Te voy a llevar a casa. Segura. No tendrás ningún problema de mi parte. Es solo un paseo. Y me estás haciendo un favor a mí, dándome la oportunidad de calmar mi mierda. Pero juro por dios, que puedes confiar en mí.

Yo no..

Nena, te juro por dios que es solo un paseo. Toma ventaja. Y hazme un favor y dame una excusa para salir de aquí.

Vi su ira ahora. Me acordé de lo que sentí cuando lo vi entrar en el apartamento. Y todavía estaba fresco en mi mente todo lo que había hecho conmigo desde que su mano se posó en mi brazo. Nada de eso me dolía, pero era extraño de una manera peligrosa y atemorizante, que demostraba indudablemente que debía saberlo mejor y evitar cualquier tiempo adicional de atención de este hombre.

Y aun así, me encontré agachando la cabeza para ver mis pies. Pies que me llevaban dentro del ascensor.

Edward elevó su brazo y pasé por debajo para entrar al ascensor, él me siguió.

Las puertas empezaron a cerrarse una vez que marcó el botón S2.

Me quedé sobre las puertas.

Si. Locura.

¿Te llamas?

Mi cuello se torció y mis ojos se movieron para verlo observándome.

¿Qué? Le pregunté.

Tu nombre, nena.

Isabella.

Se me quedó mirando.

¿Isabella?

Isabella, confirmé.

Isabella repitió y yo asentí. ¿Y crees que mi nombre es raro?

Si, nunca he conocido a nadie que se llame Edward, le informé.

Y yo nunca he conocido a nadie que se llame Isabella,me informó. ¿Qué es?

¿Qué es qué?

Tu nombre.

Es un nombre de familia. Así se llamaba mi abuela.

Antes de eso, afirmó.

Fue el nombre de su abuela, compartí.

Y antes de eso presionó y luego explicó: origen.

Italiano dije.

¿Eres italiana? Preguntó.

Mia buela lo era le respondí.

¿Ella creció aquí?

No, se crió en Verona. Pero murió aquí.

Su cabeza se inclinó ligeramente hacia un lado, pero su rostro permanecía impasible.

¿Murió?

Asentí con la cabeza.

Hace diecisiete años.

Nena ¿Cuántos años tienes? ¿Veintitrés? ¿Veinticuatro?

Siete

Su cabeza se enderezó.

¿Veintisiete? Sonaba como si no me creyera.

Sí, veintisiete.

Me estudió, pero no soltó nada.

Entonces dijo: sin embargo, ella tenía que ser joven.

Insuficiencia hepática. Ella era italiana, como, de Italia. Bebía buen vino como si fuera agua y eso no es un estereotipo. Es muy real.

Y así era. Y ella se lo pasó a mi tía, por desgracia.

Miró hacia la puerta, murmurando: Esa es la maldita verdad.

Mantuve mis ojos en su perfil y le pregunté: ¿eres italiano?

Las puertas se abrieron y su mano vino a mi, no a mi brazo esta vez, sino a mi codo y me incitó a salir, respondiendo: Maldición, no.

Su respuesta fue contundente e insultante dado que era mitad italiana, pero no dije nada al én me preguntaba sobre su conocimiento acerca del hábito de beber vino de Italia, pero no le dije nada. Simplemente caminé con él por el bien iluminado garaje de cemento del sótano.

Me llevó hasta un elegante y brillante, de baja altura, auto deportivo gris metalizado que nunca había visto. Estaba tan limpio que relucía y parecía que había sido traído directo de la sala de exposiciones. No tenía idea de que era y la única pista que tenía era que en la parte trasera tenía la palabra Vantage.

Nunca había escuchado de un auto o modelo llamado Vantage. Lo único que sabía, que como su habitación, su apartamento y su ropa, era fabuloso.

Me acercó a la puerta del lado del pasajero y la abrió para mí.

¿Qué tipo de auto es este?, le pregunté, apoyando mi trasero en el asiento.

Aston Martin, murmuró, con sus ojos en mis pies, los cuales estaba balanceando hacía dentro del auto, y eso fue todo lo que dijo antes de que pudiera cerrar la puerta.

Me coloqué el cinturón de seguridad y miré alrededor, experimentando la sensación de que, como con todo lo demás que tenía que ver con Edward, era pura opulencia.

Entró, no se abrochó el cinturón, pero arrancó el auto que ronroneó a nuestro alrededor.

Si, pura opulencia.

Estábamos en el segundo nivel de estacionamiento por debajo del edificio y me acordé de uno de mis pocos – pero los tenía- miedos irracionales, que era que no me gustaban los estacionamientos subterráneos. Seguro, había enormes pilares de cemento que sabía que los había diseñado un profesional como para soportar el peso del gran edificio. Pero en lo único en que podía pensar era en que si ese tipo había venido un día borracho al trabajo, metía la pata y el edificio se viniera abajo, no habría esperanza para mí. No ayudaba que Edward tuviera un vehículo de alto rendimiento al que claramente le gusta explorar los límites de su funcionalidad, por lo que ahora me estaba asustando de una manera diferente.

Apretó un botón mientras estábamosacelerando por la rampa que nos llevaría hacia la libertad, y por suerte desaceleró mientras atravesábamos la puerta cuadriculada que mantenía a la chusma fuera, deslizándose fuera de la zona de peligro y dando marcha para incorporarse a la calle.

Tomé una respiración.

Edward dijo: nena.

Lo miré para notar que me estaba mirando, o más exactamente, mirando a mi mano que tenía un apretón de muerte en el apoyabrazos de la puerta.

Entonces sus ojos volvieron a mi cara.

Uno: he estado conduciendo desde que tenía doce años. Sé lo que estoy haciendo, así que puedes dejar de tratar de fundirte con el auto, relajarte y disfrutarlo. Dos: creo que necesito saber hacia dónde voy.

¿Hacia dónde voy?

Capital Hill

Apartó la mirada, giró a la izquierda y le di mi dirección completa.

La conversación fue inexistente mientras navegaba las calles como si estuviera intentando batir el record de velocidad desde el centro de Denver hasta Capital Hill. Trate de relajarme y disfrutarlo. Fallé espectacularmente en ese esfuerzo, pero dejé de hacer palanca con la mano en el reposabrazos, colocándola en mi regazo mientras rezaba.

Llegamos a mi cuadra y encontró un lugar para estaciona, lo cual era inusual durante la noche, y durante el día, o en cualquier momento para el caso. Sin embargo, no era realmente un sitio. Era más como un espacio entre autos. Aun así, de una sola vez y con una velocidad que hizo que mi corazón se deslizara a mi garaganta. Se estacionó en paralelo y metío el costoso auto en un espacio en el que estaba segura que no encajaba, pero de alguna manera lo hizo.

Cerré los ojos, tomé aire y luego me volví hacia él para darle las gracias, agradecida de que terminara la noche y terminara mi tiempo con él.

Pero mi mirada fue a su espalda mientras salía del auto.

Mierda dije en voz baja, sin saber si me molestaban sus particulares manifestaciones de caballerosidad. Dándome un paseo. Señalando de manera no ofensiva que necesitaba uno. Protegiéndome de lo que fuese que estuviera pasando en esa habitación. Edward y caballeron ingles parecían no ir de la mano, por lo que lo encontraba desconcertante en una forma en la que sabía que no debería dedicarle ningún espacio en mi cabeza, pues esta sería la única vez en mi vida que estaría en su presencia, pero también sabía que le daría espacio en mi cabeza más tiempo que una sola noche.

Levanté la vista hacia él, preparándome para decirle que estaba agradecida por el paseo y su atención, y que no tenía que acompañarme a mi edificio. Pero las palabras no salieron. Esto fue porque sus ojos se dirigieron hacia abajo por la acera y mis ojos lo siguieron.

Mi calle era, durante el día cuando la economía estaba en auge, elegante. Familias o parejas con doble ingreso vivían en estas casas y condominios, se preocupaban por ellas y esto se reflejaba en toda la cuadra,

Excepto mi edificio, que era donde Edward estaba mirando. Era viejo. No se le había prestado ninguna atención a cómo se vería cuando fuera construido. Ninguna atención a cómo se mantendría. Y era una plaga para el vecindaria, Lo bueno era que el alquiler era bajo y venía con una plaza de aparcamiento. Lo malo era, que los vecinos lo odiaban, odiaban al arrendador y, a veces, por asociación, odiaban a los inquilinos, conmigo incluida.

Ahora, extrañamente, Edward estaba mirándolo, otra vez su rostro no decía nada, pero su contemplación era profunda.

Edward, dije suavemente, su cabeza se sacudió ligeramente y sus ojos se movieron hacia mi. No tienes que acompañarme a mi edificio. Estoy bien. Gracias por traerme a casa.

Él no respondío y otra vez me ignoro completamente, con su mano todavía enroscada alrededor de mi codo, nos dirigió a mi edificio.

En realidad, proseguí mientras caminábamos, este es un buen vecindario.

Era como si yo no hablara. Con sus ojos fijos en mi edificio, continuó moviéndose, sus dedos firmes alrededor de mi carne.

Suspiré y me di por vencida. No era tan lejos y pronto todo terminaría.

Subimos los escalones de la puerta y Edward nos detuvo.

Levanté la vista hacia él para darle las gracias de nuevo, pero habló antes que yo pudiera hacerlo.

Presiona el código, nena.

Lo miré fijamente y pregunté: ¿el código?

Él hizo un gesto con la cabeza hacia el teclado de la puerta.

Lo miré, sabiendo que no funcionaba porque no lo había hecho durante seis meses. Levanté una mano y empujé abriendo la puerta desbloqueada. Mientras hacía eso, pude jurar que escuché un siseo de su respiración exhalando con enojo, pero cuando volteé mi cabeza rápidamente para evaluarlo, él tranquilamente nos llevó a través de la puerta.

Una vez dentro, nos detuvo, me miró y dijo: Nena, por favor, dime que no vives en el primer piso.

Eso fue algo extraño para decir y miré hacia el pasillo a las puertas de los apartamentos del primer piso.

Entonces lo miré y respondí: No,último piso.

Gracias a dios murmuró y nos movió, mirando a la primera escalera la cual tenía una cuerda atravesándola con un aviso pegado descuidadamente escrito a mano que decía: No está en uso. Entonces Edward nos movió hacia los ascensores, pero su paso vaciló cuando vio el letrero escrito a mano que decia Fuera de servicio. Definitivamente oí su suspiro cuando nos movió hasta las otras escaleras y comenzamos a subirlas.

No sabía qué pensar acerca de esto, pero como que me irritaba. Quiero decir había dejado en claro que sabía de dónde venía yo, y que no era de la tierra de las salas de estar de dos pisos y los Aston Martin.

Llegamos a la tercera planta, y él me guió por el pasillo a pesar de que era yo quien nos llevaba hasta mi puerta. Tuve oportunidad de darle una mirada y noté que su cabeza estaba inclinada hacia atrás. La mía hizo lo mismo y vi que en el pasillo, tres de las cincos luces del techo estaban apagadas. Por lo tanto, el pasillo estaba comprensiblemente oscuro. Había llamado al conserje cuatro veces por esta situación como lo hice por el elevador, el sistema de seguridad, y las escalera, pero no había pasado nada. Así que dejé de llamar y decidí cambiar las bombillas yo misma, eventualmente, cuando tuviera un momento libre.

Mi cuerpo se tambaleó hacia la puerta y Edward nos llevó hasta allí y nos detuvo. Busqué en mi bolso,saqué mis llaves y mis labios se separaron cuando sus dedos se cerraron en torno a ellas. Las deslizó de mi mano y luego, como si estuviera un sexto sentido, tomó la correcta, la introdujo, abrió la puerta, la empujó hacia dentro y pulsó el interruptor de luz, haciendo que mi luz de techo se encendiera.

Entonces agarró mi brazo y tiró de mí, cerró la puerta, y me posicionó al lado de ella.

Actuando raro de nuevo, me miró a los ojos y ordenó: no te muevas.

Parpadeé.

Él se movió.

Lo miré mientras caminaba a través de mi apartamento, de un dormitorio a la cocina que era abierta como la suya y delineada por una barra corta. Dejando la luz encendida, se movió, abrió la puerta del cuarto de baño, encendió la luz, giró su torso y miró en su interior.

¿Qué demonios estaba haciendo?

Una vez más, dejó la luz encendida, se giró y se trasladó a mi dormitorio.

Mi cuerpo se sacudió y dije: Uhm… Edward. Pero no dudó, la luz se encendió y desapareció detrás de la puerta.

En serio, ¿Qué demonios?

¿Edward? Le dije, dando dos pasos en mi apartamento, pero él volvió a aparecer y se acercó dando grandes zancadas con sus largas piernas, su cara impasible pero aun mirándome.

Se detuvo delante de mí y extendió las llaves hacia mi.

Estás bien, declaró mientras yo las tomaba. Encantado de conocerte Isabella.

Uh… ¿Qué?

Entonces sus ojos se dirigieron a la puerta, se estrecharon extrañamente como si mirar mi puerta lo molestara en una forma no del todo imprecisa, luego me miró y sus ojos se ampliaron, pero la mirada enojada no desapareció.

Entonces él murmuró: Jesús.

Lo miré fijamente, confundida. O mejor dicho, profundamente confundida.

Antes de que pudiera preguntar, a pesar de que estaba segura de que lo haría, salió por la puerta, se detuvo, se giró de nuevo, sus ojos me evaluaron y ordenó: Pon el seguro después de mí, nena. Algo sin sentido, pero es algo.

Luego se fue.

Bueno como lo dije en mi fic anterior, les traigo una nueva adaptación que espero les guste. Como en la historia anterior revelaré el nombre del libro al final, algo que espero esta vez se respete. Muchos saludos a las que me siguen, y las que se dan el trabajo de dejarme un review. Espero de todo corazón que les guste esta deliciosa historia que escogí.