Buenas! vengo con mi primer escrito de dragonball y obviamente es de mi otp porque sí los amo con locura y pasión. Es una pena que haya tan poquito de ellos, creo que me he leído todos los fics.
Espero que os guste este drabel ;) besitos.
Ya no es una niña
Y ves los pliegues bordados de encaje blanco acariciar sus muslos, la piel nívea hecha de pedacitos de luna se irrita bajo su toque, a simple vista parece delicada… delicada y suave. Muerdes tu labio. Sólo pensar en acariciar una porción escueta de toda esa epidermis que se muestra al sol sin pudor tus yemas burbujean. Alguna vez lo has hecho ya, quizás alguna vez más afondo en otra vida.
Sacudes la cabeza y miras el cielo despejado y cian; cian como los pequeños lirios que adornan su vestido. Esos que van desde el corpiño en escote corazón que se ajusta a su busto y recrea las formas de mujer a la perfección, esa tela de algodón y nylon que la comprime en un gesto íntimo y que se vuelve casi una segunda piel, hasta su pequeña cintura que luego se abre en una zancada rectilínea para dar paso a sus caderas.
Suspiras absorto, ¿cuándo demonios dejó de ser una niña? No lo sabes, solo sabes que cada vez que la ves algo en ti se agita. La sangre bombea demasiado rápido, la sientes fluir hirviendo; quemando cada célula, cada molécula cada pequeño recodo en tu interior ya no está a salvo. Es fuego y luego es yaga. El regusto amargo de cuando tus ojos no la contemplan por un tiempo.
Te saluda desde la orilla donde baña sus pies y chapotea, tú le devuelves el gesto con una sonrisa. Se acerca con ese caminar que mece su cuerpo como una espiga de trigo en el campo. Y a ti, a ti se te acumula la saliva, tus ojos tintinean, el pulso vuela. Entonces pronuncia tu nombre. Y tu rezas a dios para que se aleje, para que su mano no recaiga sobre tu cara y te diga que estas ardiendo.
Lo hace y tú lo ignoras, al igual que ignoras su gesto de enfado cuando nota tu desplante. Pero ella es terca, ella es una guerrera, ella no da su brazo a torcer, ella te plantea una lucha cuerpo a cuerpo. Pega su cuerpo al tuyo y te observa con esas dos conchas de alquitrán. Y tu sientes cada curva pegada a ti. Ese es el momento en el que todo tu raciocinio sale de paseo y sabes que te vas a dejar caer. Pase lo que pase, le pese a quien le pese.
Agarras su cara, su delicada piel se hunde bajo tus dedos y sus ojos te escudriñan intentando descifrar que hay en tu mirada azul. Deseo. Lujuria. Expectación…. Desciendes tus dedos apuñalan sus labios con delicadeza y ella se deja, entonces te lanzas al vacío. AL centro de su boca entreabierta que te acoge para demostrarte una vez más que ella ya no es una niña nunca más.
