¡Hola! Aquí otra vez aportando con el mes SasuSaku. Esta vez, escogí esta frase para participar: "Bajo el mismo cielo". No hay mucho más que decir. ¡Saludos!

Disclaimer: Naruto le pertenece a Masashi Kishimoto.


Bajo el mismo cielo

Sasuke ahogó un grito mientras abría los ojos, sobresaltado. Por mucho que pasaran los años, las pesadillas seguían apareciendo constantemente, ahuyentando a sus más hermosos y tranquilizadores sueños. Sin embargo, aquel mal rato se disolvió tan pronto como vio a Sakura dormir plácidamente a su lado.

A pesar de todo lo que le había pasado en su vida, a pesar de todo lo que él había hecho durante este tiempo, ella nunca dejó de quererlo, nunca dejó de buscarlo y de querer sacarlo del abismo en que se encontraba. Y Sasuke no tenía palabras para agradecerle por todo lo que sentía. Sentir gratitud era decir poco.

Perdido en sus propios pensamientos, no se dio cuenta de que Sakura lo miraba con esos ojos jade relucientes.

—Sasuke-kun.

El susurro fue suficiente para ponerle los vellos de la nuca de punta. Así era ella: como un susurro, lista para ponerte la piel de gallina y acelerarte el corazón con el solo hecho de expulsar aire por su boca y formar algunas palabras.

—Estoy bien.

Y era cierto. Desde que se habían vuelto formalmente una pareja, Sasuke era mentalmente otra persona. Por fuera, solo el paso de los años había hecho su trabajo, pero su exterior seguía siendo el mismo. En cambio, todo el odio, toda esa sed de venganza y esas ganas de destrozar al mundo por todo lo que había sufrido fueron derretidos por una mujer de intenso cabello rosa.

Pero la vida le tenía preparada otra remontada de aquellas.

—¿Papá?

Después de asesinar a su hermano, Sasuke pensó que era el último Uchiha sobre la tierra. Pensó que, si alguno llegaba a quedar, iba a estar tan lleno de rabia y odio como él. Obito y Madara no fueron la excepción a sus creencias, sin embargo, los dos desaparecieron de la faz de este mundo, por lo que, tan pronto como todo ocurrió, volvió a encontrarse solo. Pero Sarada, su pequeña hija, había llegado para consolidar la vida que él y Sakura habían comenzado.

Su llanto al nacer fue la prueba de que sí se podía volver a sentir amor. Un amor infinito y puro, que todo lo puede, que es incondicional. Su hija, tan parecida a él, era fruto de todos sus sentimientos desbordantes hacia su esposa.

—¿Qué pasa, Sarada?

La niña se refregó el ojo izquierdo con sus pequeños dedos, aún somnolienta.

—Soñé… soñé…

Pero se detuvo al ver que su padre le hacía una señal para que se acercara a su lado.

—¿Cosas feas? —aventuró el mayor. Sakura esbozó una tenue sonrisa, no por el estado de su hija, sino por el puchero de su marido.

—¡Cosas… horribles! —exclamó la niña con una expresión de terror en los ojos.

—¿Y tu atrapasueños? —preguntó la mujer, cambiando su expresión al ver que su hija no se encontraba bien.

—Se lo mostré a Boruto y creo que lo rompió —dijo Sarada compungida.

Sakura pensó un momento y luego habló, ya más relajada.

—No te preocupes, cariño, ya conseguiremos otro —dijo esbozando una sonrisa tranquilizadora.

—¿Puedo dormir aquí?

La voz inocente de su hija hizo que desapareciera todo rastro de tensión.

—Por supuesto que sí.

Mientras Sarada se acomodaba entre ellos, Sasuke pensó que lo tenía todo. Sus dos mujeres hacían de su vida una que valía la pena vivir. Los tres, bajo el mismo cielo, eran uno.