Disclaimer: La idea original de Harry Potter, así como sus personajes son propiedad de J.K. Rowling, después del último libro podemos dejar volar la imaginación por lo que pudo ser, pero no fue…

CLAROSCURO

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Sombras

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A veces miro hacia el cielo y me pongo a pensar en el ayer, en las cosas que marcaron mi vida. Aún tengo pesadillas y veo los rostros de las personas que nos dañaron, a las que dañamos y a las que se fueron. Pero luego todo desaparece y sólo quedan sombras...sombras del pasado nada más.

-H.J.G.-

...

La inesperada visión de un cuerpo inerte colgando justo sobre la Fuente de los Hermanos Mágicos, la dejó sin aliento.

Su pulso se aceleró como hacía mucho tiempo no pasaba, más aún cuando notó que la cabellera de dicho individuo era de un intenso tono anaranjado.

Y ese tono zanahoria sólo podía pertenecer a un Weasley…pero ¿a cuál de ellos?

¡No importaba cuál, porque se trataba de un Weasley y, el que fuese, sería doloroso para todos!

Un ataque de pánico luchó por abrirse camino en su mente; no obstante, su instinto de guerra fue más fuerte y corrió hacia la fuente abriéndose paso entre la ya multitud de magos que se habían congregado a contemplar la grotesca escena, algunos con horror otros con náuseas pero todos con sorpresa. Pero ella los ignoró, tenía que averiguar quién era la persona inerte, tenía que saber si era un Weasley o su mente simplemente le estaba jugando una mala broma.

Nada más al acercarse lo identificó sin problemas…

Era Percy.

Reconoció su pecoso rostro ahora pálido, llevaba aún sus familiares lentes rectangulares que en ese momento yacían estrellados sobre el puente de su nariz y no con la perfecta alineación en la que él siempre procuraba conservarlos.

A simple vista, hubiera podido afirmar que el joven hombre había muerto por asfixia debido a la cuerda atada a su cuello que lo mantenía colgado, como una antigua forma de ejecución muggle. Sin embargo, el agua de evidente color escarlata que ahora emanaba de la fuente, le indicaba que quizás había muerto desangrado; o bien, quizás había sido una competencia entre ambos tipos de muerte...

Sangre.

Su pulso se aceleró de golpe.

Sangre.

Los recuerdos de una guerra que deseaba olvidar la invadieron.

Sangre.

Muerte…

De pronto un flash, seguido de otro y otro más, la sacaron de su estupor. El ruido de su entorno la abofeteó de improviso y la realidad aterrizó sobre ella.

- Señorita Granger, ¿tiene algo que decir sobre esta tragedia?- se adelantó un reportero seguido de su camarógrafo.

- ¿Qué cree que hará Harry Potter al respecto? ¿Qué hará usted?- preguntó otro acercándosele peligrosamente mientras luchaba con otros tantos queriendo hacer lo mismo.

- ¿Qué tan pronto regresará Ron Weasley de su entrenamiento para el funeral?

- Cuando se abra la investigación, ¿usted se unirá a ella?

- ¿Quién cree que pudo haber hecho esto? ¿Algún mortífago prófugo?

- ¿Cree que Percy Weasley se suicidó?

'¡Merlín!' pensó la castaña mujer asimilando finalmente lo que sucedía. El pánico, antes relegado a segundo plano, volvió a invadirla…tenía que salir de ahí lo más rápido posible, se sentía asfixiada, no estaba en condiciones para contestar preguntas y el acoso de los reporteros nunca le había agradado.

Se concentró en su respiración decidida a salir de ese lugar lo más pronto posible, necesitaba respirar porque sentía que sus pulmones podían colapsar ante la aparente falta de aire, de espacio, de privacidad…

En esas condiciones, la castaña no dijo ni una sola palabra y salió disparada de regreso a las grandes chimeneas del Atrio escurriéndose entre la gente con una pericia envidiable, como si tratara de salvar su vida más que de huir de unos reporteros. Prácticamente saltó dentro de la primera chimenea que tuvo a su alcance y gritó su destino con fuerza antes de que alguien pudiera interceptarla.

Por reflejo, había gritado un destino familiar sin detenerse a considerar las implicaciones de llegar ahí precisamente luego de lo que había visto. Solamente quería estar en un lugar que conociera, un sitio donde se sintiera protegida, donde su ataque de pánico pudiera desarrollarse sin mucho revuelo, porque definitivamente tendría uno de sus ataques. Así que aterrizó en la Madriguera entre una nube de hollín y, de inmediato, sintió que un enorme pesar invadía su corazón. No debió de haber ido ahí, no debió de haberse dejado llevar por su instinto...no esta vez.

Percy Weasley estaba muerto y ella estaba en la casa de su madre.

Quiso dar la vuelta e irse pero no fue lo suficientemente rápida o el destino sencillamente no se lo permitió.

- ¡Hermione, querida! ¡Qué gusto verte!- la cálida voz de Molly Weasley la saludó antes de que pudiese moverse un milímetro más, y de paso arruinó su aparente estabilidad. Su pulso volvió a dispararse y sintió como si alguien le hubiera sacado el aire de un golpe.

Hermione Granger miró a la pelirroja mujer que había llegado a querer fieramente y no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Apretó sus manos en puños hasta dejarlos blancos tratando de mitigar el incipiente dolor que seguramente la invadiría.

La pelirroja detectó rápidamente la rigidez de la joven y se apresuró a abrazarla con toda la fuerza de la que era capaz, reconocía perfectamente los efectos secundarios que el cruciatus le había dejado. Tanto Harry como ella tenían ataques esporádicos de dolor, pero con los años éstos habían ido disminuyendo en frecuencia y también en intensidad. Molly no podía hacer mucho para ayudarlos más que darles su cariño incondicional cuando presenciaba su dolor, por eso comenzó a acariciar la espalda de la chica que quería como parte de su familia, y a murmurar palabras tranquilizadoras a su oído.

Hermione soportó el terrible dolor que era apenas un eco del cruciatus al que la sometieron hacía tiempo, pero eso no le importaba tanto pues era algo a lo que sobreviviría pese a todo, lo que realmente le dolía era el saber que estaba así porque Percy estaba muerto y porque la mujer que ahora la abrazaba, sufriría más que ella cuando se enterara.

Luego de unos segundos, los espasmos pasaron y sus músculos se relajaron considerablemente.

- Ya pasó querida, ya pasó- le dijo la pelirroja aún sin soltarla pero aflojando su agarre.

La castaña se aferró a la mayor y, sin poder evitarlo, comenzó a sollozar por lo que la otra mujer todavía ignoraba, también comenzó a sentirse miserable por haber ido allá y tener que darle una funesta noticia, por ser ella quien se atrevía a llorar cuando no tenía ese derecho, al menos no más que Molly porque...Percy estaba muerto.

No era que fuese especialmente cercana a él, pero sabía de la pena de los Weasley cuando se enteraran. Esa familia tan leal y amorosa no merecía esta tragedia, no después de tanto sufrimiento, no después de Fred...

Luego de unos eternos segundos refugiada en los brazos maternales de Molly, miró a la matriarca Weasley separándose un poco del abrazo, observó su amable y redondo rostro, sus cálidos orbes castaños que aún cargaban con esa sombra de dolor. Lo peor para una madre era perder a un hijo. Y esa mujer ya había perdido uno y aún no sabía que acababa de perder a otro.

Hermione tomó aire profundamente tratando de que ese simple acto le diera fuerza, que le otorgara valor, sin embargo nunca era sencillo ni agradable dar noticias de esa naturaleza…pero ella era una gryffindor y una veterana de guerra. Tenía que hacerlo, se lo debía por todo lo que esa mujer le había dado.

- Molly- dijo la mujer más joven limpiándose las lágrimas al saber que ella no tenía derecho a llorar, y que era su deber decirle lo que había visto, pues Molly no merecía enterarse por El Profeta. Quizás sí había sido lo correcto ir de inmediato con ella- Percy...-

- ¿Qué hizo esta vez mi hijo?- la interrumpió la otra frunciendo el ceño y comenzando a adivinar que el testarudo chico había hecho algo para molestar a la castaña.- ¿Acaso él causó que te alteraras tanto?- agregó comenzando a preocuparse por el estado de la menor, no era usual ver tan descompuesta a la antigua Gryffindor, menos luego de uno de sus ataques.

- Él...- comenzó la más joven sintiendo que un nudo se formaba en su garganta.

- ¡Hermione, qué sorpresa verte aquí! Justo voy de salida al Ministerio para tratar un asunto contigo…- Arthur entró a la sala con su túnica de trabajo nueva y su amable sonrisa de siempre. El hombre todavía no se percataba de la tensión en el ambiente.

- ¿Qué pasó con Percy, Hermione?- la mujer mayor reclamó su atención sin mirar a su esposo, quizás presentía que algo estaba mal.

- ¿Percy? ¿Qué pasa con él? ¿Hizo algo para molestarte?- se extrañó el hombre perdiendo su sonrisa al instante al ver el estado en el que la joven se encontraba y la creciente preocupación de su esposa. Por la posición de ambas adivinó que la menor había tenido uno de sus ataques.

La castaña miró al matrimonio con dolor, no era buena para esto pero debía decirles, tenía que hacerlo.

Tomó aire nuevamente.

- No, no, él…Percy...él está…- su garganta amenazó con cerrarse pero la obligó a no hacerlo-…él…está muerto…lo vi en el Ministerio hace unos minutos- soltó con mucho esfuerzo pero de manera directa, su voz sonó titubeante y llena de pena.

El silencio se extendió por la sala y los tres se quedaron petrificados en su lugar.

De golpe, Arthur Weasley tomó un puñado de polvos flú desapareciendo entre las llamas verdes de su chimenea, al mismo tiempo que Molly parecía haber entrado en una especie de shock porque no emitió sonido alguno y su rostro se mantuvo congelado en una expresión vacante.

- Seguramente es un error querida, tanto trabajar puede afectar tu mente, tu reciente ataque debió haberte afectado más de lo usual, ¿por qué no pasas a desayunar algo?- ofreció la pelirroja tratando de mantener la calma- Arthur regresará con Percy y todo estará bien- agregó dirigiéndose a la cocina dispuesta a preparar algo pero Hermione la detuvo tomándola firmemente de la muñeca.

No podía dejarla pretender que nada sucedía, no cuando la realidad la impactaría de alguna manera o de otra, y deseaba suavizar esa transición tanto como pudiera.

La mujer miró a la castaña con confusión y ésta le devolvió una mirada empañada por las lágrimas.

- Percy está muerto- fue lo único que dijo la más joven pero fue tan contundente que rompió la impasibilidad de la otra quien también comenzó a derramar lágrimas, mudas al principio pero luego explotó.

Su rostro se puso tan rojo como el de Ron cuando estaba especialmente enojado, y de su boca salió un sollozo tan fuerte que la otra quiso taparse los oídos, pero no lo hizo.

- ¡No! ¡NO! ¡NOOO! ¡Mi Percy no puede estar muerto!- sollozó con desespero y aun negándose a creer en lo dicho- ¡Dime que mientes! ¡No puedo perder a otro de mis hijos! ¡Dime que no es cierto!- gritó con un dolor tan intenso que su interlocutora se odió profundamente por haber sido ella la causante de tal agonía, sentía como si ella misma hubiera provocado la tragedia.

Así que la abrazó con fuerza sin poder decirle lo que le rogaba, sin poder decirle que mentía. La abrazó como ella la había abrazado segundos antes, con impotencia pero intenso cariño.

Percy Weasley estaba muerto. Y la muerte era una cosa irremediable.

Minutos después, Arthur regresó por la chimenea con el rostro pálido y con un dolor tan palpable que no podía ocultarlo. Al verlo, su esposa se separó de la castaña para ver en los ojos azules del hombre la horrible confirmación de la verdad, soltó un grito más fuerte abrazando al pelirrojo con fuerza y él también comenzó a derramar lágrimas de dolor aferrándose a la madre de sus hijos como si temiera perderla también a ella. La guerra les había quitado tanto que habían olvidado que la vida les podía quitar más.

- Percy está muerto...- murmuró el pelirrojo en un tono desconsolado pero sincero.

En ese momento, el reloj familiar de los Weasley emitió un pesado sonido y perdió una manecilla más. La manecilla de Percy Weasley jamás volvería a marcar 'casa'.

- ¡Mamá!- un nuevo y desesperado grito se escuchó desde el jardín mientras una joven pelirroja entraba corriendo a la casa con una mirada angustiada.- ¿Es cierto?- preguntó ella al borde del pánico. Cuando Arthur asintió mudamente, Ginny abrió sus ojos como platos, su semblante palideció peligrosamente y comenzó a derramar silenciosas lágrimas sin poder contenerlas, tuvo que sostenerse de una de las paredes de la casa para no caer al suelo del dolor tan desgarrador que sentía por la pérdida de su hermano.

Hermione se quedó inmóvil en medio de todo, sin fuerzas para moverse, no quería hacerse notar, pues observaba la pena en sus seres queridos y no podía hacer nada para remediarla. Absolutamente nada para aliviar su agonía.

Pronto, llegó George derrumbándose junto a su familia derrotado por el dolor, recordando especialmente la pérdida de su gemelo que aún le provocaba pesadillas y que lo alejaba de cualquier superficie reflejante pues al verse, lo veía a él. Bill llegó a continuación con su esposa Fleur y su pequeña hija Victorie uniéndose a la lamentación colectiva. Charlie tardó un poco más, pero consiguió llegar con los suyos; y finalmente llegó Ron todavía con su uniforme de Quidditch puesto, estaba claro que había salido de su entrenamiento lo más rápido que pudo para reunirse con lo que quedaba de su familia.

Ahora, todos los Weasley que seguían con vida estaban reunidos en la casa donde crecieron, compartiendo el mismo dolor que hacía ya cinco años habían experimentado. La pérdida prematura de uno de los suyos.

Hermione los observó y se sintió como una intrusa sin derecho a estar presente en esa reunión tan íntima. Decidió que lo mejor era irse y dejarlos solos, respetar ese momento privado para que lloraran a Percy; pero al intentar dar el primer paso para marcharse, una mano la retuvo del brazo con gentileza.

- Quédate- le rogó la voz rota de uno de sus mejores amigos. Ron la miró con los ojos llorosos, al igual que los de ella, y no la soltó.

La castaña no respondió verbalmente pero asintió dejando que el joven hombre la abrazara. Podía sentir especialmente su tristeza, después de todo habían tenido una relación amorosa por tres largos años después de la guerra y lo quería mucho, a pesar de todo lo que pudo pasar entre ellos, seguían siendo mejores amigos y jamás dejarían de importarse mutuamente. Se amaban en el más platónico de los sentidos y si él le pedía que se quedara, era exactamente lo que haría.

Unos minutos después, autoridades el Ministerio de Magia hicieron su aparición en La Madriguera para informar oficialmente a la familia de lo ocurrido. Junto con ellos llegó Harry Potter.

Harry, de espalda delgada pero firme, con su cabellera negra azabache totalmente desordenada y sus lentes circulares que dejaban ver sus profundos ojos color verde esmeralda, Harry, el Salvador del mundo mágico quien en ese momento no era más que un joven hombre asustado por la que consideraba su familia.

Ginny no esperó ni un segundo más y se lanzó a los brazos de su novio, quien la abrazó con fuerza en un intento de consolarla. Pero lo cierto era que no había consuelo para la pérdida.

- Señores Weasley...- un auror del Ministerio fue quien habló, pero el llanto de Molly estalló con tal potencia que no pudo escucharse nada más.

Harry escaneó la sala rápidamente y le dirigió una significativa mirada a Hermione, quien captó el mensaje de inmediato y, murmurando algo al oído de Ron, salió al jardín lo más discretamente que pudo. Poco después, también el pelinegro se retiró de la sala prometiendo a su novia que no iría lejos y que regresaría en unos momentos.

Ambos amigos se miraron fijamente con el dolor reflejándose en los ojos del otro. Los dos habían pasado por muchas cosas juntos, habían compartido parte de su infancia lado a lado, también habían perdido lo que quedaba de su inocencia en la guerra y habían sobrevivido a muchos otros que no tuvieron tanta suerte…por eso mismo compartían una amistad inamovible y un amor por los Weasley que era tan fuerte como si fueran realmente su familia de sangre.

Los ojos verdes de su amigo se posaron en sus ojos marrones con una intensidad que no veía desde la guerra. Esa era definitivamente una mala señal, algo poco agradable se avecinaba.

- Lo asesinaron Hermione- declaró el joven de gafas con un gesto entre furioso y angustiado. Otra vida más que se perdía y él no pudo evitarlo por más que hubiese dedicado su vida entera a proteger a sus seres queridos. Se sentía inútil y furioso.

Harry cerró sus ojos y se masajeó el puente de su nariz levantando sus gafas en el proceso.

Hermione procesó la declaración sin problemas, su cerebro no había dejado de funcionar por más que su corazón agonizara en su pecho.

- Lo suponía- musitó la castaña mordiendo su labio inferior en un inequívoco gesto de preocupación mientras controlaba su tristeza para enfocarse en la situación actual- ¿Cómo fue exactamente?- agregó sin morbo si no simplemente porque temía las repercusiones que ese asesinato podía tener tanto en la comunidad mágica como en la familia.

Harry abrió sus ojos y frunció el ceño recordando lo que habían descubierto.

- Desangrado, al parecer fue magia negra, pero no podemos estar seguros hasta que se examine el cuerpo- explicó el joven auror tratando de desvincularse un poco de los hechos, después de todo lo habían entrenado para eso. Aunque le era muy difícil precisamente porque el asesinato era muy cercano a él, y no podía permitir que lo apartaran del caso.

- ¿Tienen al culpable? Y lo más importante, ¿te dejarán seguir en el caso?- inquirió ella preocupada pero decidiendo adoptar la misma táctica de su amigo al concentrarse más en los hechos y menos en sus emociones.

- No, no tenemos nada aún...- suspiró- Y tendrán que dejarme ayudar o encontraré alguna manera menos profesional de intervenir.- dijo esbozando una amarga sonrisita al saber que su amiga sabía bien lo que le preocupaba.

Por su lado, la castaña lo conocía de sobra para saber que si su amigo se proponía algo, lo lograría de una manera o de otra. Como cuando derrotó a Voldemort contra todo pronóstico; además era El-Hombre-Que-Venció y su fama le daba influencia sobre el Ministerio, por lo que Kingsley no tendría muchas opciones para no dejarlo involucrarse.

- Me preocupa...es decir, claro que me duele la muerte de Percy, pero me preocupa que sea algo más grande- dijo ella sin dejar de morderse el labio- No quiero regresar al tiempo de las muertes...no creo que lo soporte, además los Weasley ya han sufrido tanto...- recitó con tristeza en la voz.

El mundo había vivido en una relativa paz durante cinco años y no quería perderla, no quería regresar a tener miedo, a no saber si viviría para ver un día más.

- Tranquila, esos tiempos no regresarán- la calmó el otro percibiendo su miedo, él lo compartía- Aunque esto es una tragedia para la familia, y también me duele mucho, seguramente es algo aislado, no sé...- el ojiverde levantó el rostro de su mejor amiga para mirarla a los ojos- Todo estará bien- le aseguró forzando una sonrisa.

Ella le creyó como siempre lo había hecho, si Harry decía que todo estaría bien era que todo estaría bien. Ese asesinato sería resuelto sin más revuelo del que ya había provocado. O al menos esperaba que fuera así, hacía tanto que no sucedía algo de esa magnitud que el sabor amargo de la muerte había quedado sepultado en algún lugar de su memoria, mismo que se negaba a desenterrar.

El pelinegro iba a decir otra cosa cuando su instinto se disparó y posó sus ojos en la casa como buscando el peligro. La mujer también percibió algo pues miró en la misma dirección.

El suelo bajo sus pies tembló.

¡BANG!

Una gran explosión se suscitó mientras que la mitad de la Madriguera desaparecía entre las llamas.

Harry y Hermione salieron volando varios metros atrás por la onda expansiva que los impactó. Rápidamente, el ojiverde conjuró un hechizo protector cubriéndose a sí mismo y a su amiga, evitando que fragmentos de la explosión los dañaran más.

Sin darse tiempo de entrar en shock, ambos se levantaron del suelo de un salto mirando la escena aún con total desconcierto e incredulidad pero reaccionaron por impulso y corrieron desesperadamente rumbo a la casa esquivando el fuego y la destrucción. Debían llegar a la sala a como diera lugar.

- ¡Ginny!- vociferó Harry comenzando a toser al tiempo que lanzaba chorros de agua con su varita y trataba de ver algo entre todo el humo que el fuego generaba. Estaba aterrado de que algo pudiera haberle pasado a su pelirroja, no soportaría perderla, no podría vivir sin ella…

- ¡Ron! ¡Molly! ¡Arthur!- gritaba también Hermione tosiendo aunque cubriendo su nariz con una de las mangas de su túnica y lanzando hechizos detectores con su varita a la vez que seguía el camino que su mejor amigo estaba luchando por abrir.

'¿Qué demonios había pasado?' pensaba el ojiverde con desesperación.

- ¡Por acá!- gritó una voz familiar a lo que ambos magos se acercaron al lugar de donde provenía el sonido.

Para su gran alivio, encontraron a todos los pelirrojos dentro de una gran burbuja protectora sostenida por dos de los oficiales del Ministerio. Los recién llegados se apresuraron a quitar los escombros de rededor para permitirles la salida a los demás, luego comenzaron a tratar de disipar el humo y apagar el fuego.

Casi todos los Weasley parecían intactos, solamente Victorie lloraba en los brazos de su madre y Ginny estaba inclinada sobre una figura al parecer inconsciente…

Esa figura tenía el cabello color anaranjado.

- ¡Ron!- gritó Hermione a ver que el caído era su otro mejor amigo.

- Me cubrió de la explosión- murmuró Ginny entre lágrimas pero sin atreverse a perder la concentración pues su varita se movía con expertos movimientos sobre el cuerpo de su hermano- Tenemos que llevarlo a San Mungo de inmediato- declaró rápidamente.

- No puede ir por chimenea y una aparición puede ser peligrosa...- comentó Harry tratando de no perder la cabeza al ver a su mejor amigo herido y sangrando, pero era complicado y estaba entrando en pánico- Deberíamos esperar...-

- ¡No hay tiempo!- chilló Ginny acentuando lo grave de la situación. Ron estaba perdiendo mucha sangre.

Hermione frunció el ceño, pero tomó una rápida decisión sin importarle nada más que ayudar a su amigo. Aceptaría cualquier consecuencia si eso salvaba la vida de Ron.

- Toma esto, te llevará afuera de San Mungo- ofreció la mujer castaña colocando el anillo dorado, que siempre llevaba puesto, en la mano de su amiga pelirroja- La clave de activación es 'pro spes'- agregó claramente.

Ginny la miró fijamente durante unos segundos pero asintió.

- 'Pro spes'- pronunció Ginny sin hacer preguntas haciendo que Ron tocara el anillo junto con ella.

Ambos desaparecieron al instante.

Harry miró a su mejor amiga con interrogación, tener un traslador propio era ilegal, pero no diría absolutamente nada pues era en beneficio de Ron. Seguramente los oficiales del Ministerio terminarían por darse cuenta de lo sucedido pero luego habría tiempo de preguntas.

- Dudo que todo esté bien- soltó Hermione con un gesto derrotado al contemplar la destrucción que los rodeaba.

Fleur escuchó el comentario y apretó a su hija contra sí en un intento de protegerla de lo que estaba por venir.

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El funeral de Percy Ignatius Weasley fue un evento privado a pesar de las protestas de la prensa al verse incapacitada de cubrir un suceso tan sonado como era la muerte del joven hombre Weasley. Sin embargo, la familia no deseaba compartir su inmenso dolor con el mundo mágico, no de nuevo. No querían que su pena se convirtiera en una fuente de especulación por segunda vez.

La lápida fue erigida justo al lado de la de Fred, bajo un enorme sauce que yacía en el jardín de la Madriguera pero en uno de sus extremos más alejados, en una pequeña colina que no podía verse desde la casa, pero que siempre era recordada.

Todos los presentes vestían de negro como dictaba el protocolo y el mismísimo Ministro de Magia oficiaba la ceremonia fúnebre.

Los Weasley al completo se encontraban ahí, también estaba la prometida de Charlie que curiosamente se llamaba Charlotte, la novia de George que era Angelina Johnson, Harry, Hermione, Minerva McGonagall, Hagrid, Andrómeda Tonks con su nieto Teddy Lupin, Neville Longbottom, Xenophillus y Luna Lovegood, y Penélope Clearwater que era la antigua novia del difunto. Ron seguía internado en el hospital y no había podido asistir a la ceremonia.

Todos los anteriores, estaba reunidos para despedir a Percy de ese mundo. Las puertas del futuro se habían cerrado para ese joven hombre y nada podía hacerse para abrirlas de nuevo. La tragedia había dado otro de sus golpes cuando menos lo esperaban.

Apartándose un poco de la multitud, Harry y Hermione miraron la escena sintiendo la rabia creciendo en su interior. Cada uno de ellos había pasado por muchas cosas para lograr que su mundo dejara de ser tan violento, pero parecía que sus esfuerzos habían sido en vano y no podían evitar preguntarse si todos sus sacrificios habían valido la pena.

- ¿Qué has sabido?- preguntó en voz baja la cansada castaña al ojiverde de gafas circulares que se veía tan agotado como ella.

- Nada...no sabemos cómo se infiltraron en el Ministerio ni cómo penetraron las defensas de la Madriguera…mucho menos sabemos quién lo hizo- respondió el aludido con una mirada sombría.

- Nos hemos vuelto descuidados- murmuró la otra con pesar mientras negaba con su cabeza.

El comentario fue como leña al fuego para Harry y su ira explotó luego de haberla contenido durante esos días.

- ¡¿Descuidados?! ¿De verdad? ¡No tenemos porqué ser cuidadosos Hermione! ¡Acabé con el último Mago Obscuro para eso! ¡Para vivir en paz y no en constante paranoia! ¡No para ver más muertes!- gritó el joven Potter dejando ver su desespero, no le gustaba alterarse pero no pudo evitar sentir la oleada de rabia que lo recorrió.

Ella soltó un suspiro sin parecer alterada por la explosión del otro.

- Siempre habrá una amenaza nueva, eso es inevitable- dijo ella, mientras los asistentes al entierro volteaban a ver la conmoción con mirada interrogantes.

- ¡No mientras yo viva!- declaró el ojiverde con testarudez, luego tomó aire- No lo permitiré, no dejaré que todo lo que pasamos sea en vano…y necesito de tu apoyo, necesito que regreses al Ministerio y me ayudes a resolver esto. Necesito que seas la Hermione Granger que se quedó conmigo hasta el final de la guerra- la miró fijamente.- No puedo hacer esto solo- agregó en un tono mucho más suave.

Hermione detectó el miedo en las esmeraldas del pelinegro y quiso ignorarlo, decirle que no sabía si podía continuar, si podía soportar más dolor. Ella no era una heroína invencible, no era inmune a la desesperanza ni a la tristeza, y estaba cansada de tanta pena…esa muerte era un recordatorio de que el mundo jamás estaría en paz, y no sabía si podía emprender una nueva campaña para tratar de lograrlo.

Podía irse, podía escapar como jamás lo hizo, hacer una nueva vida en otro lugar donde nadie la conociera, no sería difícil…pero el rostro de Harry la detuvo, y en ese momento supo que debía tener un poco más de fe. En los últimos dos días había estado con Ron en el hospital sin hacer absolutamente nada para averiguar lo sucedido, contemplando la posibilidad de irse…pero no lo haría, ahora sabía que no podía huir, era momento de regresar a su trabajo en el Ministerio y ayudar a Harry. Molly podía cuidar de su hijo menor a la perfección. Ella debía llegar al fondo del asunto aunque no le correspondiera directamente. Debía tener fe en que el bien siempre predominaría sobre el mal y que lo que pasaba sería detenido a la brevedad. No era una cobarde y jamás abandonaría a sus amigos.

Su mirada pasó de derrotada a determinada.

- Resolvamos esto de una buena vez- asintió la castaña tomando de la mano al pelinegro quien se relajó al contacto. Eran como hermanos y se querían como tales, juntos encontrarían al responsable de la muerte de Percy y al del atentado contra su familia.

Terminada la ceremonia, Harry y Hermione presentaron sus disculpas alegando que debía ir al Ministerio de Magia lo más pronto posible, nadie los detuvo. Cuando llegaron ahí, la Fuente de los Hermanos Mágicos ya había sido restaurada y la gente caminaba apurada de un lado a otro como era costumbre. Casi como si nada hubiera pasado, casi…

- ¡Señor Potter!

- ¡Señorita Granger!

Varias voces los saludaron al verlos, después de todo eran muy conocidos y justo en ese momento muy sonados por el reciente suceso.

Los jóvenes saludaron educadamente al tiempo que caminaban a paso veloz hasta la oficina de la castaña. Desde hacía poco más de un año ella se había convertido en la encargada del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y, aunque su condición de heroína de guerra le había ayudado a llegar ahí, era una hechicera más que calificada para el puesto.

- Señorita Granger, Tissy se alegra mucho de verla de vuelta- la saludó una elfina doméstica de apariencia impecable- ¡Señor Potter!- lo reconoció con una reverencia, todos los elfos habían escuchado del legendario Dobby, el primer elfo libre y amigo de Harry Potter.

- Hola Tissy- la saludaron los magos amablemente, la elfina era libre y trabajaba como la asistente personal de Hermione, de hecho, se había pasado una ley para regular el trabajo de los elfos domésticos donde podían exigir su libertad o un salario justo por su trabajo. Esa ley había sido denominada la Ley Dobby, postulada por la misma Hermione en honor a la valiente criatura.

Al ver la desproporcionada sonrisa de la elfina, la castaña supo que había hecho lo correcto en quedarse, reafirmando su decisión de seguir luchando por lo que creía, después de todo había cosas buenas por las cuales pelear, un ejemplo era esa pequeña criatura que ahora la miraba con inmensa admiración.

- ¿Por dónde empezamos?- habló la castaña ignorando el papeleo que inundaba su escritorio.

- Sabemos que Percy fungía como el asistente del Jefe del Departamento de Cooperación Mágica Internacional, por eso mismo nunca estaba en un solo lugar- inició Harry con la seriedad propia de su profesión, era auror desde hacía ya tres años y uno muy bueno en base a las opiniones de sus superiores.

- Supongo que ya interrogaste a las últimas personas que hablaron con él- asumió la mujer.

El hombre asintió.

- Muchos lo vieron ese día y también muchos hablaron con él, pero ninguno es sospechoso...además no sé qué tan certera sea la lista de nombres, después de todo era un hombre muy ocupado y decido a relacionarse con tanta gente como pudiera- respondió frunciendo el ceño en ademán de frustración.

- ¿Así que no confías mucho en que la lista esté completa?- el otro negó- Bueno, parece que podemos usar algo de ayuda con eso, Tissy- llamó la mujer a lo que la criatura la miró con ojos expectantes- Pregunta a los elfos quién habló con Percy Weasley el día de su muerte por favor- pidió.

- Enseguida señorita Granger- con eso, la criatura desapareció con un plop.

- ¿Los elfos?- se extrañó el hombre sin considerar que esa idea fuera lo más usual.

La castaña le sonrió con suficiencia.

- Desde que ellos trabajan aquí, son una excelente y muy confiable fuente de información. Además de ser muy observadores, son sumamente discretos. Y parece que les caigo bien- informó con orgullo mientras que la elfina reaparecía.

- Me informan que al señor Percy Weasley se le vio hablar con Mark Robards, Kingley Shaklebolt, Amelia Bones, Amos Diggory, Eric Munch, Madame Edgecombe, Williamson, Perkins...- enlistó.

- Sí, ya investigamos a todos y nada- asintió Harry comenzando a desesperarse.

- ...y Draco Malfoy.- agregó finalmente la elfina.

Los amigos se quedaron en completo silencio luego de pronunciado el último nombre.

Draco Malfoy, heredero de su familia desde que su padre había sido condenado a cadenada perpetua en Azkabán, había mantenido un perfil bajo desde la guerra. En el juicio contra su familia, Harry había hablado en su favor y en el de Narcisa, por lo que solamente habían pasado 6 y 12 meses respectivamente en la prisión mágica. El rubio no había hecho, desde entonces, nada ni remotamente sospechoso, aunque eso no significaba que podían confiar en él o en su madre. Después de todo, había llevado tatuada la Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo.

- Voy por él- declaró Harry endureciendo su semblante.

- Espera, no tienes un permiso para interrogarlo- lo detuvo su amiga sin demasiado entusiasmo, después de todo nunca había tolerado al rubio pero la ley era la ley.

- No me importa, con sus antecedentes nadie protestará…

- Te meterás en problemas con tu jefe, déjame ir a mí- declaró ella sabiendo que Harry podía ser capaz de hechizar a Malfoy si este se negaba a cooperar, por lo menos ella lograría que admitiera que había hablado con Percy y con eso Harry podría obtener el permiso para interrogarlo formalmente.

- ¿Y qué se supone que harás tú al verlo?- bufó el pelinegro, pregunta y gesto que hizo enfurecer a la otra.

- No te atrevas a subestimarme Harry Potter- dijo ella frunciendo el ceño- Te recuerdo que peleé a tu lado en la guerra y soy perfectamente capaz de interrogar a Malfoy por mi cuenta- declaró en tono de reto.

El chico suspiró sabiendo que se había dejado llevar por su frustración.

- Es verdad, lo siento Hermione. Pero tampoco me agrada la idea que hables tú sola con el hurón- objetó el mago sabiendo que si ella insistía, él no podría detenerla- Especialmente porque estará en la Mansión Malfoy ¿no?- inquirió mirándola a los ojos con gravedad.

La castaña sostuvo esa mirada forzándose a no dejarse llevar por los recuerdos.

- No es como si nunca hubiera estado ahí bajo mucha más presión que ahora- le restó importancia al tema de la ubicación.

- Hermione…- inició su amigo.

- Tissy, ¿podrías anunciarme?- pidió ella sin dejar pasar más tiempo, a lo que elfina volvió a desaparecer.

Harry suspiró por enésima vez y pasó su mano por su cabellera tratando de ordenar sus ideas.

- Si Malfoy lo hizo, podrías estar en peligro...-

- También soy perfectamente capaz de defenderme Harry- aclaró nuevamente, luego suspiró- Hazme un favor, por unos segundos pretendamos que nada malo pasa y cambiemos de tema…dime ¿tienes ya el anillo de compromiso?- preguntó efectivamente cambiando de tema a lo que el otro no pudo evitar sonrojarse al instante perdiendo todo el enojo anterior.

- Sí- asintió sacando de su túnica una alianza de oro blanco con un diamante en el centro.

- Es precioso, a Ginny le encantará- sonrió ella con sinceridad. Le alegraba contemplar la felicidad de sus amigos, sabía que Harry y Ginny eran el uno para el otro. Era refrescante saber que el amor podía brillar hasta en el más obscuro de los momentos.

- Aunque no sé si sea buen momento...con lo de Percy y Ron tan reciente.

- Claro que el momento no será justo ahora, pero no esperes mucho para lanzar la pregunta. La alegría que provocarán podría ayudarnos a todos.

- ¿Y si me dice que no?

Hermione le dedicó una de sus típicas miradas de exasperación a lo que el otro rio un poco ante el gesto tan familiar de su mejor amiga. Al menos eso, la guerra no se los había quitado.

- Ginny te adora, jamás te diría que no.

- ¿Y tú?- inquirió el otro queriendo dejar el tema de su relación.

- Yo, siento informarte, tendría que declinar tu oferta- bromeó a lo que el pelinegro sonrió ante lo que dio a entender con su pregunta tan carente de preámbulo.

- Me refiero a cómo van tus pretendientes- aclaró en tono interesado.

- No creo que sea momento de hablar de eso- bufó ella sin querer tocar el tema de su vida amorosa, después de Ron había tenido algunas citas pero nada duradero.

- ¿Por qué no? Si...-

- Señorita Granger- Tissy reapareció en ese momento- El señor Malfoy la recibirá- anunció.

Ante la mención del nombre el ambiente volvió a tensarse pero la mujer no perdió su resolución.

- Entonces no lo hagamos esperar, Tissy encárgate del papeleo por favor- declaró la castaña acicalando un poco su túnica negra- Harry, descansa un poco quieres- agregó pasando a su lado y acariciando su mejilla.

- Cuídate- se despidió él sin poder evitar el preocuparse, realmente no quería dejarla ir pero la cuestión era precisamente que a su amiga nadie la dejaba o no hacer algo, ella decidía por su cuenta las cosas.

La castaña llegó hasta las chimeneas principales del Ministerio, entró en una y emergió justamente en la sala de visitas de la Mansión Malfoy.

El estar en ese lugar, le provocó un escalofrío que caló en sus huesos ante los malos recuerdos que le traía, a pesar de que el decorado había cambiando y era menos tenebroso, el sitio era el mismo y algunas noches aún tenía pesadillas sobre su paso por ahí y el dolor regresaba...

No quería recordar ese momento, esos minutos que se le hicieron horas o esos gritos que parecían ajenos pese a que su garganta casi se desgarró al emitirlos…

- Señorita Hermione Granger, para Peck es un gran honor conocerla- un elfo de prendas verdosas la recibió con una expresión emocionada.

La aludida salió de sus memorias y miró a la criatura con una amable sonrisa.

- El gusto es mío Peck- respondió alegre al comprobar que era un elfo bien tratado.

- Peck la admira mucho señorita Hermione Granger, la Ley Dobby es una leyenda entre nuestra especie así como su promotora- declaró con fervor a lo que la aludida sonrió aún más.

- Tal parece que mi elfo te admira Granger- intervino una conocida voz.

- Amo Malfoy- saludó el elfo con el respeto debido.

- Tráenos un poco de té Peck, por favor- pidió terminando de entrar en la sala.

- Enseguida- con eso el elfo desapareció, segundos después dos tazas humeantes de té y una tetera aparecieron en la mesita de centro.

- Por favor- ofreció el hombre con un gesto que la invitaba a que tomara asiento y una taza, ella así lo hizo- Cuando tu elfina anunció tu inminente visita, me sorprendí, ¿cómo era que la gran Hermione Granger vendría a verme?- inició él con su usual tono repleto de ironía.

La otra contuvo una mueca y lo miró.

Draco Malfoy no había cambiado demasiado en esos 5 años, tal vez había crecido unos centímetros más, seguía siendo delgado aunque se adivinaban unos firmes músculos bajo su costosa túnica azul cobalto hecha a la medida, su cabello era tan platinado como recordaba y recortado elegantemente, además sus ojos mercurio la miraban con la indiferencia esperada, aunque ya no había asco en ellos. La guerra, como a todos, lo había cambiado.

- Admito que mi vista es inesperada...- inició ella con la mayor calma posible y empleando toda su voluntad para ser civilizada.

- No tanto- la interrumpió el hombre tomando un poco de té- Me sorprende más que no vengas con Potter y su escuadrón de aurores dispuestos a arrestarme- declaró tranquilamente.

- ¿Habría motivos para arrestarte?- inquirió ella rápidamente.

- No bien fundados, pero hablé con Weasley el día que lo asesinaron- soltó dejando de lado su taza para tomar una posición tensa como preparándose para un ataque.

- ¿Por qué hablaste con Percy? ¿Qué te dijo?- habló la castaña sin poder contenerse, al parecer Malfoy había madurado con los años y parecía estar siendo cooperativo.

- No es de tu incumbencia- soltó el otro despectivamente.

Ella apretó sus puños, lo sabía, era demasiado fácil para ser cierto.

- Lo es cuando lo asesinaron horas después, y ¿cómo sabes que lo asesinaron y no fue otra cosa?- alegó ella elevando un poco el tono de su voz.

- Por favor Granger, claramente se usó magia negra para eso y Weasley no era tan hábil para dominarla ni tan valiente como para suicidarse- espetó el rubio como si fuera lo más lógico del mundo.

- ¡No hables así de Percy!- estalló ella a la defensiva, no permitiría que hablaran mal de un Weasley en su presencia.

- Sólo digo la verdad, no porque haya muerto dejaré de pensar que era un arrogante arribista- dijo con una mueca.

- ¡Pues no porque hayan pasado 5 años, olvidaré a qué bando pertenecías!- le contestó ella en automático arrepintiéndose al instante por su osadía.

Malfoy ensombreció su mirada.

- No tengo porqué escucharte ni responder a tus preguntas, será mejor que te vayas- dijo con tono educado pero sumamente áspero.

- Regresaré con una orden para interrogarte- declaró la castaña en tono neutro mientras se ponía de pie.

- Hasta entonces fuera de mi casa- repitió con dureza mientras él mismo se ponía de pie.

Hermione suspiró dispuesta a no empeorar más las cosas, debía regresar por donde había venido.

- Volveremos a vernos- se despidió.

- Eso me temo- fue lo último que escuchó ella antes de desaparecer entre las llamas verdosas.

Algo grande iba a comenzar.

Algo sin retorno e incierto.

Algo obscuro.

Algo nuevo.

Algo.

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Notas al pie:

Luego de unos meses estoy de regreso con una nueva historia, es cannon hasta el epílogo (el cual decidí ignorar por completo EWE), espero que el primer capítulo captura el interés de algunos.

Como mis pasadas historias, será un fic de varios capítulos y espero que a lo largo del camino me compartan sus comentarios, sugerencias y opiniones.

Mini trivia: ¿Malfoy será el antagonista de esta historia?