Notas
Eran como las 8:57 A.m. del 2 de septiembre de 1897.
Un par de chicos de unos 16 años corrían por el primer piso. Uno de ellos, bastante alto, con el pelo de color negro recogido en una cola de caballo y los ojos de color castaño oscuro, se llamaba Tristán Grabeel. Un poco atrás corría un chico igual de alto, pero con el cabello de color caoba, largo hasta los hombros y con los ojos de color azul claro detrás de unas gafas de media luna; Albus Dumbledore.
-Date prisa Al, el profesor Binns dijo que este año no nos perdonaría una aunque fuéramos los mas inteligentes del planeta.- Le dijo Tristán a su mejor amigo.
- Yo no fui el que olvido poner el despertador- le recordó Albus alcanzándolo.
- Faltan dos minutos- cambió rápidamente de tema Tristán.
- Casi llegamos, el aula de historia de la magia esta al final del pasillo.
Por fin, llegaron a la clase un minuto antes de que sonara la campana y entraron. Todas las cabezas de sus compañeros de Gryffindor y Ravenclaw se volvieron para verlos. Tristán hizo una reverencia ante ellos mientras Albus recuperaba el aliento, después ambos se dirigieron a sus asientos justo cuando Binns entraba en el aula por una puerta al lado de la pizarra. Albus se sentó junto a una ventana por la que se veía el lago negro y Tristán se sentó junto a el.
El profesor comenzó a leer pesadamente sus apuntes y los estudiantes comenzaron a mandarse notas en pedazos de pergamino como en cada clase, pues sabían que Binns no permitía que hablaran durante ellas, pero no se daba cuenta de nada mas que ocurriera en el aula.
¿Qué opinas del torneo?
¿Piensas participar?
Leyó Albus en el pergamino de su amigo. Durante el banquete de bienvenida el director Nigellus les había hablado sobre el Torneo de los Tres Magos, que se llevaría a cabo ese año.
No lo se
¿Qué tal tu?
El mejor haciendo encantamientos y maldiciones
Le respondió. En ese momento la puerta del aula se abrió un poco y todas las miradas se dirigieron de nuevo hacia atrás. Una chica gateaba entre las mesas para llegar a su asiento; tenia el cabello de color café claro, lacio y largo, y los ojos de color miel.
-Cualquiera pensaría que después de 6 años llegarías temprano a clases Lizzy- dijo Tristán en voz baja cuando la chica pasaba a su lado, ella se sorprendió tanto que se golpeó la cabeza contra la mesa en un intento por levantarse.
-¡Auch! ¡Tristán eres un tonto!- le dijo Lizzy frotándose la cabeza- Creí que eras Binns
-¿Le sucede algo señorita McKinnon?-preguntó el profesor Binns levantando la mirada de sus apuntes. Lizzy había hablado demasiado fuerte.
- No, nada- respondió la chica poniéndose de pie inmediatamente- Solo estaba…
Ehh…
-Pidiéndome la pluma que me presto anoche-inventó Tristán tomando una hermosa pluma de águila dorada y entregándosela a Lizzy
-Si-dijo ella tomando la pluma- eso es lo que hacía.
-Muy bien, tome asiento señorita- le indico Binns volviendo a concentrarse en sus apuntes. Lizzy obedeció de inmediato y se sentó un par de mesas delante de los chicos, junto a su mejor amiga Amanda Ogden, una chica rubia y de ojos color azul.
Cuando los estudiantes estuvieron seguros de que Binns había vuelto a su lectura las conversaciones por medio de pergamino se reanudaron.
Albus esperaba la respuesta de su amigo, pero no tardo en darse cuenta de que el mensaje que el chico escribía en ese momento no era para el. Una nota escrita con la letra de Lizzy estaba sobre la mesa.
Gracias
La pluma de águila estaba junto al mensaje. Tristán termino de escribir su respuesta, ató a ella de nuevo la pluma y se la envió a Lizzy. La chica abrió el pergamino y leyó:
No te preocupes.
Es para ti
Lizzy le dirigió una sonrisa al pelinegro y se dio vuelta.
Unos segundos después, Albus sintió un cosquilleo cerca de la oreja. Se trataba de un pequeño pájaro de pergamino, la forma favorita de enviar mensajes de Amanda.
Lo desdoblo y soltó una pequeña risa al ver lo que había escrito la rubia. El mensaje solo contenía 3 palabras:
Empezamos otra vez
Un mensaje un poco extraño, aunque Albus comprendió inmediatamente a que se refería. Prácticamente todo el colegio, incluyendo a algunos de los profesores, sabían que a Tristán le gustaba Lizzy desde tercer año. Bueno, todos exceptuando a Lizzy.
Cada año Tristán se la pasaba ideando los planes más locos para que ella se diera cuenta, pero era imposible. Albus no conocía una persona mas despistada que Elizabeth McKinnon.
Pero lo que le había causado risa del chico era que Amanda había incluido en el mensaje un dibujo de ella misma que suspiraba y giraba los ojos al cielo.
Albus miro el pergamino de Tristán, que había respondido a su pregunta:
¡Estas bromeando!
La gloria eterna y mil galeones en metálico
¡Estaría loco si no participara!
-Te das cuenta de que le regalaste tu pluma favorita- le hizo notar Albus a Tristán cuando salían del aula de Binns
-Habrá valido la pena si logro que acepte una cita conmigo- le respondió el chico
-¿Y como esperas que acepte una cita contigo si nunca se la has pedido?- le preguntó Amanda llegando hasta donde estaban- Deberías ser mas directo y decirle lo que sientes de una vez.
-Tienes razón, se lo diré- decidió el pelinegro para asombro de sus amigos- Por cierto, ¿Dónde está?
-Se retraso un poco recogiendo sus cosas- le contestó Amanda- Ahí viene, ¿Por qué no se lo dices ahora?
-Paciencia chicos- dijo Tristán- Dije que se lo diría, pero no cuando. Hay que esperar el momento adecuado.
Albus y Amanda se miraron como diciendo "No piensa decir nada" al tiempo que Lizzy se reunía con ellos
-No tenías porque abandonarme- se quejó con su amiga- Solo me retrase unos minutos.
-Lo siento- se disculpó la rubia- ¿Qué tenemos ahora?- preguntó volviéndose hacia los chicos
-Doble de encantamientos con Dawlish- Respondió Albus mientras subían las escaleras hasta el tercer piso. A ninguno le emocionó mucho la idea.
-¿Este año comenzamos con los hechizos no verbales cierto?-preguntó Amanda
-Creo que si-le respondió Tristán- Tal vez la clase se ponga interesante.
