Descargo de responsabilidad: Victorious y sus personajes pertenecen a sus propietarios originales. Ningún intercambio de dinero se ha realizado a raíz de esta historia.
Un gran pensador dijo una vez:
«No pierdas el tiempo discutiendo, cuando puedes invertirlo siendo feliz».
Esa persona es mi hermano, Derek Valentine.
Por eso, cuando nos ofrecieron algo para animar las horas que pasaríamos en este lugar, decidí pedir una libreta y un bolígrafo color rosa.
No lo tenían.
Fue triste, creo que todo lugar debería tener una caja de diferentes colores de bolígrafos o crayones, tal vez así las personas que trabajan aquí no tendrían caras largas todo el día.
Me prestaron uno de color azul y me dijeron que lo cuide porque tengo que devolverlo, pero bueno, por lo menos tengo algo que hacer. No como Jade y Tori que se la han pasado peleando desde antes que la patrulla llegue al lugar de los hechos y aquellos oficiales de policía nos pusieran las incómodas esposas en las muñecas para traernos aquí.
El viaje en el automóvil fue de las peores cosas que he vivido. Estábamos las tres en el asiento trasero con las manos a nuestras espaldas; yo en medio de las dos tratando de no escuchar sus gritos, sin poder cubrirme los oídos y con unos molestos oficiales en frente. Una verdadera pesadilla.
Por suerte, el amable copiloto las calló con una simple amenaza:
—¡Si no paran de hablar pediré al juez que las deje el fin de semana completo tras las rejas! —dijo enojado, virando apenas la cara y observándonos por el espejo retrovisor—. Menos tú pequeña, aconséjales a tus amigas que se comporten —me dijo regresando a su tono normal de voz. Pero no lo hice. Las conozco muy bien como para saber que si decía una palabra empezarían a discutir otra vez.
Al llegar al centro de detención nos quitaron las esposas y nos ordenaron en una fila con otras personas. Habían dos hombres altos y muy fuertes, vestidos completamente de negro y con cara de enfado, atrás suyo estaban parados tres mendigos que olían muy mal y justo delante nuestro estaba un señor con traje y la corbata desarreglada, parecía que había tomado mucho porque se tambaleaba de lado a lado.
Me sentí aliviada de ver que éramos las únicas mujeres y menores de edad. Mi hermano me contó alguna vez, que siempre separan a los hombres de las mujeres y a los adultos de los chicos, así que yo estaba tranquila. Sabía que las tres pasaríamos la noche juntas y que todo estaría bien.
Sacaron unas hojas y empezaron a preguntarnos nuestros nombres, edad, dirección, teléfono y quiénes eran nuestros padres. Nos tomaron un par de fotos (de frente y de lado) sosteniendo un cartel y nos hicieron pasar nuestros dedos por tinta negra para tomar nuestras huellas digitales. Mi hermano me contó que con eso se aseguran de que seamos quienes decimos ser. No existen dos personas en el mundo con las mismas huellas, ¿sabían? Él ha pasado por esto varias veces y sabe de lo que habla.
Le pedí de favor a un oficial que me regale un pañito húmedo que vi sobre su escritorio y así poder limpiarme. Apenas terminé, Jade me lo arranchó y después de usarlo, lo tiró al tacho de basura, dejando a Tori con las manos negras.
Por suerte había un lavabo en la celda y pudo lavarse hasta quitar la mayor cantidad de tinta. Ya habían pasado algunos minutos y al parecer se había fijado en su piel. Sus dedos quedaron morados y aunque es un lindo color, sus manos son demasiado bonitas como para estar manchadas de esa manera.
—Te odio.
—¡Oh! La princesita por primera vez en su vida tiene las manos sucias —le dice Jade con desprecio desde la banca de enfrente—. Te lo mereces, por tu culpa estamos aquí.
—¡Ah sí! Yo no fui la que decidió empezar este estúpido juego.
—No, esa fue tu noviecita.
—Y tu mejor amiga, Jade.
Oh no, empezaron otra vez.
Ustedes se preguntarán, qué pudimos haber hecho para merecer este encierro. Se los contaré, pero antes necesitan saber que pasó ayer.
Todo comenzó así.
Me levanté temprano, emocionada por la fecha que marcaba el calendario. Cumplía el primer mes de ser novia de Tori Vega. ¡Exacto! Mi actual compañera de celda. La que justo en este momento, acaba de ponerse de pie para enfrentar a Jade.
Ambas son tan distintas pero parecidas a la vez. Tori es muy dulce y risueña, le gusta encontrar el lado positivo a todo y es buena amiga. Con ella puedo ser libre y natural, no me juzga o se burla de mis locuras. Jade es otra historia, le encanta complicarle la vida al resto para divertirse, sobre todo a mi novia. Siempre tiene un comentario malintencionado así que con ella tengo que estar en mis cinco sentidos todo el tiempo, sino convierte cada cosa que digo o hago en una broma.
Las dos son explosivas si algo las molesta, aman lo que hacen y son muy dedicadas, pero lo más importante es que las dos me quieren y se preocupan por mi. Claro que en este momento ambas están creando un conflicto en mi cerebro, con sus discusiones y peleas, que ya tengo un dolor de cabeza que no puedo soportar.
Pero lo siento, me perdí. Volviendo a la historia.
Era viernes en la mañana y tenía en la cocina de mi casa, un ramo hermoso de rosas blancas para llevárselas a Tori a la escuela y festejar nuestro primer mesesario.
Le pedí a Jade que me pasara a recoger, ya que si iba en el bus de la escuela se maltratarían demasiado y no quería que el arreglo se echara a perder.
A las 7:45 en punto, estuvo pitando como loca en la puerta de mi casa. Salí con apuro y dificultad llevando el ramo y torpemente tropecé en una de las piedras del camino. Lo peor de todo es que llevaba mi vestido nuevo color rosa pastel con puntitos blancos, que era otra sorpresa para Tori.
Se arruinó, había llovido la noche anterior y caí justo sobre el pasto mojado. El lodo me cubría desde el rostro hasta las zapatillas, lucía horrible.
Mamá se ofreció a llevarme a la escuela en camino a su oficina y de paso firmar la nota de atraso a la primera hora de clases. Así que corrí a cambiarme de ropa mientras Derek se encargaba de hacer un bonito ramo con las flores que logré salvar.
Me despedí de mamá con un beso y me senté bajo el casillero de mi novia, esperando a que sonara la alarma de cambio de hora. Pasaron varios minutos y sentí que alguien se sentaba a mi lado, era Jade que salía del baño en dirección al aula.
—¿Qué haces aquí?
—Esperando a que termine la clase de historia para verme con Tori.
—¿Sabes que ella no te trajo nada? Ni siquiera se vistió con algo especial para su gran festejo —dijo tratando de ocultar su sonrisa—. Seguro ni se acordó de la fecha.
—Si lo hizo, hablamos ayer sobre que día era hoy —respondí un poco molesta, ya había tenido suficiente con la carcajada que soltó cuando me vio caer.
—Pues, no te trajo nada.
—No necesita hacerlo, ella es regalo suficiente.
—Pff, Cat. ¿Cuándo te volviste tan pasivamente cursi? —dijo soltando un golpe de aire, como un globo desinflándose—. No sé qué diablos le ves.
—Le veo muchas cosas, Jade… y algunas que no necesitas saber —dije dejándola en silencio.
Por Dios, Jade puede ser tan inocente. ¿Acaso no ha tenido novios? No sé que hace con Beck cuando están a solas, pero no creo que mucho si le sorprende tanto que haya llegado a segunda base con mi novia.
La campana sonó justo a tiempo para evitar más de esa charla, Ya sabía a donde iba, al mismo lugar que las últimas 67 discusiones que hemos tenido sobre el tema. ¡Sí! Por lo menos dos veces al día durante el último mes, demasiado.
Jade salió apresurada en busca de sus cosas al salón de clase y yo me levanté del piso para evitar que alguien se tropiece con mis pies.
—¡Cat! —dijo mi Tori con una sonrisa de esas que logran sacar otra en mí. Estaba vestida con ese top violeta a rayas, que deja su hombro descubierto, ese que yo le he mencionado tantas veces que me encanta como le queda—. Me alarmé al no verte en la mañana. ¿Qué pasó? Jade me contó que tuviste un accidente grave y que seguro no venías a clases. Te llamé pero se fue directo a mensaje de vos. ¡Estuve muy preocupada la primera hora, a punto de escaparme e irte a buscar al hospital!
Como siempre, Jade asustando a Tori contándole todo a medias.
—No pasó nada, me caí. El teléfono y mi ropa se empaparon de lodo. Tuve que ir a cambiarme y arreglar tu regalo —dije sacando de detrás de mi espalda el ramo de rosas—. Lo siento, era más grande, pero se arruinó con el accidente.
—¡Están hermosas! —Se detuvo un momento a olerlas y las hizo a un lado para darme un pequeño beso en los labios—. Feliz día, bebé. Yo también tengo algo para ti.
Abrió su casillero y sacó una pequeña caja rosada con un lazo blanco. Lo abrí con emoción, me encantan los regalos, más si son sorpresa.
—¡¿Boletos para el Cirque du Soleil este domingo?! —grité emocionada pero me di cuenta de una cosa y se me fue la alegría—. Pero Tori, estos boletos son para las primeras filas, debieron costar una fortuna y acordamos no gastar mucho dinero.
—No te preocupes por eso, se los regalaron a mamá en la agencia de viajes. Son pases de cortesía —dijo sacando los boletos, descubriendo una nota al fondo de la caja—. Este es mi verdadero regalo.
Saqué la nota que decía: «Válido por un helado jumbo de fresa con jaspeado de mora, frutillas, gomitas y chispas de chocolate».
—¡Es el mejor regalo del mundo! —dije abrazándola fuerte. Es mi helado favorito, lo como muy de vez en cuando y solo cuando tengo algo muy importante que festejar, como mi cumpleaños o el de mi hermano o el de Mr. Purple.
La campana volvió a sonar y continuamos con el resto del día, las clases y los exámenes sorpresa, hasta la hora del almuerzo cuando nos sentamos con los chicos en nuestra mesa del Café Asfalto.
Comíamos burritos porque Festus no tenía nada más en su camión de comida, cuando de repente Sinjin se acercó silenciosamente y dejó encima de la mesa seis sobres negros, uno para cada uno. Tenían nuestros nombres escritos a mano con tinta de color dorado. Se veían muy hermosos… y misteriosos a la vez.
—¿Qué es eso? —preguntó Jade confundida tomando el que tenía su nombre.
—¡Abrámoslos! —dijo Beck cortando la parte superior del suyo, mientras el resto hacíamos lo mismo.
«Estimada Catarina Valentine,
»Esta es una carta personal e intransferible, enviada a cada uno de los estudiantes seleccionados para participar en el ritual de la sociedad secreta de Hollywood Arts.
»Al continuar leyendo el contenido de la misma, estás aceptando los términos y condiciones de comportamiento referentes a este magno evento.
»1. Este documento es secreto, no deberás revelarlo a ningún compañero, ni siquiera a otros que hayan recibido una carta similar.
»2. La participación es voluntaria hasta el momento de arribo a la dirección secreta, que será enviada por mensaje de texto cinco minutos antes de las 8PM, esta noche.
»3. Una vez en la locación, la participación es obligatoria.
»4. La única manera de descalificación y salida del ritual es fallando en completar los puntos necesarios en cada fase del mismo.
»5. La recompensa por sobrevivir el ritual de iniciación, solo será conocido por los ganadores.
»6. Si fallas en conservar el anonimato o el contenido de este documento en secreto, la sociedad se encargará de hacer tu último año de escuela, el peor de tu vida.
»Tienes exactamente dos minutos para destruir esta carta quemándola y arrojando sus cenizas en el basurero que tienes detrás tuyo.
»Buena suerte, SPFS»
—¡¿SPFS?! —preguntó Robbie alzando la carta al aire—. Suena como a un tipo de explosión.
—¡Robbie! —susurramos todos bajando su mano inmediatamente.
—¡Cállate idiota! ¿No entendiste nada de lo que leíste? —reclamó Jade, negando molesta y sacando la fosforera que escondía en su bota para quemar su carta.
El resto la seguimos y botamos las cenizas en el tacho de basura, tal como se nos ordenó, para luego quedarnos en silencio.
Yo no tenía idea de que decir, aparentemente los chicos tampoco. No podíamos hablar del contenido de la carta, lo que quería decir que no podíamos mencionar el evento o acordar si era una buena idea ir o no.
Finalmente la campana sonó dispersando al resto de estudiantes hacia su última clase de la tarde, aunque nosotros nos quedamos ahí por lo menos cinco minutos más.
—Lárguense de aquí, tengo que limpiar —dijo Festus obligándonos a levantarnos y correr a la clase de Sikowitz.
—Beck, Jade, Robbie, Tori, Cat y Andre —enlistó nuestro profesor—. Llegan todos tarde… Tomen sus asientos rápido. No hay tiempo que perder.
Creo que nadie pudo poner atención por el resto de la clase. A pesar de que éramos los estudiantes más activos y siempre participábamos, en esta ocasión ninguno se movió de su asiento o expresó palabra durante los 45 minutos que estuvimos sentados allí.
—A los que llegaron tarde —dijo Sikowitz—, quédense un momento.
La clase había terminado y nuestros compañeros salieron a casa, mientras nosotros esperábamos un justo reproche.
—No sé que les picó hoy, pero si puedo darles un consejo es este —dijo limpiándose la garganta al final y subiendo al escenario de un salto—: «Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo».
Todos lo quedamos viendo esperando que diga algo más pero el hombre demoró unos segundos en continuar.
—¿Alguien sabe quién dijo esa frase? —Todos negamos sin palabras viéndolo beber de su coco—. Pues lo averiguarán y como castigo por llegar tarde tendrán que hacer algo este fin de semana que los haga ¡des-per-tar-se! El lunes espero un ensayo de diez mil palabras en mi escritorio como castigo.
—¡Sikowitz, fueron apenas cinco minutos! —se quejó Andre haciendo puchero.
—¡Sí, vamos! ¿Diez mil palabras? —Le siguió Tori—. Cat y yo tenemos una celebración especial planeada.
Todos empezamos a reclamarle mezclando nuestras voces en un gran murmullo que fue interrumpido por un grito alto, callándonos de inmediato.
—¡Basta ya! No me importa que tengan que hacer. Quiero la descripción de lo que decidan hacer en mi mesa el lunes… Sin peros —dijo deteniendo nuevamente los reclamos que iniciamos—, tal vez la próxima vez decidan venir pronto a clases y participar. Ahora váyanse, algunos de ustedes seguro ya perdieron el bus a casa.
Si se fijan, el día cada vez se ponía peor. Teníamos una larga tarea para bebedor de cocos, Tori y yo una cita para el Cirque du Soleil el domingo en la tarde y esa noche un reto que todavía no sabíamos si tomar o no.
N/A Between the Bars es una canción de Elliott Smith y no tiene naaaada que ver con este fic, pero estaba escuchándola cuando me vino la idea y fue lo primero que escribí. Así que se queda y no le va nada mal.
Este pequeño fic iba a ser un OneShot pero el borrador ya tenía seis mil palabras cuando me dí cuenta que no iba ni en la tercera parte de lo que quería escribir.
Como ya mencioné por ahí este es un Cori, pero al desarrollarse dentro de un evento tal vez les cueste un poco al principio entender que es un Cori. ¡Dior! Hasta a mi se me complica porque narro pasado lejano, pasado reciente y presente al mismo tiempo. Pero... me gusta como va quedando así que espero que lo disfruten.
Si les gustó ya saben una ":)" siempre será bien recibida y si por el contrario lo odiaron una ":(" también tendrá un lugarcito en mi kokoro.
Con todos, que tengan una buena semana. Si puedo estaré actualizando nuevamente el miércoles o jueves. ¡Adior!
