Nota del autor:
He aquí nuevamente con otro fanfic "Niki" (El shipeo bizarro de NIko Bellic y KIki Jenkins), la pareja me parece muy adorable a pesar de las confesiones de asesinato por parte de Kiki.
Quería también dar gracias a esos usuarios que han leído mis historias y han tomado de su valioso tiempo en poner un review o un favorito, me llena de emoción saber que hay gente ahí fuera leyendo mis trabajos, es algo que aprecio bastante.
También hago esta historia para cierto usuario especial que comparte mi gusto por la pareja en la que se basa este fanfic.
Los personajes usados aquí no son de mi autoridad, todos ellos forman parte de Rockstar, respectivamente a su saga de videojuegos Grand Theft Auto, hago uso de ellos por entretenimiento sin algún tipo de fin ilícito.
Kiki se sentía feliz de tener a su lado a Niko Bellic, agradeció al destino el hecho de encontrar a alguien como él: Un hombre apuesto, de buen corazón, de sentimientos que dejaban en claro su humanidad. Soñaba todas las noches en esa despedida de solteros, la luna de miel en las orillas de una playa apreciando la pacífica vista de la luna contrastando con el agua negra, del aire fresco, de ambos jugando en la arena mientras ella cargaba a su hombre en un rol curioso.
Algunas veces contactaba con un psicólogo que residía en Los Santos, ella deseaba dejar de lado su inseguridad, el celo repentino que llevaba a la ruptura con sus parejas, no quería perder a Niko por una mala movida.
Pensaba todo el día en Bellic, a veces iba a sus pisos francos a robar ropa de su hombre y esconderla en sus dominios.
Kiki pensaba en lo bien que su novio se vería trajeado de negro y ella de blanco, la abogada compró un vestido a su medida y, se postraba ante un espejo grande en su habitación deleitando su vista con dichoso vestido de novia. Tenía incontables fotos guardadas de Niko, todas tomadas sin que el serbio se diera cuenta de ello, tenía grabaciones de sus conversaciones, incluso se exploraba a sí misma pensando en él.
Lo amaba, mataría por él, de hecho eso era lo que ella hacía.
Kiki vio algunas veces a Niko con mujeres que no le agradaban. Primero fue Carmen Ortíz: Una enfermera de Bohan que estaba saliendo con Bellic. En cuanto Jenkins supo de ello, lo último que la mujer morena vio en vida fue la cara de Kiki, luego de secuestrarla y bañarla en gasolina, haciéndola arder momentos después en la cajuela de un automóvil.
Le daba asco saber que ese cuerpo promiscuo tenía contacto con el de su amado hombre. Le daba rabia saber que no lo conoció a tiempo, de lo contrario él no se estaría revolcando con mujerzuelas. Se sentía usada, como si fuera un juguete, impediría que eso sucediera.
Una se había ido, pero entonces más aparecieron.
Rastreó las llamadas telefónicas de Niko, no encontró nada mas que basura: Tratos con alguna mafia rusa, entregas de droga como representante de un capo de droga jamaiquino, robos de vehículos para una empresa americana, encargos de asesinato y secuestro por parte de irlandeses y una gran cantidad de sorpresas.
Hubo una llamada en especial, la de una tal "Alex Chilton", una ricachona que fue arrestada por robar ropa de algunos locales. Esa mujer solicitaba tener relaciones con su amado. No lo podía soportar. Su obsesión era tal que grabó la voz de Bellic para crear una falsa llamada a Alex y tenderle una trampa.
Durante una cita con Niko le robó su celular cuando el serbio tuvo que hacer una parada para orinar dentro de un Cluckin' Bell, abrió la parte trasera del aparatito y tomó un pequeño chip, mismo que tenía la información del número de Bellic, tenía que actuar rápido ya que en cualquier momento su amor podría volver.
Después de la cita con Niko preparó su plan.
Durante la noche puso el chip de Niko dentro de su celular, tenía a su disposición una grabadora y el número telefónico de la contrincante. Llamó:
—Hola Alex, me pregunto si tú quieres ir conmigo en cita —Kiki rezaba del otro lado de la línea esperando que esa estúpida rubia cayera.
—O sea... ¿Niko? ¿Te encuentras bien? Te escuchas muy robótico, estos tragos ya me..., no importa, muero por enseñarte mi traje de colegiala esta noche, el que a ti te encanta. No estoy en casa, búscame en Cruce Estrella, cerca del club de comedia, estoy algo borracha. Aquí te espero —Alex dijo tras colgar.
Kiki Jenkins se cansó de secuestrar, salió de su apartamento en Little Italy, tomó un automóvil y decidida conducía a la ubicación de la otra. Manejaba entre las calles iluminadas por los locales de ropa, restaurantes y edificios. Supo ubicar perfectamente a Chilton, parada en una esquina chupando una paleta, vestida como una estudiante zorrita con una camisa blanca dejando descubierto su estómago, una falda roja con lineas verticales y horizontales negras, botas del mismo color.
Kiki no tuvo noción del tiempo, cuando se dio cuenta ya la había arrollado, logrando que su parabrisas se quebrara mientras escuchaba el sonido de algo muy pesado caer sobre el pavimento.
Con una mujercita menos, Kiki se dirigió a un callejón de Algonquin, bañó de gasolina el automóvil, arrojando un fósforo al líquido que ardía con el pasar de los segundos. La única luz que tranquilizó a Jenkins fue aquella, misma que eliminaba evidencias en su contra.
Niko se sentía muy mal tras enterarse de ambos asesinatos, buscaba respuestas de quién las mató y por qué. Bellic no podía hacer mucho, solo participar en el funeral de esas dos mujeres que tuvieron la desgracia de conocerlo. Los días se volvían grises, rara la ocasión no llovía pues, estaban en épocas de un marchito otoño.
Una noche Niko visitó a Kiki a su departamento, venía vestido de traje negro con corbata, no lucía muy bien.
—Hola Kiki —Bellic saludó sin ánimo.
—¡Hola Niko! ¿Qué te trae por aquí? ¿Necesitas algo? —Preguntó la hipócrita.
—Te aprecio mucho Kiki, en serio. Me temo que ya no podremos seguir juntos —El serbio comentó tomando de las manos a su novia.
—¿Pero por qué? ¿He hecho algo mal? ¿Qué sucede Niko? —Impactada preguntaba tartamuda.
—No estás para saberlo, dos amigas mías han muerto: Carmen Ortíz, una enfermera de Bohan y Alex Chilton, una joven adinerada. Siento que mis decisiones y la gente con la que me he juntado tuvieron algo que ver, no quiero perderte a ti también — El hombre maduro dijo abrazando a Jenkins.
—No Niko, yo estoy segura a tu lado. Nadie puede tocarnos, con mis contactos con los grandes políticos y jefes de esta ciudad podemos vivir juntos. Nunca conocí a esas mujeres pero, estoy segura que sólo eran hechos trágicos que, por sus vidas en cualquier momento debían suceder —En defensa de su amor explicó Kiki.
—¿Cómo? ¿Qué sabes de ellas? —Curioso preguntó Bellic cruzando sus brazos.
—Durante años se ha mantenido en vigilancia en el sector a esas mujeres con esos nombres. Carmen Ortíz se presumía que tenía contactos con un cartel de droga, aparte de que se deducía que era una ninfómana. Varias veces la policía la detuvo y... esa tal "Alex", fue detenida por el robo en sucursales de ropa y posible drogadicta que en cualquier momento explotaría, casi mata a Marcus, el dependiente de Perseus —Relató la mujer morena.
—Tal vez necesitamos tiempo Kiki, ¿Te enteraste de cómo murieron? Una calcinada y otra atropellada, no quiero que te suceda algo peor.
—No Niko, ¡Por favor! No me dejes, eres la mejor persona que he conocido, contigo quisiera pasar el resto de mi vida.
—Kiki... yo también te quiero mucho, eres una mujer adorable, muy humilde y lo más humano que he visto desde mi llegada. Quiero que te mantengas viva por favor, ya no saldremos seguido por precaución a que te suceda algo —Le abrazó el hombre en sus treintas.
—Entiendo Niko, prométeme que cuando vuelvas aquí nuevamente en traje sea para... Haré lo posible para tratar de encontrar al asesino de esas mujeres, será un caso duro pero, haremos lo necesario para resolverlo —Dijo Kiki dando un pequeño beso a su hombre.
—Sí Kiki, debo irme, avísame si has avanzado algo en el caso o si necesitas ayuda.
Y abandonó la puerta del lugar, dejando a Jenkins furiosa, el karma se encargó de devolverle su jugada. Quería desquitar su ira contra algo, pero se dio cuenta que no había mucho por hacer. Se dio cuenta que todo ese esfuerzo fue en vano, sólo esperaba que nadie se interpusiera entre ella y Niko.
Cierto día, Kiki se dio cuenta de la existencia de una nueva rival: Kate McReary, entrando en las conversaciones de Bellic pudo notar las intenciones de esa mujer, ahora tenía un nuevo motivo, nada ni nadie le impediría apartarse de su amado hombre serbio.
