CAP 1.
De pronto abrí los ojos, me encontraba acostada en un lugar cerrado y oscuro no recordaba nada, Ni mi nombre, ni mi apariencia física. Empecé a golpear la parte de arriba con mis puños pidiendo ayuda, no había ni un rastro de luz, era como si estuviese en la nada. Luego de unos segundos, alguien afuera me logro escuchar y recurrió a sacarme de ese lugar, al abrir la puerta del lugar donde me encontraba, me extendió su mano pude contemplar el aspecto de ese erizo , sombrío ,ojos profundos rojos casi como los rubíes ,sonrisa encantadora ,rápidamente tome de su mano y el tiro de ella para sacarme de allí ,observe un campo verde con flores y piedras con dedicatorias gravadas hacia alguna persona .al lograr sacar un sonido de mi boca dije-que es este lugar?-solté con un leve registro de voz.-un cementerio-respondió con voz grave pero compasiva.-porque estoy aquí?-.
-no lo sé, no lo recuerdas?-dijo sentándose en el pasto.
-no-rápidamente imite su sentado
-escucha, sabes tu nombre?-dijo renovando su interés.
-no ni siquiera recuerdo como soy –
Rápidamente se levantó y comenzó a andar dejándome sentada, luego de unos segundos no hizo falta hablar solo se dio la vuelta e hizo una señal dándome a entender que fuese con él. Intente levantarme pero no tenía mucha fuerza para caminar como si no tuviera el peso necesario para mantenerme en pie, así que caí .El calmadamente pregunto-¿estáis bien?,-no me puedo mantener de pie- sin decir nada más, me tomo en sus brazos fuertes y me adentro a una cosa extraña con neumáticos.
-¿por qué me metes aquí?-
-es un vehículo, te llevare a mi casa allí te quedaras a vivir al menos hasta que puedas cuidarte tu sola-.
DURANTE EL RECORRIDO.
Nadie decía nada aproveche ese silencio para concentrarme en el exterior habían árboles y casas, el cielo se encontraba oscuro, La verdad no recordaba como sabía todo eso pero no recordaba nada de mí.me quede contemplando el cielo con las enormes estrellas y la luna.-se está haciendo tarde-soltó de pronto, solo le dedique una sonrisa. De pronto hice un movimiento involuntario que le demostró a el erizo que tenia frio, el subió las ventanillas, no dije nada pero lo agradecí desde mi interior, me entrego su cazadora negra y en cuestión de minutos quede dormida en el hombro de él. Sentí una paz inmensa y paternal. Luego de una hora llegamos a la casa de él. El sonó la bocina, haciendo que me despertara de un susto.
