Notas Previas: ¡Hey! Pues aquí estoy de vuelta con otro BlackStar/Tsubaki.
Sinceramente, no tengo ni idea de como desarrollaré esto, pero iba yo en el coche y escuché una canción que de inmediato hizo click con la relación de estos dos, y como buena ociosa, me puse a escribir.
¡Espero que les guste!
Tsubaki,
Si estás leyendo esto, bueno, perdóname, amor mío.
Carajo, ¿qué se supone que te diga? No puedo hacer esto.
Hace unos años, cuando nos conocimos en el Shibusen, jamás me imaginé que todo terminaría así; hoy puedo decir que te amo, y que nunca, aunque mi corazón pare sus latidos, dejaré de hacerlo.
Gracias, porque aunque yo siempre te fallaba como Meister, tu seguiste a mi lado con una sonrisa y un "lo haremos mejor a la próxima".
Gracias, porque entre tus brazos encontré el más puro amor; porque cada vez que me hería ahí estabas tú para hacerme sanar; porque tú te convertiste en el centro de mi vida, ahora extinta.
Gracias, porque habían ocasiones en que te llevé hasta el llanto, y sin más comentario te encontraba de nuevo en mi abrazo. Gracias por ese beso de bienvenida y por nunca dejarme caer.
Si hubiera sabido que esa sería la última vez que te veía, creeme, en este momento estaríamos haciendo el amor, te besaría hasta desgastar nuestros labios y le diría al Shinigami que se puede ir al diablo con su misión; pero las cosas nunca son como uno quisiera... Ahora no volveré a acariciarte, o a disfrutar las tardes juntos viendo televisión en casa.
Creo que, si existe un Dios, debo agradecerle a él también. Por darme algo que es muchísimo mejor de lo que merezco; tú, vida mía.
Hazme un favor y no prives al mundo de tu sonrisa. Encuentra a alguien más y sigue con tu vida, que si tu eres feliz, yo lo seré.
Black Star.
Dobló el papel meticulosamente y se levantó de la mesa para buscar un sobre. Hace algunos meses él y Tsubaki habían acordado hacer esto cada vez que alguno de los dos saliera de misión; una carta de despedida por si ya no lograban volver a casa.
Desde la derrota del Kishin Asura ya no había quien contuviera la locura, y grandes hordas de violencia estallaban a diario, mismas que el Shibusen debía erradicar. Las misiones eran cada vez más peligrosas, y Shinigami Sama decidió dividir a las parejas para tener mayor cantidad de agentes disponibles.
A Black Star nunca le gustó escribir esas cartas. Aunque fuera gravemente herido, él siempre volvía a casa.
Esta vez, sin embargo, algo dentro suyo le pedía que se esmerara. Quizás, después de todo, ese papel sería lo último que su novia supiera de él...
"Ahí está", murmuró el peli azul al encontrar un paquetito de sobres en la estantería. Tomó uno y colocó la carta dentro. Lamió su pulgar y lo deslizó por la línea de pegamento en la pestaña del sobre y lo cerró con fuerza, deseando que jamás tuviera que ser abierto.
Tenía que partir en ese momento. De no ser así, el avión que lo llevaría a Egipto despegaría sin él.
Esforzándose por caminar con su aire despreocupado, Black Star se dirigió a la sala. Sentada en la mesita de té se encontraba Tsubaki, quien le sonrió mientras lo invitaba a unirse a ella.
"No te puedo prometer que volveré" dijo mientras colocaba el sobre blanco frente a él. "Aunque haré todo lo posible por que sea así".
"¿Otra misión?" Respondió Tsubaki, en cuyos ojos comenzaban a brotar lágrimas.
"Sí. Un montón de locos en Egipto." Musitó desganado.
"¿Cuándo sales?"
"Ahora mismo."
Sin poderlo evitar, la Espada Demoníaca se lanzó a abrazar al chico entre sollozos. Cada vez era más difícil dejarlo ir, sabiendo que podría ser la última vez que besara sus labios y sintiera el latir de su corazón.
"Calma, Tsubaki. Yo me las apañaré. No te dejaré sola." Susurraba una y otra vez Black Star, aferrado a la cintura de su novia. "Me he hecho más fuerte. Confía en mí, he madurado."
Con esas últimas palabras, Tsubaki dejó de llorar y poco a poco fue soltando a su Técnico, hasta que quedaron a un brazo de distancia. Era cierto; Black Star ya no era aquel chaval ruidoso que gritaba que superaría a Dios... Ahora era más alto que ella, y mucho más fuerte que antes. Los años lo habían vuelto un peleador experto y un asesino nato; el último del Clan de la Estrella.
"Prepararé algo para que comas en el camino; ya es tarde." Dijo Tsubaki, volviendo a su tono habitual, toda amabilidad y sonrisas.
"Gracias. Iré por la mochila." Respondió el peli azul mientras caminaba a su habitación.
Cinco minutos después, se encontraban en la puerta de su casa. Black Star llevaba una pequeña mochila al hombro, y una bolsita de papel llena de onigiris en la mano.
Besó a Tsubaki, lentamente al principio. Tras unos segundos, la caricia se intensificó, sus cuerpos estaban presionados contra el del otro, y sus lenguas libraban una batalla: "quédate", suplicaba la morena; "debo irme", respondía el chico Estrella.
"Llévame contigo" susurró Tsubaki contra sus labios. "Somos letales juntos. Volveremos sanos y salvos... Shinigami no se enterará. Por favor."
En ese momento, Black Star rompió el contacto y miró a la chica seriamente.
"Lo sé, amor. Pero no te voy a poner en riesgo de esta forma; prefiero mil veces que tú estés en casa, a meterte en una guerra civil en Egipto. Confía en mí." Dijo, al mismo tiempo que besaba su frente con ternura y se daba la vuelta. En cuestión de un parpadeo, se encontraba agazapado en el árbol que daba inicio al bosque, mirando fijamente a la chica.
"Mucha suerte, vida mía" fue lo último que Tsubaki dijo antes de perder de vista a Black Star.
Notas Finales: Wow, no puedo creer que haya divagado tanto de la idea original... XD
En fin, espero que les haya gustado el capítulo uno de este -lo acabo de decidir- Two Shot. Pronto tendré la conclusión; pero si alguien gusta darme ideas, está 98. 3/4 % garantizado que la incluiré (a menos, claro, que involucre zombies; esos no vienen al caso) xDDDDDD.
¡Muchas gracias por leer!
