Gente bonita: Después de tener esto abandonado por años, he decidido que lo tengo que terminar, me cueste lo que me cueste. Si alguien regresa por aqui, muchas gracias. He avanzado un poco (por lo menos tengo un capítulo y medio más). Cambié unas cositas, como signos mal puestos para que fuera más legible. En fin, a lo que va.
Antes, el disclaimer: Harry Potter no me pertenece ni me pertenecerá a menos que consiga millones para comprarlo, pero como no tengo trabajo ni hago esto con fines de lucro, pues eso no pasará pronto.
Opción Única
"Debe haber otra forma" se dijo una vez más mientras se pasaba una mano por el cabello "algo en lo que aún no he pensado"
Llevaba horas en esa silla, dándole vueltas en la cabeza y no podía encontrar otra solución. Estúpida carta. ¿Por qué tenía que haber llegado justo ahora?
"Ay, no. De los más de ciento cincuenta años que probablemente viviré este es, simplemente, el peor momento para que esto pase." Se dejó caer pesadamente en la cama y se tapó la cara con las dos manos. "¿Qué voy a hacer?" se preguntaba una y otra vez. No había nadie con ella, lo cual era probablemente lo mejor. No era bueno que nadie se enterara por el momento de las mil desgracias que la aquejaban "¿Por qué?"
El ruido de la puerta la sacó de sus pensamientos.
"Hola mamá" la pequeña se acercó y le dio un beso en la mejilla.
"Hola linda" respondió al saludo con un abrazo "¿cómo estuvo tu día?"
"Bien, gracias. Aunque todo mundo se está volviendo loco ahora que viene el verano. ¿Hay algo de comer?"
Se levantaron las dos y caminaron a la cocina, la hija detrás de la madre.
"Grace mandó crema de espárragos y pollo a la mantequilla ¿quieres un poco?" dijo mientras sacaba unas cosas del refrigerador.
"Sí, por favor. ¿Tú no vas a comer?"
"No, yo comí en la posada" mintió mientras metía la comida en el horno de microondas. Dos minutos después la alarma del aparato sonó y puso el plato en la mesa "Pequeña, tengo que salir un rato. Parece que tienen un problema en la posada. Vuelvo en la noche. Haz tu tarea y cuídate mucho." Le dio un beso en la frente a la niña y salió del lugar.
X
"¡¿Y ese es tu gran problema?! ¡No puedo creer que no puedas solucionar un cambio de habitación! Tod, mereces que te despida…" estaba por sacar chispas, la había hecho salir de casa por un sencillo cambio de habitación que pudo hacer con los ojos cerrados.
"Oh, pero no lo harás. Porque tú has dicho miles de veces que en asuntos delicados necesitamos que estés presente para que nos des tu autorización" le dijo con una cínica sonrisa "Yo solo obedezco órdenes"
Ella estaba por tirarse de los pelos "Yo sé lo que he dicho, pero esto no es asunto delicado. Simplemente tendrías que cambiar de habitación a los huéspedes y no hay pérdidas para nosotros. ¡Asunto delicado podría ser que el huésped se rehúse a pagar por que hay un lobo feroz en su habitación o algo así!"
"Entiendo: lo que sugieres es que haga el cambio de habitación…" Tod se volteó y se dirigió al mostrador donde una pareja esperaba para que les asignaran una habitación a su gusto. La dejó rabiando consigo misma. En los momentos que las personas se molestan tanto, solo hay una cosa que puede hacerlos liberar tenciones: convertir a Tod en sapo. Pero como estaba en el mundo muggle, no se podía dar ese lujo, por lo que se dirigió a la cocina.
Ella y sus padres en la cocina. No era algo tan inusual. Entonces, ¿por qué estaba tan nerviosa? Ya lo había olvidado… No, estaba nerviosa porque les había dado aquella noticia y el silencio que le sucedió era sepulcral.
"¿Van a decir algo?" se atrevió a decir con una voz pequeñita después de reunir fuerzas.
Su padre resopló fuertemente. ¿Qué podría indicar esa cara? ¿Enojo, decepción, tristeza? Finalmente habló para acabar con la duda "No era lo que esperábamos de ti. Pero entiendo que estás en una situación difícil."
Su tono era calmado, lo que a ella le dio valor para hablar "Lo siento mucho. No quería decepcionarlos, pero es verdad, mi situación no es fácil; de no ser así, no hubiera recurrido a ustedes. Necesito irme de Inglaterra, de Gran Bretaña. He pensado en Francia, pero no tengo dinero ni a donde llegar"
De nuevo silencio. Al parecer lo estaban considerando. Esta vez habló su madre.
"Haremos todo lo posible por ayudarte" dijo también calmadamente. Estaba por darles las gracias cuando su madre volvió a hablar, esta vez acribillándola a preguntas "¿Qué hay del padre? ¿Quién es? ¿Te ayudará? ¿Sabe siquiera de la existencia del bebé?"
Ella solo atinó a agachar la cabeza.
"Ya, tranquila. Sabes que solo lo hace por molestarte" le dijo Grace mientras le pasaba un pedazo de pan con mantequilla de cacahuate.
"Ya lo sé. Además, es bueno que los clientes se den cuenta de que interesan hasta estos pequeños detalles. A su manera, es muy competente y en el fondo es bueno" engulló el pan casi en una sola mordida.
"Será en el fondo del mar…"
"Será. ¿Tienes pendientes aquí? No quiero irme a casa y que llamen para decir que hay emergencia de frutas o algo así"
"Ninguna. Trajeron todo esta mañana. Vete tranquila y dale un abrazo de mi parte a Joy. ¿Quieres llevar algo para cenar?" dijo ofreciendo pan y frutas.
"Sí, gracias" tomó las cosas en una bolsa, lista para marcharse cuando Grace la detuvo con aquella pregunta.
"La carta que llegó por la mañana en aquel sobre elegante ¿era la que esperaban tú y Joy tan ansiosamente?"
Agachó la cabeza "Sí. Pero no le he dicho que la tengo."
"Déjame adivinar: no tienes dinero."
"No. Con la hipoteca de la posada… no nos deja tanto. Mira," levantó la mano con la bolsa de comida "ni siquiera puedo comprar comida para la casa, tengo que llevar lo de aquí para no hacer doble gasto"
Grace sonrió burlonamente "Deberías usar otro ejemplo. No compras comida para tu casa porque no te gusta cocinar."
Ambas soltaron una pequeña carcajada "Tienes razón. Pero aún así, he estado midiendo gastos desde que empecé con la posada y apenas tengo un poco de dinero libre. No es el suficiente" dijo ya más seria.
"Pues siempre está esa opción de…"
"Ni siquiera lo digas" la interrumpió.
"Sabes que tengo razón" insistió Grace.
"Sabes que aunque así fuera, criaría dragones en mi pequeña casita de madera antes que recurrir a… eso" replicó ella con su cara más fuerte de 'estás completamente loca'.
"Como quieras" fueron las últimas palabras que le escuchó decir antes de salir, entre hecha una furia y un manojo de nervios.
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"Joy, ya estoy en casa" gritó desde la puerta "¿En dónde estás?"
"En mi habitación" sonó la voz de la niña desde la parte de arriba de la casa.
Ella se dirigió allí. Se quedó parada en la puerta, desde donde veía a su niña inclinada sobre su escritorio, leyendo atentamente. El cabello negro caía sobre sus hombros en ordenados rizos. Cuando se percató de su presencia levantó la cabeza y volteó hacia ella.
"¿Ha llegado la carta, mamá?"
"Aún no, pequeña" mintió. "Pero llegará, confía en mí. Vamos a cenar, Grace mandó algunas cosas."
"¿Cómo fuiste capaz de hacerme esto?" le gritó, hecho una furia "¡No tenías derecho!"
Ella temblaba de miedo y de enojo, no tuvo miramientos al contestarle "¡De nuevo es todo acerca de ti. ¡Claro que tenía derecho: mi hija y yo teníamos que estar a salvo!"
Aquella sala ahora parecía un cuarto de batalla, los gritos eran insoportables.
"¿Por eso te la llevaste a Francia? ¿Realmente crees que era necesario irse tan lejos?"
"Tú sabes que Inglaterra no era seguro ¡estábamos en guerra, por las barbas de Merlín!" respiró hondo, tratando de calmarse "Vamos a bajar la voz, Joy está dormida y no quiero que se dé cuenta"
"Bien. Entiendo eso. Pero ¿por qué irte sin decirle una palabra a nadie? Me quitaste la oportunidad de opinar siquiera y también es mi hija. Ahora que vuelves me doy cuenta que no solo no estabas muerta, sino de que tengo una hija de cuatro años" le dijo él, ya en voz más baja, pero no por ello menos molesto.
"De verdad lo siento, lo creí más conveniente: estaba asustada por mí, por ti, por el bebé. Además éramos los dos muy jóvenes. Pensé que la única oportunidad que teníamos era si yo desaparecía y me llevaba la distracción que representaríamos. Trata de comprenderme…" estaba por llorar.
"Trata tú de comprenderme: te creí muerta y quise morir también…"
"Buenas noches, pequeña. Y no te preocupes por la carta, sé que va a llegar muy pronto" le dio un beso en la frente, la cobijó y se marchó, apagando la luz tras de sí. Cuando llegó a su habitación, pensando en la cara de su hija y que era lo que la pequeña más quería en el mundo, no le quedó de otra más que admitirlo: era su única opción.
X
Al día siguiente se encontró a sí misma frente a aquella puerta de madera, lista para tocar y tragarse su orgullo. Reunió el valor que le faltaba y tocó el timbre lista para escuchar el ruido y los gritos que vendrían después, pero no se escuchó nada hasta que se abrió la puerta. Levantó la cabeza y después de tanto tiempo lo volvió a ver frente a ella.
"Hola, Harry" dijo con voz ahogada.
Después de unos segundos, los que le tomó asimilar que ella estaba realmente ahí, él respondió "Hola, Hermione. Que sorpresa verte por aquí."
Gracias a quien ha leído hasta aquí. Esta será una historia de unos cuantos capítulos, esto es solo el principio. Les agradecería que me dejaran un review para saber qué les parece.
