Ese viejo chico.
Ahí estaba ella, esperando, esperando por él, su comandante le había dicho que iba a regresar, que aun y pese a la necedad del hombre le habían hecho volver debido a su herida, no había sido grave pero luego de los sucesos en china sus superiores deseaban que tomara un descanso y regresara listo para el combate, él era después de todo su mejor carta.
Era gracioso, Chris Redfield había comenzado su carrera entrenando como militar y fue su rebeldía lo que le había sacado de la fuerza aérea y sin embargo ahora estaba de nueva cuenta sirviendo a la milicia, esos generales que se habían molestado por su carácter testarudo pero ahora le respetaban como a ningún otro, Chris había demostrado y aprovechado su entrenamiento al máximo convirtiéndose ahora en la única esperanza contra el bioterrorismo.
Ahora ella estaba ahí en el aeropuerto militar esperando por el, por su regreso a salvo del combate, ella misma estaba fuera de servicio por el momento, al igual que Chris sus superiores habían insistido en retirarla por un tiempo, al menos hasta que sus pruebas dieran positivo en el control de su propio cuerpo… su propio cuerpo, hacía mucho tiempo que no lo sentía suyo, no desde que Wesker jugará con el y la trasformará en una máquina de combate, ya no era la misma, definitivamente ya no era ella, no era la Jill Valantine que solía ser… la verdad es que no sabía quien era ahora… sin embargo por el momento no importaba, ahora tan solo quería recibir a Chris y llevarlo a casa, él era lo único que la mantenía cuerda… lo único que le hacía regresar a la tierra luego de aquella pesadilla, y ahora más que nunca lo necesitaba... él era su mejor amigo … si lo era ¿verdad? Tan solo su mejor amigo, sabía que el se había arriesgado por ella, que se había peleado con medio mundo por mantener la idea de que ella seguía con vida pero… sabía que lo hacía porque ella era su amiga, su compañera de armas y nada más… porque eso haría por cualquiera que estimara de manera tan valiosa, una amistad que había pasado por todo y nada más.
Finalmente el avión estaba aterrizando, finalmente estaba de regreso su amigo, su cuerda a la realidad… su amigo y nada más, observo la puerta del jumbo militar abrirse y luego de un par de soldados bajando por las escaleras estaba él, su cabello negro con algunas puntas blancas se movían bajo el capricho del viento, se veía cansado, y enojado por estar de regreso cuando su deber era seguir combatiendo, pero ahí estaba el lleno de vida y esperanza, noto entonces su brazo sujeto a su pecho y las vendas que le cubrían bajo su ropa, una bala había atravesado su hombro, por suerte no había sido una herida que arriesgara su vida, pero si una que le hiciera volver a casa al menos por un tiempo.
A paso firme se dirigió a la entrada del edificio en el que estaba ella esperando por el, sus caminos se juntaron y ahora estaban frente a frente en silencio, no habías muchas ni grandes palabras que decirse entre ellos, se conocían lo suficiente como para saber lo que pensaba el otro.
- acostúmbrate a estar de regreso, estarás aquí por un tiempo – comento la rubia con media sonrisa en el rostro, el contesto con el mismo gesto y luego le hablo
- gracias por no llamar a Claire, ella no me dejaría volver al combate de saber lo que paso
- tarde o temprano tendrás que decírselo, pero por ahora, vamos a casa - dijo la rubia ofreciendo su mano a él para sacarle del lugar
La joven condujo en silencio el automóvil hasta que finalmente llegaron al departamento en el que ella vivía, el lugar era pequeño y sencillo, pero con un toque de la personalidad de la rubia, entre los dos tomaron las maletas del hombre y las llevaron hasta la recamara en la que dormiría por algunos días
- espero que estés cómodo aquí, no es muy grande y solo hay un baño
- Jill hemos dormido en lugares extremos, este es un hotel de lujo – la nombrada suspiro y sonrió para él, compartió con el pelinegro aquella dulce sonrisa que no mostraba a nadie más que a él
- Dejare que te acomodes, pedire algo para que cenemos- comento la rubia poco antes de dar media vuelta y dejar al hombre solo en la habitación, Chris suspiro sentándose en la orilla de la cama, aquí estaba, de regreso al mundo normal en el que la gente no estaba enterada de la lucha y guerra por la que el había pasado, claro estaba que la noticia de la perdida de la ciudad china había estado como noticia en todo el mundo, el mismo se había visto atrapado por reporteros con preguntas para las cuales el no tenía respuestas claras, sin embargo y luego de la limpieza de evidencias y de todo lo terrible que había pasado en el lugar, la gente simplemente lo había olvidado, pero el lo tenía presente, lo vivía a cada momento de su vida y se había determinado a terminar con el bioterrorismo así fuera lo que hiciera por el resto de su vida hasta el final de sus días, se lo había prometido así mismo, se lo había prometido a él, Piers había dado su vida por salvarlo, por permitir que la leyenda, que su leyenda siguiera adelante con su misión, que siguiera siendo el héroe que el conocía y que todos necesitaban, porque eso era Chris, aquel que podía y quería hacer lo que los demás no podían.
Ahora estaba ahí, en aquella habitación envuelto por el silencio, no podía permitirse disfrutarlo, acostumbrarse a él, volvería al combate y no regresaría hasta terminar su misión, cansado se dejo caer sobre la mullida cama y sin quererlo sus ojos se cerraron haciendo que se perdiera en un profundo sueño
No estaba descansado, las sombras en aquel lugar lo estaban persiguiendo, muertos caminantes que se acercaban a él, a sus compañeros eliminándolos uno a uno, Claire estaba ahí, ella estaba ahí buscando a su hermano, trataba de llegar a él pero aquella criatura la había atrapado, Chris trataba de llegar a ella pero no lograba moverse, la estaba perdiendo, como perdía a los otros entonces….Despertó de aquella pesadilla con el bello y preocupado rostro de la joven frente a él, lo sostenía por los hombros aun recitando su nombre para hacerle volver de aquel terrible mundo, Chris sacudió su cabeza como despejando aun el sueño que lo mantenía atrapado y cuando finalmente se sitió libre giro su mirada a la rubia junto a él.
- una pesadilla ¿cierto? – dijo la chica sentándose a un lado de él ahora que este se incorporaba
- esas pesadillas siempre vienen a mi cuando…
- cuando estas tranquilo – completo Jill – se como te sientes, nuestra vida esta tan atada a estar en combate que solo podemos dormir bien cuando estamos fuera cumpliendo con nuestra misión
- ¿te has preguntado alguna vez si eso nos vuelve extraños?
- Tal vez los extraños sean los otros – dijo ella sonriendo – nuestro único consuelo es… que esas pesadillas no molestaran a nadie más – termino mirando directamente a los ojos azules del hombre frente a ella, el silencio les rodeo entonces, era simplemente imposible no perderse en los ojos del otro, Jill tenía que romper con aquello, sabía de sobra que mirarlo así, que tenerlo así con ella era peligroso, creaba una sensación en ella tan fuerte que ya era imposible de ignorar y era extraño pues lo había ignorado por muchos años – escucha… la cena esta lista si tienes hambre, te vere en el comedor – termino la chica mientras se ponía de pie, pero no pudo dar un paso pues Chris le había detenido sosteniendo su brazo al pasar junto a ella
- Gracias… gracias por entenderme así – dijo el pelinegro poniéndose de pie para seguirle, sería su primera cena juntos luego de muchos años
Días se volvieron semanas, pronto había pasado un mes desde la llegada del joven al departamento de Jill, ahora estaba ya más recuperado, había salido con ella por compras, al cuartel para informes y a sus revisiones medicas, pero más que eso le había acompañado a dar paseos cortos por la ciudad, paseos tan llenos de paz a su lado que parecían fuera de la realidad.
Aquella tarde habían regresado a casa luego de uno de esos pequeños recorridos juntos, quedaban tan solo un par de días antes de que Chris volviera al combate, Jill sentía la ansiedad rodearla con tan solo pensar en verlo partir, era extraño, estaba más que acostumbrada a saber de el en misiones peligrosas y sin embargo en esta ocasión se sentía particularmente molesta por el hecho de saber… que ya no estaría ahí con ella nuevamente
Chris había entrado a su habitación mientras ella nuevamente se encargaba de pedir algo para la cena, el silencio repentinamente había cubierto aquel pequeño departamento, curiosa por no escuchar del chico se acerco hasta su cuarto solo para oír el ruido de la bañera al prenderse, la puerta del baño estaba entre abierta, sin saber que le había domado camino hasta ella y con cuidado le empujo para ver el interior, podía distinguirlo en el reflejo del espejo, ahí estaba el en toda su gloria dándole un poco la espalda, su desnuda piel desnuda cubierta por el agua, las yemas de los dedos de la chica comenzaron a cosquillearle deseosas de pasar por aquella fuerte piel para sentirle… suspiro al darse cuenta de aquellos deseos, discretamente dio media vuelta y regreso a la habitación, caminaba de un lado al otro analizando lo que había pasado, durante años habían sido amigos, durante años no había pasado nada entre ellos… aun si ella lo hubiese deseado en algún momento… y definitivamente este no era el momento, entonces lo escucho entrando a la habitación con ella, tan distraída estaba que no había notado que sus pasos le habían llevado hasta el cuarto del chico.
- ¿Jill? ¿pasa algo? – pregunto el chico envuelto tan solo por una toalla en la cintura, primero extrañado por verla ahí y luego preocupado al ver la expresión de su rostro
- no es nada yo… no se que hago aquí… te dejo – dijo ella tratando de salir de la habitación pero Chris le detuvo tomando de su brazo, hizo que esta se girara para que quedara frente a él y luego despacio tomo su barbilla para levantarla y hacerla mirarlo - ¿qué sucede? – volvió a preguntar el pelinegro con un susurro, Jill poso sus ojos en el y luego sin pensarlo, sin decir palabra alguna… le beso, poso sus labios en los de él haciendo que este poco a poco correspondiera el gesto, Chris había ocultado por tantos años sus sentimientos por ella que simplemente al tenerla en sus brazos con sus labios en los de el no podo evitar dejarse llevar, no pudo evitar demostrarle que la quería, el beso se volvió apasionado y demandante, Chris comenzó a tomar el control haciendo que la chica suspirara logrando que abriera sus labios para él, cuando el aire se hizo necesario se separaron solo para mirarse un momento y luego volver los labios a los del otro, esta vez en un beso más demandante.
Chris poso sus manos en los finos muslos de la chica y sin romper el beso la levanto haciendo que se sentara en el borde del tocador en la habitación, se poso entre sus piernas continuando con el beso mientras las manos inquietas de la chica exploraban su pecho, un ronco gemido salio del hombre cuando la toalla que cubría su parte media inferior fue retirada por la dama entre sus brazos que ahora le envolvía con sus piernas, volvió a separarse de ella y le miro fijamente como pidiendo, preguntando por continuar con lo que estaban buscando, con lo que evidentemente ambos querían, este le regreso la mirada y con tan solo leer aquellos hermosos ojos Chris entendió que estaban de acuerdo.
La siguió besando mientras sus manos en sus muslos comenzaban a levantar la falda que la joven traía puesta, acariciaron aquella pie oculta sacando gemidos de la chica al deslizar sus manos y su ropa interior por sus piernas mientras ella perdía sus dedos en su cabello negro.
Ella quería sentirlo y el estar dentro de ella para poder así volverse uno en alma y cuerpo, para así poder demostrarse lo que sentían y así también decirlo si era necesario, aunque estaba claro que lo entendían, lo sabían al sentir la electricidad recorrer sus cuerpos con el toque del otro, Jill bajo su mano por el abdomen del hombre hasta encontrar su duro miembro, le acaricio un momento y luego le guió hasta su propio sexo para frotarlo con la sensible piel en el lugar, ambos gimieron ante la sensación y sin más lo chica lo coloco en posición para que este finalmente la penetrara, la unión había sido perfecta y el ritmo que inmediatamente inicio perfecto, Chris la embistió una y otra vez sacando su nombre de aquellos rosados labios, escucharlo no hacía más que exitarlo más, más que llenarlo de una emoción tan fuerte que no quería que terminara.
El ritmo se fue acelerando, los gemidos de ella y los profundos gruñidos de el anunciaban la llegada del ansiado clímax, del final tan fuerte que al llegar a ellos les dejo sin palabras, se separaron un poco para mirarse y luego de los labios del otro salieron las palabras finales… "te amo"
Aquella noche descansaron en una misma cama, abrazados, con una leve capa de sudor y su corazón aun buscando armonía, nunca antes se habían sentido así, completos y llenos de vida nuevamente, sabían que se volverían a separar, que el regresaría a la guerra y que ella muy probablemente sería enviada a una misión lejos de él, pero no importaba porque estaban unidos por algo más que el simple contacto o las palabras, estaban junto al otro aun si la distancia entre ellos era grande, su amor por el otro era un lazo que no podrían romper y aunque tal vez en un futuro próximo era imposible en su corazón mantenían la esperanza de que algún día una noche como aquella sería común en una vida tranquila que tal vez pudieran compartir.
Jill abrió los ojos y le miro a su lado, desnudo y abrazándola, la edad ya se notaba en su rostro y sin embargo para ella él… era aquel viejo chico que conocía del departamento de policía, su compañero, su amigo, su amante y su alma gemela.
