Wolas a todos!!! Aqui MIna...si Mina/...incursionando en un nuevo ff...siempre he sido fan del anime Sailor Moon y siempre habia tenido la curiosidad de escribir algo por aqui de eso...pero digamos que nunca habia surgido la inspiracion...Y andaba yo viendo uns capitulos de la serie en cierta pagina...y derrepente me vino la idea...mi poema favorito con mi anime favorita quiza tenga alguna conexion...Asi que aqui estoy XD.

Son escritora poco regular de ff pero de Harry Potter, generalmente me enfoco en el HH, pero en mi cuenta solo encontraran HD escrito por mi amiga Raven...A quien por cierto le mando un saludillo (La graduacion en la lazaro people!!!) y aprovecho para decirle que asi como Harry es hombre de dumbledore sobre todas las cosas...yo soy HH sobre todas las bibliotecas muggles...

A La personalidad juridica correspondiente: No pretendo quedarme con el manga ni con el anime ni lucrar con las Sailor Senshi,...y a Jaime Sabines mis mas profundos respetos donde quiera que este...y simplemente hacer constar que es y sera uno de los mejores poetas mexicanos.

Seeya!! LOve, Mina202

PS: Espero que les guste y si no es mucha molestia un comentario seria bonito...gracias!


ESPERO CURARME DE TI

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

Saiya se encontraba ya lejos de la via Láctea, sus hermanos viajaban junto a él bajo su transformación de sailors. Su camino era trazado por la estela que su princesa dejaba y él simplemente se limitaba a seguir ese rastro.

Lo único que regresaba a aquella galaxia lejana era su cuerpo guerrero, porque el cuerpo y el alma de aquel humano llamado Seiya K. se había quedado junto al recuerdo de lo que pudo tener con la que todos creían era la princesa de la luna. Pero él y solo él sabia lo que había debajo del vestido aperlado.

Ella lo había rechazado y él se había resignado a saberse el fiel amante que nunca llegaría a tocarla.

-¿no soy lo suficientemente bueno?- Había dicho sintiéndose desfallecer al saber de antemano lo que la rubia diría: Absolutamente nada.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante.

Solo su deber ante la princesa y sus hermanos era lo que lo detenían de regresar a la tierra e intentar hasta lo imposible porque aquella que ahora debía reinar el milenio de plata le amara tan solo una quinta parte de lo que amaba al ahora ya conocido como príncipe Endimión.

En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego.

Suspiró, habían pasado años desde que la había visto por última vez. La necesitaba, la añoraba, la idolatraba. Cada noche su mente se veía inundada por la idea de tenerla cerca, de contemplar sus alas al convertirse en el ángel que verdaderamente era. Tenia que verla.

Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Partió a la madrugada, nadie le había seguido pero todos sabrían a donde se había dirigido. Veía constelaciones enteras pasar pero a el no le importaba.

La encontró sentada en la vieja cafetería que solía frecuentar en los viejos tiempos. Se veía tan diferente, sabia que era ella por simple inercia, porque su corazón lo había guiado a aquel lugar sin miramientos. Su cabellera no había cambiado, seguía siendo rubia y atada en aquellos hermosos moños, su sonrisa seguía siendo tierna pero solo era el amago de lo que solía ser. Sus ojos azules irradiaban una fuerza completamente diferente a la que irradiaba antes.

Estaba rodeada de Mercury, Mars, Júpiter y Venus pero había algo sobre su regazo. Un pequeño bulto que pudo reconocer se movía como un bebe. A su lado, inconfundible, se encontraba el futuro Rey Endimión de la tierra: Darien Chiba.

La rodeaba con un abrazo sobre protector mientras ella simplemente sonreía ante el gesto. Todos hablaban animadamente mientras le pedían algo a Serena, y Seiya pronto descubriría que era.

-Déjanos cargarla, Serena. Después de todo sabemos que crecerá sana para convertirse en la gran Sailor que conocimos.- Rei sonaba tan orgullosa al decir estas palabras y le hablaba a Serena como si ella fuera la madre.

En aquel momento Serena pareció acceder, pues de su regazo salio una pequeña niña de cabellos rosas enfundada en un largo vestido aperlado con detalles en dorado, digno de una princesa. Entonces Seiya recordó aquella foto que había visto hace años en la habitación de Serena. Era su futura hija con Chiba, pero al parecer el futuro había sido alcanzado y el había sido dejado atrás.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama.

Decidió que seria una buena idea si se acercaba, pero no tenía el valor suficiente para enfrentarse al hecho de que había esperado demasiado tiempo para regresar. Serena se había casado con Chiba y ahora era madre de aquella linda niña.

Y de pronto todos aquellos recuerdos que había atesorado al pasar del tiempo se le vinieron a la mente.

(Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», « ¿sabes manejar?», «se hizo de noche»...

Era un bonito día para pasar afuera, casualmente Seiya había tenido un día libre. Había interceptado a Serena al salir del colegio. Aun recordaba la mirada que esos ojos le habían regalado: tan llena de vida, tan llena de dudas.

"¿Qué tienes que hacer mañana?" Le preguntó. Una simple pregunta cuya respuesta había deseado desde que la había visto por primera vez.

"Pues muchas cosas: desayunar, ver la TV, jugar…" Ella había enumerado toda una lista de cosas comunes para ella, pero muy en el fondo sabia a que se refería la pregunta.

"Nada mas¿verdad? Entonces te veré a las once en punto en el parque" Pero Seiya no la dejó responder, temía su rechazo.

Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

"Tu me querías, lo vi. En tus ojos aquella tarde. Pero sabias que había todo un destino trazado para ti y nos negaste la oportunidad de estar juntos. Maldito seas destino, maldito seas legado Sailor. Algún día regresaré a ti y entonces podremos dejar todo atrás aunque su nombre sea Milenio de Plata" Seiya escribía cada tarde pensamientos que parecían uno copia del otro, todos dirigidos hacia Serena. Siempre a escondidas porque había gente que no comprendía que aquel amor había traspasado galaxias y que estaba separado por un destino que se había interpuesto.

-Si no la dejas ir nunca podrás tener un momento de tranquilidad en tu vida, hermano.- Alguien le había tocado el hombro, y tras girar lentamente su cabeza se había topado con la larga cabellera castaña de su hermano Taiki.

-Regresa con nosotros, Seiya. No perteneces aquí.- Yaten lo tomó por los hombros y lo sacudió violentamente, pero Seiya no parecía reaccionar.

"¿No lo ven? No se acerquen a Sailor Moon, Serena Tsukino¿entendido?" Haruka hablaba con voz imperativa, pero ni Yaten ni Taiki se inmutaron.

"No lo haremos, ni siquiera sin su permiso. También hemos tenido problemas" Dijo Taiki.

"Pero quizá tomemos ventaja de lo que sea útil para lograr nuestra misión" Completó Yaten.

"¿No comprenden su posición, cierto?" Contestó Haruka de mala gana. En ese momento ambos bandos levantaron la guardia, decididos a atacar al menor movimiento del bando contrario.

"¡Deténganse! Esta pelea no tiene sentido (…) No volveré a ver a Sailor Moon, Serena Tsukino" Esas palabras le habían salido como navajas por la garganta. Pero en aquel momento era lo mejor y quizá lo siguiera siendo.

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.

-Vamos, la princesa nos espera.- Cada uno de sus hermanos lo tomó por brazo y lo dirigieron sin mucho esfuerzo a la salida de aquel viejo café. Al doblar una esquina pudo sentir como unos penetrantes ojos azules le contemplaban con curiosidad.

Apretó el paso hacia el callejón donde emprenderían el vuelo de regreso, pero no pudo evitar oír lo que se convirtió en su sentencia.

-¡Seiya¿Eres tú¡Regresa!- Ni siquiera le dedico una mirada, sabia que detrás de ella venia toda una legión que la custodiarían de aquel que intentaba robarles a su princesa.

Nunca volvería a intentar regresar, solo esperaba que fuera feliz. Porque aun recordaba la promesa que le hizo Chiba la ultima vez que se vieron

"Protégela. Son solo unas palabras de alguna persona" El simplemente había asentido. Sabia que Seiya no era solo "una persona" Sabía que Seiya había tomado parte del corazón de su futura esposa.

No sirve, es cierto.

Llegó a aquel planeta que se decía era su hogar y se dejó llevar por la tristeza que le embargaba. Se encerró en su propia coraza mientras dejaba pensar a los demás que seguía siendo el mismo. Su mente nunca la dejó ir, su corazón siempre estaría con ella. Serena…

Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.