Segunda parte de Réquiem por un muerto en vida.
¿Dónde estoy? ¿Por qué no puedo levantarme? No recuerdo nada de lo que pasó anoche, estuve escuchando la radio hasta que me quedé dormido. Recuerdo haber tenido un sueño muy extraño, un tipo con unas preciosas alas blancas me elevaba de la fría prisión. Recuerdo que sonreí y dije "hola".
¿Qué hago todavía acostado? Quiero levantarme pero no siento nada, es como si flotara en una nube. Puedo ver que tengo las manos casi juntas a la altura del pecho. Mi cuerpo no responde, ¡Un momento…! Puedo ver algo.
¿Por qué lloran todos? ¿Qué es ese cristal? Empieza a hacer frío, mucho frío. Desde mi posición veo a Zoya, mi mujer, llorando en el hombro de Kevin, mi niño del alma. Seguro que he hecho algo malo, por eso lloran. Quiero gritarles que estoy aquí pero ninguna palabra sale de mis labios que parecen sellados. Todos me miran con los ojos humedecidos.
Ese maldito vidrio me impide levantarme, con un poco de esfuerzo he podido ver mi reflejo. Llevo traje.
¿Desde cuando visto así? Nunca he llevado traje, no se que está pasando. A mi lado puedo ver muchas flores y lo que parecen ser coronas de rosas. Tienen una cinta pero no logro ver que pone en ella.
¿Estoy muerto? ¿Es eso?
¿Cuánto tiempo hace que estoy aquí? Están todos mis conocidos, amigos, parientes, compañeros de trabajo. No siento mi corazón palpitar, y ya no siento los terribles dolores.
Percibo a alguien que entra a la habitación, que resultó ser un hombre ataviado con un traje negro. Cierra la tapa y otra vez la oscuridad.
Noto que me elevan, se siente bien. Cierro los ojos.
Veo el paraíso, la luz viene hacia mí y me atrae. Cruzo las puertas del cielo. Parece una gran fiesta, un ángel me lleva hacia una cámara atiborrada de humo.
¿Dónde estoy? ¿En el cielo o el infierno? Nadie habla, sólo fuman.
Han pasado varios minutos desde que pasé a este infierno, mis pulmones empiezan a dolerme de nuevo. Asustado me acurruco en un rincón deseando que todo acabe de una vez.
Se escucha una voz fuerte, todos los invitados miran hacia arriba y yo también lo hago. Veo un hombre vestido de blanco y morado, parece un cura ya que lleva una Biblia en la mano.
Dice cosas que no oigo bien, o que no logro entender. Cada vez estoy más asustado.
Todos miran hacia abajo hacia mi tumba. Yo puedo verles desde aquí también veo a un cuervo volando por el cielo de manera despreocupada.
En el rincón me pongo a llorar, suplicando a Dios que acabe con esta tortura. Mi corazón no late y el dolor vuelve a ser insoportable.
¿Estoy muerto?
Cada vez me voy quedando con menos aire y mi cabeza parece que va a estallar. Ya está a punto de acabar y yo volveré al firmamento, donde descansaré eternamente junto a mis padres.
Todo va oscureciéndose de nuevo, no puedo hablar, lo último que veo es…
