Hermione Granger estaba mirando hacia el cielo desde su ventana, cuando distinguió un punto en el medio de la noche, abrió la ventana y por ella entró una lechuza negra, Hermione, extrañada, retiró la carta que llevaba y después la lechuza partió para perderse en el negro de la noche.

Cuando miró la carta su respiración se hizo agitada y empezó a desprender el sello Malfoy que sellaba la carta.

Granger:

El amor concede a los demás el poder para destruirte, humillarte y hacerte pedazos.

Tú hiciste eso conmigo. Ahora yo voy a cobrártela, sufrirás, seré tu sombra, tu delirio, tu perseguidor, tu serás mi dulce presa y yo tu infalible perseguidor.

No habrá un día en que no te vigile, ni un día de paz, ni un solo minuto de privacidad.

Te hare pagar con lagrimas de sangre y dolor. Sufrirás, y yo disfrutaré viéndote sufrir.

Te vas a arrepentir, de haberme despreciado, de rechazarme, porque… ¿Quién te creíste tu para rechazarme a mi? No eres nadie, absolutamente nadie…Y cuando yo no esté… ¿Quién te va a recordar?...ni siquiera Weasley, ni Potter…

Tu serás la pecadora…y yo tu infierno.

Draco Malfoy

Después de leer la carta, Hermione miro hacia su ventana y por un segundo creyó ver en las sombras…un par de ojos grises…observándola…persiguiéndola…

-No puede ser-susurró

Y todo se volvió obscuro.