Hi! Este es mi segundo fic, es mi primer SakuraShaoran y estoy planeando hacer otro de un género completamente distinto pero para eso primero tengo que terminar este. Si, por favor, un alma caritativa se pasase a, ojear aunque sea, este pequeño fic me haría muy feliz. Gracias. Espero que os guste.
Diclaimers: Estos personajes maravillosos no son invención mía (por desgracia T.T), son de CLAMP.
Capitulo 1.
The Begginig.
Estaba lloviendo. Las calles casi se inundaban, era difícil no hacer ruido con tanta lluvia. Los gatos negros se paseaban por la calle. Mal augurio.
Una capa mojada y llena de barro, ondulando por el viento, se movía con rapidez por las calles. Llegaba tarde.
La silueta se acercó asta otra mucho más grande que ella:
-Llegas tarde- puntualizó-. Vamos, te están esperando.
-Lo siento.
-Déjate de disculpas y sígueme.
Las dos personas se movían con rapidez por las tortuosas calles, parecían sombras invisibles al ojo humano. Entraron en un callejón oscuro en donde apenas había luz. Gracias a esa ventaja pudieron abrir un pasadizo secreto escondido en el muro. Dicho pasadizo llevaba a un pasillo alumbrado por antorchas. Las dos personas pasaron dentro y mientras la más pequeña cerraba la puerta detrás de ella, la otra cogía una antorcha.
-Andando.
Bajaron por un desfiladero húmedo y subterráneo hasta llegar a una entrada entre las rocas. Estaba blindada y sólo se abría con una llave especial que tenía la más joven de las dos personas. La pesada puerta se abrió y las dos personas la atravesaron.
Había mucha gente en aquel lugar, lo llamaban "El Bazar de los Ladrones".
Era un sitio que hace muchos siglos había sido una cueva pero que por alguna razón la entrada quedó sepultada. Mucho tiempo después, poco antes de que la ciudad se extendiera sobre la cueva sepultada y más, huyendo de unos guardias, unos ladrones, que acababan de robar en una mina tropezaron con un agujero en la roca en el que se escondieron. Allí uno de los ladrones intentó agrandar el hoyo y, al golpear la roca con el pico, el muro se derrumbó y los compañeros encontraron un largo y ancho pasadizo que decidieron explorar, anduvieron asta encontrar lo que antaño fue la entrada de la cueva. Exploraron el lugar encontrando más pasillos que siempre los llevaban a un muro tan fino que se podía oír el ruido de las calles de la ciudad. Después de meditarlo mucho, los ladrones decidieron instalarse en aquel extraño lugar que parecía haber sido construido por la naturaleza expresamente para ellos.
Los ladrones con sus picos y sus palas agrandaron la cueva, crearon más salidas y habitaciones y lo dispusieron todo de manera que pudieran vivir cómodamente. Poco a poco se fueron haciendo lo bastante ricos como para construir una casa que tapase la entrada que les había llevado a descubrir semejante lugar. Todo les iba bien, según pasaban los días decidieron prestar ayuda a otros ladrones y enseñarles el refugio pero no todos los ladrones eran de fiar, así que los que no eran amables con el resto los dejaban mudos para que no pudiesen desvelar las entradas de la cueva. Pero, un día, uno de los guardias que había perseguido al los ladrones de minas, los vio salir de su casa, la entrada principal de la cueva. Al día siguiente montones de guardias entraron a saco en la casa que servia de tapadera, lo registraron todo de arriba a abajo y lo único que se llevaron fue a los dos ladrones que estaban durmiendo en sus camas. Ni un solo guardia descubrió la entrada al la cueva. Poco después de arrestar a los ladrones se derrumbó la casa y se construyó otra en su lugar, solo que esta no llegó a tapar lo que fue, es y será la entrada al Bazar de los Ladrones.
Mucha gente sabía de su existencia pero la mayoría pensaba que era un lugar de fantasía. Corrían rumores entre las calles de que aquel lugar existía y tenían razón, la verdad, pero ellos no lo sabían. Este sitio era el refugio de la gente que se escondía: ladrones, espadachines, estafadores, falsos videntes,… Era un bazar en donde perseguidos por de la ley y más se escondían. Ni siquiera la corte sabía de su existencia. Solamente algunos guardias conocían el recinto, los que estaban bajo el mando del General de la Guardia, y portadores de su confianza. Si alguno de ellos se iba de la lengua, los ladrones más buscados lo mataban.
Las dos personas atravesaron El Bazar, subieron unas escaleras pegadas a la pared y se adentraron en el segundo piso, donde había una sala central con una mesa en la que había un par de guardias y, como no, ladrones.
Al ver llegar a los dos individuos, el hombre que estaba sentado en la cabecera de la mesa se levantó y se dirigió hacia ellos.
-¡Llegas tarde monstruo!-le gritó a la persona de figura más pequeña.
Esta, acto seguido se quitó la capucha de la capa y sonrió.
-Lo siento Touya.-se disculpó.
-Aaah, que remedio.-Touya se rascó la cabeza.-Bueno, al menos has llegado Sakura.
Sakura era una chica de pelo moreno, ojos verdes y sonrisa encantadora. Siempre se ponía el mismo tipo de ropa: un pantalón pirata con unas botas marrones y una camisa blanca con cuello, que siempre llevaba levantado, que se ataba en el lado como la de los guardias. También llevaba guantes y un intento de coleta que con lo corto que tenía el pelo no llegaba a más que un mechón de pelo en la nuca.
Touya era su hermano mayor. Tenia el perlo negro y ojos de color oscuro y siempre andaba burlándose de ella. El se ponía siempre ropa cómoda: camisas oscuras de cuello vuelto, pantalones largos, botas útiles y fáciles de poner y un cinturón como el de los guardias, para poder enganchar armas a él, robado a un guardia y modificado para que se camufle, en el que guardaba sus pistolas y cuchillos. Touya tenía un pseudónimo: le llamaban "Sombra".
-Sombra, volvamos al tema de conversación, por favor.-le dijo el Teniente Terada.
Toya se volvió a sentar y Sakura se quedó de pie a su lado.
-A ver, Sombra, según tus fuentes…-el esperó la continuación de su frase.
-Las Copas del Brindis de Paz del castillo tienen fisuras, los cuervos vienen y cubren los cielos y los árboles, y los gatos abundan. Esta demasiado claro que va ha haber guerra.
-Eso es malo.-dijo el – Debemos estar preparados para cuando eso ocurra.-dijo esta vez dirigiéndose a sus guardias.- ¿Y bien?-dijo al notar las miradas de los ladrones sobre él.
-Nada.-dijo Touya.-Solo nos preguntamos que qué tiene que ver eso con nosotros, por qué nos habeís pedido que investiguemos esto y por qué habéis venido aquí.
-Te responderé a su debido tiempo.
Dicho esto se puso a mirar unas hojas que le habían pasado, pero no tuvo tiempo de ver nada puesto que en cuanto fue a girar la hoja esta fue atravesada por un cuchillo y clavada en el suelo.
En cuanto la hoja voló de su mano el giró a ver quien le había lanzado el cuchillo y vio a Sombra, sentado sobre la mesa, con otro cuchillo en la mano y una mirada gélida propia de un asesino sin corazón.
-Me estás haciendo perder el tiempo, así que responde a mi pregunta ahora.-dijo sin apartar la vista del .
La tensión se respiraba en el ambiente mientras que el y Sombra se miraban. Los ladrones también miraban gélidamente a los guardias mientras que los guardias miraban con reproche a los ladrones. Un combate de miradas estaba teniendo lugar en aquella sala pero nadie decía nada. Asta que un ruido de pisadas rompió el contacto. Uno de los ladrones se estremeció al ver a la persona que se acercaba hacía ellos pero como llevaba puesta una capucha nadie lo notó. Sin embargo, el gesto no pasó desapercibido para Touya ni para Sakura.
La persona que se acercaba era observada por todos los miembros de la sala, muchos la conocían y otros solo habían oído hablar de ella.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la luz que bañaba la habitación las sospechas de ladrones y guardias se hicieron realidad. La persona que los habían sacado de su pelea de miradas era, nada más y nada menos que el General Yue Tsukishiro, venia de una familia rica y desde pequeño era un gran maestro de las armas y muy astuto.
-¡General Yue!-llamaron entusiasmados los guardias, mientras que el sonreía.
El General Yue, pasó al lado de los guardias sin prestar especial atención a los abucheos que le lanzaban y se detuvo al lado del , en frente de Sombra.
-¡Vaya!-dijo Touya.-Mirad quién se ha dignado a aparecer.
Los ladrones rieron por su comentario mientras que Sakura y el Ladrón encapuchado miraban con desprecio al General.
-No se necesita estar por aquí para poder cumplir la ley.-dijo el General secamente.
-¿Entonces porqué nos pedís ayuda?-dijo Sombra.
-Por que, lamentablemente, no puedo hacerlo yo todo y muchos de mis subordinados son unos inútiles que dependen de vosotros.
-Buena respuesta.
-No necesito tu opinión.
La conversación pasó de ser bromista a seria.
-¿Me vas a responder tú a mi pregunta?
-Lo siento pero no he oído la pregunta.
-¿Qué tiene que ver la guerra con nosotros?
-Tiene que ver.
-Te pido que seas más claro.
-Dos palabras: Escolta, Príncipe.
Una risa estrepitosa irrumpió en la conversación. El ladrón encapuchado había empezado a reír al oír las palabras del General. Según pasaba el tiempo la risa se iba frenando y las miradas que recibía el ladrón eran preocupadas, por parte de Touya y Sakura, y de desprecio por parte de Yue.
-General pero que risa dan sus palabras.-dijo el ladrón.
-Tu risa es tan desagradable como siempre, Yukito, el Ilusionista.
Yukito se quitó la capucha, y para el asombro de todos los presentes de la sala menos Sakura y Touya, el ladrón ya-no-encapuchado y el General tenían la misma cara, la única diferencia eran las gafas del ladrón. Los dos tenían el pelo rubio platino, casi gris, y los ojos claros.
Yukito llevaba puesta una capa marrón con capucha encima de su camisa verde oscuro de cuello vuelto y mangas largas, un pantalón con cinturón del cuál colgaba su espada y unas botas simples y resistentes.
Yue llevaba puesto su uniforme de general, era azul con botones dorados que se ataban en el costado, con hombreras, un pantalón a juego con la chaqueta con un cinturón para guardar pistolas y espadas, botas negras y guantes blancos en los que estaba dibujado el emblema del país.
-¡Vaya! Me sorprende que recuerdes mi nombre artístico.-dijo Yukito con una sonrisa.
-A mi me sorprende que pienses que robar sea un arte.
-Es el arte de engañar y aprovechar. Aunque, tú estás especializado en eso. Me extraña que no la compartas.
-Sigue siendo un delito.
-No te lo discuto, pero sigo sin darte la razón.
-Eres de lo que no hay.
-Y tú eres de lo más común que existe en la humanidad.
-No sé porqué discuto contigo.
-¡Ja!...
-Yuki.-le interrumpió tranquilamente Touya.-Déjalo estar.
Ante la mirada de su mejor amigo Yukito se relajó, recuperó la compostura y sonrió pasar enseñar que ya estaba bien, había estado tenso y fuera de control desde que había llegado el General.
-Volvamos a la conversación en la que estábamos.-dijo el .
-Necesitamos que tú, Sombra, escoltes al príncipe al reino de Clow.-dijo Yue.
-Me parece que eso no va a ser posible.-respondió Touya.
-¿Puede saberse porqué?
-Estoy muy ocupado.
-Un ladrón ocupado, ¡ja! No me hagas reír.
-¿Crees que es fácil organizar correctamente todo este escondite y vigilar que nadie se vaya de la lengua?
-No debe ser muy difícil.
-Es "chungo", diría incluso "muy chungo".
-¿"Chungo"?
-"Chungo".
-"Chungo".-repitió.
-Vamos, que no puede.-era la primera vez que Sakura participaba en la conversación.
-¿Y tú quién eres?-preguntó Yue.
-El Cerezo.
-¡La del robo de la casa de los cerezos!-exclamó un guardia.
-Así es.- dijo Sakura guiñando un ojo y sonriendo.
-¿Te refieres a la chica que se llevó el tesoro de la mansión de los Cerezos?-preguntó otro.
-La misma.-dijo Sakura.
-Si no estuviésemos aquí te arrestaría.
-Si no estuviésemos aquí no se lo habría dicho.
-Si te pillo algún día, te arresto.
-Si no le importa mi hermano tiene que negar su proposición.
-Si no te importa dime de alguien que esté capacitado para hacerlo en quien se pueda medianamente confiar.
-Si me permite el atrevimiento, usted mismo General y su mascota león mágica son los más capacitados y de confianza, digo yo, así que seguimos sin entender porqué nos lo pedís a nosotros.
-Os lo pedimos a vosotros porqué no nos queda alternativa, te crees que me gusta depender de chusma como vosotros y me refiero a TODOS vosotros ¡Porqué no aceptáis la jodida propuesta de una vez!-gritó Yue golpeando fuertemente la mesa con sus manos.
-Porqué no se calma y lo discutimos como personas civilizadas.
-¡¿Qué tienen de civilizado una panda de ladrones?!
-¡Lo que usted de orgullo!
-¡No me tomes el pelo niña!
-¡Le recuerdo que esta niña ha robado una mansión!
-¡Ya basta!-gritó Yukito.
Los dos se callaron, sorprendidos de que fuese Yukito y no otra persona el que los había interrumpido.
-Sakurita, no te enfades de ese modo, no te sienta bien.
Sakura se sonrojó.
-Lo siento Yukito.
-No pasa nada, pero ya tienes quince años no eres una niña que no sabe que lo que tiene que hacer siempre debe ser lo más sensato-lanzó una mirada fugaz hacía Yue que dio un respingo-, ¿verdad?
Sakura asintió.
-Bueno, pues entonces ¿quién va ha escoltar al príncipe?-preguntó el .
-Ninguno de tus guardias.-dijo Yue.-Y yo no puedo.-dijo esta vez mirando a Sakura.
-A nosotros nos importa tres pepinos el príncipe.
-Está bien, ya que hablamos de importancia…-Yue se paró a pensar.- Está en juego algo importante para nosotros así que, para que todos salgamos ganando, vamos a poner en juego algo importante para vosotros.
-¿A qué te refieres General?-preguntó Touya.
-Si no nos proponéis a alguien capacitado para esta tarea no respetaremos El Pacto.
Esas palabras cayeron como un cubo de agua fría sobre Sombra y los demás ladrones. Yue los había dejado entre la espada y la pared y no podían resistirse…
End… Fin del primer capitulo.
¿Qué tal? ¿Ha estado bien? ¿O mal? ¿O ni lo habéis leído y habéis pasado directamente a la parte de abajo? Me gustaría poder oír vuestros comentarios y quejas en un review, gracias.
Algunos personajes son inventados porque no había suficientes personajes en Sakura CardCaptor para la gran cantidad de ladrones que hay en el Bazar, ¿consejos? ¿maldiciones?¿algo?¿nada?...
¿Leerá alguien esto? …
kitte-catte
