1: Hero

Él era un héroe.

No lo supo desde el principio, por muy poético que hubiese sido que así fuera. No. ¿Quién iba a imaginárselo? Neville no daba el tipo de héroe; no era ese chico atlético y guapo con un pasado trágico que el equipo de quidditch se moría por fichar sólo para tener a alguien a quien adorar y alzar en brazos. Como Harry. Ni siquiera era Neville ese eterno segundón, callado y discreto, que nunca destacaba pero en cuyos ojos se veía relumbrar el tormento interior, el valor a punto de estallar sin que nadie lo viera como una mina antipersonas.

No. Neville había sido siempre un pringado. Hermione no tenía por qué ocultárselo ahora, sentada en el Gran Comedor (sobre los restos del Gran Comedor), ahora que Voldemort estaba muerto y tantos otros también, ahora que el estruendo de la batalla aún pitaba en sus oídos y sus dedos aún estaban pegajosos de sangre y entumecidos de agarrar la varita como se agarra la salvación eterna. La violencia del combate le había dejado un poso residual de sinceridad en el alma, y Hermione pudo formular en su mente esa palabra que jamás se habría atrevido a relacionar con un amigo. Pringado. Neville Longbottom siempre había sido un pringado.

El gordo de la cara de tonto. El pobre huerfanito que tenía miedo de su propia sombra. La víctima ideal de todas las bromas y los chistes crueles. El calzonazos que seguía siendo tratado como un bebé por su abuela. El pedazo de inútil que no era capaz ni de sujetar la varita como es debido. La presa de alumnos y profesores abusivos. El chico con quien sólo saldrías perdiendo una apuesta. Señor Por-qué-siempre-a-mí. Carne de pasillo. Cero a la izquierda. Un pringado.

Sin embargo, ahora, Hermione no podía dejar de mirarlo. Miraba a Neville, sentado más allá en la misma mesa, con la espada de Gryffindor aún apoyada junto a su plato de tostadas, agradeciendo con la sonrisa más humilde que se había visto en esa escuela los cumplidos de su recién nacido club de admiradores. Hipócritas, pensó Hermione con su poso de sinceridad, antes de que se evaporara junto a la adrenalina del triunfo. Hipócritas ellos, hipócrita yo. Ninguno de ellos se habría acercado a halagar a Neville antes de aquel día. Nadie había visto al héroe en Neville hasta ese día. Porque no lo había.

O tal vez sí.

Porque en el porte de Neville, en la luz que iluminaba su cara de luna, en sus hombros despejados y en su espalda recta, había una seguridad que no podía ser recién nacida. Hermione lo había visto blandir una espada sobre la cabeza, gritar cubierto de sangre como un guerrero celta, desafiar a Voldemort en su mismísima ausencia de narices. Y la palabra pringado se estrellaba contra esa imagen, se hacía añicos, se retiraba humillada ante el chico que ella alguna vez rechazara como pareja del baile de navidad, y que ahora era un hombre. Tal vez, reflexionó Hermione, sintiendo el cálido cosquilleo de una sonrisa permeando el agotamiento atroz de horas y horas de batalla, no era tan inteligente como siempre se le había dicho. Al fin y al cabo, no había podido ver al héroe que dormía en Neville, y le había tenido pena, en lugar de admiración. Pero hoy, aquella mañana de primavera, con los escombros bajo sus pies y la mano de Ron en la suya, Hermione miró a Neville Longbottom, y vio a Godric Gryffindor sentado en su mesa, erguido y radiante, con los laureles de la victoria en las sienes.

Neville Longbottom era un héroe.


¡Así empezamos un nuevo proyecto! Escribí esta colección como regalo de cumpleaños para un colega, que quería ver más interacción entre Neville y Hermione, que no tratan demasiado a lo largo de los libros. Fue un gran desafío y lo pasé genial inventando situaciones, algunas más tróspidas que otras XD

Iré subiendo los nueve capítulos que quedan a lo largo de este verano. Cada one-shot es autoconclusivo, pero algunos tienen referencias cruzadas. Cualquier duda, comentario o sugerencia, no vaciléis en hacérmelo saber! Adoro los comentarios, y siempre respondo! (menos a los anónimos, pero eso es porque no puedo, que lo sepáis. Os adoro igual X3)

Nos vemos!

Belsan.