EL COMIENZO DEL FINAL
R: ¿Por qué haces esto?, yo te amo y te necesito a mi lado - Una triste morena no entendía el porqué de tal decisión.
Q: no puedo, nos hemos hecho tanto daño, y aún te sigo amando, pero necesito olvidarte, ¡tengo que olvidarte!, no lo entiendes acaso? - Irritada porque su acompañante no entendía razones, estaba tan roja como un tomate.
R: es fácil para ti decir eso, cuando ya tienes a una persona al lado que te apoye y que sea tu paño de lágrimas - Con lágrimas en los ojos no podía creer lo que sus oídos escuchaban, se negaba a escuchar aquellos palabras horrorosas.
Q: las cosas no son como las pintas, yo te amé desde el primer día y se que ambas cometimos errores y por eso mismo tenemos que dejarlo aquí. ENTIENDELO! - Para ella no era fácil dejar las cosas atrás, pero quería intentarlo de nuevo, quería empezar una nueva relación desde cero.
R: No me pidas que lo entienda, no vez el daño que me haces, me lastimas, estoy vacía y sin razón por la que vivir - todo su mundo siempre giró en torno a ella, la universidad, el horario, sus planes, en todo siempre estaba su amada rubia, o su bebito como solía llamarla.
Q: ya es tarde, me tengo que ir - desde hace un tiempo atrás se volvió distante, las cosas entre las dos cambiaron, y ahora la rubia tenía otros horizontes que mirar, donde Rach, no estaba incluida.
J: Quinn te llaman por teléfono - su madre hizo acto de presencia, ya hacía tiempo un buen tiempo que la joven morena no la veía, casi nunca paraba en casa, viajes de negocios lograban que siempre dejara sola a su amada. Rach incluso llegó a odiarla por momentos.
Q: ya subo, un momento mamá - Para ella, ese tema ya estaba cerrado, su ex era tan persistente y masoquista que siempre la llamaba para pedirle disculpas e intentar un regreso., cosa que nunca iba a suceder.
R: por favor, eres mi complemento, no me dejes - Muy afligida no podía soportar que la mujer con la que compartió miles de cosas la haya cambiado un día para otro.
Q: discúlpame tengo que subir, me están esperando - No tenía por qué alargar más el tema, ya había decidido, su amor por su ex pareja no era el mismo, la mirada que le lanzada no la conmovian ni un centímetro.
R: ¿Así dejas cuatro años de relación? ¿Tan rápido me olvidaste?- una de sus cualidades era la perseverancia, y tenía que dar hasta lo último de si para intentar salvar la relación.
Q: discúlpame de verdad, pero esto debió suceder hace mucho tiempo - Despúes de la pelea que acababan de tener hace unos días nada y menos ella tenía derecho a reclamarle eso. Estaba tan dolida por lo sucedido.
R: no inventes, hasta hace unas semanas estábamos bien - Se resignaba a pensar que todo había sido un juego y nada más, nunca creyó que su amada fuera tan cruel y seca para estas cosas. Siempre fue la luz de sus ojos.
Q: entiéndelo de una vez, nunca vamos a regresar y por más que me arrepienta de la decisión que estoy tomando, nunca te pediré para volver - ni un pasó atrás, cansada de tanta situación no sabía si llorar, o simplemente dejarlo estar. Aunque no pareciera también le dolía.
R: te extrañaré mucho, lo eres todo, dame una razón para seg... - No pudo continuar hablando porque fue interrumpida por su ahora ex novia quien mostraba síntomas de perder la paciencia si no contestaba esa llamada.
Q: lo siento, tengo que atender una llamada - Ahora a ella no le importaba mucho dejarla ahí sola y con millones de preguntas en la cabeza, ahora ella estaba armando su propia historia.
R: está bien, cuídate - resignación eso era lo único que entendía la morena de recogida melena. Resignación.
Q: ya sabes puedes buscarme cuando quieras - Para que mentir, la extrañaría pero ahora tenía de quien volverse a ilusionar y a quien amar.
R: descuida, creo que por ahora no lo haré - se encontraba muy dolida, miles de sentimientos encontrados, y sobre todo recuerdos, malditos recuerdos que acechaban su despedazado corazón y exigían ser reparado por la cabeza.
Y despidiéndose así, con una desganada mano en el aire en señal de saludo, Rachel Berry, bajo la cabeza y siguió su camino, un camino que ahora le tocará recorrer a ella sola. Si algún día se planteó un futuro al lado de una hermosa mujer, ahora esta misma mujer la sacaba del sendero. La desahuciada morena se encontraba a la deriva, sin un rumbo fijo el cual seguir, aguantándose las lágrimas que cayeron por sus mejillas, solo dio media vuelta y se fue.
Tal vez nunca hubiese llegado a ese lugar, pensó meditabunda; si tan solo hubiese sabido lo que le deparaba el destino para su futuro, quizás nunca hubiese aceptado esa llamada. Triste, cabizbaja y con los ojos dilatados, maldijo mil veces haber conocido a esa persona, que para bien o para mal le dio los mejores años en su corta vida: peleas, amor, peleas, alegrías, peleas, paseos, peleas, sexo, peleas, fiestas, peleas, amor. Sobre todo eso amor.
Aquellos pasajes, aquellas avenidas que fueron testigo del más sublime e infinito amor, ahora eran testigo de la más cruel de las agonías. Como un cuerpo sin alma, Rachel se sentía muerta en vida. Solo una pequeña luz al final de tanta oscuridad, lograban alegrarla del mal trago que estaba pasando. Para su bien o tal vez para su mala suerte, aún recordaba cómo empezó todo. Un simple ¿hola que tal?, ¿cómo te llamas?, ¿me pasas tu correo?, ¿tienes hi5?. Todo sucedió tan rápido, todo empezó con el comienzo de fin.
