(Re-Publicando)
¡Hola!
Espero que os guste. ¡Deja un comentario! ¡Sugerencias, posibles sucesos, etc.!
Disclaimer: Como entrenar a tu Dragón no me pertenece, solo utilizo sus personajes para crear un escenario que se formo en mi imaginación después de ver las películas y episodios.
Capitulo 1: Vikingo no tan vikingo
Esto es Berk, esta a doce días al norte del calvario y algunos grados al sur de muere de frio, está ubicado justo sobre el meridiano de la tristeza; mi pueblo, en una palabra: tenaz. Ha estado aquí a lo largo de siete generaciones, pero todas las casas son nuevas. Tenemos pesca, caza y una encantadora vista del atardecer, el único problema son las pestes. Verán, en algunos lugares hay ratones, mosquitos, sapos…pero aquí… hay: dragones. ¡Cualquiera saldría corriendo, pero nosotros no! ¡Somos vikingos! En su mayoría: fuertes y obstinados.
-¡Vamos Hiccup, afila bien esas espadas!- me gritó Bocón; afila, carga, arregla…eso era lo único que me enviaban a hacer. Mientras tanto, todos los "verdaderos" vikingos, se lanzaban a luchar contra las bestias.
-¡Déjame salir, Bocón! Sé que puedo derribar uno.- me quejaba mirando lo que ocurría afuera.
-Te matarían Hiccup, no sobrevivirías ni dos segundos delante de uno de ellos.- se burló Bocón. ¡La misma excusa de siempre!
¡Nunca tengo permiso para salir a pelear! ¡Todos lo hacen! ¡Todos aportan en algo! Quizás, por eso, soy simplemente, y como todos los jóvenes vikingos dicen, "un pescado parlanchín". ¡Todos hacen algo, aquí! Los jóvenes vikingos son partes del grupo extingue fuego, los valientes vikingos utilizan mazos, espadas, entre otros utensilios prácticos, incluso las vikingas cargan instrumentos de pelea. ¡Si tan solo pudiese matar un dragón! ¡Todo estaría solucionado! ¡Quizás, hasta consiguiese novia!
-Tengo que ir a ayudar, Hiccup…quédate aquí afilando las espadas.- me dijo Bocón antes de lanzar un grito y salir corriendo hacia los dragones…y ese…fue el inicio de mis problemas.
…Días mas tarde….
-Hiccup…comenzaras a entrenar con los demás jóvenes mañana…al fin serás un vikingo.- anunció mi padre Estoico, "El jefe", dándome un suave golpe en el brazo.
-¿Qué? Creo que debí hablar primero…no quiero ser un caza dragones, creo que seré panadero…no hay muchos vikingos panaderos…- comencé a poner excusas
-¡Esto es lo que querías, Hiccup! ¡Da lo mejor de ti…cambiarás esto! – y al terminar la frase me señaló por completo.
-Acabas de señalarme completo.- me quejé
-Exactamente, lo has entendido.- me dijo antes de irse.
-¡No puede ser, no puede ser!- exclamé subiendo las escaleras en dirección a mi cuarto.
¡Justo cuando comprendí que no había nacido para cazar dragones! ¡Es horrible! Hace unos días, un dragón casi me mata luego de derivar a un furia nocturna. Claro, nadie me creyó cuando lo dije. Luego fui en busca del dragón más temido y entendí que no quería matarlo. ¡Me convertí en el primer vikingo que no quiso matar a un dragón! Y ahora, ahora me obligaran a entrenar para cazar dragones. ¿Qué podía ser peor?
Días después….
Mi padre se había ido, en busca del "nido de los dragones", habíamos comenzado el entrenamiento hace unos días. Y desde ese entonces, tengo una "doble vida", si se le puede llamar así. Voy en la mañana a entrenar como los otros chicos y luego voy a cuidar a mi nuevo amigo. ¡Claro, no les hablé del! Resulta que el furia nocturna que derivé perdió una de sus aletas, ahora no puede alimentarse solo, ni volar. Por lo cual, yo me estoy haciendo cargo del, además he aprendido muchas cosas sobre los dragones que antes desconocía. Y le diseñe una silla para que pudiese volar conmigo
-¡Vamos Hiccup! ¡Es hora de entrenar!- me gritó Bocón, corrí a la arena aunque mis pensamientos seguían en el diseño del ala artificial, quería mejorarla más y más.
Nos dividieron en equipos y pueden estar seguros de que jamás presté atención a las indicaciones de Bocón. Solo quería terminar el entrenamiento e irme a donde Chimuelo. Sí, es el nombre que decidí ponerle a mi amigo furia nocturna y no precisamente porque no tuviese dientes…pero si que sabía esconderlos muy bien.
-El cremallerus Espantosus es increíble…una cabeza escupe gas y la otra lo enciende.- decía Patapez mientras caminábamos entre la neblina. ¡Un momento! ¿Neblina? ¡Oh, claro! ¡La prueba de hoy consistía en poder distinguir al cremallerus aun en medio de la penumbra y nos habían dividido en grupos!
-Oye…Patapez… ¿Qué sabes del Furia Nocturna? Ósea, el libro no dice nada sobre ellos…y tu eres muy listo…quizás sabes algo…que sea importante…
-No sé nada, Hiccup. Solo que si algún día ves a un Furia Nocturna…estarás muerto antes de si quiera poder decir su nombre.
-Creo que exageras un poco…
-Patán y Brutacio…están fuera…- gritó Bocón.
-No exagero, Hiccup. El Furia nocturna es el hijo del trueno y la muerte misma…es el dragón más temido…nunca falla un tiro…
-Pero…
-Astrid y Brutilda…fuera.- exclamó Bocón
-Concéntrate Hiccup…solo quedamos nosotros…
-¿Qué?- me detuve algo confundido y ante un ruido extraño Patapez dejó caer su cubeta con agua dejándome solo. El cremallerus asomó su cabeza y yo extendí mi mano…quizás…quizás al igual que con Chimuelo…el cremallerus veía en mi un amigo.
-¡Hiccup! ¡Aleja tu mano!- gritó Bocón y asustó al dragón que prontamente dejo salir humo pero fue interceptado por Bocón antes de poderlo encender.
-¿Qué hacías, pescado? ¿Intento de suicidio?- se burló Patán mientras se acercaba.
-Por lo menos Hiccup duro más que de lo que duraste tu Patán.- me defendió Patapez
-Confundí a Brutilda con el dragón, podría ocurrirle a cualquiera.- se encogió de brazos Patán.
Me escurrí de la discusión sin ser notado y corrí lejos de allí…no sin antes coger algunos pescados para Chimuelo. Mientras caminaba por el bosque sentí que alguien me seguía, pero miré hacia atrás en varias ocasiones y no había nadie. Normalmente, no me siento tan extraño, pero hoy precisamente, siento una mirada taladrándome la espalda.
-Chimuelo.- llamé en voz baja a mi amigo al llegar a la laguna
-¿Qué haces aquí, Hiccup?- me pregunta una voz detrás de mí consiguiendo asustarme
-¿Astrid? Hola Astrid, hola.- le saludé nerviosamente y con los ojos muy abiertos.
-Has estado extraño los últimos días, mas ausente que de costumbre. Desapareces de momento, luego apareces, luego intentas tocar a un cremallerus y haces extrañas preguntas sobre el furia nocturna. ¿Qué estas ocultando? – me preguntó la rubia de ojos azules acercándose mucho a mi, quizás demasiado, su hacha brillaba colgada en su espalda y su mirada me intimidaba.
-Yo…Hola Astrid, yo…no sé de qué hablas. Solo vengo a tomar aire…ya sabes…descansar después de tan arduo entrenamiento…
-¿Qué? Si ni siquiera te esfuerzas en sujetar armas pesadas.- me dijo Astrid arrugando el entrecejo.
-¿Qué? Claro que lo hago…- dije nerviosamente.
-¿Y ese pescado? ¿Para quién es? – preguntó ella sujetándome del hombro.
-Yo…me descubriste Astrid…vendo pescado…vendo pescado fresco en las tardes…es que los precios de metal han subido y ya sabes…- comencé a decir mientras intentaba que ella se diese la vuelta.
-¡Al suelo!- gritó Astrid y me empujó lanzándome de bruces sobre la arena a la vez que Chimuelo lanzaba un rugido y se acercaba a nosotros corriendo.
-Tranquila, Astrid…- intenté calmarla
-En guardia, Hiccup, pelearemos hasta matarlo…o hasta morir.- dijo Astrid sacando su hacha, sacando un rugido de Chimuelo.
-¡No! - Me interpuse entre ambos.
-Tranquilo, Chimuelo, es una amiga.- le dije a mi amigo acariciándole la cabeza. Cuando me giré, Astrid había bajado el hacha y me miraba con los ojos muy abiertos.
- ¿Qué? ¿Qué haces, Hiccup?- cuestionó la vikinga completamente sin habla.
-No son malos Astrid, son buenos, leales, no tenemos que matarlos.
-¿Qué? ¡Son bestias, Hiccup! ¡Han matado a miles de vikingos!
-¡Y nosotros a millones de dragones!
-¿Los…estas defendiendo? Tu padre debe saber esto…- dijo antes de salir corriendo.
Chimuelo iba a ir tras ella, pero le detuve. Si Astrid me delataba, me acusarían de traidor, seria desterrado de Berk para siempre. Sería considerado el peor de los vikingos, aunque nunca llegaron a considerarme uno de ellos realmente. No soportaría pasar por eso…no podría ver en los ojos de mi padre la decepción una vez más. ¡Soy débil! ¡Soy un simple pescado parlanchín! ¡Soy todo! ¡Menos un vikingo!
Y subí sobre Chimuelo…y me perdí en el cielo. Me detuve un minuto cuando estaba a unos cuantos metros de Berk y lo observé por última vez…antes de seguir mi rumbo. Rumbo hacia…bueno…hacia cualquier sitio lejos de Berk. Lejos de mi padre y sus ojos decepcionados, lejos de Astrid…la novia que jamás podre tener… ¡Eso creía yo…no podía imaginar los giros que daría mi vida!
"Somos temerosos de lo que nos hace diferentes." Anne Rice
