Corazón muerto

Summary: (La historia se ubica años después de la segunda película de CCS) Sakura y Shaoran han continuado con sus vidas por separado. Luego de años de no verse sus caminos se cruzan de nuevo, pero Sakura no es la misma. Ella tiene un secreto, algo que nadie más sabe. ¿Quieres descubrirlo?


Capitulo Uno

—¡Sakura!

El grito de su amiga la saco de su estado ensimismado. Miro a Tomoyo, quien a su vez la veía a ella con una mezcla de diversión y enojo.

—Perdón. ¿Qué me decías Tommy?

—Ay Sakura…

Sakura se encogió de hombros ante ese suspiro de la de ojos amatistas. Ella sabía que siempre estaba distraída, sumergida en su propio mundo, pero no podía evitarlo. Cuando no hay algo que te llama la atención ¿para qué estar atenta a tu alrededor?

—Te estaba preguntando si querías ir conmigo el sábado… a una doble cita —frunció el ceño ante la mueca de la castaña—. Vamos Saku ¿Hace cuanto no sales con alguien?

—¿Qué tiene de malo estar soltera Tomoyo? —respondió con otra pregunta—. No tengo porque estar todo el tiempo con alguien, como pareja. Soy feliz estando soltera, ya me canse de todos estos adolecentes llenos de hormonas que solo piensan en una cosa. Pero no te preocupes, cuando encuentre a alguien que valga la pena saldré con él —dijo esto último para contentar a su amiga, pero ella sabía que nunca podría estar con alguien. No porque pensara que ningún hombre valiera la pena.

Era por ella. Ella misma era su peor enemigo, y a la vez su única confidente. Aunque también debido a ese secreto no sentía tristeza por solo poder desahogarse con ella misma. Porque no había nada de que desahogarse.

Tomoyo le discutió brevemente por el asunto de la doble cita que había propuesto, rindiéndose cuando Sakura solo negó con la cabeza y enfoco su atención hacia su cuaderno para hacer sus deberes. Suspirando con frustración Tomoyo la dejo tranquila. Ella conocía a su amiga desde hacía años y no le sorprendía su actitud de ahora, en la actualidad. Pero siempre tenía la sensación que Sakura le ocultaba algo, algo importante.

Algo que nunca le diría, y eso le dolía. Después de todo eso significa que no era de su absoluta confianza.

…o.O.o…

—No lo entiendo —seguía repitiendo la chica de ojos rubí—. ¿Qué se supone que tenemos que hacer allá?

—Tengo que hacer, Meiling. Tengo. Ya te dije que no es necesario que tú vayas.

—Pero quiero ir, y voy a ir. Y tú no puedes impedirlo —su expresión era amenazante pero en un instante se hizo de suplica—. Quiero alejarme de mi madre unos días, Shaoran. No pudo soportar un minuto más cerca de ella. Se la pasa diciéndome que debo decidir qué hacer de mi vida, y que si no hago nada que entonces me comprometa —el sufrimiento que padecía era visible—. No quiero casarme por obligación y con alguien que no quiero. ¡Por Dios! ¡No estamos en la edad Media! —grito enojada—. ¿Y qué mejor oportunidad para saber a qué me voy a dedicar que yéndome de viaje? Mi mente se despejaría y podría pensar con más claridad.

Shaoran no pudo evitar dudar. Sabía lo que su prima estaba haciendo. Trataba de engatusarlo con sus suplicas para que él accedería a llevarla en su viaje a Japón. Él sabía que para Meiling era todo un poco más complicando, habiendo nacido en el familia Li. Ella no poseía magia ni tampoco iba a hacerse cargo de las empresas de la familia, porque ella no quería. No le gustaba ese mundo de papeles y números, reuniones y… bueno, los viajes si le gustarían. En parte, ya que podría ver un poco el lugar pero no podría actuar como una turista. Tendría que estar en una sala rodeada de ejecutivos, discutiendo posibles inversiones y demás cosas.

No, definitivamente estar metida en una oficina no era para su vivaz y activa prima. Ni siquiera podía imaginarla así, en una oficina y vestida formalmente.

Meiling observo como su primo se debatía internamente, y sonrió cuando vio que éste suspiraba y ponía una expresión derrotada.

—Está bien. Puedes venir —declaro.

Emitió un grito ahogado sin poder evitarlo, pero se reprimió y guardo su celebración para ella misma. Lo único que se permitió fue una pequeña sonrisa. No quería fastidiar a Shaoran… en ese momento, ya que cabía la posibilidad que se arrepintiera.

—¿Adónde vamos? —indago una voz, susurrando al oído de Meiling. Ésta salto, sobresaltada, y grito. Viendo quien había sido el causante de semejante susto su rostro adquirió una expresión de enfado.

—¡Hiraguizawa! ¿Por qué demonios te sigues apareciendo de la nada? ¿Qué no te advertí que no lo hicieras más? —reclamo con cólera, golpeándolo en el brazo. Elliot emitió un suave Auch para luego sonreír divertido—. ¡Y tú Xiao Lang! ¿Acaso no te dije que me hicieras alguna señal para saber que el idiota este iba a aparecerse?

Shaoran ignoro el enojo de su prima y se dirigió a Elliot.

—Nos iremos a Japón por unos días, máximo dos semanas.

—Bien, iré con ustedes. ¿Cuándo nos vamos?

Al oír esto Meiling abrió su boca, dispuesta a decirle un mordaz comentario. Li hablo antes, impidiendo una posible discusión en la que la única persona enfadada sería su prima, mientras que la reencarnación de Clow solo se divertiría.

—Nos iremos mañana por la mañana.

—¿Y por qué vamos?

El silencio de parte del castaño hizo que tanto Meiling como Elliot lo miraran curiosos. Shaoran sintió el peso de sus miradas sobre él, pero no permitió que ninguna emoción se filtrara en su expresión. A lo largo de los años había perfeccionado el no delatar lo que sentía a los demás si no quería. Por ello su rostro siempre tenía una expresión desinteresada. Para los demás él podría parecer frío e indiferente, pero las personas más cercanas a él sabían que bajo esa dura coraza que había creado a su alrededor estaba el niño dulce y vergonzoso de hace unos años.

—Mi madre quiere que vaya para poder averiguar si es posible formar una alianza con el clan establecido allí —hizo una breve pausa, considerando si era una buena idea decirle a ese par el otro motivo de su viaje. "Sí" se dijo "De cualquier modo tarde o temprano se van a enterar"—… y que me comprometa con la hija del líder.

Durante unos segundos hubo un calmoso silencio entre ellos, después el grito de Meilling retumbo por toda la sala.

—¡¿QUÉ?!

…o.O.o…

Sakura contemplaba fijamente la pared mientras Tomoyo realizaba los últimos ajustes al vestido. La amatista era ahora una diseñadora, no muy famosa debido a que recién iniciaba su carrera, pero los trabajos que hacía estaban teniendo mucho éxito en el mundo de la moda. Tomoyo afirmaba que era gracias a Sakura, pues era su "musa", además de su modelo.

La castaña dejaba que su amiga jugara con ella como si fuera su barby personal, poniéndole una prenda tras otra. Por suerte Tomoyo no se limitaba a confeccionar solo vestidos (aunque eran su especialidad), sino pantalones, remeras, camisetas, jeans… lo único que le faltaba hacer era calzado. En una ocasión Sakura se lo había sugerido, pero la amatista se negó diciendo: "No, yo solo hare zapatos para los atuendos que haga para ti. Me gusta hacerte el conjunto completo, como los que te hacía cuando éramos niñas y capturabas las cartas Clow". Y luego su vista se perdía en algún punto indefinido, recordando el pasado, con ojos soñadores.

Cuando Tomoyo se le quedaba viendo con los ojos brillantes de emoción la castaña sabía que estaba imaginándola con un nuevo conjunto. Hasta la ropa que usaba en su casa se la elaboraba Tomoyo, aunque no podía quejarse ya que era cómoda y tenía estilo al mismo tiempo.

—¡Termine! —exclamo sonriendo, triunfante. Dio una vuelta alrededor de Sakura, analizándola desde todos los ángulos—. Definitivamente este tipo de verde hace resaltar tus ojos —la castaña no dijo nada porque sabía que su mejor amiga estaba pensando en voz alta, no hablando con ella—. Debería… no, mejor no; quedaría mal y tendría que retocar todo otra vez —siguió discutiendo consigo misma un rato hasta que finalmente asintió, satisfecha con su trabajo—. Perfecto. Lo único que me falta pensar es tu peinado.

—¿El vestido es para mí? —interrogo confusa, pues no se lo había dicho. Ella había asumido que solo estaba siendo de modelo, otra vez.

—Sip. Mañana por la noche hay una cena de gala. Mi madre va a festejar los treinta años de la empresa.

—Pero Tommy…

—Nada de peros. Vas a ir, somos prácticamente hermanas.

—Tomoyo —dijo. La amatista se encogió un poco sobre su lugar al escuchar el tono de voz de su amiga, sonaba disgustada, y su expresión era de absoluta seriedad—. Sabes que te quiero, que eres como la hermana que nunca tuve; como la hermana que debería de haber tenido en vez del tonto de Touya —Tomoyo se relajo al oír la broma—, pero no tengo nada que ver con la empresa Daidouji. No soy una empleada o posible cliente o competidora, y tampoco me gusta ir a esa clase de eventos. Te quiero, pero no quiero ir.

—Ya lo sé, pero no quiero que asistas solo para verte lucir el vestido y para que todos queden embobados viéndote y mi madre pueda aprovecharse de la estupidez que le va a dar a los hombres contigo alrededor —rio al imaginárselo, solo un instante, después se puso seria—. Hay alguien importante que quiere que vayas. Mejor dichos, hay varios.

—¿Quién? Perdón ¿Quiénes?

—La familia Yoshida.

"Maldición" pensó Sakura al hacer memoria y recordar quienes eran.

—¿Qué quieren?

—No me lo dijeron, solo me pidieron que te invitara a la fiesta.

"¿Qué querrán?"

La menor de los Kinomoto no quiso ponerse a pensar en ello. Con un suspiro resignado asintió con la cabeza y le dio una pequeña sonrisa a Tomoyo.

—Bueno Tommy ¿a qué hora mañana?


NOTAS de la AUTORA:

¡Hola! He vuelto a Fanfiction renovada y con muchas ideas en mi cabeza :) Espero sus comentarios para saber que opinan de esta nueva historia que inicio. Si veo que les interesa publico otro capitulo hoy por la noche o, sino, mañana.

XxxOoo