Hola! Bueno, este es mi primer fic Wincest que publico, así que de verdad espero que les guste C: Está basado en el capitulo 2x20 '«What is and what should never be»' Sé que debe haber miles de fics de este cap, pero yo queria hacer mi versión :) Espero de corazón que les guste, y no sean muy crueles conmigo :c
Aclaraciones: Wincest. Spoilers 2x20. Es categoria T porque la 'acción' que hay no es lo suficiente hard para ser M, según mi opinión xD
Bueno, creo que eso es todo. Disfuten.
-Sam, ¿me oyes?
-Sigo aquí, Dean.- La voz de su hermano menor sonaba bajito a través de su móvil.
Caminaba silenciosamente por el edificio abandonado, con una pistola en una mano y el teléfono en la otra. Era una de las pocas veces que iba solo a una misión desde que Sam trabajaba con él. Se le hacía raro no tener a su hermano a su lado, a pesar de que estuviera a salvo en el motel y con él al otro lado del móvil, pero no se acostumbraba a estar sin el maldito aliento de Sam pegado a su nuca mientras avanzaban en la oscuridad.
-Tío, este lugar está vacío. No veo a ese genio por ningún lado.- Susurró Dean.
-No te confíes, el djinn puede estar en cualquier parte.
Un genio. Dean Winchester estaba cazando un genio. De esos que conceden deseos y todo. Casi podía imaginarse a Aladdin frotando una lámpara al otro lado de la pared. Sonaba más estúpido cada vez que pensaba en ello. Para variar el empollón de Sam no lo había acompañado por quedarse como ''soporte literario'', a ver si podía encontrar algún tipo de información útil para acabar con el djinn.
Si el estúpido genio apareciera ahora, desearía poder estar de nuevo en el maldito motel con una enorme hamburguesa. Estaba muriendo de hambre, solo quería terminar deprisa y volver a descansar. Volver con Sammy.
-Tranquilo Sam, le meteré una bala en los sesos a ese hijo de perra cuando…- el teléfono cayó de su mano en cuanto fue embestido contra la pared. Soltó un siseo de dolor y cuando pudo abrir los ojos vio dos brillantes luces azules justo frente a su rostro. Tardó un segundo en comprender que era el genio quien lo había acorralado contra el frío cemento. Su rostro estaba lleno de negros símbolos raros, al igual que todo su cuerpo.
El djinn alzó una mano y tocó la cara de Dean. Estaba fría y áspera. El mayor de los Winchester sintió un vacío en el estómago y una repentina falta de aire. Sus intentos de defenderse fueron en vano.
-¿Dean, me oyes? ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? ¡¿Dean?!- La voz de Sam sonaba muy lejana, casi inaudible. Dean se removía contra la mano del genio, pero sus esfuerzos solo lograban hacerlo sentir más soñoliento.
-Sam…- Logró decir casi sin aliento antes de desmayarse contra la mano del ser sobrenatural.
El resto fue oscuridad.
Oscuridad mezclada con luz. La extraña sensación que se siente cuando la luz ilumina los ojos cerrados.
Dean se sentía de maravilla. Como si hubiera dormido una semana. Abrió los ojos despacio, acostumbrándose a la luz que entraba a través de la cortina. Se removió entre las sabanas y se desperezó con un largo bostezo. No sabía qué hora era, pero a juzgar por la claridad que se colaba por la ventana, debía ser casi mediodía. Se extrañó que Sam no lo hubiera despertado. Siempre hacía que se levantara temprano para irse del motel y desayunar en alguna cafetería antes de abordar alguna carretera.
Vale, Sam estaba tardando demasiado en soltarle la charla. Tal vez no estuviera. La última vez que habló con su hermano fue… No lo recordaba. Estaba buscando al genio cuando sintió un golpe y algo frío en su rostro, y la voz de Sam lejana y distorsionada. ¡Mierda! El djinn lo había capturado.
-¡Sam!-Gritó Dean a todo pulmón. Se puso de pie de un salto, y fue entonces cuando notó donde estaba.
No era una habitación de motel, mugrienta y con dos camas, sino una limpia y clara habitación con una cama matrimonial, un enorme televisor, un gran armario y dos mesitas de noche. Era un lugar muy lindo. Dean estaba desconcertado. ¿Qué demonios había hecho el genio? ¿A caso le había concedido un deseo?
Lo que Dean más deseaba antes de ser capturado era volver al motel con Sam y tener una enorme hamburguesa entre las manos. Pero no era lo que Dean más deseaba. Solo había una manera de averiguarlo.
Salió de la habitación y caminó sigiloso hasta la sala de estar. Era una casa bastante grande. No parecía ser de un soltero. ¿A caso en su deseo estaba casado, o algo así? Miró sus manos en busca de algún anillo, pero no había nada. ¿Quién sería su pareja en su deseo? Desechó rápidamente la idea de que Sam fuera quien estuviera con él. Tenía que dejar de pensar en su hermano de ese modo. No le importaba ver a las mujeres como objetos sexuales, pero no a su hermano. No a su Sammy.
Continuó inspeccionando la casa hasta que llegó a la cocina, era amplia y bastante limpia. Todo era tan limpio. Vio un papel sobre la mesa y se apresuró a cogerlo.
''Fui a casa de mamá. Si despiertas antes de mediodía ven a comer con nosotros, sino nos vemos en la cena. Te quiero. ''
Distinguió la perfecta caligrafía de Sam. ''Te quiero'' había escrito su hermano. Dean estaba seguro de que solo oiría esas palabras de su hermano en situaciones muy escasas. Esto cada vez era más raro. Fue deprisa hasta la sala de estar otra vez y se fijó en un enorme mueble lleno de fotos. Se acercó despacio para ver a las personas de las imágenes.
En todos los cuadros habían fotos de él y Sam, ya fuera en un paseo, o navegando en un barco, ¡Incluso una de ellos dos besándose! Dean estaba atontado, en su nueva realidad estaba con Sam. Su más profundo deseo era estar con su hermano. Estuvo unos minutos intentando procesar la información hasta que una enorme sonrisa se extendió por su rostro. Haberse encontrado con el genio había hecho posible lo que Dean había estado soñando en secreto por meses.
Soltó un largo suspiro y volvió a mirar las fotos. Junto a la de él y su hermano besándose, había una de ambos junto a una mujer rubia, de edad algo avanzada. Le resultaba tan familiar… De pronto cayó, ¡Era su madre! Su madre seguía viva. Tampoco se había fijado en el hecho de que en la nota que había dejado Sam dijera que estaba en casa de su madre ¡Su querida y ahora no muerta madre!
Miró el reloj de la pared, eran las doce menos cinco. Fue a vestirse a toda pastilla y salió de la casa. El vecindario era muy familiar, estaba en Kansas y sabía llegar a su antigua casa desde allí. Una enorme felicidad lo invadió al ver a su querido Impala estacionado frente a la casa. Corrió a abrir el maletero, a ver si sus municiones estaban allí, pero la cajuela estaba vacía.
-Estás desnuda, bebé.- Sonrió con amargura y se subió al coche. Condujo a toda leche hasta llegar a su hogar de la infancia.
Cuando estacionó el auto frente a su antigua casa, vio a una chica, vestida de blanco, muy pálida y con manchas de sangre. Pestañeó un segundo y cuando volvió a mirar, había desaparecido. A lo mejor había sido solo su imaginación.
Se bajó del Impala y fue hasta la puerta, llamó al timbre y esperó. Un instante después, la señora de la foto, su mismísima madre, le abrió la puerta. La mujer le sonrió.
-Dean, cariño, te estábamos esperando.- Dijo su madre con voz dulce.
El mayor de los Winchester estaba petrificado frente a la puerta. Aún no podía creer que todo eso fuera real. Abrió la boca un par de veces y sintió como sus ojos se humedecían un poco. Se apresuró en rodear a la mujer con sus enormes brazos.
-Mamá…
-Oh, Dean, ¿te encuentras bien?- preguntó Mary preocupada.
-Sí, es solo… te echaba de menos- dijo Dean soltándola y recobrando la compostura.
-Pero si nos vimos ayer, ¿recuerdas? Tú y Sam me acompañasteis al supermercado.
-Claro. Espera, ¿Sam está aquí?- preguntó algo ansioso.
-Está en la cocina.- Dean se abrió paso rápidamente.
Sam estaba de espaldas a la puerta, fregando los platos. Dean sintió un pequeño pinchazo en el estómago, ya que ahora no tendría que morderse los labios y aguantar las ganas de besar a Sam. Aunque tal vez no fuera prudente hacerlo ahora, en casa de su madre. Tal vez ella no lo sabía…
De pronto, su hermano se dio la vuelta lo vio parado en el umbral de la puerta de la cocina. Se veía tan guapo, tan alto como siempre, con su pelo largo y ese salvaje flequillo cayendo por su frente. Era tan sexy. Sam le sonrió y se acercó a él, puso una mano en su rostro y le besó dulcemente. Dean sintió a los mil demonios jugando dentro de su estómago. Sonrió como un bobo cuando Sam se separó unos centímetros de él.
-Pensé que no llegarías- Dijo su hermanito sonriéndole de lado, con la ternura reflejada en sus ojos.
-¿Y perderme de estar contigo? Jamás-Seguramente Dean luego se daría cuenta de lo cursi que había sonado eso.
Sam sonrió y volvió a besarle. Dean correspondió al beso como si la vida le fuera en ello. Besar a su Sammy era lo mejor del mundo, cuando él acariciaba su mejilla y su flequillo le hacía cosquillas en la frente. No había nada mejor.
-Chicos, dejad eso un momento y venid a ayudarme a poner la mesa.- el pecoso dio un brinco cuando escuchó a su madre entrar en la cocina, pero se dio cuenta de que ella ya sabía lo de él y su hermano, y lo mejor de todo era que parecía estar de acurdo con eso.
-Vale, mamá.- Como si nada, su hermanito se dirigió a ayudar a su madre.
Sin duda, todo esto era una fantasía. No podía existir un mundo tan jodidamente magnifico. Su hermano lo amaba, su madre estaba viva y su padre…
-¿Dónde está papá?- preguntó en cuanto cayó que no lo había visto en ningún momento, si su madre estaba allí, seguramente él también.
Fue como si su pregunta le hubiera puesto pausa al momento, pues todos se quedaron quietos y en silencio y luego ambos se voltearon para mirarle de manera extraña. Dean no sabía que estaba mal.
-¿A qué te refieres con eso, Dean?- Sam lo miró confundido- Papá murió el año pasado.
Dean contuvo la respiración un momento. Había metido la pata hasta el fondo. Balbuceó un momento sin despegar la vista del piso.
-Si…bueno…yo solo… Lo había olvidado por un momento.
-¿Por qué mejor no nos sentamos a comer?- preguntó Mary con la voz un poco quebrada.
-¡Claro! Me muero de hambre- habló casi gritando y con movimientos exagerados. Deja de cagarla, Dean.-
Dean estuvo intentando de mantenerse al tanto de toda la conversación durante la comida, intentando recopilar la mayor información posible para después estar al día.
En la tarde se despidieron de su madre y volvieron a casa. Sammy le hablaba de cosas cotidianas, acerca de su trabajo, que Bobby Singer había llamado esa mañana, de que el lunes iría al banco a pagar no sé qué cosa… Dean solo lo escuchaba y asentía, hacía una pregunta de vez en cuando y no dejó de mirar a Sam hasta que entraron a casa.
-Has estado muy callado.- Preguntó su hermanito mirándolo extrañado- ¿Te encuentras bien?
-Sí, es solo que…me siento feliz, Sammy. Pensé que era feliz antes, pero ahora me doy cuenta de que soy más feliz que nunca. No sabía cuanta falta me hacías.- dijo Dean admirando con absoluta devoción a su hermano.
-Dean, ¿has estado bebiendo?- dijo Sam soltando una carcajada- ¿Por qué sueltas todas esas cursilerías ahora? Pareces una niña enamorada.
-Oh, cállate. Es solo que quería decírtelo, y ahora que ya lo solté vuelvo a ser el chico rudo de antes.
-Eso espero- Dean le guiñó un ojo y Sam rodó los suyos- Eres un idiota.
El menor lo abrazó por la cintura y lo besó. Lo besó con esa pasión marca Winchester que dejan claro lo que quieren, y Dean no está dispuesto a negárselo, así que empuja a Sam hacía la habitación sin despegarse de él en ningún momento.
Siguen con su acalorado contacto mientras Dean acorrala a su hermano contra la pared y le quita la camisa en tanto Sam lucha por desabrochar sus pantalones. Dean siente la sangre fluir a mil por hora en su cuerpo. Cuando se deshace de su propia camisa se apega a Sam con un beso. Están tan cerca que Dean puede sentir el corazón de su amante chocar contra su pecho.
Se dirigen hacia la cama, Donde Dean aprovecha para recorren el cuerpo de Sam. Pasea sus manos por su pecho, espalda, hombros y brazos. Es tanta piel que Dean se muere por tocar, y es toda para él. No va a dejar centímetro sin explorar, ahora que después de tanto tiempo deseándolo, tiene permiso para tocarla.
Todo es tan diferente, no debería serlo, pero lo es. Es lo mismo de siempre: manos sobre la piel, labios hinchados, ojos oscurecidos y palpitaciones aceleradas. Pero es distinto, todo es distinto porque está con Sammy. Puede que haya hecho esto mil veces con mil personas, pero esto, ellos, es nuevo para Dean, y sabe que no hay nada mejor.
Cierra su mano sobre Sam y siente el calor arder por sus venas. Y deja que sea ese calor el que marque su ritmo. Siente un gemido en la garganta de su hermano, el que le indica que, lo que sea que esté haciendo, se siente bien. Tiene su rostro frente al suyo, pero no se besan, sus respiraciones son demasiado urgentes.
Puede ver el ardor en los ojos de Sam, y son esos ojos lo que hacen que pierda la cordura.
-Dean…- Susurra Sam desesperado.
Y todo arde en blanco frente a esos ojos.
¿Les gustó? ¿Lo odiaron? xD bueno, está claro que hay más capitulos. Los subiré en cuanto los termine ;) Dejen sus comentarios, ya que si veo que les gusta, es probable que tarde menos en subir :D
Besos 3
