Habían pasado dos años de su muerte, aun corría por el mundo intentando atrapar a Moriarty y sus secuaces, este no había muerto ese día en el techo y quien lo perseguía tampoco, recibía mensajes de su hermano y su dinero para poder seguir, pero en realidad no tenía ningún interés en hablar con él, ni verlo, por un segundo otra imagen inundo su cerebro, pero la dejo pasar, Sebastian Moran era su objetivo ahora, respiro profundo y siguió en lo suyo… pero algo estaba mal, miró de nuevo, Moran no aparecía y no entendía porque, debía estar ahí, a menos que hubiese cambiado el foco, si no era la señora Hudson por quien iría esta vez entonces seria, su corazón dio un vuelco y se levando rápidamente, pues estaba acostado en el piso del edificio frente a Baker Street vigilando a sus enemigos desde un agujero que el mismo había hecho.

Corrió y tomó atajos hasta que estuvo lo suficientemente cerca de la nueva casa de John, seguro ese era su objetivo, al llegar ahí observo a Moran acercarse al edificio, uno de sus hombres se le acercó e hizo un gesto negativo, Sherlock entrecerró los ojos, no alcanzaba a escuchar su conversación pero supo de inmediato por sus gestos que algo no estaba bien, el secuas de Moran estaba sucio, la ropa la llevaba hace días, su cabello revuelto, sus ojeras, su palidez, al mismo tiempo que su serenidad y frialdad, de seguro estaba vigilando a John hacia tiempo, intento acercarse más para poder oír.

-Morirá de cualquier forma, no tiene sentido, aunque aliviarías su sufrimiento- el hombre hablaba con calma como si no importara nada de lo que decía.

-En ese caso, habrá que rastrear al mayor de los Holmes, es la única forma- Moran se dió media vuelta y se marcho

Sherlock arrugo la nariz, su hermano no le preocupaba en lo mas mínimo, pero a que se referia con "morirá de cualquier forma" miró la puerta de la casa de John, al mismo tiempo que su celular sonó, era Mycroft nada bueno podía salir de ahí.

-¿Que ocurre con John?- noto su propia tensión al preguntar eso, pero no le dió importancia

-Está muy enfermo Sherlock… morirá, esto es tu culpa- la voz de su hermano sonaba tan distante e insoportable como siempre, colgó y miró otra vez a esa puerta tomando una decisión

Eran pasada las 6 cuando un hombre toco a la puerta Mary abrió un poco sorprendida, el tipo era alto, de cabello gris y ojos del mismo color, llevaba un bastón y un delantal blanco

-Me envió el señor Mycroft Holmes, para revisar a su marido señora Watson- Mary lo miró sorprendida, pero no era la primera vez que el tal Mycroft hacia esas cosas, llevarse a John a extrañas horas, enviar gente por él, incluso regalarles una costosa casa cerca del rio

-Entre, aunque dudo que quiera verlo, ni siquiera me deja entrar a mi- La mujer lo hizo entrar y lo guio hasta la habitación donde estaba su marido, de pronto sintió como si la fueran a atacar pero al girarse solo se encontró con esos fríos ojos mirándola con desprecio, no fue capaz de articular palabra y solo señalo la habitación

-Doctor Watson-el hombre se acercó y dió un golpecito a la puerta, desde dentro se escucho un pequeño gemido, los ojos se le entrecerraron, se metió una mano al bolsillo y saco algo, lo metió en la cerradura y abrió sin dificultad –vaya a ver su telenovela, me hare cargo- después de decir esto cerró la puerta y le volvió a echar llave, Mary se quedó de una pieza sin comprender nada, pero le hizo caso y se alejó, de seguro era un medico ministerial o algo así, a pesar del profeso odio que le tenía su marido a Mycroft sabía que este hombre tenía poder y contactos

Ya dentro de la habitación el hombre se acercó a la cama, donde un pequeño John en posición fetal temblaba de manera espasmódica

-John- su voz había cambiado, ya no era una actuación estaba frente a algo horrible –John- volvió a llamar y lo tomó de un brazo, sintió el ardor de su piel, así como lo húmedo que estaba, la fiebre se lo estaba comiendo, no había recibido medicación ni tratamiento, ¿en qué diablos estaba pensando? –John, soy Sherlock- notó como los temblores cesaron y unos vidriosos ojos gris verdoso lo miraban como si fuese un ser de otro planeta

De pronto estaba en el suelo con el cuerpo de su amigo encima afirmándolo por el cuello del delantal, sus ojos estaban desorbitados y rojos, pero el agarre no duro, estaba débil y no pudo evitar desplomarse sobre Sherlock, este lo levantó sin dificultad, estaba muy delgado y su cabello más largo de lo normal

-John, eres doctor, ¿de que estas enfermo?– Sherlock sabia muchas cosas, pero a pesar de que no le gustara no sabia exactamente que había estado haciendo su amigo, se giró para buscar por la habitación pero lo estaba sujetando por la manga… si… el mismo agarre que el día que habían huido de la policía, sintió nostalgia, los ojos de John lo miraban fijamente

-Sherlock está muerto- susurro con debilidad –murió hace años- el dolor salía en cada palabra

-John… no morí- no era el momento de dar explicaciones -¿de que estas enfermo?- lo tomó del brazo a lo que este respondió apretando mas el agarre

-¡Sherlock está muerto!- sus ojos se habían entornado y lo que intentaba ser un grito fue un gemido doloroso y triste

-Si John, pero por hoy vino a verte- no le prestó más atención, se estaba volviendo insoportable, se levantó miro todas las cosas sobre el velador, había una taza usada hacia poco, el café aun se olía, sin azúcar como siempre, entrecerró los ojos y se giro, John estaba frente a él mirándolo hacia arriba, de pronto un débil puño le golpeo la cara lo cual lo hizo retroceder, a pesar de todo John había sido militar y habían cosas que no cambiaban

-Lárgate- respiraba con dificultad, los temblores volvían –estás vivo… mentiste… me mentiste- parecía que lloraría pero es probable que fuera la fiebre

-No lo hare- su acostumbrada arrogancia lo dominaba –estás enfermo y de alguna manera es mi culpa- miró la taza ahora en el suelo y notó como el café brillaba a pesar de la tenue luz de la lámpara -¿hace cuanto bebes este café?- miro a John preocupado pero este estaba sentado en el borde de la cama con mirada ausente –¿hace cuanto estás enfermo?- lo zarandeo un poco a lo que este apenas reacciono

-Café 2 semanas, enfermo 1- respondió como un robot -¿Qué haces aquí?- pregunto entre un mar de infinitas preguntas y dolor

-Hacer que mejores y volver a estar muerto- respondió con frialdad pero John quien más lo conocía percibió una nota de dolor en su voz, otra vez el agarre en su manga lo sujetaba –debo tomarte una muestra de sangre y analizarla, te están envenenando- Mycroft tenía razón, siempre la tenía, era su culpa todo aquello, tomó el teléfono y habló rápidamente –envía a alguien a analizar su sangre y el café, es algún tipo de veneno- colgó y miro a John

-Moriré yo esta vez- casi parecía que lo añoraba, Sherlock reprimió sus impulsos y simplemente lo obligo a acostarse y lo cubrió –estás vivo y no tengo suficientes fuerzas para partirte la cara, hijo de pu**- Sherlock medio sonrió ante esto a lo que John devolvió su sonrisa

A pesar de todo, a pesar de las mentiras, a pesar del dolor, ahí seguía su incondicional amigo, el único que confiaba su vida al monstruo de Holmes, al fenómeno, al sociópata, el único que a pesar de todo no lo había olvidado ni abandonado, el único que a pesar de 2 años de ausencia le sonreía con honestidad, pasaron 5 minutos y la asistente de Mycroft estaba en la puerta recibiendo las muestras que debían analizar Sherlock enfatizó lo importante que era que fuera rápido, recibió unos medicamentos paliativos, para bajar la fiebre y el dolor, hasta que le llevaran el definitivo. Miró a la esposa de John con la misma arrogancia y molestia de antes y le cerró la puerta en la cara sin darle explicaciones, la mujer golpeo y llamo durante un rato, la falta de respuesta la hizo desistir

-John- le tendió la mano y entrego los medicamentos, dándoselos solo con agua, este los recibió sin chistar y se recostó otra vez –la dejare entrar si quieres- eso se oía tan falso como cuando le decía a alguien que era inteligente, pero John dormía producto del cansancio y la debilidad, Sherlock se sentó en una silla cerca de la cama esperando el llamado de su hermano y que volvieran pronto

Dos horas más tarde se despertó, no sabía en qué momento se había dormido ni como, pero estaba cansado había dormido muy poco en los últimos dos años, tenía una manta sobre él, John estaba sentado en la cama leyendo, aun estaba débil, la fiebre había bajado, no debía tomarle la temperatura para notarlo, era obvio, lo miro unos segundos mas

-John… ¿estás mejor?- al mover la manta sintió su olor, no pudo evitar distraerse un momento, algo andaba mal eso le estaba pasando bastante seguido

-Ha bajado la fiebre, de seguro cuando lleguen los asistentes de Mycroft podre recuperarme- su voz sonaba tan pacifica como siempre, Sherlock lo miro con atención

-No me has preguntado como sobreviví, tampoco porque lo hice, ni donde estuve todo este tiempo-

-Eres Sherlock Holmes, el hombre más increíble que conozco, quiero saberlo y con detalles, pero no podre recordarlo todo, mi cerebro no funciona con claridad aun, según tu nunca lo ha hecho claro- John estaba demasiado relajado

-Tampoco estas molesto- Sherlock estaba desconcertado

-Si lo estoy- por primera vez clavó sus ojos en los del detective consultor –pero lo he estado muchas veces y sé que no conseguiré nada, no te negare que te partiría la cara, que quiero estrangularte, pero ¿de qué serviría?, tengo una vida nueva, una esposa amorosa y aun así siempre quise que estuvieras vivo- tal vez su honestidad se debía a la fiebre aun presente, pero en realidad siempre le había sido completamente abierto, ya que aunque no le dijera nada Sherlock podía leerlo a la perfección –habría preferido que no me mintieras, que me dejaras ayudarte, estoy dolido Sherlock, pero tú eres así, no te importan los demás y eso me incluye, soy solo un hombre más que pasó en tu vida y fue tu compañero de piso, lo ves nada ha cambiado- sus voz sonaba amarga y triste, pero resignada

-Eso no es del todo cierto- tenía que explicarle aunque no fuera el momento –Solo debía acabar con Moriarty si tú estabas ahí me habría desconcentrado- esto hizo que John lo mirara sin comprender –en muchas circunstancias te necesite, no había con quien hablar, ni nadie que confiara en mi o me halagara- John rodo los ojos, si no lo conociera tan bien se habría tomado eso casi como un insulto pero sabía que para Sherlock eso significaba más que una declaración amorosa para una novia –me hiciste mucha falta, amigo mío- le tendió una mano, John se limito a darle un apretón –tu me importas mucho-

-¿Aun te persigue ese demente?- John no hizo caso alguna a la última declaración, Sherlock asintió, John solo bajo la vista –¿Lestrade sabe?- asintió otra vez, sintió un retorcijón pero lo ignoró, no debía preguntarle por Mycroft era obvio, siempre lo sabía todo –¿Molly?- asintió de nuevo, eso le dolió mas, sintió como su pecho se oprimía y no pudo evitar llevarse una mano al corazón, Sherlock hizo el ademan de levantarse pero Watson lo detuvo –¿La señora Hudson?-

-Desde ayer, iban a matarla así que tuve que prevenirla, no podía hacer otra cosa- John asintió esta vez –Quería decirte, pero debía protegerte- John lo miro muy sorprendido, iba a preguntar mas cuando el móvil sonó, era Mycroft, los medicamentos habían llegado, Sherlock se levantó y recibió los remedios en conjunto con el diagnostico y volvió a cerrarle la puerta en la nariz a Mary quien no insistió –Intoxicación por plomo, no fueron grandes dosis, estarás bien en un par de semanas… trataron de matarte sin que me diera cuenta, - Sherlock golpeó el muro enfurecido consigo mismo, John no dijo nada –ten- le entregó los medicamentos

-Deberías irte ya- John miraba hacia abajo otra vez, Sherlock se sentó a su lado y lo abrazo sin previo aviso, alzo las cejas y le devolvió el abrazo, reprimió las ganas de golpearlo y llorar al mismo tiempo

-Así que… vivirás aquí ahora…- la voz de Sherlock sonaba insegura –ella es… muy especial para ti ¿verdad?- John asintió con la cabeza -¿seguirás trabajando en el hospital?- asintió otra vez -¿y conmigo?- John sonrió, esa sonrisa suya, boba, amable, bonachona, sincera, y asintió con la cabeza

-Siempre que me necesites- volvió a sonreír –aunque la calavera sentirá celos- Sherlock sonrió también

-Claro que te necesito- lo tomó por las manos sin darse cuenta de lo feliz y renovado que se sentía, noto la mirada sorprendida de su amigo ante su reacción, lo soltó pero la sonrisa aun se mantenía en su rostro

Se levanto de la cama sintiendo que estaba completo, cada partícula de su cuerpo vibraba llena de vida, tomo el bastón que era parte de su disfraz y se giro hacia John

-No salgas hasta que yo vuelva, no deben saber que estás vivo y te recuperaras, mejor incluso si pueden creer que estás muerto, esperemos tu mujer sea discreta- después de decir esto salió, se encontró con Mary en el living, intentó ser amable pero simplemente salió a la calle sin darle explicaciones ya se las daría su marido

Se dirigió a Baker Street, donde la señora Hudson lo recibió con un abrazo, se le había vuelto una costumbre desde que supo que seguía con vida, le contó lo de John a lo que la mujer reaccionó con preocupación, quiso ir a verlo y ayudarlo pero Sherlock la detuvo diciendo que si hacia eso lo asesinarían, la mujer se entristeció pero Sherlock la tranquilizo, ya habría tiempo de explicar todo, por ahora tenía otras prioridades.