Ya había amanecido y no había dormido mucho, su primer día en la escuela nueva la tenía un poco nerviosa. Hacía solo una semana se había mudado a la gran ciudad del progreso, y aun no se sentía adaptada. Y cómo no, si venía de un pequeño y apacible pueblo, donde todos se conocían entre todos desde siempre, todo era tranquilo, y no como esta ajetreada ciudad. Su padre había recibido una invitación a ampliar sus negocios más allá de la frontera de su ciudad natal, una oportunidad que no podía ser negada, pero para ello tuvo que cambiar su residencia a esta enorme ciudad.

Llevaba una semana aquí pero Michiru no terminaba de acostumbrarse a la idea de un cambio de vida tan repentino y brusco. Y es que extrañaba tanto el calor de su ciudad, y no la frialdad de la gente de su nueva residencia.

Se levantó para dirigirse a la ducha, otra cosa que tampoco terminaba de adaptarse. Ese baño tan enorme e innecesario a su gusto. Si bien su antigua casa era acomodada, pues su familia era una, o tal vez la más adinerada familia de su ciudad, siempre guardaron las proporciones para tres personas.

Después de ducharse, vistió su nuevo uniforme de escuela privada color rojo ladrillo con detalles verdes en la corbata y falda, y salió de su habitación para encontrarse con sus padres desayunando en la mesa.

-"buenos días, mamá, papá"- dijo sentándose a la mesa.

-"buenos días hija, como amaneciste"- preguntó su madre.

-"no dormí mucho"

-"nerviosa? Es tu primer día de clases"- dijo Soujirou.

-"la verdad ansiosa. Esta ciudad es tan distinta de dónde venimos, tan grande, no sé que esperar. Además es primera vez que estoy en otra escuela que no sea en la que crecí"

-"ya te acostumbraras Michiru, ya lo verás"

-"eso espero"

-"debes apresurarte. El tráfico de acá no es el mismo que en Daiei. EL chofer ya está esperándote para llevarte a la escuela"

-"es cierto, me voy entonces. Nos vemos"- dice dando un último mordisco a su galleta de avena.

La chica se levanta y toma su bolso, para luego irse hasta las afueras de su casa, donde la espera el chofer que la llevará a la escuela.

-"lindo día, Shiro"- dice mirando a la ventana.

-"así es señorita Kaioh"- responde el conductor dando marcha al vehículo.

En el camino la chica ve con atención el paisaje tan urbano, totalmente distinto a lo que estaba acostumbraba a ver camino a su antigua escuela. Los paisajes verdes junto a esa bella cosa, habían sido reemplazados por el asfalto y edificios modernos. Un pequeño pueblo, donde era agradable ir caminando hasta su escuela junto a un par de amigas que dejó para mudarse a Tokio.

-"que tenga un buen día"- despidió su chofer.

La chica miró un tanto asombrada aquella imponente fachada del Instituto Mugen, una prestigiosa y elitista escuela, la que habían escogido sus padres para terminar sus estudios estos dos últimos años de escuela. Eso era algo que la ponía un tanto nerviosa, pues no cualquiera entraba a ese establecimiento, y no sabía que esperar de sus futuros compañeros.

Después de unos segundos de meditación ingresó. El lugar era precioso y enorme, ni siquiera con la vista lograba recorrerlo por completo. Aun así, mostraba calma y serenidad mientras recorría los pasillos, tantos que terminó por perderse. Apoyó su espalda contra la pared y suspiró.

-"perdida?"- una voz la sacó de su descanso.

-"ah?"

-"eres nueva, no?"- dijo una chica de cabellos castaño amarrado con una cola, que terminaba de colgar un aviso en el mural. –"me llamo Lita Kino"

-"Michiru Kaioh, mucho gusto… se nota mucho que soy nueva?"- preguntó sonriendo.

-"la verdad sí, pero no te preocupes, esta escuela es para perderse la primera vez… que clase buscas?"

-"esta"- saca un papel y se lo muestra.

-"bien, entonces seremos compañeras, que suerte… te presentaría a las chicas, pero aun no llegan. Supongo que aun es un poco temprano para ellas"- dijo riendo.

La chica miró su reloj comprobando que aun faltaba media hora para entrar. Volvió a mirar a la chica que recién conocía, debía ser su día de suerte de encontrarse con alguien que se veía simpática y que además sería su compañera.

-"y tu porque llegaste tan temprano?"- preguntó.

-"tenía que ver si estaba todo en orden en el gimnasio, soy la encargada del club de karate así que debía asegurarme de que todo estuviese preparado"

Ambas empezaron a caminar por el pasillo mientras conversaban. Lita la llevó hasta donde ella solía sentarse con sus amigas, cerca de la cafetería. La chica le contaba acerca de la escuela y respondía a cualquier inquietud que a Michiru le surgía.

-"espero que todas las chicas que conozca sean como tú"

-"me temo que eso es un tanto difícil. Los chicos de acá tienen ese aire de superioridad arrogante… supongo que es una actitud heredada"

-"y cómo pudiste con eso? No pareces ser como ellos"

-"Cuando recién llegué me molestaban por mi rudeza, o por mi ropa que no era de la última temporada. Si no es una cosa es la otra. Pero la verdad ahora nadie se mete conmigo, algo de respeto se gana cuando eres la campeona de karate"

Ambas rieron hasta que la chica divisó a sus amigas y les hizo una seña para que se acercaran. Allí les fue presentando una a una, Serena, Mina, Rei y Amy, todas ellas se veían igual de simpáticas y autenticas que Lita, cosa que hizo sentir a Michiru como en casa. Después de todo la escuela nueva y nuevos compañeros no serían tan difíciles como creía.

-"bueno chicas, ya no atoren a Michiru con tantas preguntas"

-"gracias Rei, pero no es problema"

La conversación fue interrumpida por el timbre sonar, anunciando el inicio de las clases. Michiru, acompañada de sus nuevas compañeras ingresaron al salón, pero antes de hacerlo, casualmente cruzó la mirada con un chico de ojos verdes, cabellos cenizos, que no portaba como los demás uniforme, sino unos jeans y una chaqueta de cuero deportiva color negra con líneas blancas, junto a tres chicos que tampoco lo hacían. Aquel chico le regaló una leve sonrisa y siguió caminando con los otros.

-"por qué ellos no llevan puesto el uniforme?"- preguntó en voz baja a Lita.

-"los cuatro? No… ellos la verdad hacen lo que quieren en esta escuela, nadie se atreve a reclamarles algo. Son algo así como los intocables"

-"intocables?"

-"tú sabes, nadie se atreve a meterse con ellos… además de tener a media escuela hablando de ellos. Son muy populares, pero no se juntan con nadie más que ellos mismos"

Dicho esto ambas entraron al salón. Michiru quedó un tanto pensativa con eso de que no usaran uniforme o que fuesen respetados a tal punto. Siendo sincera, se sentía más que nerviosa con ese tipo de cosas, ¿que debía esperar de esta escuela?

En cuanto académicamente hablando se veía estricta, pudo comprobarlo con su primera clase, aun así nada intimidante, puesto que en su antigua escuela ella era una de las mejores, o tal vez la mejor sin pecar de modestia, claro.

Salieron de clases para el receso, Michiru fue acompañada por las chicas, quienes caminaron hasta unas bancas, mientras todas comentaban que habían hecho en vacaciones de verano, y por supuesto, más preguntas a Michiru. Entonces escuchó de la boca de Mina ese nombre que ya se le había hecho familiar.

-"Haruka Tenoh?"- preguntó.

-"si… por qué preguntas?"

-"es solo que había escuchado ya en los pasillos ese nombre entre otros alumnos y alumnas"

-"y no me sorprende, es parte de los cuatro que te había contado… lo más probable es que escucharás ese nombre más de una vez"- dijo Lita.

Entonces volvió a verle pasar, hablando del rey de roma,aquel rubio que ahora sabía su nombre, Haruka Tenoh, pasó caminando acompañado de sus tres amigos. Y nuevamente cruzaron miradas, la chica un tanto asombrada por aquella intensa mirada, de veras eran muy penetrantes esos ojos.

Los cuatro chicos siguieron caminando, mientras Haruka volteaba a ver a la chica de cabellos turquesa sin dejar de caminar, hasta lo más que le dio su cuello. Continuaron caminando hasta llegar al rincón que frecuentaban, rodeado de vegetación. El chico de cabellos plateados se estiró y luego se echó en el pasto, mientras más alto, de cabellos castaños, se sentó en el pasto apoyando su espalda en el tronco del árbol.

-"porque sonríes Haruka?"- notó Seyia, quien seguía de pié con su amiga.

-"hay una chica nueva, lo notaste?"- la rubia volvió la mirada al chico.

-"no, no lo había notado. ¿Qué hay con eso?"-preguntó sin entender, encogiéndose de hombros

-"es linda"

-"oh, por Dios Haruka, a veces puedes ser tal golfa"- dice Yaten cruzando sus brazos tras la nuca mirando hacia el cielo.

-"gracias"- responde sonriendo, sentándose como los demás en el pasto, seguida por su amigo.

-"supongo que no era un cumplido"- replicó Taiki, quien sacó un cigarrillo encendiéndolo. –"y que pretendes hacer"

-"enseñarle la hospitalidad de la escuela"- responde con una sonrisa sugerente.

-"alguna vez no has pensado en conocer a alguien más allá de un beso?"

-"no te ofendas Seyia, pero después de verte tantas veces con el corazón roto y componiendo canciones de despecho, lo que menos quiero es eso para mí. No es mi estilo"- Yaten no pudo evitar reír junto a Taiki.

-"hey!"- reclamó ofendido.

-"porqué no le pides a alguien de su clase que te de información útil… sabes que cualquiera de aquí haría algo por agradarte"- pregunta Taiki.

-"es cierto, son todos unos odiosos arrastrados"- comenta Yaten estirando el brazo para recibir el cigarrillo.

-"alguna vez he necesitado ese tipo de cosas para conquistar a alguien?"- pregunta con arrogancia.

-"recuerdas esa…"- responde con una sonrisa Seiya.

-"ya cállate… no era una pregunta que debieras responder"- dijo tirándole pasto recién arrancado, al rostro del pelinegro.

En ese momento sonó el timbre para volver a clases. La rubia se levantó, siendo seguida por la mirada sorprendida de los tres chicos.

-"dónde vas? No me digas que a clases"- preguntó Yaten incorporándose.

-"de hecho si… hay una clase a la cual me ha interesado ir hoy"

Dio media vuelta y caminó rumbo al pasillo, que por medio de preguntas a chicos y chicas acerca de alguna chica nueva, logró dar con la clase donde sabía iría ella.

Entró al salón, encontrándose con la mirada de la chica al entrar, quien estaba ya sentada en su pupitre. Por supuesto, la rubia sabiendo haber captado su atención, le dio una mirada seria y profunda, esa que sabía había funcionado en otras ocasiones con otras chicas…y chicos.

Michiru siguió discreta aunque esa mirada era capaz de acelerarle el pulso. La rubia se sentó tras ella y la clase comenzó. La chica se sentía un tanto intranquila sintiendo sobre sus hombros esa mirada, tragó un poco de saliva y trató de concentrarse en lo próximo que decía la maestra.

-"pero que es lo que veo, Haruka Tenoh asistiendo a clases, que honrada me siento"- dijo la maestra trayendo la atención de la rubia de vuelta a la clase, quien se sorprendió un poco de por qué no le reprochara el estar en una clase que no le correspondía. Mayor fue su sorpresa al notar que esa era una clase que si le correspondía.

-"que puedo decir maestra, soy una persona considerada y responsable"- dijo aun así relajada.

La maestra solo rodó sus ojos y murmuró algo que nadie escuchó, para luego dar vuelta nuevamente al pizarrón y volver a escribir.

La chica se vio menos concentrada que en la clase anterior, y como no estarlo, si el chico que tenía a su espalda le ponía así, no sabía si por esa mirada y evidente coqueteo, o por lo que había escuchado, y por qué no decirlo, además era guapo.

Tal vez fue su falta de atención a la clase, pero sintió que había sido corta, pues ya tocaban el timbre para un nuevo receso. La chica sin pensarlo salió del salón para buscar un lugar apartado. La situación incluso se le había vuelto incómoda, y lo peor era que sentía que solo eran impresiones de ella. A veces podía darle vueltas tantas veces en su cabeza un asunto, que terminaba con fantasías absurdas e inexistentes. Entonces trató de tranquilizarse, pues tal vez aquel chico ni siquiera había notado su presencia en esa escuela.

Sea como sea, quería estar sola, y de hecho le sirvió para recorrer la escuela, comprobando lo inmensa que era. Las áreas verdes en el recinto eran abundantes, lo que le agradó bastante, pues así tendría espacio para ella misma, como le gustaba. Un lugar tranquilo del cual quiso disfrutar cerrando los ojos y tomando aire, disfrutando del sonido del viento y uno que otro pájaro que pasara. De pronto sintió el leve crujir de una hoja que le hizo voltear. Allí estaba, el rubio que le inquietaba apoyado en un árbol con su hombro, de brazos cruzados, con esa sonrisa ladina.

-"perdida?"- preguntó alzando una ceja manteniendo la sonrisa.

-"no, solo quería dar una vuelta"- trató de mantenerse serena.

-"eres nueva, no?"

-"si, como lo sabes?"

-"porque no se me escapa nada"- dijo haciendo un gesto con la mano al aire. Luego se acercó a ella lentamente.

Sus movimientos y gestos eran tan delicados y refinados, casi femeninos, pero no dejaban de serle algo sexy. Era como si sus poros emanaran esa arrogancia característica de su carácter.

-"Haruka Tenoh"- estiró su mano. La chica salió de su embobamiento y correspondió el gesto.

-"Michiru Kaioh, mucho gusto"- estirando la mano también.

La rubia, o 'el rubio' a los ojos de la chica, caminó alrededor de ella, mirándole de pies a cabeza con mirada insinuante, para terminar de moverse y deteniéndose a su espalda. Entonces con su mano tomó el mentón de la chica para voltearle hacía ella. El contacto paralizó a la chica.

-"entonces tendré que darte la bienvenida… bienvenida a la escuela Mugen"- dijo en voz baja muy cerca de su oído.

Los ojos se ensancharon, pero su cuerpo no se movió, estaba a la merced de esa persona que tomaba su rostro de manera tan ligera y se acerca peligrosamente a este, tanto que puede sentir su cálido aliento. Su corazón está a mil por hora, tener esos ojos verdes en primer plano cerrarse lentamente, aproximándose, cortando la distancia hasta no haber ninguna. Juntó sus labios con los de ella, un leve roce, pero el suficiente como para llamarlo un beso. La chica mantenía los ojos abiertos, impactada, sin hacer nada.

Entonces suena el timbre y la rubia se separa lentamente. Ve el rostro aun asombrado de la chica, y le sonríe para luego dar media vuelta e irse con una sensación de satisfacción. Michiru permanece sin moverse, apenas pestañeaba. Su mano la llevó hasta sus labios, sus cejas se apretaron un poco.

-"mi… mi primer beso"- dice casi en un susurro aun aturdida.

-"Michiru!"- escuchó a lo lejos, visualizando a la rubia de coletas haciéndole un gesto con la mano y corriendo hacia ella. –"Michiru que haces! Llegaremos tarde a la siguiente clase, vamos, este profesor es muy puntual!"

Y así Serena se la llevó a arrastras hasta el salón de la siguiente clase, que por supuesto terminó por no prestar nada de atención. Definitivamente iba de mal en peor académicamente hablando, y era su primer día! Se la pasó toda la clase pensando en lo ocurrido, su primer beso. Había guardado durante tanto tiempo ese momento para la persona indicada, y toda su ingenua ilusión la había sido terminada por tal efímero momento.

-"Michiru… Michiru"- de pronto Lita la saca de sus pensamientos. –"estas bien? hace rato te hablo"

-"s si… creo que si… Lita, que sabes de Haruka Tenoh?"

-"Haruka? Ay no, no me digas que te gusta… por qué si es así…"

-"no, no es eso, es solo curiosidad"- dijo tratando de disfrazar la enorme curiosidad que sentía.

-"la verdad todos conocen a Haruka Tenoh… lo que no quiere decir que hablen con ella"

-"ella?"- interrumpió confundida.

-"si, es la hija de probablemente la familia más adinerada de Tokio… que digo Tokio, Japón!"

-"ella?"- preguntó una vez más perturbada.

-"si, ella"- volvió a repetir Lita sin darse cuenta de cómo iba reaccionando la chica. –"… a mi parecer es algo molesto que todos anden al pendiente de los cuatro, hacen de todo para tratar de agradarles, pero ellos no tienen intenciones de sociabilizar con nadie más. Y bueno, todos no hacen más que andar de babosos detrás de ella, tanto chicos como chicas. Y créeme, hasta la más recatada y segura de sí misma cae bajo los encantos de Haruka. Tiene ese no se que hace que todas caigamos…. Digo, caigan"- dice autocorrigiéndose con una sonrisa nerviosa.

-"ella?"- volvió a preguntar cada vez más perturbada.

-"si… ella"- volvió a afirmar sin entender que parte de 'si, ella' no comprendía.

Michiru pasó su mano por sus labios recordando el momento en que prácticamente la tomó por asalto y le arrebató ese beso Haruka Tenoh, una mujer, su primer beso.

-"ELLA!"- exclamó parándose de golpe y caminando a toda prisa en la búsqueda de la delincuente de besos.

Haruka se encontraba con los demás chicos conversando en su lugar de siempre acerca de lo aburrido que eran las clases de matemáticas a las que obligadamente habían asistido y luego escapado, cuando la atención de los chicos se enfocaron a quien venía tras la rubia, una evidente enojada chica nueva, que se acercaba con paso firme y puños apretados. La rubia continuó hablando, pero hastiada de hablar sin que ninguno de los tres le prestara atención, su paciencia era cortísima, frunció el ceño y volteó hacia donde miraban para identificar al culpable de quien robaba su atención, pero solo encontró el primer plano de una mano golpeándole el rostro de manera tan fuerte que la mando al suelo.

Rápidamente levantó sorprendida la mirada para ver quien había sido el insolente que había osado golpear a Haruka Tenoh, encontrándose nada menos con el rostro de enfado de Michiru, la chica nueva. Los chicos y algunos alumnos de alrededor, se quedaron mirando sorprendidos tal escena.

-"no sé quién te creas que seas, pero no te metas conmigo Haruka. Ya sé que eres chica y conmigo no juegues!"- dicho esto se marchó de la misma manera que llegó, furiosa.

La rubia permaneció mirando hacia donde se había ido, en el suelo y con su mano en la mejilla donde acababa de recibir aquel golpe, hasta que se le perdió de vista. El pelinegro, aun boquiabierto, decide hablarle.

-"em… Haruka, estas bien?"

-"que carácter"- dice sin hacer caso a la pregunta de su amigo. –"que carácter"- repite esta vez con una sonrisa.

Los chicos se ven entre sí un poco confundidos, sin entender la actitud de su amiga. Creyeron que armaría revuelo, pues la conocían y no dejaba que nadie le hiciera algo parecido sin recibir su merecido. Tenía el poder para hacerlo y no dudaba en usarlo, pero solo se quedó ahí con esa sonrisa y mirada maravillada. Seyia mira un tanto temeroso a esa expresión.

.

Michiru terminó ese día un tanto alterada, y por supuesto, sin atender del todo a la última clase. Definitivamente el día iba de mal en peor. Se despidió de sus nuevas compañeras, quienes no notaron mucho el cambio de actitud de la chica, excepto Lita, quien se sintió un tanto confundida por el repentino cambio.

Esperó a que llegara el chofer quien la devolvería a su casa, hasta que se encontró con 'los cuatro' saliendo animosamente rumbo a un jeep descapotable color amarillo. Se subieron todos, y la rubia en el lado del conductor, pero antes de subir miró de reojo a la chica, coincidiendo con la mirada. La rubia dibujó una leve sonrisa, mientras la chica respondió con el ceño fruncido, y su cara llena de cólera.

-"agh!"- pronunció desviando bruscamente la mirada, escuchando luego el ruido del vehículo irse. A los segundos sintió otro llegando.

-"como fue su día señorita"- preguntó el chofer.

-"ni lo preguntes Shiro, ni lo preguntes"

El hombre se encogió de brazos y partió rumbo a su casa. A la llegada cenó con sus padres como era costumbre y luego pidió permiso para retirarse a su cuarto. Se cambió a su pijama y se acostó en su cama. Miró al techo unos segundos tratando de respirar hondo y manteniendo la calma, pero no pasó mucho cuando tomó su almohada y la apretó contra su rostro para comenzar a ahogar el enorme grito de frustración que daba.

Su primer beso, su más preciado tesoro, había sido robado así nada más, y nada más que con una mujer, tan fugaz, tan impuro, tan ajeno a todos los valores católicos con los que había crecido, tan lejano a sus más íntimos ensueños e idealizaciones. Siguió gritando, acompañado de un pataleo, golpeando con puños y talón el colchón.

-"ahhh!!! Haruka Tenoh!!"- decía entre gritos ahogados por la almohada en su cara.

Mientras, en una enorme pieza, en una enorme cama, se encontraba una cómoda rubia, acomodando incluso la almohada bajo su nuca. En su rostro se dibujaba una enorme sonrisa, y un leve suspiro.

-"con que Michiru Kaioh… Michiru"


Bueno, ya me aplique con otra historia, al parecer no puedo pasar mucho tiempo sin escribir jajaja... debo confesar que esta historia si que no tengo idea como seguirla, asi que será todo un misterio incluso para mi, asi que sus comentarios pueden inspirarme ^.^

bsos!