Notas de autor al final, favor de leer.
Advertencia: Esta historia posee posible yaoi [hombre x hombre]. No hay mucho que advertir aquí. Cualquier error ortográfico o de mi posible dislexia es mi culpa. Reclamos a mi persona.
Disclaimer: El mundo de Tokyo Ghoul y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Ishida Sui. Esta historia fue escrita con la finalidad de agradar y entretener al lector.
Historia 100% original. Propiedad de KingOfMisery & OuttaControl845. Historia con derecho de autor.
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Ϟ Como estrella fugaz Ϟ
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Su mirada se mantuvo fija en aquel oscuro y despejado cielo, iluminado por incontables puntos blancos que nunca lograría alcanzar. Alzó ambas manos en un vago intento por lograrlo, su madre le había dicho una vez que cuando creciera podría alcanzar hasta las estrellas, y sus sueños no tendrían límites. Esbozó una gran sonrisa mientras dejaba caer su espalda contra el césped, viendo de reojo a su amigo, el cual seguía concentrado en aquel libro interminable.
Un puchero se formó al no recibir atención alguna, y es que Hide amaba la atención, en especial la de su querido mejor amigo. Se volvió a incorporar, observando fijamente a su acompañante. Por unos segundos la mirada del azabache se encontró con la suya, ninguno dijo nada, luego la regresó a su libro como si nada hubiese pasado.
— ¡Vamos, Kaneki, deja ese libro tan aburrido! —Trató de apartar el libro de sus manos, ambos comenzaron una lucha por ver quien se quedaba con el objeto, cayendo al suelo y rodando colina abajo.
— N-no es aburrido para mí. —Por fin logró recuperar su preciado libro, abrazándolo con fuerza mientras se ponía de pie con la mirada herida—. Tú sabes que–
— Sí, sí, lo sé. —Hide no permitió que su amigo terminara de hablar, le jaló del brazo, volviendo a provocar que este cayera al suelo, aprovechando para envolverlo en un fuerte abrazo—. Pero estás pasando el tiempo conmigo, yo debería bastarte.
— Me bastas, pero eso no quita que lea un poco.
El pequeño infló ambas mejillas, ofendido, rodando lejos del otro para volver a quedar de espaldas contra el suelo. Kaneki soltó un suspiro, inclinándose para besar su frente segundos antes de volver a las páginas de su libro. Estuvo a segundos de volver a reclamar cuando algo en el cielo captó su atención.
— ¡Mira, Kaneki, una estrella fugaz!
El aludido alzó la mirada justo a tiempo, logrando notar lo que tanto había asombrado a su amigo. Su recorrido fue de unos 10 segundos, tal vez menos, pero para aquel par de niños había sido una eternidad, y había sido grandioso. Ambos se observaron mientras sus miradas brillaban.
— Mi mamá dice que las estrellas fugaces cumplen deseos, y que los cumplen en menos de un año. —Hide volvió a hablar, regresando la mirada al cielo en la línea que había recorrido la estrella—. Pidamos un deseo.
Ambos niños cerraron los ojos, pensando en aquello que les gustaría que esa estrella les cumpliese. Luego de un rato Hide se animó a volver a hablar, obligando a su amigo a abrir los párpados.
— ¿No crees que es genial? Y si deseas algo con todo tu corazón te lo cumple en menos tiempo.
La mirada de Kaneki brillo, apretó los parpados con fuerza una vez más, sorprendiendo un poco al de orbes marrón. Llevó una mano hasta su hombro, sonriendo una vez más.
— ¿Hay algo que desees con tu corazón?
— S-sí, algo así. —Bajó la mirada un tanto avergonzado, sintiendo las palmadas dadas en su hombro—. ¿Tú no?
— No, pero cuéntame, ¿Qué es? —La ilusión e inocencia se hiso presente en su mirada, pero luego de un rato negó con la cabeza—. Olvídalo, si me lo dices no se cumplirá.
Ambos volvieron a recostarse sobre el pasto, conversando sobre las cosas que la mamá de Hide le decía. Kaneki mantuvo la vista fija en el cielo y por primera vez no tocó su libro.
Deseaba con todo el corazón que se cumpliera su deseo.
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Los pasos resonaban por los pasillos de aquel amplio hospital, con las típicas paredes blancas que no hacían más que llevarse la "vida" de aquel lugar. Tres enfermeras buscaban por distintos pasillos al joven azabache, quien había desaparecido luego de la fuerte noticia. Su nombre se escuchaba por todas las habitaciones, no importaba a cuantas personas le preguntaran por el chico, nadie le había visto.
— ¡Kaneki! —Hide volvió a gritar el nombre de su amigo en un vago intento por encontrarle, corriendo por un pasillo iluminado solo por una luz que se encontraba al final de este. Detuvo sus pasos frente a una habitación vacía, pero se encontraba abierta; se adentró a paso lento siendo guiado por unos sollozos, al llegar a la esquina más oscura se detuvo—. Kaneki, te–
— ¡Vete! —Aquello sorprendió a Nagachika, su amigo no solía alzar la voz, no importaba en qué situación se encontrara—. Eres un mentiroso.
No pudo responder a aquello, algo en su interior no se sentía bien, nunca había experimentado ese sentimiento. Se inclinó para abrazar al azabache, pero este le aparto ambas manos de un golpe. Una vez más tuvo esa horrible sensación, Kaneki nunca lo había golpeado, ni a él ni a nadie. Alzó la mirada entre lágrimas, coraje y tristeza se podían ver reflejados en ese par de orbes gris.
— Tú me dijiste… ¡Me dijiste que si lo deseaba con el corazón mi deseo se cumpliría! —Una vez más Kaneki alzó la voz, robándole toda palabra al chico frente a él. Apretó ambos párpados con fuerza, cerrando los puños mientras más lágrimas corrían por sus mejillas; le dolía, le dolía como nunca, ¿Por qué tenía que pasarle todo eso? ¿Qué había hecho mal?— Yo solo quería…
Las palabras se ahogaron en su garganta, sentía como si algo oprimiera su pecho y no le dejara respirar. Era la segunda vez que se sentía así. Era la segunda vez que perdía a alguien. Pero era la primera vez que su mejor amigo le engañaba. Hide quiso articular palabras, pero nada salía de su boca. Luego de un rato llorando se armó de valor, sintiendo el coraje correr por todas sus venas.
— ¡Yo solo quería que mi mamá dejara de trabajar tanto y pasara tiempo a mi lado! ¡Quería a mi mamá y por tu culpa…!
Hide sintió como un nudo se formaba en su garganta, su mirada se nubló a causa de las lágrimas, se sentía la peor persona de todo el mundo.
— ¡Te odio Hide! ¡Eres un mentiroso! ¡Te odio!
Y con aquellas palabras su mundo se quebró.
Un par de lágrimas corrieron por sus mejillas, aún no podía creer lo que había escuchado. Eso tenía que ser un mal sueño, y pronto su mamá llegaría a despertarle con un beso en la frente y una caricia en su mejilla. Su cuerpo temblaba, no quería llorar, se merecía todo eso pero no lo quería. Él no quería perder a Kaneki. A pesar de los empujones tomó a su amigo entre sus brazos, ahora nada en el mundo haría que lo soltara.
— Lo siento, Kaneki, perdóname. —Con cada palabra más y más lágrimas brotaban de sus ojos, las palabras de Kaneki le dolían, su odio le dolía—. Deja de hablarme, pero por favor, no me odies.
La pequeña habitación se llenó de sollozos por parte de ambos chicos, Kaneki no podía ordenar sus emociones y Hide se sentía el peor amigo. Luego de un par de minutos Ken dejó de forcejear, no devolvió el abrazo, cosa que solo logró herir más a su amigo.
— Te odio, en verdad te odio. —La voz a penas le salía, pero era suficiente para que Hide la escuchara—. Te odio, te odio.
— Por favor…
Aquel ruego silenció al azabache, quien por fin envolvió el cuello del más alto en un abrazo, volviendo a romper en llanto.
Aquel día Kaneki aprendió a no creer en los cuentos de hadas, y Hide aprendió que no todo el mundo posee una historia feliz.
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~Notas de Autor
¡Hola! Es un gusto presentarme en este bello fandom al cual amo tanto. Me presento, soy KingOfMisery :nomedigas:, y cree esto junto a OuttaControl845.
He decidido escribir un poco de TG porque amo este manga, y soy débil ante el HideKane o Hineki, lo amo con mí ser aunque no sepa ni dónde diablos esté Nagachika. Tenía pensado que esto fuera un drabble pero soy un asco con ellos, así que fracasé y alcancé las 1,259 palabras. Da igual.
Para ser muy honesto no tengo idea de cuantos años tenía Kaneki cuando murió su madre, no recuerdo si Ishida lo dice alguna vez, por eso no he especificado la edad en ningún lado. No siento que deba aclarar mucho, solo me queda decir que estoy muy contento de escribir aquí y sobre estos dos.
No hay mucho que decir, gracias a los que han leído la historia y a quienes han leído hasta aquí, y a los que no pues también les agradezco por haberme dado la oportunidad. Espero poder seguir compartiendo pequeñas historias y que sean de su agrado.
No olviden que los comentarios de un lector son los que motivan a un escritor a continuar día a día con su labor, así que dejen un bello review diciéndome que les pareció, no me caería mal una que otra crítica. Eso es todo. Feliz día/tarde/noche.
— KingOfMisery
