Disclaimer. Todos los derechos reservados, autor original Masashi Kishimoto.
Escritor Betta: LilithUchiha
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Capítulo I
Buenos días, tristeza.
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"Es mi culpa amar a alguien que no sabe ni lo que quiere"
—Hinata, estás comprometida. —le dijo su padre y ni siquiera le preguntó si estaba de acuerdo.
Hinata sabía que algo así eventualmente sucedería. No era que una mujer fuera mal vista para ser la cabeza del más importante clan, sino que la razón de su compromiso era más bien un asunto político. Aquella unión – aún incomprensible para los involucrados – significaría darle al Bouke un poderío mayor con el cual buscarían abolir la imposición del Sello Maldito del Pájaro Enjaulado. Era una señal de paz que destruiría el odio de muchas generaciones.
Después de todo ella ya había aceptado que jamás podría estar al lado de Naruto. Quizá esa certeza la alcanzó en el momento en que se atrevió a atacar a Pein contra todo pronóstico. No, no fue en esa ocasión. Tal vez todo fue más claro para ella cuando Naruto regresó triunfante y fue Sakura – y no ella – quien se atrevió a dar un paso adelante y abrazarlo.
Se había esforzado mucho para dejar de ser tan… ella. Tan seria, tan callada, tan insegura. Pero no servía, nunca servía si se trataba de él. No podría alcanzarlo, ni protegerlo, ni caminar a su lado.
Eso sin mencionar a Sakura. Y es que aunque ella no hacía el menor esfuerzo por retenerlo, Naruto la amaba. Últimamente habían rumores sobre una relación entre ellos y no sabía si estar feliz por él o triste por sí misma. Verlo sufrir la destrozaba, pero verlo con ella también.
No estaba reprochándole nada, en realidad Naruto era alguien a quien debía agradecerle por muchas cosas. Había salvado al mundo entero, la había salvado sin querer cuando eran niños, conservando su autoestima. Su coraje la ayudó, su ejemplo fue su inspiración. Naruto le había enseñado a seguir levantándose a pesar de todo, a pesar de que nadie creyera en él, siempre seguía esforzándose sin cansancio para conseguir lo que quería: seguir su "camino ninja" y su sueño de ser Hokage, lo que estaba segura que lograría.
Y del que ella no podría sería parte.
Porque su camino ninja ahora era diferente. Ser una ninja digna de su clan, se había repetido hasta el hartazgo en un principio. Un día cualquiera, cuando supo que su amor infantil era en realidad amor, su camino ninja fue "caminar a su lado". Porque no quería que jamás volviera a estar solo, quería que él olvidara todas aquellas miradas de odio y que, cuando volviera a casa, alguien lo esperara con un tazón caliente de ramen para cenar. Y quizá, solo quizá, si la suerte le sonreía, se imaginó con niños; uno o dos, para que no estuvieran más solos y si le preguntaban, ella hubiera querido una niña.
Y sin embargo, "su destino estaba escrito", como diría Neji años atrás, y al parecer nada podría hacer para cambiarlo. Lo alejarían definitivamente de ella y no podría luchar.
Mentira. ¿La había notado siquiera alguna vez?
Quizá sí, unos segundos cuando ella le dijo que le amaba. En ese momento, soñó que tendría una oportunidad, pero ahora ella se dice que prefería haber muerto en aquella batalla contra Pein. Porque había muerto mostrando un amor valiente y no la niña tonta que aún espera una respuesta sabiendo que ama a otra.
— Neji será tu esposo. Espero que logres comprenderlo.
Se lo habían dicho cuando acabó la guerra y su padre, como pocas veces, había hecho algo en su honor. Suponía que debía comunicarle algo muy importante para tomarse tantas molestias. Hiashi reunió a todos a su alrededor elogió por primera vez en su vida sus habilidades como ninja.
—Hoy es un día de gran honor para la familia —dijo Hiashi mirando a todos —Mi hija ha demostrado sostener el honor de la familia, convirtiéndose en una valiosa ninja al servicio de Konoha. Estoy orgulloso de ella.
La cena transcurrió con tranquilidad. Estaba tan alegre porque nadie en su familia muriera, que no entendió que la reunión no era más que una distracción. Cuando hubo finalizado la reunión, lo entendió. Juró haber visto la mirada de lástima en el rostro de Ko, su protector.
—Hinata, quédate. También tú, Neji —la habitación fue desalojada, dándoles privacidad – Sé que posiblemente ames a alguien… —comenzó Hiashi, suspirando con pesadez mientras miraba a su hija. Pensó en Naruto, el ahora "Héroe de las 5 Naciones Ninja". Por supuesto, la familia secundaria no tardó en informarle que su hija había llegado tan mal herida por tratar de salvarlo. — Sin embargo, para conservar la pureza de nuestro linaje es necesario hacer sacrificios.
Aunque esto significara unir a su primogénita en matrimonio con su propio primo, esperaba superar la barrera que alguna vez los separó. Sabía que ahora parecía que estaba volviendo a construir esa barrera con cercas aún más altas.
Hinata bajó la mirada sin saber realmente qué pensar. Neji la volteó a ver con cierto dejo de confusión en su mirada, pero cambió su expresión a una de ánimo. Ya no había odio en sus ojos, su relación había cambiado a través de los años y ahora se consideraban hermanos que cuidaban mutuamente del otro.
—El clan… —Hiashi guardó silencio sin saber cómo continuar, se quedaba sin opciones. Si Hinata y Naruto formalizaran una relación, el Consejo le daría más tiempo, pero no parecían tener avances —El clan ha decidido unirlos en matrimonio —declaró al fin, viendo el esfuerzo sobrehumano que su hija hacía para evitar desmoronarse frente a él.
Ella se aferró con fuerza a la mano de Neji, pero no se atrevió a mirarle.
¿Por qué su padre le hacía eso?
¿Acaso no había reconocido que ya era fuerte?
—Por ahora, no es público. No se sientan presionados — dijo como si es fuera posible dadas las circunstancias —Cuando cumplan 18 años la noticia se hará pública y será oficial. Tomen este tiempo para conocerse… De "otra forma".
Por supuesto que "otra forma", significaba como "hombre y mujer".
—No podemos oponernos de cualquier manera, ¿no? — retrucó Hinata, revelándose por primera vez en su vida, sosteniendo una mirada que rayaba en la insubordinación. Hiashi la miro con sorpresa bien disimulada. Él se había opuesto al arreglo y al clan, para que no los casaran especialmente ahora que recién había acabado la guerra. A él lo habían casado igual de joven y a pesar de eso había logrado amar a su esposa. Se había enamorado profundamente y esperaba que a ellos les sucediera igual.
Ella le sostuvo la mirada, pero acabó por bajarla con abatimiento. No podría luchar de cualquier forma.
— Si nos permite, nos gustaría descansar. — Neji habló por los dos. Sabía que se casaría algún día pero jamás pensó que la se acatara la tradición en su caso. Había creído que escogería una mujer y que la amaría como cualquier otro chico.
Hinata era a sus ojos demasiado linda. La había visto convertirse en mujer y sabía que contaba con muchas cualidades que la harían una buena esposa. Pero no la amaba, ni muchos menos ella a él. Se estaban arrebatando, sin quererlo ni poder evitarlo, la posibilidad de estar con alguien que amaran. Pero trataría de hacerla feliz. De verdad lo intentaría. Porque ella no tenía la culpa, ninguno la tenía, ni ellos ni su tío, ni los miembros del Bouke que verían en esa unión la anhelada libertad. No, eran las tradiciones e ideas estúpidas.
Salieron de ahí silenciosamente. Ella se liberó de su agarre y se dirigió a su habitación, necesitaba digerirlo todo.
—Hinata-sama — el muchacho la siguió hasta su cuarto, casi sintió que ella se negaba a escucharlo, pero lo dejó pasar al fin. Neji puso las manos sobre sus hombros y la miró a los ojos – Sé que no soy la persona que ama… Pero permítame intentarlo – ella le devolvió la miarada sorprendida —Sé que esto es inesperado, le juro que no estaba informado. Y quizá no ahora, pero con el tiempo… Con el tiempo quizá logremos…
Ella lo abrazó con fuerza antes de que terminara y lloró amargamente en su pecho. En su mente las preguntas no paraban.
¿Cómo le pedía aquello?
¿Por qué no luchaban?
¿Por qué el genio Hyuga se rendía tan fácilmente?
Quizá después de todo, su primo seguía creyendo en que el destino no se podía cambiar y que aún era un "ave enjaulada". Un ave que nunca había sido libre y nunca lo sería, nacido en una jaula demasiado pequeña como para fingir que no existía.
Por largo tiempo lo intentaron, de verdad lo hicieron. Tal vez un poco más por parte de Neji que de ella. La esperaba al acabar sus entrenamientos y cuando nadie los veía, le pedía caminar tomados de la mano. Le daba besos en la mejilla, cada vez más cerca de sus labios al despedirla.
Pero no todo era malo. El clan trató con más respeto a Hinata y sus tartamudeos eran cada vez menos frecuentes, especialmente ya que la fuente de ellos estaba lejos hace tiempo. Según había escuchado de Neji, Naruto había ido a entrenar con un sujeto llamado Killer Bee, para mejorar el control de Kurama. Probablemente, todo apuntara finalmente a algún asunto que involucrara al último de los Uchiha. Los asuntos del rubio siempre tenían relación con él, con el chico de mirada arrogante y fría.
Neji había partido a una misión, prometiéndole entrenar juntos al volver. Si era franca, ella solía olvidar algunas veces su compromiso. Su rutina no se alteraba y eso sólo aportaba a la negación silenciosa que guardaba con celo. Él la apoyaba en que mantuviera su vida de servicio ninja como hasta ahora. Hinata esperaba desde el fondo de su corazón que su matrimonio fuera tan libre como hasta ese entonces. No quería que lo de sus padres se repitiera en ella, él prohibiéndole ser ninja y otras cosas más, hasta que ella simplemente se fue. Entonces su padre la vio como una carga y Hinata entendió que era su culpa… Por parecerse tanto a su madre.
Aún podía recordar cóo su su primer beso con él. Acababa de regresar del festival de año nuevo y se quedaron a observar los fuegos artificiales sentados sobre el tatami de la entrada, mientras los demás dormían. Neji la había mirado unos instantes y ella al percatarse, se recargó sobre su hombro, nerviosa y avergonzada. Tan solo lo sintió agacharse a su altura para alcanzar sus labios.
Temblaba. Estaba segura que lo había hecho fatal. Por supuesto Neji era más experto, no era secreto para nadie que su compañera y él salieron un tiempo, lo que acabó por razones que nadie conocía.
Él fue tierno en su contacto, tierno. Muy lento porque de otra forma no funcionaba y ella lo apartaba si iba más rápido de lo que sus sonrojos le permitían.
Y aunque ella misma esperó más resistencia de su parte, más arrebatos de rebeldía, no pudo hacerlo porque la única razón para luchar se había ido, demostrándole que nunca la había visto como algo más y que poco le importaba lo que le sucedía. Si todo esto le hubiera pasado a Sakura, tenía la seguridad de que Naruto hubiera hecho un escándalo de proporciones. Por este motivo, concluyó que no le sorprendía estar buscando ese íntimo contacto también.
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N/A. Reeditado.
Fanfic dedicado a Ángel de un Ala, en especial por escribir Haiiro no Shinju.
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