Todos los personajes pertenecen al maestro Tim Burton pero la historia a continuación es de mi autoría. Les pido no distribuir sin mi autorización.
DEMASIADO FRAGIL
Esa noche se encontraba inquieta. Recostada en la cama con el amor de su vida mientras él dormía plácidamente la hacía recordar lo feliz que era pero al mismo tiempo lo abrumada que se sentía. Sintió como Jack quitaba su mano huesuda de su cintura mientras se movía en sueños por lo que aprovecho para levantarse de la cama y salir de la habitación.
Camino por el pasillo hasta llegar a las escaleras y bajarlas. Todo estaba en penumbra como siempre lo estaba en Halloweentown, fue hasta la cocina y se detuvo antes de abrir la puerta. Suspiro y tomo el pomo.
Dentro el cuarto estaba sucio por la reciente cena que había preparado Sally para Jack por lo que se acercó a lavabo para empezar a asear lo platos sucios. Debía hacerlo rápido y en silencio pues había un ligero problema con su limpieza nocturna.
Jack no estaba de acuerdo.
Desde que se casaron Jack se vio a la tarea de mimarla y hacerle la vida más sencilla, tratando de compensar todo lo que había vivido con el doctor y ella no podía estar más feliz de que su esposo se viera tan preocupado con ella pero la trataba con demasiada... demasiada... delicadeza.
Si normalmente Sally adoraba salir por el cementerio para pasear nunca podía hacerlo sola o, el ejemplo más reciente, tampoco podía hacer la limpieza de su propia casa. Jack había contratado a una bruja para que hiciera todo el aseo mientras ella solo se dedicaba a pasear como alma en pena por la casa, también le había dicho que contrataría a alguien para cocinar pero ella casi tuvo que romper a llorar para poder convencerlo de que al menos le dejara cocinar para él.
Jack no pudo decirle que no.
Lavo los platos y limpio la barra de la cocina, barrio un poco quitando los restos de comida del suelo. Limpiar le proporcionaba un placer que ella misma no podía explicar. Amaba acomodar los utensilios o dejar todo limpio y reluciente. Todo en perfecto orden, bueno, el orden que a su manera. La bruja que había contratado Jack era buena en su trabajo pero la llenaba de frustración las veces en las que no podía decirle como era que quería las cosas pues su esposo se encargaba de todo. De todo. Él le daba las órdenes mientras que ella se quedaba a las sombras sintiendo esa ansiedad al tener que vivir en una casa donde no podía hacer nada.
Lleno un cubo de agua para poder fregar los pisos y mientras el cubo se llenaba acomodo todos los vasos del lado derecho y las tazas del izquierdo dándole paz a su reciente ansiedad.
-¿Sally?-
La voz que la llamaba se escuchaba muy cerca y ella sabía que si su esposo la encontraba en la cocina limpiando se molestaría de sobremanera. Así que corriendo cerró la puerta con llave, actuando más por instinto que por lógica y empezó a recoger los utensilios de limpieza.
-¿Sally?- se escuchó detrás de la puerta- ¿Qué pasa? ¿Porque está cerrada la puerta?- decía mientras ella veía moverse el pomo.
-Nada. Ya... ya voy- tartamudeo con nerviosismo.
Tomo el balde de agua con jabón pero por el temblor de sus manos este cayo haciendo que ella se resbalara y soltara un pequeño grito.
-¿Sally? ¿Qué ha pasado?- su voz sonaba preocupada e inquieta- abre la puerta, Sally-
Estaba en problemas, en terribles problemas. Un golpe la sobresalto, su esposo estaba aporreando la puerta. El pánico comenzó a apoderarse de ella cuando vio una de las bisagras caer haciendo un tintineo.
-¡Estoy bien!- grito tratando de detenerlo.
-¿Porque no abres la puerta?-
-Yo... yo... en realidad…-
Por como titubeaba Jack pudo imaginarse que estaría retorciéndose sus pequeñas manos tratando de explicarse y fue cuando todo cobro sentido. Frunció el ceño molesto.
-Estas limpiando-
No era una pregunta. Él lo sabía y ella suspiro al ser atrapada.
-Si- susurro apenada.
-Sabes que no quiero que hagas ese tipo de trabajos. Era la reina calabaza, por eso contrate a una persona-
-Pero, Jack...-
-No vamos a discutir sobre esto de nuevo. ¡Abre la puerta!-
Y reuniendo toda la rabia que en su pequeño cuerpo podría albergar, Sally apretó los puños y grito.
-¡No!-
Jack rugió golpeando la puerta con más fuerza. Solo los separa una pequeña bisagra que estaba a punto de romperse.
-¡No hablare contigo hasta que me escuches!-
La muñeca corrió hacia los estantes y se escondió en uno de la parte de abajo.
-¡Sally!-
Un último golpe hizo que la puerta saliera volando hasta golpear la pequeña mesa que se encontraba allí, rompiendo una silla en el proceso. Pero a pesar de que las cuencas negras recorrieron toda la cocina, Jack no vio a Sally por ningún lado.
-¿Dónde estás, Sally?- su voz se escuchaba amenazante pero su esposa nunca se asustaría de él, de hecho Sally podría asustarse con otras cosas pero él nunca había logrado asustarla ni aunque sea una vez.
Su pregunta quedo flotando pero solo el silencio llego como respuesta.
Jack suspiro intentando tranquilizarse.
-Sally, entiende que solo quiero que estés bien. Que vivas feliz y que no te hagas daño- se plantó en medio de la cocina observando todos los rincones- cariño, te amo tanto que tengo miedo que algo malo te suceda. Si algo te pasara, Sally... yo no... No podría vivir sin ti. Así que tengo proteger lo que más amo-
Sally tuvo que contenerse a salir corriendo a sus brazos pues con esas palabras su corazón latía a toda velocidad pero debía ser fuerte. Si quería tener un poco más de libertad debía mostrarse firme y no dejarse llevar.
-Por favor, cariño. Sal y hablemos de esto-
Un avance, él estaba dispuesta a hablar. Escucho como comenzaba a abrir las puertas de las alacenas buscándola y cuando vio que la puerta de donde estaba ella se abría contuvo el aliento. El rostro huesudo de su esposo se asomó y por un segundo la miro confundido.
-Cariño, sal de allí- le hablo con dulzura.
No. Ella debía cerrar el trato antes de que él con sus dulzura la hiciera olvidar por lo que estaba luchando.
-No, primero tienes que prometerme algo- le dijo tratando se sonar seria pero frente a Jack ella siempre se derretía. Quizás lo que era peor era que su esposo lo sabía y parecía usar eso a su favor.
-Lo que quieras, amor. Pero primero sal para que hablemos con calma-
Estiro una de sus huesudas manos para llegar a ella y Sally se apretujo más en la esquina, milagrosamente las manos de su marido no llegaron a ella y por primera vez, se alegró de ser más pequeña que él porque así no podría entrar a buscarla.
-No, Jack. Hablemos primero y cuando lleguemos a un acuerdo saldré-
Jack pareció exasperarse pero se controló con un suspiro que dejo salir toda su frustración.
-Primero, Jack quiero más libertad...-
-Amor, tú tienes todo tipo de libertad...-
-No, Jack. Quiero estar en mi casa y poder hacer lo que quiera en mi casa. Quiero limpiar, cocinar y acomodar mi casa como a mí se me antoja...-
-Sally... no pensé que te sintieras así...-
-Te amo, Jack. Durante mucho tiempo te he amado pero a veces me siento abrumada por todo esto-
-¿Te siente abrumada con mi amor, Sally?-
En vez de verlo molesto pudo notar una ligera sonrisa de lado que la hizo que se sonrojada.
-Bueno, me había hecho a la idea de que nunca estaría contigo y, ahora que estoy contigo me siento tan feliz- le dijo sonriendo pero luego volteó a verlo con seriedad- pero también deseo poder tener más libertades. Solo un poco-
Al escuchar a su esposa lo hizo sentir un poco culpable. Sally no conocía el mundo y él, por su miedo a perderla, la estaba haciendo infeliz.
-Sally, yo... no sabía que te sentías así- se colocó en cuclillas dejando sus codos en las rodillas y que sus manos cayeran en medio- es que te veo tan frágil que pienso que en cualquier momento podrías abandonarme-
La muñeca se enterneció y decidió acercarse a su esposo que no dudo en abrazarla.
Jack continuamente buscaba contacto con ella, siempre le tomaba de la mano, la abrazaba o la llenaba de besos y si alguien se atreviera a burlarse de su expresiones de amor, él se encargaba de recordarles porque era el rey calabaza. Por eso al sentir como la abrazaba mientras suspiraba aliviado la hizo sentir un poco mal, Jack necesitaba mucho afecto que ella estaba dispuesta a darle en cualquier momento pero a veces necesitaba de un poco de espacio.
-¿Toda esta discusión fue ocasionada solo porque no te dejo limpiar?-
La muñeca se ruborizo por lo absurdo que era todo esto pero se trataba más de algo personal que solo de limpiar. Era una revolución en su interior, un cambio que quería dejárselo en claro a su marido.
-No, Jack. Es más un asunto de fortaleza. No soy frágil y puedo cuidarme, puede que solo este unida por hilo y trapo pero también soy fuerte en mi interior. No tienes que preocuparte porque algo me pase porque yo nunca te dejare-
Las cuecas de los ojos del rey calabaza se abrieron con devoción. Siempre había respetado a Sally pero lo que sentía más que respeto era orgullo.
-Lo sé, mi amor-
La levanto en brazos sintiendo su sorpresa pero le encantaba sentirla frágil en sus brazos aunque solo fuera su cuerpo porque por dentro era la mujer más valiente que conocía. No por nada que estuviera casada con él.
-Entonces, ¿Puedo…?-
-Puedes hacer lo que tú quieras, mi amor- le susurro en su cabello mientras le besaba la coronilla, amaba como olía Sally, como el otoño- solo no te apartes de mí-
-Eso nunca, Jack- le contesto con una sonrisa tan grande que hizo que Jack levantara una ceja.
-¿En serio te hace tan feliz que te deje limpiar la casa?-
-Ya te dije que no es por eso-
Se detuvieron en la cama donde la deposito con delicadeza sobre el colchón sin dejar de hablar.
-No sabes que ansiedad sentía cuando veía a otras personas tocar mi casa sin que yo pudiera hacerlo. No puedo soportar que las cosas no estén en su lugar-
Su esposo frunció el ceño sin comprender bien a que se refería.
-Cariño, la casa siempre está perfectamente limpia-
-No, Jack, tu no entiendes. Para mí no está en orden-
La risa de Jack la sorprendió luego él la abrazo tan fuerte que pensó que sus puntadas no resistirían.
-¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes de mí?- le pregunto ella intentando sonar molesta pero al verlo reír no podía enojarse con él, aunque la risa fuera a su costa.
-Querida, me estás diciendo que tienes una obsesión con el orden-
-¿Qué?- ella tapo su boca con sus pequeñas manos preocupada- ¿Estoy mal?-
-Para nada, amor- le dijo tomando una de sus manos y besándola- ahora entiendo porque estabas tan ansiosa todo el tiempo y tu inquietud- tomo su otra mano y la beso mientras que le regalaba una sonrisa- algún defecto tenías que tener, Sally-
-Jack, yo tengo muchos-
Él la abrazo mientras ella seguía hablando para luego comenzar a besar su cuello delicadamente, hasta que su voz se volvió un murmullo seguido por suspiros.
Sally no era para nada frágil pero Jack podía darse el lujo de saber sus puntos débiles y usarlos a su conveniencia.
…
Buenas días, tardes o noches.
Te agradezco por pasar a leer mi historia y espero que haya sido de tu agrado. Una disculpa si viste algún error ortográfico.
Soy apasionada del mundo de Tim Burton y no solo del Extraño Mundo de Jack, si no de todas sus películas y cortometrajes, incluyendo sus pinturas y esculturas. Me había propuesto escribir una pequeña historia sobre esta pareja, ya que fue la primera película que vi de él y lo he cumplido, esperando que tenga una buena aceptación o al menos que alguien la lea.
Sin más por agregar. Me despido.
Elba Kheel.
