Un libro estaba provocando gran interés en muchas personas, algo que a Vegeta, le llamo mucho la atención, siendo un amante de la lectura, pero cuando por fin lo tenia en sus manos, y se acomodo en la sala de su casa, para poder leer, el nombre de la autora lo sorprendió, despertando en el sensaciones que creía dormidas.
Capitulo 1
Mi nombre es Bulma Brief, hoy tengo 26 años de edad. Quise recurrir a este medio para contarles una historia, mi historia. En la cual, solo encontré lagrimas, dolor y sufrimiento, lo que dejo profundas heridas en mi alma y mi corazón, a tal punto de no creer en nada ni nadie.¿Como se puede seguir cuando la vida, te golpea una y otra vez?¿Como se puede amar, cuando las personas, solo muestran que el amor no existe?¿Como se puede creer, cuando estas sola?¿Como puedes ver cuando no hay luz? aprendí a luchar, a sobrevivir y valerme por mi misma, pero a cambio, perdí mi alma, mi ser, mis sentimientos y hasta mi compasión.
Desde que tengo uso de razón, jamás tuve muy buena relación con mi madre, ella era una mujer muy libre, sin tomar en cuenta, que a la que dejaba sola, todo el día en casa, era a su pequeña hija de solo cinco años.
Mi padre, mi mayor amor en esta vida, era un hombre muy trabajador, que entregaba su tiempo completo a su mujer y su hija. Pero nada es lo que parece, he visto llorar muchas noches a mi gran hombre, por causa de las ausencias de mi madre, acompañadas con las constantes infidelidades. Yo no era tonta, sabia lo que mamá hacia, pero no podía decir nada.
Con el pasar de los años, me convertí en un objeto de desahogo, para las frustraciones de mi madre, jamás odie tanto a una persona, como a ella, pero tenia la esperaza de algún día terminar con mi sufrir, irme lejos, para no volver.
Mis padres buscaban la manera de ocultar sus riñas, ante la gente, así que en una de esas muestras, de intentar reconstruir sus vidas en familia, nació mi hermanito Goku, pero nada cambio.
Mi madre, al ver que con mis seis años de edad, podía levantar a mi hermanito de su cuna, digamos que encontró la niñera perfecta, al menos ya no estaba sola cuando ella se iba, mientras que papá, trabajaba día y noche para mantenernos.
Ya a mis quince años, todo era peor, las peleas eran constantes, y nosotros testigos activos, obligados a participaren ellas.
Recuerdo que en una ocasión, nuestros padres nos llamaron a la mesa, Goku y yo nos sentamos, sin imaginarnos nada malo. Fue en ese momento en que mi padre nos pregunto-¿Quieren que su madre se valla de esta casa?-Mi pequeño hermano tapo su rostro con sus manitos, llorando desconsoladamente, por aquella pregunta, pero yo en cambio, estaba alimentada por el rencor, hacia una persona ausente en mi vida-Quiero que se valla-Conteste, sin remordimiento alguno, mirando fijamente a los ojos de aquella mujer, que solo representaba el dolor de mi vida. Al fin y al cabo, no paso nada, ellos se reconciliaron, dejándonos a nosotros, con los peores momentos vividos de nuestra infancia.
Vivíamos en una gran ciudad, donde el frenesí de la noche, tentaba mucho a nuestra madre, así que sin preguntar, nos mudamos a un pequeño pueblo, donde la gente era prejuiciosa, pendiente de los demás, hipócrita y falsa.
Una vida nueva, un lugar nuevo, un pequeño y maldito lugar, donde ya no tendría que seguir a mi madre, para saber donde o con quien estaría. Todos sabían todo de todos, así que no me fue muy difícil, el enterarme que todo era igual, pero esta vez, me jure callarme la boca, pero la situación ya se estaba yendo de las manos. Los amantes de mi madre, venían hasta la puerta de nuestra casa, mientras que mi pobre hermanito dormía y mi padre, trabajaba.
No pude soportarlo, ya no podía callarme mas, era tan injusto, me dolía tanto.
Una mañana, me levante, no estaba de muy buen humor. Mi madre intento decirme algo, no recuerdo muy bien que era, pero jamás olvidare aquella cachetada, que recibí en el rostro, cuando le dije que me dejara en paz. En ese momento me levante, para empujarla contra la pared. Los golpes fueron mutuos, al igual que los jalones de pelos, mientras que Goku, solo lloraba en un rincón. Cuando puede verla en el suelo, por otro fuerte empujón que le di, solo reaccione a salir corriendo, para avisarle a mi padre, llamándolo de una cabina telefónica, al trabajo, creo que fue una mala idea. Al otro día, cuando el volvió de trabajar, me despertó de una manera, que jamás imagine en mi vida, un fuerte golpe a puño cerrado en la espalda. No fue dolor físico lo que sentí, fue dolor del alma, el único que hombre que amaba, por el cual daba mi vida, me estaba golpeando de una manera muy cruel y despiadada, el solo recordarlo, para escribirlo, me hace revivir ese sufrir, haciendo que algunas lagrimas escapen de mis ojos.
Ya nada me importaba, solo quería irme, quería desaparecer, ya no sentía nada, estaba muerta. Una vez que cumplí los dieciocho años, la mayoría de edad, tome una decisión, me iría.
Esa tarde me senté fuera, con mi pequeño hermano, para decirle lo que iba a hacer.
-Goku, me iré de la casa- Le dije, mientras lo abrazaba.
El me miro con sus ojitos bañados en lagrimas- Por favor Bulma, no me dejes solo-Se aferro a mi cuerpo, como si ya nunca mas me volvería a ver.
Lo admito, fui cobarde, arme un bolso y me fui, dejando a mi pequeño hermanito de trece años. ¿Pero que mas podía hacer? No podía llevarlo conmigo.
Mi padre trato de detenerme, pero no me importo, me fui sin mirar hacia atrás, ignorando por completo el llanto de mi madre, "-que hipócrita-"Pensé.
¿Dónde me fui? Bueno, hace un tiempo, que salía a escondidas con un joven de mi edad, Yamsha. Jamás olvidare ese nombre. El era un muchacho muy atractivo, de pelo largo alborotado, alto, piel blanca, ojos color marrón y un cuerpo bien formado. No sabia en lo que me estaba por meter.
Estaba loca por el, me gustaba demasiado, no se si podría decir que fue amor, pero yo creía que lo era.
Vivimos en lo de su tía por un tiempo, era perfecto, pero, nada es gratis en esta vida, nada es perfecto. Fue cuando empezaron las peleas.
La primera vez que discutimos, el estaba en una fiesta con sus amigos, pero cuando yo llegue a buscarlo, ya que no sabia que estaba de fiesta, lo vi muy arrinconado con una joven. Fui en dirección a ellos, no fue muy buena idea.
-¿Qué haces?- le pregunte, con furia en la mirada.
El no dijo nada, me tomo del brazo y me saco a jalones hasta la calle,-Bulma ¿Por qué no estas en casa?- estaba muy fastidiado.
-Estaba preocupada por ti, pero veo que estas en buenas manos-Me cruce de brazos y lo mire con mucho odio. En ese momento, puede sentir el primer golpe.
-Vete a casa, ahora mismo-Su mirada estaba bacía, no le importo lastimarme.
Salí corriendo, en dirección a la casa, no tenia donde ir. Pude sentir como la sangre brotaba lentamente de mi labio inferior, pero cuando me mire al espejo, pude ver mi rostro lastimado. No podía creerlo, me senté en el suelo con mi mano en el golpe, a llorar como una niña perdida-¿Por qué?- me preguntaba una y otra vez, mientras mecía mi cuerpo de un lado a otro.
La horas pasaban, el no volvía. Hasta que la puerta se abrió. Al verlo entrar, completamente alcoholizado, sentí miedo, apenas si se podía mantener en pie. Yo estaba parada frente a el, completamente paralizada, mientras se acercaba lentamente hacia mi, cuando estuvimos bien cerca, el levanto una de sus manos, cerré los ojos en reflejo, hasta que pude sentir, una caricia, justo en el lugar donde el me había golpeado. Se arrodillo, aforrándose de mis piernas, mientras lloraba desconsoladamente.-Perdóname Bulma-Decía entre lagrimas-No se que me paso mi amor-
Estupida. Sentí lastima por el, me agache a su lado para abrazarlo-No es nada mi amor, ya paso, pero no vuelvas a hacerlo.-
El me beso suavemente en los labios-Te lo prometo, no volverá a pasar-
Ese fue el primer golpe.
