La Vida nos hace regalos, uno de los más importantes es el amor, pero Jacob y Megan tendrán que Luchar con su pasado para encontrar su felicidad. Los personajes Pertenecen a Stephenie Meyer, la Historia aunque Loca es Mia. Mil Gracias a Mi Beta PanquesitoPattz =)

Estaba agotada, había sido una noche muy dura, me había dado cuenta que necesitaba un trabajo extra, el dinero que ganaba en mis "Trabajos" era bueno pero estaba destinado a propósitos más importantes que la renta o la comida, pero no tenia idea de en que podría trabajar, así que baje de mi pequeño departamento y compre un periódico, en casi todos los trabajos pedían referencias y experiencia, y no contaba con ninguna de ellas, eso me hacia enfadar, como rayos iba a tener experiencia si no trabajaba antes.

Vi un par de anuncios en los que podría trabajar, uno era limpiando una escuela, no me agradaba porque no era la persona más sociable del mundo, y la otra era en una gran compañía en el departamento de correos, seguramente ellos manejaban muchas cartas y necesitaban ayuda, era lista y decidí probar suerte, me arregle y me puse unos jeans, una blusita roja de cuello sport, mis converse y me hice una coleta alta. no llevaba maquillaje por que lo odiaba, si por mi fuera me vestiría peor, pero no tenia mucha ropa y era un trabajo, tenia que dar una buena impresión. Tome el periódico, mi identificación falsa que decía que tenia 20 años, lo se, era una tramposa, apenas y tenia 17 pero así nadie me daría trabajo ni me rentaría un apartamento, tome un par de autobuses hasta que llegue a la compañía, si se ponían pesados buscaría trabajo en otra cosa, al llegar habían dos tipos enormes en la entrada vestidos de negro y con una muy mala cara, después me fui a la seguridad.

— ¿Dígame señorita? — me pregunto el guardia con una leve sonrisa, se veía joven de unos 24 o 25 años, sabía que le gustaba mucho a los chicos, mucho mas de lo que quería.

— Vengo a solicitar empleo — le dije mostrándole el periódico que llevaba por si acaso esto no resultaba.

Me hizo firmar una hoja con mi nombre y me sonrío coqueto, pero no le hice caso, seguí de largo, fui a recepción y me dijeron que tomara el elevador y bajara un piso para ver a la señorita que se encargaba de contratar a los nuevos empleados, sentí un cosquilleo, algo muy extraño como si me estuvieran viendo, conocía muy bien esa sensación, antes de entrar al elevador me gire y voltee hacia todos lados pero no alcance a ver a nadie, me estaba volviendo una paranoica insufrible.

Cuando baje a ver a la señorita Douglas ella me sonrío muy amable pero yo estaba muy nerviosa, aunque siempre que esto pasaba las cosas se ponían mal porque ponía mi cara de piedra para no mostrar ninguna emoción.

Le di una hoja con mis datos.

— ¿No tienes experiencia linda?

— No señora.

— Dime Kim, veo que tampoco tienes referencias.

— No seño... — ella me miro levantando la ceja — No Kim, acabo de llegar a la ciudad y no conozco a nadie.

— Ya veo, tu casero tal vez podría ser una buena referencia.

— Emm si eso creo, no lo conozco en realidad, pero siempre pago a tiempo.

— Bien linda ya tengo tus datos, tengo que entrevistar a los demás aspirantes al empleo, si el empleo es para ti te llamare.

— ¿Eso demorara mucho?

— Tal vez un par de días.

— Bien, gracias.

Le di la mano y salí de ahí, me quede parada y fue cuando note que no tenia mis llaves, me gire y las vi en la entrada camine viéndolas como una tonta cuando alguien tropezó conmigo y me caí hacia atrás estampando mi trasero en el frío pavimento.

Estaba completamente furiosa, levante la vista y me quede helada, era el, sabia que lo era, había visto sus fotos en los periódicos muchas veces.

— Porque no miras por donde vas niñita — dijo haciendo hincapié en la ultima palabra.

Sentía que el fuego me inundaba y mi carácter combatiente salio a flote.

— Usted debería ver hacia abajo, no todos somos monstruos subdesarrollados como usted.

— ¿Como me llamaste? — pregunto de la manera mas seca del mundo, la mirada de odio mas penetrante que había sentido en mi vida.

Me levante y sacudí el polvo de mi trasero.

— Ya me oíste imbecil.

El tipo se acerco a mi a grandes zancadas. Pero si el quería pelea la tendría, ya me estaba imaginando mis puños en su maldito rostro de imbecil.

— Edward por Dios.

El hombre se quedo parado, me dio otra mirada y se alejo entrando a su auto, obviamente era la voz de una mujer que lo llamaba pero no alcance a verla.

Me gire y vi que el guardia sostenía mis llaves a la altura de su rostro.

— ¿Se le perdió algo señorita?

— Si mis llaves por favor — dije extendiéndole la mano.

Cuando acerque mi mano a las llaves el las retiro y me hizo enfurecer, no estaba para jueguitos.

— Me devuelves mis llaves o te juro que voy a descargar todo mi enojo contigo mastodonte.

Se giro por un momento y me las entrego.

Salí a paso rápido de ese lugar, definitivamente este no era mi día, había visto al maldito diablo y tropezado con otro imbecil.

JacobPOV

Odio tratar con ese imbecil, como odiaba al maldito, pero no tenia opción, tenia que firmar unos malditos papeles y lo tendría en mi oficina.

Cuando lo escuche llegar me tense al instante

—¿Como estás marica?

— Mejor que tu imbecil, firma los papeles y lárgate.

— Créeme Jacob, me desagrada tu compañía mucho más que a ti la mía.

— Imposible.

Tome el folder y lo arroje en la silla de enfrente, el rugió, sabia que eso le molestaba, se había vuelto el Patan más grande del mundo.

Vi como empezó a firmar los malditos papeles y salí de la oficina para respirar aire fresco, estar en la misma habitación que el me enfermaba.

Me recargue en el barandal que daba al lobby y entonces la vi, la chica más linda que había visto en mi vida, se veía joven pero divina, su cabello era negro ondulado, por un momento pensé que no era el mejor que le favorecía con su pálida piel, se veía confundida, después de mirar hacia varios lados vio la recepción y luego se dirigió a los elevadores.

— Me quieres tener todo el día aquí perro, ven y firma esto.

Me gire hacia el y llegue a grandes zancadas.

— Lo que sea para que te largues pronto — Tome los papeles y firme furioso.

— Listo ya puedes largarte— le di la copia y vi la furia en sus ojos.

— Espero que te pudras en el maldito infierno — dijo saliendo de mi oficina rápidamente

Ahhh eso no se iba a quedar así, fui tras de el, estaba en el lobby cuando vi que tumbo a la chica que había visto hace un momento, la pobre se fue de espaldas, iba a correr hacia ella para ayudarla a levantarse y para protegerla de ese maldito idiota cuando vi que ella le gritaba y Cullen se moría de la rabia, por un minuto pensé que le iba a tirar un golpe, pero volteo hacia su auto y se alejo, ella se acerco furiosa hacia el guardia de seguridad en la entrada, tomo unas llaves y salio hecha una furia, me quede de una pieza viendo sus caderas contoneándose mientras se alejaba. cuando fui capaz de regresar a la realidad ella ya no estaba cerca.

Tenia que verla de nuevo, me acerque al guardia que todavía babeaba por la chica misteriosa.

— ¿Quien es la chica?

Él volteo a verme sorprendido

— Señor Black, es... — levanto el libro de visitas donde todos anotaban su nombre y a donde se dirigían.

— Megan Smith, iba a recursos humanos señor, a pedir trabajo en mensajería.

— Perfecto — dije para mi, tenia su nombre y sus datos.

Me aleje sin dar explicaciones y tome el elevador que daba a recursos humanos, vi a kim trabajando con un montón de papeles, ella era una señora muy amable, así que le sonreí.

— Hola señor Black.

— ¿Cuantas veces tengo que decirte que me digas Jacob?

— Lo siento Jacob, ¿Que se te ofrece?

— Eh visto algo de movimiento y supe que estas viendo a los aspirantes para trabajar en correos.

— Caray — pensó la mujer al jefe no se le pasa nada.

— Si así es, estoy revisando los curriculums.

— ¿Alguno interesante?

— Un par de chicos.

¿Chicos? maldición ni siquiera la estaba contemplando para el puesto, y necesitaba verla de nuevo.

— ¿Puedo echarle un vistazo a los aspirantes?

— Emm si claro, por supuesto se... — vio mi sonrisa torcida y se apeno —...Jacob

Él comenzó a ver los documentos, pero los iba pasando rápidamente, hasta que vio la foto de la chica, Megan Smith, nativa de Chicago, 20 años, sin experiencia previa, solo la referencia de su casero, 1.68 de estatura, le gusta el ejercicio y eso era todo, maldita sea pensó Jacob, no le gustaba mostrar preferencias, pero algo tenia que hacer.

— Contrátala a ella.

— Señor no tiene experiencia…

— Es el correo kim no física nuclear, parece que necesita el trabajo, no como esos niñitos tontos que solo quieren comprarse un carro para conquistar niñas.

— Si por supuesto señor, mañana la llamare.

— No, hazlo hoy antes de irte, dile que se presente mañana mismo a trabajar.

— Como digas Jacob.

Él se alejo pensando en como se aproximaría a Megan al día siguiente, la fiera de Meggie, pensó mientras reía y caminaba a su oficina.

MeganPOV

Estaba muy enojada, encontrármelo había sido lo peor que me había pasado en meses, pero necesitaba un maldito trabajo, así que tome mi periódico y fui a los lugares, eran trabajos insufribles, espantosos, pero tenia que comer, casi a punto de entrar a la escuela, el ultimo lugar al que quería acercarme mi teléfono sonó.

— ¿Diga?

— ¿Hablo con la señorita Megan Smith?

— Si — dije titubeante.

— Soy la Sra. Kim Douglas de recursos Humanos de Black Co. le llamo para comunicarle que el puesto en correos es suyo si decide aceptarlo.

Casi pego un grito de la emoción, nada de limpiar baños para niños entupidos.

— Si claro, muchas gracias

— Necesito que se presente mañana mismo a las 8:00 AM puntual en mi oficina para arreglar sus documentos.

— Por supuesto ahí estaré.

No podía creerlo eso era tener suerte el trabajo que quería y lo obtuve, me dirigí a casa, no sin antes comprar algo de comida, moría de hambre, no había tomado mas que un café, compre verduras, eran baratas y me durarían un par de días, me hprepare una gran ensalada con mis vegetales y devore todo, iba a tener que cambiar mis "hábitos" nocturnos, pero podría dejarlos para el fin de semana para no levantar sospechas, esperaba que el maldito diablo no fuera por ahí seguido, no sabia si iba a poder contener el veneno en mi boca y escupírselo para que lo quemara.

Mi departamento era pequeño, era lo que podía pagar, las únicas dos puertas que habían eran la de la entrada y la del baño, pero vivía sola y nadie me visitaba nunca así que no importaba en realidad, tenia mi pequeña cocina, con una mesa aun mas pequeña, mi cama tamaño matrimonial, me gustaba dormir ocupando toda la cama, había probado con una cama pequeña, pero cuando tenia pesadillas siempre terminaba en el suelo y no me gustaban esos despertadores bruscos, mis dos burros, mi pequeño closet, que no alcanzaría a llenar nunca, una televisión frente a la cama y una silla al lado de mi ventana donde me ponía a dibujar cuando me sentía triste. Ese día me fui a dormir temprano, quería llegar descansada, no tenia idea de lo que me deparaba el trabajo, me puse unos jeans negros, una blusita sisada de color azul y zapatos cerrados, me gustaban mas mis converse pero no pregunte si había código de vestir para ese trabajo, tome mis autobuses y llegue a la empresa, el de seguridad me comió con los ojos de nuevo, me dieron ganas de darle un buen golpe en la entrepierna a ver si así se calmaba.

— De nuevo por aquí linda señorita.

— Solo dígame señorita, no le he dado pie a que se tome esas consideraciones conmigo.

— Solo digo la verdad.

Sentí la maldita furia en mi piel, pero me tenia que calmar, no dude en que ni siquiera vería la recepción si le daba una paliza a ese tipo.

— Tengo una cita con la Srta. Douglas, me esta esperando, así que ¿Me dejas entrar?

— Por supuesto.

Hizo una caravana el muy maldito, ya encontraría la forma de vengarme. Entre rápidamente y baje en el elevador.

— Pasa linda, fírmame estos papeles y estas contratada.

Vaya que eran las cosas rápido aquí pensé

Vi cuanto iba a ganar y no estaba mal, pensé que seria menos

— ¿Y ahora a donde voy?

— Ve hasta el lobby y veras una puerta, entras y caminas todo el pasillo, al final veras un letrero que dice correos, pregunta por Michael, el te enseñara lo que tienes que hacer.

— Muchas gracias señora.

Ella me sonrío, no era mala persona. Hice lo que me dijo, camine hasta el lobby, me detuve un instante, de nuevo esa sensación en el cuello, pero no había nadie a excepción de la recepcionista que miraba su computadora y el patan de la entrada estaba mandando un mensaje en su celular, seguí caminando hasta correos, toque la puerta pero no tuve respuesta, así que abrí.

Todos estaban ocupados, pero apenas abrí la puerta todos se quedaron viendome, rayos y mil rayos, todos eran chicos ni una maldita mujer en ese piso.

Un chico rubio se me acerco muy sonriente, ya tenia una buena idea de lo que estaría pasando por su mente, todos los malditos hombres eran iguales.

— Hola preciosa ¿Te perdiste? — me dijo apoyando su brazo en la pared y guiñándome un ojo.

Quise tumbarle todos los dientes y borrarle la maldita sonrisa del rostro, pero no, maldita sea necesitaba ese trabajo, en ningún lugar me pagarían de la misma manera.

— Soy la nueva, la Srta. Douglas me mando a hablar con un tal Michael — dije despectivamente a propósito.

— Ese soy yo, pero dime Mike.

— Una vez conocí a un Mike — le dije seria

— ¿De verdad?

— Si, era el ser más patético que he conocido en mi vida.

Capto la indirecta y se puso serio por un momento, lo había herido, pero después de unos segundos me volvió a sonreír.

— Seré el que cambie tu manera de pensar sobre los Mikes del mundo.

Rodé los ojos, este seria un trabajo más difícil de lo que pensé.

— ¿Me dice que tengo que hacer o lo tengo que averiguar sola?

— Si claro — me dijo serio.

Me llevo a una pila de papeles — Edgar y Emile son los encargados de organizar el correo, yo lo recibo y tu lo entregaras a las diferentes oficinas en el edificio — me mostró el carrito.

— ¿Y como rayos voy a saber a quien entregarlo y donde si no conozco el edificio?

— Hoy te acompañare todo el día para mostrarte cada oficina y mostrarte quien es cada quien, mañana lo harás tu sola, aunque no tengo inconveniente en acompañarte toda la semana.

Este imbecil se creía un seductor y yo quería arrancarle su cabello rubio de niña con mis manos.

— No será necesario tengo buena memoria.

Fuimos recorriendo piso por piso con el correo mientras yo trataba de memorizar los nombres de cada uno, para el décimo piso los pies me mataban y el lo noto.

— Para la próxima no traigas zapatillas, los tenis son mejores, aunque te ves divina con ellas.

— Gracias por el aviso.

Trate de no sonar desagradable o seria una pesadilla, conocía a los de su tipo, entre mas los rechazabas mas te deseaban.

Finalmente el ultimo piso.

— Aquí es la presidencia, puedes dejar el correo con Tori, es la secretaria del Sr. Black.

— OK.

Me acerque a la muchacha, debería tener unos 26 años, era bonita, de cabellera rubia y delgada

— Disculpe, soy Megan la nueva encargada del correo, Michael me dijo que le dejara a usted el correo.

— Mucho gusto y bienvenida, soy Tori.

— Yo soy Megan.

Deje el correo en su escritorio y su voz me detuvo.

— Espera megan, puedes llevárselo tu al señor Black por favor, tengo que salir urgentemente y me dijo que le urgía ver su correo, creo que espera algo importante.

Ashh pensé para mi, ya quería bajar, porque seguramente habría nuevas cosas que entregar y no quería perder el tiempo conociendo a un idiota prepotente, así era la maldita gente rica.

— Si, claro Tori, ese es mi trabajo.

Toque la puerta un par de veces y una voz fuerte y varonil me respondió.

— Adelante.

Abrí con cuidado, esperaba encontrar a algún viejo, pero para mi sorpresa era un hombre como de 32 0 34 años, altísimo, moreno, se veía musculoso, aun atravez del traje, ojos negros profundos, cabello corto en picos y de pronto me dedico una sonrisa que casi hace que mi quijada tocara el suelo.

— Pasa por favor.

— Emm si claro, su correo señor.

Estiro la mano para tomarlo, pero rápidamente lo puso en su escritorio y alargo la mano para estrechar la mía.

— Soy Jacob Black.

— Emm si, soy Megan, Megan Smith, la nueva de correos señor.

— Dime Jacob, no me gustan tantas formalidades, así me harías sentir mas a gusto.

— Emm si claro— maldita sea no paraba de hablar como una tonta — Si me disculpa, tengo que seguir con mi trabajo.

— ¿Te gusta?

— ¿Que cosa?

— Tu trabajo.

— Si, todos han sido muy amables, muchos mas de lo que me esperaba.

De pronto lo vi un poco serio, así que esa era mi salida

— Con permiso señor.

Me apresure a salir, tome el carrito y comencé a caminar a la salida con Mike pisándome los talones.

— Vas como alma que lleva el diablo ¿Te regaño?

— ¿Que? ehh no, no quiero que el jefe vea que holgazaneo en el primer día de trabajo, vamos a seguir con el trabajo.

Lo que mike no debía sospechar es que el jefe me había deslumbrado por completo, me sentí una completa idiota, nunca me había sucedido algo así en toda mi vida, para mi los hombres eran territorio prohibido, eran algo asqueroso, pero este hombre era perfecto de pies a cabeza, y esa condenada sonrisa que tenia, era algo peligroso para mi, tendría que hacer acopio de todas mis fuerzas y poner mi cara de pocker para no caer ante el, alguien con tanto dinero como él solo querría jugar con alguien tan poquita cosa como yo, un maldito acoston y a la calle.

Sacudí la cabeza para concentrarme en lo que restaba del día, en la cafetería solo pedí una manzana, no tenia apetito, tenia el estomago lleno de mariposas al recordar esa sonrisa perfecta.

Casi terminaba mi día cuando Mike me llamo.

— Hey Megan.

— Dime Michael — no deje de llamarlo así en todo el día a ver si calmaba sus hormonas adolescentes, porque claramente se veía en sus 21.

— Dime Mike por favor, y toma, falta una carta para el jefe, su secretaria dijo que la esperaba urgente antes de irse.

Mi corazón se acelero de inmediato, me ponía tan nerviosa tener que verlo, pero tome la carta y me di media vuelta.

Aunque no lo quisiera aceptar me la había pasado pensando en el todo el día, subí al elevador y presione el ultimo piso, iba moviendo mi pie nerviosa hasta que las puertas se abrieron, me quede fría, ya tonta Megan da un paso, agarre aire y salí del ascensor, el cual se cerro de inmediato.

— ¿Tori? — llame pero no hubo contestación.

— ¿Traes algo para mi?

Escuche su voz y me puse mas nerviosa, me sudaban las manos no tenia idea de como hacer para contenerme porque nunca me había sentido así.

Toque su puerta ligeramente, el ya sabia que estaba allí.

— ¿Puedo pasar?

— Claro, adelante…

Abrí la puerta y allí estaba él, sentado en su escritorio con una gran sonrisa, extendió la mano y le di su carta.

Me quede un par de segundos viéndolo.

— Bueno jefe si me disculpa me retiro — me gire y su voz me detuvo al instante.

— Espera, ¿Como te fue en tu primer día de trabajo?

— Pues... Bien.

— ¿Solo bien? ¿Te paso algo? ¿Alguien te molesto?

Si claro, le iba a decir que su guardia de seguridad y el baboso de Mike me habían fastidiado, pero no, yo me encargaba de mis problemas.

— No, todos fueron muy amables.

Cambie el peso de mi cuerpo un poco, esos zapatos me mataban.

Él rápidamente lo noto y miro mis pies.

— ¿Caminaste por el edificio todo el día con esos zapatos?

— Pues si, tenia que venir presentable.

— No es necesario, mañana ven con zapatos cómodos, no quiero ser el culpable de que sufras, anda siéntate, debes estar agotada.

— No quiero molestar y ya es mi hora de salida.

— Oh claro — me dijo serio — tu novio debe estar esperándote.

— ¿Que? no, yo no…—

— No que — me dijo acercando un poco su cuerpo a donde estaba.

— No tengo novio — dije rápidamente, no pude evitarlo y me sonroje, sentí el calor en mis mejillas.

Lo vi sonreír de nuevo y acomodarse de nuevo hacia atrás.

Me sentí tan tonta, eso debía pensar él, que era una niña tonta.

— Adiós.

Me gire y comencé a caminar rápidamente hacia el traidor elevador que no subía lo suficientemente rápido.

— Espera Megan, ya es tarde, te puedo llevar a tu casa.

— No es necesario señor.

— Claro que si, te hice quedarte mas tiempo y es peligroso que estés sola a esta hora en la calle.

— Si el supiera— pensé.

De verdad no pasa nada, no quiero dar molestias.

— No es molestia, espera un momento.

Vi como regreso a su oficina, tomo una chaqueta y la colgó en su brazo.

En ese momento llego el elevador tomo mi brazo y entramos en el.

Me quede viendo los botones del elevador hasta que llegamos al estacionamiento subterráneo y el me dio el paso, no como el idiota de la entrada sino como un caballero.

— Gracias — alcancé a decir.

Camine a su lado hasta que llegamos a un auto.

— ¿En cual prefieres ir?

— ¿De que habla?

— Si sigues sin tutearme me vas a causar una baja de autoestima, ¿Tan viejo me veo como para que me hables de usted?

— Pues...no.

— Entonces de ahora en adelante dime Jacob.

— Es mi jefe no puedo.

— Ok en la oficina llámame señor, pero ahora no estamos en la oficina, por favor — me dijo de una manera que me desarmo.

— Bien Jacob, ¿De que hablas?

Señalo un auto increíble, un Pontiac clásico y luego una motocicleta preciosa una Harley del 82, abrí los ojos como platos, no creí que el fuera de ese tipo.

— Y bien, ¿cual prefieres?

Si le decía que el auto no iba a poder mantener mi vista alejada de el y tendría que hablar, pero en la moto iba a estar muy cerca de él.

— Puedo tomar un taxi, en serio.

Lo vi serio, casi como triste, y no me aguante.

— La moto.

— ¿Si? genial, me encanta mi motocicleta.

— Es una belleza— dije como en un suspiro.

— Nooo, ¿Te gustan las motocicletas?

— Si, mucho.

Abrió la cajuela de su auto y saco dos cascos, se acerco a mi y puso uno en mi cabeza, comenzó a acomodarse el suyo y yo lo imite, tonta, tonta porque no reaccionas Megan — me grite en mi mente.

Fue a mi espalda y me puso su chaqueta.

— Hace frio, no quiero que te resfríes.

— Gra..gracias.

Subió a su moto y volteo su mirada hacia mi.

Lo seguí y me subí tras de él, sujete su cintura, no quería abrazarlo, sentiría mi corazón a mil por hora latiendo en su espalda.

— ¿Sabes algo de esta moto?

— Algo, es una clásica del 82.

— ¿Segura que es de ese año?

— Pues si, las del 82 tienen el escudo al revés, son muy raras.

— Chica lista — dijo divertido, arranco y acelero en cuanto estuvimos fuera del edificio, no tuve mas opción que pegarme a su cuerpo o caería estrepitosamente.

— Te gustaría acompañarme a cenar.

— Emm yo no puedo.

— Por favor, odio comer solo, podemos hablar de motos.

— No me sentirá cómoda en los restaurantes que de seguro acostumbras.

— Ok tomo eso como un si.

Acelero y se detuvo en un pequeño restaurante italiano.

— Espero que te guste.

— Si, me gusta la comida italiana.

Él empujo la puerta para darme paso y comencé a quitarme el casco, era un lugar pequeño pero era lindo.

— Ven por acá, esta es la mejor mesa de todas.

Lo seguí y me senté frente a el, tomo mi casco y lo puso en el suelo, al lado del suyo.

— ¿Vienes muy seguido? — él parecia conocer muy bien el lugar, pero no lo entendía, no era el típico restaurante súper caro que visitaban los ricos como él.

— Ya no mucho, pero pido a domicilio.

— ¿A su esposa no le gusta salir de casa?

Lo se, era completamente patética usando esa táctica de secundaria, pero no podía pensar cerca de él.

Soltó una gran carcajada y no supe como reaccionar.

— No estoy casado Megan, ni siquiera tengo novia.

Quería reír como él lo hacia pero conseguí mantener la calma en mi rostro.

— Entonces ordenas a domicilio porque vives solo.

— En realidad vivo con mi padre, ¿Y tu con quien vives?

— Pues sola.

Sabia para donde iba el rumbo de la conversación y si la tocaba iba a salir corriendo de esa lugar.

Tome el menú y lo levante rápidamente.

— Emmm sabes, no tengo ningún antojo, ni hambre, porque no comes tu y yo…

— Ahh no, no me vas a dejar comer solo.

Levanto la mano y llamo al camarero que voló hacia nosotros.

— Tráenos una pizza especial, un fettuccini, ravioles, pan y … — me miro un instante y luego al mesero — unos refrescos.

Vaya a jacob no le gustaban las negativas.

— Eso es demasiada comida.

— Es que no me has visto comer.

Le sonreí un poco, porque rayos me sentía así con él, me sonreía y quería sonreírle de vuelta, lo veía triste y de inmediato pensaba en consolarlo, era una bruta.

Después de algunas preguntas tontas y de contarle mi recorrido por la empresa nos llevaron la cena, en verdad estaba buena y el si que comía, como si no hubiera mañana.

Él lo noto y se quedo viendome, me sonrío mientras terminaba de sorber un poco del fettuccini

— ¿Que?

— ¿Cuantos días llevas sin comer?

Su carcajada no se hizo esperar.

— Soy un hombre grande Megan, me da mucha hambre, sobre todo después de días tan estresantes.

— Fue un día difícil — le dije afirmando al ver su rostro.

— No tienes una idea, me pase el día esperando esa jodida carta.

Que raro — pensé, cuando le di la carta apenas y la abrió, la dejo a un lado, no se me hizo que fuera algo importante.

— Permíteme un momento Megan — me dijo con una sonrisa y se metió al baño.

¿Que rayos hacia metida en un restaurante con el? él me parecia tan bueno y amable, no podía gustarle, no, eso no era, estaba tan confundida que llame al mesero y tome su lapicero sin siquiera pedírselo, tome una servilleta y comencé a escribirle una nota.

Muchas gracias por la cena Jacob,

surgió algo importante y me tuve

que ir, me divertí. Hasta pronto.

Megan.

Me dirigí al mesero.

— Espéralo aquí y se la entregas cuando haya llegado a la mesa.

Tome mi bolsa y salí corriendo del restaurante, alcance a ver un camión que me dejaba cerca de casa y afortunadamente lo alcance, con cuidado mire hacia el restaurante, lo vi salir corriendo y voltear hacia todos lados, parecia frustrado.

Apenas y llegue a la casa me di un buen baño de agua helada, lo necesitaba tanto, me puse mis viejas pijamas y apague la luz dispuesta a dormir.

Eres tan hermosa Megan — vi su rostro pegado al mío.

Era la chica mas hermosa que he visto, y así como así, sentí sus labios chocando con los míos, era un beso suave, sentí sus labios tibios contra los míos, sus manos aferradas a mi cinturaa.

En ese momento desperté sofocada, había soñado que Jacob Black me besaba.

Eso nunca me había pasado, no podía dejar el trabajo, lo necesitaba, pero iba a tener que esquivarlo, no verlo, era necesario.

Toda la semana evite su oficina, fue fácil, esos tres torpes estaban vueltos locos por complacerme y me aproveche de ellos, cada vez que tenia que llevar una carta a presidencia, me hacia la tonta.

— Oh no, lo olvide de nuevo, el jefe se va a enojar conmigo, me va a correr — decía tratando de aparentar tristeza.

— Tranquila — me decía Mike — Yo la llevo.

Así fue toda la semana, el viernes Mike llego algo pálido después de llevarle una carta.

— ¿Estas bien? — le preguntaron los chicos.

— Emm si, el jefe no esta de buenas.

— ¿Te regaño?

— Me mato con la mirada.

Seguramente él quería una maldita explicación y yo no quería dársela.

Era viernes, así que llame a Peter.

— Hola preciosa, ¿Quieres hacer algo hoy?

— Ya sabes que para eso llamo, ¿Hay algo?

— Te conseguí una buena, será pan comido para ti.

— ¿En que lugar?

— El gimnasio de Rochester, ¿Lo conoces?

— Si, te veo ahí en una hora.

Fui a mi casillero y tome mi mochila, llevaba mi ropa porque sabia lo que seguramente pasaría.

Salí pitando de ese lugar, sentía la adrenalina por todo mi cuerpo, esa frustración la tendría que usar a mi favor.

Llegue y vi los autos estacionados en el lugar y un par de guaruras mal encarados, habría dinero eso era seguro.

Subí y vi a Peter recargado contra la pared mandando textos en su celular, me vio y me sonrío al instante.

— ¿Estas lista?

— Dejame cambiarme y calentar, lo estaré.

Entre a un vestidor y me cambie, me puse unos tenis, un short, mi playera de deportes pegada al cuerpo, calenté un poco y salí al encuentro con Peter.

Apenas y nos acercamos al ring de boxeo todos empezaron a vitorear, las vendas que usábamos en las manos las ponían al momento, no querían ninguna droga en ellas para hacer trampa.

Vi al grandulón que seria mi contrincante y le dedique una sonrisa torcida a Peter.

— Con que fácil ehhh.

— Es grande pero lento, solo no dejes que te atrape.

Si, así es, yo peleo, lo hago por dos razones, para pagar ciertos servicios especiales que mi vida requiere y por la adrenalina, lo dije antes tengo mal temperamento y aquí saco toda mi furia contenida, todo lo que me calle en la maldita semana aquí lo iba a sacar, cada golpe a ese tipo seria uno para el guardia de seguridad, para el idiota de Mike y sus amigotes que no dejaban de verme el trasero, y para los demás, para mi por dejar que un maldito chico me gustara.

Me detuve ante mis pensamientos, me gustaba, de verdad me gustaba, ese maldito Jacob Black y su encantadora sonrisa.

Escuche el toque de la campana y me levante de mi lugar, en estas peleas se vale todo, excepto morder y picar los ojos.

— Hasta me sentiré mal por golpearte preciosa.

— No lo sientas porque a mi me dará gusto patearte el trasero — dije mientras me abalanzaba hacia él y le asestaba un gran golpe en la quijada, me miro furioso, seguro no podía creer que le hubiera dado semejante trancazo.

— Ese trasero será mío al final de la noche, ya lo veras.

— Ni en tus sueños baboso.

La pelea se me hizo eterna, yo fui quien tiro mas golpes pero sin duda el había atinado varios y dolían como el demonio.

Finalmente lo desequilibre de una patada, tome su brazo, enrosque mis piernas en su cuello y el perdió la conciencia, ese era mi mejor truco ante semejantes trogloditas.

Vi hacia el publico por primera vez en la noche.

Habían algunos felices, ellos me habían visto pelear con anterioridad, seguro me apostaron, otros me querían comer con la mirada, baje y fui a cambiarme, Peter entro y me arrojo un fajo de billetes.

— Como siempre, un gusto trabajar contigo.

— ¿No se te olvida algo?

— Ah si claro — abrió un casillero y me dio una botella de tequila.

No se como te gusta eso, te puedo conseguir whiskey.

— Esto esta bien gracias, te llamo en 2 o 3 semanas.

— Si claro, espero tu llamada, ¿Quieres que te lleve?, este si te dio batalla.

Me vi al espejo y tenia un buen golpe en la cara y sentía un par mas en las costillas.

— No gracias, me puedo cuidar sola.

Primero que nada quiero agradecer a Mi Beta la más linda de FF PanqusitoPattz, es mi Sensei y una buenaza no se como lo hizo pero esto se ve bien LOL, a Yeye, Kaths, Karlita, Mariana, Kalita y Vany que con sus lindas palabras me dieron animos para publicar esta alocada historia que espero les agrade

Si dejan un Review no me enojo XD =)