Hola de nuevo. Quizá nadie me conoce ya por estos lares, puesto que hace mucho tiempo que no actualizaba ni entraba. Bueno, tenía muchas ganas de escribir algo nuevo, así que he intentado hacer algo distinto con mi pareja favorita. Espero que no lo encontréis muy lento. Cualquier sugerencia es bienvenida. Espero que os guste el tema sobrenatural y los malotes, porque habrá mucho fantasma y un chico malo, muy pero que muy encantador. (Al menos, a mi gusto).
Si habéis leído mi otro fic (actualmente abandonado, si la gente quiere que lo siga lo haré) veréis que soy fan de los cambios de personalidad, por ello, ninguno de los personajes de Fairy Tail tendrá una personalidad parecida a la de los personajes originales. Así que, si no os gustan estos fics, no lo recomiendo. Dicho esto, nos vemos al final del cap. ¡Espero que lo disfrutéis tanto como yo lo he hecho escribiéndolo!
Capítulo 1. El encuentro que lo cambió todo.
La noche, oscura y asoladora, le envolvía y parecía que fuera parte de él, como si completara su propia existencia. Era casi, como una gran capa que se movía a su vez. Todo estaba en silencio absoluto, como si fuera una cuidad muerta, condenada a la quietud para siempre.
Lo único que rompía la inmensa oscuridad en la que participaba era la pequeña luz de su cigarro cuando se llenaba los pulmones de ese humo, que soltaba en grandes cantidades, como si se tratara de una vieja máquina. Solo podía escucharse por esas solitarias calles el repiqueteo de sus botas contra el suelo, y los pequeños suspiros que soltaba, quizá con la excusa de expulsar el humo. Con pasos exhaustos, poco a poco se iba acercando a su destino, cuando repentinamente una pequeña luz le revolvió el estómago. Esta noche no, pensó para sus adentros; mientras apretaba la mandíbula con fuerza.
Con otro gran suspiro, siguió con su camino, fingiendo no ver esa extraña luz que penetraba a través de todas las casas de ése apartado barrio Londinense.
Durante estos últimos años, había aprendido a vivir con su maldición, pero no siempre era sencillo; por esa misma razón, ese mismo año había decidido ignorar todo suceso extraño que percibiera y no verse envuelto en él, para ahorrarse cualquier tipo de problema que no fuera de los vivos.
De nuevo, se vio roto el silencio por el sonido de alguien corriendo agitadamente; y después, un gran golpe contra el suelo.
- Mira por dónde vas, estúpida – su voz era áspera y cruda. Desde el suelo, se veía como un gigante amenazador, con una mirada que prácticamente podía matar. No podía ver su rostro, puesto que el gran sombrero negro que llevaba escondía su cara en una oscura sombra, camuflándose en la noche. La joven tragó saliva, asustada y nerviosa. Él, chasqueó la lengua y se llevó lo poco que quedaba de su cigarro a la boca y aspiró lo máximo que pudo. Se agachó delante de la joven, de cuclillas, y mientras soltaba el humo en su rostro, apagó su cigarro en la chupa de ella. - Las jovencitas de hoy en día sois bastante maleducadas - sonrió de forma siniestra y amenazadora. La joven tosió por culpa del tóxico humo y le vio alejarse lentamente mientras ella seguía ahí, en una especie de trance. A los pocos segundos, su cuerpo reaccionó en un impulso casi de supervivencia animal y siguió rápidamente al hombre, del que ya casi solo podía ver una lejana silueta. Cuando llegó hasta él, le cogió del brazo con fuerza, reteniéndole, y le observó como si fuera su última esperanza de sobrevivir esa noche.
- Por favor, tienes que ayudarme – el viento revolvió su pelo rubio, sucio y enredado – Me están persiguiendo – insistió, mientras se le rompía la voz. El hombre, que se había parado para observarla, miró hacia un lado y hacia el otro y arqueó una ceja.
- Nena, yo no veo a nadie – sonrió de forma triunfal y chulesca – ¿no habrás tomado demasiadas pastillas esta noche? - su tono fue demasiado elegante para lo que acababa de decir. La joven hizo un extraño espasmo y miró hacia atrás consternada y asustada. Se empezó a rascar la espalda por debajo de su fina camiseta de forma violenta, como si tuviera algo enganchado de lo que no puede deshacerse. Él, se quitó el sombrero y empezó a revolverse el pelo, incómodo y hastiado, y con un gran suspiro buscó en uno de los grandes bolsillos de su oscura gabardina. Después de lo que parecieron minutos, cogió de la muñeca a la joven y observó sus uñas, con sangre debajo de ellas por culpa de los arañazos que se estaba provocando.
- Conserva esto – le dio un pequeño saquito de tela. Se notaba que estaba hecho a mano, era tela áspera, de mala calidad y estaba cosido de forma rápida y casera – Llévalo contigo estés donde estés, como si te estás bañando en el puto río – le dio pequeños golpes en el hombro para asegurarse de que le estaba entendiendo – Nunca, repito, nunca lo abras. Y si tienes la maldita suerte, o quizá desgracia, de sobrevivir y nos volvemos a encontrar, quizá me lo piense y te ayude – se encogió de hombros, aburrido – o quizá no. Depende de como me encuentre ese día – su sonrisa era brillante pero siniestra. Con calma, se colocó el sombrero de nuevo - Y ahora, lárgate antes de que me arrepienta – le hizo señas con la cabeza indicándole que se marchara y la chica, apretando el pequeño saquito entre sus manos, emprendió el camino como si se tratase de una maratón, y a los pocos segundos, desapareció en la densa niebla que estaba comenzando a ocultar las calles de Londres. Mientras ella se marchaba, el joven observó la luz que había visto antes alejarse; ahora ya sabía de quién se trataba. La espalda de la chica, estaba repleta de espíritus y demonios agarrados a ella, que se alimentaban de su energía espiritual, enganchándose como jodidas garrapatas. Era la primera vez que veía tantos espíritus agarrados a un alma. Se extrañó de que ya no la hubieran consumido por completo. No durará mucho, pensó para sus adentros. Pero, aquella noche, emprendió su camino algo arrepentido de no haber actuado para salvar a aquella joven; y no lo dejó dormir tranquilo después de muchos años sin haberse preocupado por nadie más que por si mismo. En ese momento no se percató, pero una pequeña silueta le observaba fumar en su ventana a lo lejos.
Y eso ha sido el primer capítulo, o prólogo, si queréis llamarlo así. Hacía mucho que no escribía nada y he disfrutado como una enana. Quizá no es muy bueno, por mi falta de práctica ahora mismo, pero espero que os haya entretenido y/o gustado. En fin, la verdad, me animaría mucho que si os ha gustado la trama me dejarais un review, animan muchísimo, y así siento que no estoy escribiendo solo para mí misma. Nada más por hoy... ¡espero hablar pronto con todos!
-TantiBels-
