Este fic ha sido creado para los "Desafíos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenecen, son todos obra de J.K. Rowling.
Lucius espió desde su escondite, y tembló de rabia. En toda la historia de la familia Malfoy jamás había ocurrido algo así. Era indignante, un escándalo. Y todo había comenzado por culpa de una criatura como aquella.
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Él era un maldito Don Juan. Se pavoneaba por la mansión luciendo su magnífico taparrabos, que le quedaba mejor que al mismísimo Tarzán. Y, para colmo, mostraba con orgullo aquellos tres pelos locos del sobaco que le daban una madurez con la que era difícil competir: no le extrañaba que las mujeres cayeran a sus pies. ¡Pero Narcisa! ¡Su Narcisa! ¿Era posible que hubiera caído en las redes de aquella criatura? ¿Era posible que él, Lucius Malfoy, gran mago proveniente de una gran familia, fuera engañado por su esposa? ¿Que su mujer lo estuviera engañando nada más ni nada menos que con Dobby, el mandito elfo doméstico?
—No, no, no…— Snape alejó el frasquito de las manos impacientes de Lucius, en su boca había una ligera sonrisa.
Lucius había acudido, como medida desesperada, al profesor de pociones del colegio. Necesitaba saber la verdad. La sospecha de aquel affair lo traía loco, y sabía que ni su mujer ni el elfo dirían la verdad sin la ayuda del veritaserum.
—Todo tiene un precio, Lucius —recordó Snape, sin borrar la sonrisa socarrona del rostro.
El hombre sintió un escalofrío.
—Tengo todo el oro del mundo, lo sabes —intentó sobornar.
—Sabes que no me interesa tu dinero —Y la sonrisa de Snape se ensanchó aún más.
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—¡Maldito Snape!
Lucius volvió a espiar, corriendo un poco la cortina que lo ocultaba. Tendría que humillarse a sí mismo sólo para poder conseguir saber la verdad… Pero ya saber qué ocurría realmente entre el elfo y su mujer no era lo preocupante, si no lo que estaba por pasar.
Afuera había un grupo de mortífagos, todos dispuestos en mesas, para disfrutar de una cena y un show: era la reunión anual. El tema era que… Lucius sería el show.
—¡Sólo quieres humillarme!
Snape había aparecido junto a Lucius, y sonreía con malicia.
—Claro que si. Si quieres usar una de mis pociones, deberás pagar —Snape agitó la varita, y una música de origen árabe comenzó a sonar. Del otro lado de las cortinas, los mortífagos cesaron sus charlas, interesados por lo que ocurriría a continuación. Las pesadas telas que ocultaban a Lucius se deslizaron hacia un costado… y los hombres reunidos estallaron en risas.
Lucius estaba convertido en una perfecta odalisca, y se encontraba más colorado que un tomate.
—¡Baila, Malfoy! —gritó Snape, agitando la botellita de veritaserum.
Y a Lucius no le quedó más que bailar, y humillarse a sí mismo… todo para desenmascarar a aquel estúpido pero sexy elfo, que tenía un affair con su mujer.
Nota: la historia anterior surgió al elegir la lista de "situaciones absurdas", espero haberlo hecho bien.
