Orgullo

No lo iba a llamar, no él. No con el orgullo que le pesaba tanto. Pero y si... ¡No, no, no! ¡El bastardo ese era quien había empezado, así que él no tenía por qué ahora ser quien daba el primer paso! Otra vez. Uno diría que incontables eran las veces que ya había pasado por eso, que ya habían pasado ambos. Pero no, él no le llamría. No esta vez. Le había dicho que era un inmaduro engreído, por eso él no tenía por qué llamrle para exigir que le vuelva a prestar atención. ¿Pero y si ya no tiene su número...? ¡Y un demonio! Para eso existían las guías telefónicas; en el peor de los casos, Atobe. No, él no le iba a llamar, por Dios, que aún su orgullo era muy grande para eso...

-Esto, Yuushi... Soy yo, Gakuto...