ESTA ES UNA HISTORIA REAL, LE PASO AL AMIGO DE UN AMIGO (O al menos en parte)

Los personajes y todas esas cosas que ustedes y yo sabemos le pertenecen a S. Meyer. Las tildes, comas, puntos y esas otras cosas son cortesía de Ta-lamejordelmundo-Cullen.


Living is easy (with eyes closed)

Edward estaba gritando. – vas a morir Jacob Black, te voy a hacer pedazos…- en ese momento un ruido muy fuerte hizo que me asustara, estaba tirada en el sofá mirando el techo.

- jajaja, no deberías descuidarte Ed, mi mano es más rápida que tu vista- la voz que salió del parlante grito GAME OVER.

- jajaja okey, ¿cuánto te debo? – Edward puso cara de perrito mojado.

- 20 dólares, pero creo que podría dejártelo pasar si me prestas tu auto desde las 6.30 de hoy. Hasta… mmmm… las 12.30. ¿Es un buen negocio no te parece?

- Jaaake, ¿me vuelvo sola del estudio?

- yo… no había pensado en eso.

- estas en un lío Jake, - respondió Edward con una sonrisa picara – hagamos esto, yo te paso a buscar por el trabajo si me acompañas a buscar unas cosas Y no solo te llevo a cenar sino también podríamos ir al cine.- Jacob nos dirigió varias miradas.

- no vamos ir al cine solos, siempre vamos los tres. Jake se va a enojar. – resolví haciéndole caritas al interpelado. Ya había pasado varias veces, ahora resultaba gracioso, pero nosotros éramos tres mejores amigos, los mejores amigos del mundo, vivíamos juntos, pasábamos las festividades juntos, salíamos juntos absolutamente todo los TRES

- yo no me enojo – respondió Jake. Edward y nos miramos expectantes, ¿que se traía entre manos?

- ¿a dónde vas exactamente hoy? – Pregunto Edward – no es por nada pero necesito saber donde esta mi coche, donde lo vas a estacionar, por cuanto tiempo lo vas a dejar tirado en la acera y quien va a estar en el asiento del acompañante, suponiendo que seas tú quien se siente del lado del conductor. – Edward era muy ocurrente. Pero ambos sabíamos que Jacob no iba a dar el brazo a torcer. Pensó medio minuto, rió y respondió:

- en un restaurante, en el estacionamiento del mismo, supongo que por dos horas o algo así, aunque verdaderamente espero que sea por más tiempo, no es de tu incumbencia y si, voy a manejar yo. ¿Algo más?

- respeto tu decisión de mantener a tus acompañantes en la oscuridad, muy caballeresco – dijo Edward guiñándole un ojo.

- verdaderamente muy caballeresco, ¿no te gustaría intentar algo así alguna vez? – mi pregunta sonó estúpida, Edward era el tipo de hombre que no se enamoraba nunca, pero eso no le impedía acostarse con varias chicas, ¿su cebo? Muy simple, trabajaba en un estudio de arquitectura y daba clases particulares de piano, aparentemente las chicas se pegaban a él cómo abejas a la miel.

Recuerdo que una vez dijo. "yo creo en el amor para toda la vida, como el que tienen mis padres, pero solo puedo darme cuenta si esa persona es el amor de mi vida, si la beso. Por consiguiente tengo que besar a tantas mujeres pueda antes de morir, y saber que, si al menos no lo encontré perecí intentando encontrar el amor eterno"

Edward se había quedado callado. Y luego respondió – mmmm… podría… no, no lo creo – dos sonrisas se extendieron por las caras de mis mejores amigos.

- me lo imaginaba, - lo que era verdad, ellos no cambiarían nunca, Jacob seria el eterno enamorado y Edward seria… Edward. – me voy a bañar y salimos ¿sí? –

- si señorita, como usted diga, jugamos la revancha Ed? – pregunta retórica Edward Cullen odia perder. Incluso contra su mejor amigo, a quien había conocido en jardín de infantes.

Esa amistad era la que encerraba para mí más enigmas que cualquier otra. Era diametralmente distintos, en casi todos los aspectos de la vida, pero esa relación que había nacido entre pañales y mamaderas, se había desarrollado con la caída de los dientes de leche y afianzado durante sus respectivos primeros amores, era una de las relaciones más naturales que existían, Jake no tenia hermanos ni padres, Sam y Billy habían muerto en un accidente de auto hacia 6 años ya.

Los Cullen prácticamente lo adoptaron como parte de la familia. Pensándolo bien no eran solo mis amigos, eran también mis hermanos, o al menos lo parecían. Ya no me pesaba el hecho de ser única hija. Todavía recuerdo el día en que los conocí.

FLASHBACK.

Yo tenía cinco años. Estaba en una plaza de juegos con mi papa. El lugar estaba vacío, salvo por dos niños muy diferentes y sus padres que charlaban animadamente. Jugaban con una pelota de rugby que llego a mi cabeza y me dejo tumbada en el piso. Yo estaba con Charlie, que no se preocupo tanto como sus padres que corrieron a mi encuentro retando a sus respectivos hijos.

- pídanle perdón chicos – dijo el padre del chico rubio, quien más tarde me enteraría se llamaba Carlisle.

- perdón, no quisimos golpearte.

- lo hubiéramos logrado si no estuvieras en el medio.

- Edward, eso no es pedir disculpas.

- está bien, no hay problema, ¿verdad Bella? – dijo mi padre a lo que yo asentí.

- ¿Bella? ¿Qué nombre es ese?

- uno muy lindo – las mejillas tostadas del niño se tiñeron de colorado, y también las mías.

Mientras nuestros padres se quedaron charlando Jacob me pregunto si quería jugar, probablemente pensó que iba a decir que no. Pero yo sabía cómo jugar con pelotas, Charlie estaba convencido que los deportes eran también para niñas, (lo que probablemente expresaba sus ganas de tener un hijo varón.) Si bien yo no era muy buena en el juego de pasar la pelota termine divirtiéndome y riendo cuando mis dos futuros mejores amigos se tiraban la pelota muy fuerte para derribarse mutuamente. Esa tarde terminamos de jugar mientras nuestros padres hacían los arreglos necesarios para ir a un juego de béisbol. Tres días después me encontraba en la casa de los Cullen y ahí pensaba quedarme.

FIN DEL FLASHBACK.

De eso habían pasado varios años. Y siempre estuvimos juntos. Cuando falleció el padre de Jake, cuando los míos decidieron separarse, en el casamiento del hermano de Edward, Emmet con Rosalie, la chica más guapa del instituto y cuando tuvieron su primer bebe, llamada Jazmín mi ahijada y la de Edward, pero también estuvimos juntos en los muchos días que duro la Hospitalización de Carlisle por el cáncer que tuvo y del que salió prácticamente ileso hace varios años, y mas aun durante los días siguientes al velorio de Billy y Sam

Éramos amigos, nos amábamos de una manera muy peculiar, que nunca nadie, o prácticamente nadie, lo iba a entender. Pero eso no nos importaba.

El día transcurrió aburrido como siempre, Jake y yo trabajábamos en el mismo edificio, pero para dos empresas distintas, el en publicidad y yo en marketing y relaciones públicas, a la tarde daba clases de danza clásica en una escuela de arte. No pude contener la risa, amaba bailar clásico, porque me llenaba el alma, era para lo único que servía, mi coordinación era una pesadilla pero cuando me paraba delante de mis alumnas, de entre 5 y 7 años podría jurar que mis movimientos eran muy gráciles.

La escuela era una de mis mejores amigas, llamada Alice, Jasper, su novio se la había regalado el día de su casamiento. Haciéndola más feliz de lo que alguien podría imaginar.

A las 3:00 cuando volví del baño a mi escritorio me encontré con él, uno de los seres más perfectos que el mundo había ideado, mi jefe, separado hace dos años, con quien tenía una "relación", y a quien quería mucho (para nada reciproco), entendía y respetaba, no por la edad, (si, el era varios años más grandes que yo) sino por su personalidad, carácter, su forma de ser. Estaba apoyado en mi escritorio. Leyendo algo que salía de mi impresora.

- Bella, me alegro mucho de volver a verte ¿Cómo te fue esta última semana?

- James… muy bien, los días fueron muy tranquilos salvo el día que salió el comunicado de prensa sobre "los chicos." – trabajábamos en una consultora, pero James era representante de varios artistas de la farándula, "los chicos", a quienes nos referíamos muy a menudo, eran dos de las estrellas más cotizadas del mundo del espectáculo, que nunca nos dijeron que estaban juntos hasta que se los vio en un boliche uno encima del otro, dejando en claro que no podían despegarse por lo que se podía ver en las fotos. Ni bien vi esas fotos me alegre por ellos, sabía muy bien lo difícil que era ocultar una relación- … pero por suerte lo pudimos resolver rápido – articule sin agregar nada más.

- me alegro entonces, ah, traje esto de Disney para ti, - me entrego un llavero con la figura de campanita – a mis hijas les gusto mucho también – genial, me comparaba con sus hijas.

- muchas gracias es... muy… adorable – ¿adorable? ¿Desde cuándo decía adorable? ¿Se habría dado cuenta que mi regalo me había resultado triste? ¿Pobre? ¿Paupérrimo?

- me alegro que te guste. – dijo con una amplia sonrisa.

- tenemos que hablar unas cosas, ¿te parece ir a tu oficina? – se lo dije, bueno, no se lo dije, se lo di a entender, necesitaba de sus besos, de sus abrazos de su aroma, se quedo callado, levante la vista para ver si seguía ahí.

- en este momento no puedo Bella, discúlpame, a no ser que sea muy importante, estoy tratando de ponerme al día. Pero podría ser mañana. ¿No?

- eehhmm, si no hay problema.

A eso de las cinco Edward paso a buscarme por el trabajo con la camioneta de Jake, mi humor estaba por el piso, mientras Edward me contaba sobre su nueva chica llamada Ángela, de rasgos orientales, era modelo pero no era hueca, era alta pero no una jirafa… me encantaban las explicaciones de mi amigo. Era muy… ocurrente. En verdad no lo estaba escuchando, sabía que no era importante para él, podía recordar a casi todas las chicas de Edward Jessica, Ashley, Joan, Gina, Lauren, Chloé, Candela, Camila, Julie y la lista seguía y seguía. Ninguna de ellas duraba más de una semana

- ¿no te parece una buena idea? – no había escuchando nada de lo que decía. Mierda

- perdona, ¿qué? – volví la vista de la ventana a su cara,

- que si te parece una buena idea que cenemos los cuatro… quiero hacerla sentir bien, viene de un pueblo muy chiquito y no quiero que piense que soy un degenerado sin escrúpulos, que solo quiere acostarse con ella…. – lo mire incrédula. Cuando estaba empezando a pensar cómo podría decirlo de la mejor manera el mismo se respondió – aunque ese fuera todo el propósito, quizás, todavía no la he besado. Uno nunca sabe…- se quedo callado, sonreía, estaba pensando en algo.

- Edward, uno siempre sabe como son las cosas en realidad, además ¿no escuchaste lo que dice "nunca digas nunca"? Y no, no saldré con una de tus amiguitas hasta que te pongas de novio. - Con eso termino nuestra conversación,

- si mi führer!* – dijo haciéndose el tonto, con un saludo militar. Seguimos charlando hasta que llegamos a mi restaurante preferido de comida Tailandesa. Donde había sido mi primer cita con James. La cena transcurrió como siempre. Nos reímos con Edward del mesero, de la chica que nos recibió con cara de asombro, (probablemente pensaba que yo era una come hombres, ya que había ido a ese lugar varias veces, con Jake, James y ahora con Ed)

Estábamos a punto de elegir los postres cuando apareció él, en la puerta seguido de su esposa, ex esposa. Mi corazón se detuvo y con toda seguridad mi cara reflejo esto ya que Edward se volvió y los vio entrar.

- dime que es una broma Isabella, me dijiste que habías cortado tu relación él, pensé que te habías dado cuenta que no era el indicado para tu vida, al menos no en este momento. O nunca. – no podía hablar, no podía responder, les había mentido, Jake y Ed habían estado días nombrando todas las razones por las cuales James no era el indicado para mi, y debo admitir que tenían razón, pero no lo conocían tan bien como yo, James era un hombre sumamente obstinado, y me quería a mí, o al menos eso es lo que había dicho.

- quiero irme, te espero en la puerta, necesito respirar.- Salí del lugar prácticamente corriendo, me resguarde detrás de la camioneta, busque mi celular y marque su número, sonó dos veces y mi llamada fue al buzón de voz. Mi voz temblaba, - James, quería hablar contigo, perdón, no es nada importante… llámame cuando te desocupes o hablamos mañana, como tu digas, besos, muchos.

Ah es Bella. – y corte, evidentemente soy la persona más estúpida del mundo.

Ni bien subió Ed al auto me di cuenta que no iba a durar mucho sin decir nada. Pensé que era mejor acortar el momento, como un condenado que se acerca a la horca.

- Vamos, dilo ya. – Por toda respuesta negó con la cabeza, concentrado, sin despegar la vista de la calle, cuando yo sabia que no era necesario – se que te mueres por decirlo Cullen. – bromee con el pinchándole las costillas con el dedo índice

- no, no lo voy a hacer, porque no es correcto. No es lo que hacen los amigos. Los amigos se apoyan y todas esas cosas que sabemos. – en el siguiente semáforo me miro.

- tenias razón, tu y jake tenían razón. – Aspiraba por la nariz y largaba el aire por la boca – te mueres por decirlo. Lo se - estaba segura que iba a largarlo en la próxima cuadra. Conté mentalmente hasta cinco. Uno, dos, tres...

- ¡TE LO DIJE! – Sin importar lo miserable que me sentía sonreí, tenia razón, me lo había dicho – eso pedazo de… señor no es lo suficiente maduro como para… no sabe lo que se pierde… y si me lo llego a cruzar…- no terminaba una frase que ya empezaba otra. Decidí dejar de escucharlo. Para cuando termino de hablar estábamos a unas cuadras de casa. Me apretó la rodilla una vez - ¿no quieres hablar de ello? – negué con la cabeza.

El resto del viaje lo hicimos sin hablar, y al llegar nos encontramos con una sorpresa inesperada.


*Fuhrer: Se llama así a los líderes, a los que tienen la ultima palabra en alemán

Denle una oportunidad :)

Lalu-